LA MANIFESTACIÓN DE MADRID Y ALGO MÁS


Sí, una ingente cantidad de manifestantes llenaban ayer las calles de Madrid: los más numerosos — convocados por DENAES y la Sociedad Civil— en torno a la plaza de Colón, y aledaños, defendiendo la unidad de España y otros, bastantes menos,  vestidos de blanco en torno a la Cibeles reclamando diálogo con los traidores secesionistas.

De la primera de las dos caben destacar muchos aspectos, entre los que yo destacaría: de una parte la inmensa afluencia de gente joven, ¡Por fin!, de otra la manifestación clara de exigir la unidad de España y finalmente el hartazgo con los mafiosos sediciosos y traidores de las instituciones catalanas.

De la segunda, la celebrada en torno a Cibeles, la constatación de cómo los lobos se visten de corderos para reclamar un diálogo con los traidores cuando lo que realmente desearían es el triunfo de la revolución en Cataluña, antesala del caos que les gustaría instalar en España camino de su anhelada República Bolivariana.

Y mientras España se vuelca en las calles —mañana más en Barcelona— el españolito de a pie, que se entusiasmó con las palabras de su Rey el otro día, continúa observando atónito como se proclama un golpe de Estado, como sus cabecillas siguen libres en la calle, y azuzando a las masas, y como estas siguen ocupando las calles ante la pasividad de la propia policía autonómica, ya claramente sediciosa.

Mucho se ha hablado de lo ocurrido el día 1 pasado en Barcelona más poco se dice que de lo ocurrido ese día aciago en el que se nos dijo que no habría referéndum, y siquiera siendo una chapuza enorme sí que lo hubo, habría que buscar la razón de lo ocurrido en el enorme error del Gobierno de no haber tenido los bemoles de aplicar la Ley de Seguridad Nacional y haber puesto a la Policía de la Generalidad bajo la dependencia directa del Ministerio del Interior. Poco se dice de que salvo lo relacionado con fronteras y algo más todas las competencias de seguridad ciudadana, tráfico y orden público siguen siendo a estas alturas responsabilidad de la policía autonómica y por tanto de la propia Generalidad. Es ciertamente asombroso que nos encontremos todavía con un Gobierno rebelde al que no se le priva de una fuerza armada considerable.

A ver, de haber estado la policía autonómica a las órdenes de una autoridad real el pasado día 1 de octubre no se hubieran producido los incidentes que se produjeron cuando fuerzas de la Guardia Civil y Policía Nacional intentaron evitar las votaciones en locales ya ocupados por una masa de gente bien controlada y manipulada. La imagen del coronel Pérez de los Cobos ninguneado por la jefatura de los Mozos ha sido lamentable y vergonzosa; claro que no cabía esperar otra cosa cuando la autoridad que se le confirió para cumplimentar las disposiciones judiciales era una autoridad de coordinación que es como decir nada. Hace falta ser ingenuo para pensar que la policía autonómica no iba a actuar como lo hizo.

Yo me figuro que en estos momentos nuestros servicios de información, tanto los del CNI como los de interior, deben de estar bastante enfadados con todo cuanto está pasando pues no me cabe en la cabeza el que no hayan advertido al Gobierno de lo que pasó y lo que pasará si no se desactiva a la Policía de la Generalidad; o esto o es que son unos perfectos inútiles algo que obviamente descarto; claro que después de ver todas las urnas en sus locales respectivos uno ya no sabe a qué atenerse.

Y mientras en la manifestación habida en la plaza de Colón se vitoreaba al Rey con mucha fuerza como valedor real del mantenimiento de la unidad nacional, y del orden constitucional, estamos ya a una semana del golpe de Estado sin que se atisben soluciones claras, más bien gran incertidumbre y temor a que de alguna manera el golpe acabe consolidándose; no parece en absoluto, de momento, que el Sr. Rajoy esté dispuesto a aplicar la Ley, esa que lleva diciéndonos años que se va a cumplir y que no se cumple por  ningún lado, y ponga en marcha el artículo 155 y la LSN. Aún se mantiene una cierta confianza general en que así será en el momento oportuno —así lo ha insinuado el Sr. Rajoy— más comoquiera que yo soy de los que  piensan que estamos donde estamos por una clara inacción de este Presidente durante cinco años las dudas me asaltan.

No me cabe en la cabeza que el final de esta crisis acabe en una especie de negociación pactada en la que en gran medida los traidores no acaben ante el juez y posteriormente en la cárcel y es que eso sería añadir a la lista a muchos traidores más al orden constitucional. Fue Julio César quien  transmitió aquello de: «decidle a Roma que tenga cuidado con las iras de sus legiones», frase que hoy desaparecidas las legiones podría transformarse en «decidle a Roma que tenga cuidado con la ira de un  pueblo español engañado».

HISPANISMO Y CUARTA TEORÍA POLÍTICA

Durante los pasados días 24 y 25 de febrero se celebró en San Lorenzo de El Escorial el Seminario de metapolítica: «Claves y visiones para una resistencia metapolítica en España».

Abrió las sesiones José Alsina Calvés, con la conferencia «Hispanismo y Cuarta Teoría Política», donde trazó una breve introducción sobre la naturaleza y puntos fundamentales de la Cuarta Teoría Política propuesta por el pensador y filósofo ruso Aleksandr Dugin, y sobre la idea del hispanismo y de la hispanidad como posibles vías de expresión genuinamente españolas para un discurso contrahegemónico propio y para la creación de un espacio geopolítico diferenciado.

Alsina explicó las bases filosóficas que Dugin ha empleado para articular un paradigma metapolítico que supere el liberalismo (1ª Teoría), el marxismo (2ª Teoría) y el nazifascismo (3ª Teoría), inspirándose para hacerlo, entre otras fuentes, en el Eurasianismo, la Nueva Derecha francesa (sin caer en la acerba acusación al cristianismo como matriz de la modernidad, caso de Alain de Benoist), o la obra del filósofo Martin Heidegger y la consideración del concepto del tiempo.

¡ESPAÑOLES, LA PATRIA ESTA EN PELIGRO!


Me escribe mi amigo catalán. De Barcelona, burgués: lo principal es la estabilidad económica y social. Es una cultura de grupo; que dirige al resto. Han mandado mucho y siguen haciéndolo a pesar de que a alguno últimamente se le ha visto el plumero, aunque sería más exacto decir que se le ha caído el plumero. El de 1812, liberal; ahora es burgo podrido. Se ven las intenciones. Ver cantar puño en alto «Els Segadors» era una victoria aldeana que daba miedo. Se reflejaba en sus caras. ¿Era un acto patriótico?

Mi amigo de Barcelona me dice que él, burgués de plumero, es español, no independentista, pero que muchos españoles no entienden a Cataluña y cuando esta incomprensión aparece generalmente se recibe vía ofensa. ¡Ojo!, me dice: Sepamos defender la unidad de España sin ofender a todos los catalanes. Intento comprenderle. No sé muy bien dónde está la ofensa. El carácter militar se ha forjado en que nadie espere ser preferido por la nobleza que hereda sino por la que él adquiere. Porque aquí a la sangre excede el lugar que uno se hace y sin mirar cómo nace, se mira cómo procede.

—General, no creo que sea muy acertado defender la unidad preferentemente vía patriotismo, porque en demasía está por conseguir… Está claro amigo. El patriotismo está en peligro porque la unidad nunca se podrá construir a base de las diferencias, insolidaridad y mezquinas soberbias. ¿En qué somos diferentes? ¿Mejores o peores? ¿Quiénes? ¡Espejito, espejito…! No es bueno preguntarle cada mañana al espejito mágico. Tratan de hacernos creer que España surgió anteayer; con las Cortes de Cádiz. La nación es previa a cualquier Constitución. Introdujeron la trampa: nacionalidades. Luego repasaron la historia: memoria histórica. También la nación de naciones. Por último cerramos el ciclo recurriendo a los sentimientos: el patriotismo es el sentimiento que se traduce en el interés de una clase que utiliza sensibilidades ajenas.

Un día se gestó allí el golpe de timón. ¡Tranquilo Jordi, tranquilo! Pero Jordi sabía los pasos que había que dar. Lo primero era la maniobra logística. Tener las espaldas cubiertas. Los garbanzos, que se decía antes. El dinero lo puede todo. Hasta comprarte una patria. Detrás de cualquier revolución hay un interés económico. De grupo. Los autores intelectuales están al descubierto. Por eso aceleran sus planes. Ven la cárcel cerca. El siguiente paso es peligroso. Les queda la violencia. Las milicias están preparadas. Las reservas esperan su momento, con agresividad. La orden correrá de boca en boca. Aparentarán ser muchos. Los responsables intelectuales son especialistas en ríos revueltos. Ellos, desde el burgo, lo verán en la tele. Esperan los resultados y en cualquier momento pueden cambiar su apuesta. Su estabilidad económica y social prima. Siempre desde su cómoda postura les quedará el cobarde recurso de recordar a los intelectuales: ‹‹No era eso, no era eso››. La demostración de fuerza está preparada. Deseo que lleguemos a tiempo antes de que haya que gritar: ¡Españoles la Patria está en peligro! Llegamos tarde porque las heridas sangran odio por doquier. No supimos o no quisimos. Ya no hay tiempo. Mi amigo insiste. La patria… La Patria está en peligro y no puedo decirle: Tranquilo Jordi, tranquilo.

TRUMP RETOMA LA LUCHA CONTRA EL ESTABLISHMENT ESTADOUNIDENSE...

Desde finales de julio, el presidente de Estados Unidos ha estado dando la impresión de ser un bravucón que pone la paz mundial en peligro con sus declaraciones imprudentes. Este artículo muestra que, mientras hace esas intervenciones perentorias, Donald Trump, mantiene discretamente sus objetivos en materia de política exterior, a pesar de la oposición casi unánime del Congreso. Según el autor, Trump recurre a lo que hoy se designa como un «un recurso de comunicación»... lo que antes se llamaba un «doble juego». En todo caso, el presidente está tratando de hacer que sus amigos logren el control del Partido Republicano, lo cual le permitiría ser más racional en materia de comunicación y concretar más rápidamente su política anti-establishement.

Donald Trump concibió la idea de subir a la escena política a raíz de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, cuya versión oficial pone en tela de juicio. Sólo después de conocer a Steve Bannon, Trump decide participar en la carrera por la presidencia. Lo puso a la cabeza de su equipo de campaña y, después de ganar la elección, lo convirtió en su consejero especial. Los miembros del Congreso obligaron a Trump a sacarlo de la Casa Blanca, pero el presidente sigue apoyándolo por debajo de la mesa para hacerse del control del Partido Republicano. El objetivo de Trump y Bannon es convertir Estados Unidos en una República.


Trump ante el establishment

La crisis que enfrenta a Donald Trump con la clase dirigente estadounidense ha seguido agravándose a lo largo de los últimos 3 meses. Traicionando sin escrúpulos al presidente que antes respaldó como candidato, el Partido Republicano ha hecho alianza con su adversario —el Partido Demócrata— en contra de la Casa Blanca. Esas dos formaciones políticas adoptaron en el Congreso, el 27 y el 28 de julio, la «Ley de Actuación Contra los Adversarios de América A Través de Sanciones» (Countering America’s Adversaries Through Sanctions Act). Se trataba, ni más ni menos, que de despojar al presidente de sus prerrogativas en materia de política exterior.

En este artículo no tomaremos posición en ese conflicto. Lo que haremos será analizarlo para comprender las contradicciones permanentes entre las declaraciones y los actos así como las incoherencias de la política exterior de Estados Unidos.

Barack Obama gozaba del respaldo de su administración y por tanto utilizaba su comunicación para lograr que el pueblo de Estados Unidos y el mundo admitieran sus decisiones. Así desarrolló el arsenal nuclear mientras afirmaba que iba a desmantelarlo. Así incendió y ensangrentó el Medio Oriente ampliado después de anunciar un reset con el mundo musulmán, etc.

Donald Trump, por el contrario, está tratando de recuperar las instituciones de su país de manos de la clase dirigente para ponerlas al servicio del pueblo. Y para ello hace declaraciones en las que parece cambiar de opinión constantemente, sembrando así la confusión. Distrae a sus adversarios con sus gestos desordenados mientras que él prosigue pacientemente su política fuera de sus miradas.

Aunque ya lo hemos olvidado, en el momento de su llegada a la Casa Blanca, Donald Trump expresó posiciones que contradecían algunos de sus discursos electorales. Se le acusaba, entonces, de apartarse sistemáticamente de la política de su predecesor y de ser, en la práctica, demasiado favorable a Corea del Norte, Irán, Rusia y Venezuela.

Los comentaristas lo acusaban en aquel momento de ser incapaz de recurrir al uso de la fuerza y, en definitiva, de ser un aislacionista por debilidad, interpretación que abandonaron el 7 de abril, a raíz del bombardeo estadounidense contra la base siria de Shayrat con 59 misiles Tomahawk. Volviendo posteriormente a la carga, los mismos comentaristas volvieron a acusarlo de debilidad, pero ya para entonces lo hacían poniendo de relieve un relativismo moral que supuestamente impedía a Trump percibir lo peligrosos que eran los enemigos de Estados Unidos.

En el momento del voto casi unánime del Congreso en su contra, pareció que el presidente estaba derrotado. Se separó abruptamente de su consejero especial Steve Bannon y, en lo que pareció una reconciliación con el establishment, arremetió sucesivamente contra Corea del Norte, Venezuela, Rusia e Irán.

El 8 de agosto lanzó una diatriba contra Pionyang, anunciando que las «amenazas» norcoreanas se verían frente al «fuego, el furor y la fuerza como nunca los había visto el mundo». Aquello desencadenó entre ambas partes una escalada verbal que hacía pensar en la inminencia de una guerra nuclear, al extremo que los japoneses bajaron a desempolvar los refugios antiatómicos y algunos habitantes de Guam, posesión estadounidense, prefirieron abandonar la isla.

El 11 de agosto, el presidente Trump declaró que no excluía la posibilidad de recurrir a «la opción militar» ante la «dictadura» del presidente venezolano Nicolás Maduro. Caracas respondió con la publicación en el New York Times de una página publicitaria completa donde lo acusaba de estar preparando un cambio de régimen en Venezuela, conforme al esquema de golpe de Estado utilizado en Chile contra Salvador Allende, y solicitaba la solidaridad del pueblo estadounidense frente a la política golpista.

El 31 de agosto, el Departamento de Estado inició una crisis diplomática con Rusia al ordenar el cierre de numerosos locales de la misión diplomática rusa en Estados Unidos y el recorte de la cantidad de diplomáticos rusos en suelo estadounidense. Aplicando el principio de reciprocidad, el ministerio ruso de Relaciones Exteriores cerró locales de la misión estadounidense en Rusia y redujo igualmente el personal diplomático estadounidense en su país.

El 13 de octubre, Donald Trump pronunció un discurso donde acusaba a Irán de ser el financista mundial del terrorismo y cuestionaba el acuerdo sobre el programa nuclear iraní que había negociado su predecesor, Barack Obama. Antes de ese discurso, el Departamento de Estado había emitido toda una serie de acusaciones del mismo corte contra el Jezbolá.

Para los comentaristas, Donald Trump está ¡por fin! siguiendo el camino correcto… pero va demasiado lejos y lo hace mal. Otros lo consideran simplemente como un enfermo mental y otros más dicen abrigar la esperanza de que esté aplicando la estrategia del «perro loco», como hizo Richard Nixon, consistente en asustar al enemigo haciéndole creer que uno es capaz de todo.

Pero, en la práctica, nada ha cambiado. Ni ante Corea del Norte, ni ante Venezuela, ni ante Rusia. Y tampoco en relación con Irán. Por el contrario, sigue adelante —en la medida de lo posible— la política de Trump contra la creación de Estados yijadistas. Los países del Golfo han abandonado la política de apoyo al Emirato Islámico (Daesh), que ha sido derrotado en Mosul y Raqqa. El yijadismo está descendiendo nuevamente a la categoría de sub-estado. Todo transcurre como si el presidente no hubiese hecho otra cosa que «hacer teatro» y ganar tiempo.

Bannon, el as en la manga

Del 13 al 15 de octubre tuvo lugar el Values Voter Summit, en el Omni Shoreham Hotel de Washington. Un grupo de asociaciones de familias cristianas que la prensa dominante califica de racistas y homófobas organiza cada año esa conferencia. Esta vez numerosos oradores hicieron uso de la palabra, después del presidente de Estados Unidos, ante una audiencia eminentemente anti-establishment y Steve Bannon figuraba en el programa —a pedido del presidente Trump— a pesar de las protestas de algunos organizadores efectivamente homófobos que le guardan rencor a Bannon por haber popularizado al conferencista Milo Yiannopoulos, un joven homosexual que lucha contra la manipulación de los gays por parte de los demócratas.

Al hacer uso de la palabra, el ex-consejero especial de la Casa Blanca arremetió de lleno contra los intereses de los multimillonarios de la globalización. Bannon, a pesar de que se le describe como un individuo de extrema derecha, milita a favor de que se le cobre a los súper-ricos un impuesto sobre el 44% de sus ingresos.

Bannon fustigó duramente a las élites, simultáneamente «corruptas e incompetentes», representadas por Hillary Clinton; gente que —subrayó Bannon— ha encontrado un interés personal en la destrucción de empleos en suelo estadounidense y en el traslado de esos puestos de trabajo hacia China. Bannon acusó a esas élites de tratar de destruir al presidente Trump, así como a su familia y amigos. Cuestionó al senador Bob Corker, por haberse burlado del comandante en jefe afirmando que es incapaz de dirigir el país sin provocar una 3GM, y al líder de la mayoría senatorial, Mitch McConnell, por organizar el sabotaje contra Trump. Bannon recordó además su visión del nacionalismo económico al servicio de la República estadounidense, igualitaria independientemente de la raza, la religión y la preferencia sexual de cada cual. Y concluyó diciendo que ya que el Partido Republicano ha declarado la guerra al pueblo estadounidense, este último le hará la guerra.

Los amigos de Bannon se pronunciaron de inmediato contra los caciques del Partido Republicano para arrebatarles las investiduras partidistas en todas las elecciones locales. Por ser esta una situación inédita, nadie sabe si lograrán alcanzar ese objetivo, pero es evidente que el éxito de Bannon en esta conferencia es para ellos un buen augurio.


El doble juego de la Casa Blanca

En una reunión del gabinete, el presidente Trump dijo entender la frustración de su ex-consejero especial porque «el Congreso no está haciendo su trabajo», a pesar de que los republicanos son mayoritarios. Y después fue a exhibirse junto al senador McConnell asegurando que calmará a Bannon… sobre algunas cosas.

O sea, el presidente sigue con sus declaraciones extravagantes, para contentar al Congreso, mientras que utiliza a su ex-consejero para deshacerse de los dirigentes del Partido Republicano.

Estamos siendo testigos de una lucha que ya no es de carácter político sino cultural. En ella se enfrentan el pensamiento puritano y las ideas de la República: o sea, del Bien Común.

Visto desde el exterior, nosotros constatamos que tras sus declaraciones extremas, Donald Trump prosigue discretamente su accionar contra Daesh. Cerró el flujo de fondos al Emirato Islámico y favoreció la recuperación de las ciudades que ese grupo yijadista consideraba como sus capitales. Convirtió la OTAN en una organización anti-yijadista. No podemos saber, por el momento, si continuará, después de la destrucción de Daesh, la lucha contra los demás grupos yijadistas ni cómo reaccionará ante las iniciativas del Pentágono tendientes a acabar con las estructuras de los Estados del noroeste de Latinoamérica y del sudeste asiático. Queda mucho camino por recorrer antes de lograr convertir el imperio decante en una República.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article198475.html

Manifestación «nazi» en Kiev


Los partidos políticos ucranianos nostálgicos del nazismo organizaron en Kiev una marcha de las antorchas, el 14 de octubre de 2017, por el aniversario de la muerte de Stepán Bandera, el fundador de la organización de los nacionalistas ucranianos (la tristemente célebre OUN).

Después de la 2GM, Stepán Bandera se convirtió en miembro de las redes stay behind de la OTAN —también denominadas como Gladio— y acabó siendo eliminado en Munich por los servicios secretos soviéticos, hace 58 años.

Entre 10.000 y 12.000 personas participaron en el desfile, encabezado por Oleg Tiagnibok, fundador del partido nazi Svoboda) y socio del Departamento de Estado de Estados Unidos en el derrocamiento de Viktor Yanukovich.

Los nazis ucranianos actuales son fundamentalmente partidarios de la OTAN y anti-rusos y sirven de vivero de paramilitares al actual presidente ucraniano Porochenko y la embajada de Estados Unidos, que los utilizan para combatir a los independentistas de la región de Donbass, pero aún se mantienen fuera de las instituciones públicas.

Oleg Tiagnibok (a la izquierda) posa junto a la subsecretaria de Estado estadounidense Victoria Nuland (ex-asistente de Hillary Clinton) durante el golpe de Estado del «Euromaidán».

El Líbano podría volver a tener... presupuesto


El parlamento libanés abrió este lunes 17 de octubre de 2017 su primer debate presupuestario desde 2005, o sea después de 12 años sin presupuesto, desde la victoria de la Alianza del 14 de Marzo.

Desde entonces, los gobiernos sucesivos han saqueado el Tesoro público sin rendir cuentas a nadie y el Líbano es actualmente el único «Estado» del mundo que no tiene presupuesto.

El parlamento libanés podría suspender el artículo 87 de la Constitución que instaura la imposibilidad de adoptar un presupuesto sin haber cerrado el anterior (o los anteriores). Eso permitiría votar un nuevo presupuesto… renunciando a aclarar dónde fueron a parar los miles de millones de dólares que faltan ahora en el Tesoro público.

¿HAY QUE TOMAR EN SERIO LA POLÍTICA DE ESTADOS UNIDOS CONTRA IRÁN?

El Departamento de Estado y el presidente Trump han proferido contra Jezbolá e Irán una serie de imprecaciones que hacen temer una ruptura del acuerdo 5+1. Pero Thierry Meyssan estima que, si bien es posible lo peor, es mucho más probable que Washington esté montando una falsa disputa para manipular más fácilmente a sus aliados israelíes y sauditas.

© Mohamed Sabra

Antes del discurso del presidente de Estados Unidos sobre Irán, el Departamento de Estado sostuvo en un encuentro con la prensa que Jezbolá exporta el terrorismo a través del mundo por cuenta de Teherán. Uniendo la palabra a la acción, el Departamento de Estado anunció una recompensa por el arresto de dos comandantes de Jezbolá. Pero, ¡oh sorpresa!, no dijo ni una palabra de las victorias de Jezbolá sobre los yijadistas, ni de los 800 millones de dólares que el Guía de la Revolución iraní, Alí Jamenei, acaba de ofrecer a la resistencia libanesa.

Posteriormente, al hacer uso de la palabra, el presidente Donald Trump insultó profusamente el legado del imán Ruhollah Jomeini así como a los Guardianes de la Revolución y al Guía. Trump se hizo además eco de todo tipo de viejas acusaciones, de las que incluso ya había sido exonerado Jezbolá desde hace tiempo, y sentó las bases para acusarlo de estimular el resurgimiento de al-Qaeda.

Antes de que el presidente terminara su intervención, el precio del petróleo había subido en 85 centimos el barril ya que el mercado apostó a un cese de las inversiones petroleras iraníes. Durante las siguientes horas, todos los países occidentales y Rusia dijeron deplorar la agresividad de Donald Trump, mientras que Israel y Arabia Saudita la aplaudían.

Sin embargo, las únicas decisiones que anunciaron el presidente Trump y el Departamento de Estado fueron la recompensa mencionada anteriormente y la «decertificación» del acuerdo 5+1 ante el Congreso de Estados Unidos: esta última no es una decisión vinculada a las relaciones internacionales sino solamente un tema de política interna estadounidense.

Pero el acuerdo del 14 de julio de 2015 fue adoptado por el Consejo de Seguridad de la ONU y sólo ese órgano internacional puede echarlo abajo. Por supuesto, todos los diplomáticos saben que tras ese acuerdo multilateral, Estados Unidos e Irán adoptaron un protocolo bilateral secreto que determina sus papeles respectivos en el Medio Oriente ampliado. En el momento en que escribo estas líneas, nadie puede decir si el presidente Trump ha cuestionado o no ese protocolo. Por consiguiente, todas las reacciones ante su discurso del 13 de octubre y ante los anuncios del Departamento de Estado son puro teatro.

Las clases dirigentes de Estados Unidos e Irán se han apasionado siempre sobre el tema de las relaciones mutuas. Ya en el momento de la Revolución iraní de 1979, la administración Carter estaba tan profundamente dividida que el secretario de Estado Cyrus Vance y el consejero de seguridad nacional Zbigniew Brzezinski se enfrentaron entre sí y amenazaron —los dos— con dimitir si el presidente no seguía su consejo. Finalmente se impuso la opinión de Brzezinski, quien tuvo que disfrazar de toma de «rehenes» lo que en realidad fue la detención de los espías que trabajaban en la embajada de Estados Unidos en Teherán y se ridiculizó con el fracaso de su intento de liberarlos. A partir de aquel incidente, las relaciones de Washington con Teherán siempre han sido una sucesión de mentiras mediáticas sin relación con la realidad.

Desde el punto de vista iraní, el Reino Unido y Estados Unidos son depredadores y mentirosos que colonizaron y explotaron Irán y que hoy siguen aplastando a otros Estados que aún no se han rebelado. Es por eso que los iraníes acostumbran a designar al Reino Unido como el «Satán pequeño» y a Estados Unidos como el «Gran Satán». Según el ayatolá Alí Jamenei, cada hombre digno de serlo tiene el deber de luchar contra las perversas maniobras de esos dos países. Por otro lado, no todo es obligatoriamente malo entre los anglosajones y no hay razones para dejar de hacer negocios con ellos.

Durante la administración de Bush hijo, el vicepresidente Dick Cheney estuvo todo el tiempo conspirando con Londres y Tel Aviv para atacar a Teherán. Creó para ello el secretísimo Iran Syria Policy and Operations Group (Grupo de Política y Operaciones en Irán y Siria), alrededor de su hija Liz Cheney, y de un hombre experimentado en materia de operaciones secretas: Elliott Abrams. Y se planteó sucesivamente la posibilidad de bombardear Irán con armas nucleares y de respaldar un ataque aéreo israelí contra ese país desde aeropuertos alquilados a Georgia. Pero sucedió exactamente lo contrario: el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad y el jefe del estado mayor conjunto estadounidense, el almirante Mike Mullen, se reunieron en secreto el 2 de marzo de 2008, en Bagdad. Al derrocar a los talibanes afganos y al presidente iraquí Sadam Husein, Estados Unidos eliminó a los enemigos de Irán y favoreció la influencia regional de ese país.

Bajo la administración Obama, la Casa Blanca trató de derrocar al presidente Ahmadineyad organizando la revolución de color de 2009. Tratando de sacar enseñanzas de fracasos anteriores, se puso en contacto con los opositores reunidos alrededor del ex-presidente iraní Hashemí Rafsanyaní. En 1983-1986, cuando el Consejo de Seguridad Nacional organizó la operación Irán-Contras, el coronel Oliver North y el sempiterno Elliott Abrams habían recurrido a un diputado iraní, el jeque Hasán Rouhaní, quien los puso en contacto con el hodjatoleslam Rafsanyaní. Fue precisamente con estos personajes iraníes que la administración Obama comenzó a conversar, en Omán, en marzo de 2013. Y gracias a una pirueta política, el candidato respaldado por el presidente Ahmadinejad no fue autorizado a presentarse a la elección presidencial que el jeque Rouhaní ganó 5 meses más tarde. Desde su llegada a la presidencia, Rouhaní comenzó a negociar oficialmente el acuerdo 5+1, que él mismo había concebido durante las negociaciones secretas en Omán.

Donald Trump, por su parte, mantuvo un discurso violentamente anti-iraní a lo largo de su campaña electoral. Su primer consejero de seguridad nacional, el general Michael Flynn, mantenía una posición similar. A pesar de ello, desde su llegada a la Casa Blanca, en enero de 2017, Trump ha ido eliminando uno a uno todos sus consejeros anti-iraníes: con excepción de Mike Pompeo, el actual director de la CIA. Por el contrario, sus 3 principales colaboradores —su director de gabinete, general John Kelly; el secretario de Defensa, general James Mattis; y el secretario de Estado, Rex Tillerson— son pro-iraníes.

Resulta por cierto interesante observar que, en el momento de la nominación del secretario de Estado, la prensa favorable a Obama anunciaba como una certeza que el puesto quedaría en manos de… Elliott Abrams. El presidente tuvo un largo encuentro con él, lo interrogó sobre sus relaciones con el jeque Rouhaní, lo acompañó hasta la puerta… y nombró a Tillerson.

Pudiera ser que el presidente Trump echara abajo el acuerdo irano-estadounidense en una jugada irreflexiva y, lo que sería mucho más grave, que arremetiera contra los Guardianes de la Revolución. Pero es mucho más probable que, una vez más, todo sea una comedia para apaciguar a sus aliados israelíes y sauditas. No podemos olvidar que Donald Trump no es un profesional de la política sino un promotor inmobiliario y que actúa como tal. Trump cosechó su éxito profesional sembrando el pánico con declaraciones excesivas y observando las reacciones que esas declaraciones provocaban entre sus adversarios y socios.

Para saber cuál de esas dos hipótesis es la correcta, tendremos que esperar por las sanciones contra los Guardianes de la Revolución. Veremos entonces si son realmente serias o si no van más allá de la manera de actuar que caracteriza a Trump y de la farsa tradicional de Estados Unidos frente a Irán.

LA ESTRATEGIA MILITAR DE LA NUEVA TURQUÍA

El ejército turco ha concebido una estrategia militar similar a las muñecas rusas. Las operaciones militares que acaba de iniciar tienen como objetivo oficial luchar contra los yijadistas. Pero su verdadero fin es impedir la creación de nuevos Estados: Rojava y el Kurdistán. Tras esas operaciones se esconde la posible realización del Juramento Nacional de 1920: la conquista del noreste de Grecia, de todo Chipre, del norte de Siria y del norte de Iraq en aplicación del irredentismo públicamente reivindicado por el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan.

Rompiendo con la doctrina Davutoğlu de «cero problema con los vecinos», ya abandonada de hecho —lo cual lo llevó a revocar a Davutoğlu como primer ministro—, el presidente Erdoğan definió los nuevos objetivos de su país en un discurso pronunciado, el 15 de octubre de 2016, en la universidad que lleva su nombre.

La operación del 8 de octubre de 2017
Como resultado de un acuerdo entre Rusia y Turquía, concluido durante las últimas negociaciones de Astaná, el ejército turco penetró en la gobernación de Idlib, violando la soberanía de Siria, para combatir allí a los yijadistas.

El ejército turco estima que hay diferencias entre:
—los sirios turcomanos que Turquía reagrupó bajo la bandera del antiguo Ejército Sirio Libre, a los que ahora pretende utilizar como fuerza de apoyo en la región,
—los yijadistas que aceptan continuar su lucha en el sudeste asiático y tendrían que ser trasladados a esa parte del mundo por los servicios secretos turcos (MIT),
—todas las demás fuerzas, que tendrían que ser eliminadas.

El ejército turco ya ocupa, por otra parte, la localidad siria de al-Bab, también en flagrante violación de la soberanía siria.

La presencia turca en Idlib bloquea el acceso de Rojava al Mediterráneo. Su presencia en al-Bab le posibilita partir rápidamente Rojava en dos y aplastar ese seudo Estado kurdo.

La operación conjunta del 12 de octubre de 2017
Turquía, Irán e Iraq han acordado ahogar la pretensión de independencia del seudo Kurdistán. El clan Barzani e Israel han ido ganando terreno gracias a los conflictos y la guerra. En 15 años, el territorio que los Barzani e Israel administran bajo la denominación de «Kurdistán iraquí», quintuplicó su extensión en detrimento de las poblaciones autóctonas, árabes y cristianas. El 25 de septiembre de 2017, el clan Barzani e Israel organizaron un referéndum de independencia. Como resultado de un escrutinio ampliamente «amañado», sobre todo en las zonas cristianas, el «sí» se impuso con el 92% de los votos. En medio de una fiesta popular, la familia Barzani, agitando banderas kurdas e israelíes, anunció que el proceso hacia la independencia era irreversible. La revista Kurds-Israel reveló que Tel Aviv y el clan Barzani, que gobierna en Erbil, pactaron el traslado de 200.000 ciudadanos israelíes al «Kurdistán» en cuanto se proclame la independencia. El ejército israelí pretende instalar rápidamente allí misiles que amenazarían simultáneamente Siria e Irán.

El oleoducto que conecta el seudo-Kurdistán con el puerto turco de Ceyhan será cerrado por el operador estatal turco BOTAS, propietario del mismo, lo cual cortará los ingresos que los Barzani obtienen del petróleo. La compañía francesa Total es actualmente el principal socio del clan Barzani en la explotación del petróleo kurdo, que se vende en la Unión Europea, Ucrania e Israel, cubriendo casi todo el consumo de esos 3 clientes.

Turquía e Irán cerrarán sus cielos al tráfico aéreo desde y hacia el seudo-Kurdistán. Debido a la guerra, el espacio aéreo sirio no es utilizable para la mayoría de los vuelos civiles. Los vuelos desde y hacia Erbil, capital del Kurdistán iraquí, tendrán que pasar obligatoriamente por… Bagdad.

Todos los puestos fronterizos entre Turquía e Irán, por un lado, y el seudo-Kurdistán del otro se cerrarán, cortando así los ingresos aduanales del posible nuevo Estado. Para mantener los intercambios comerciales entre Turquía e Iraq, se abrirá una nueva vía a lo largo de la frontera de Iraq con Siria, lo cual permitirá conectar Ankara con Bagdad. El ejército iraquí desplegará 13.000 hombres para garantizar la seguridad de esa ruta, a lo largo de la cual se iniciará de inmediato la construcción de un nuevo oleoducto.

Esa ruta cortará la comunicación entre el seudo Kurdistán y Rojava.

El ejército turco ya ocupa Bachiqa, en el seudo Kurdistán, desde 2015, en violación de la soberanía de Iraq.

A la familia Barzani se le enviará un ultimátum intimándola a renunciar a la independencia, el 1º de noviembre a más tardar. En caso de respuesta negativa, el ejército turco ya está preparándose para entrar en guerra contra el seudo Kurdistán. Las tropas turcas atraparían Erbil en una tenaza, simultáneamente desde la frontera turca y desde la nueva ruta protegida por el ejército iraquí.

En 1920, el fundador de la República de Turquía, Mustafá Kemal Atatürk, redacta el Juramento Nacional con el que se opone a los vencedores de la 1GM y reivindica la anexión de nuevos territorios poblados por mayorías o minorías musulmanas.

Los objetivos de la Nueva Turquía
Tres meses después del intento de asesinato y el fallido golpe de Estado de julio de 2016, el presidente Recep Tayyip Erdoğan pronunciaba un discurso en la inauguración de la universidad que lleva su nombre (RTEU).

Erdoğan hacía en ese discurso un esbozo de las ambiciones de la República de Turquía, desde su creación, y de las ambiciones de su nuevo régimen. Haciendo explícitamente referencia al «Juramento Nacional» (Misak-ı Millî) que el Parlamento Otomano aprobó el 12 de febrero de 1920, Erdoğan justificaba su irredentismo. Ese juramento, que marca el paso del Imperio Otomano a la República Turca, reclama los territorios del noreste de Grecia (Tracia occidental y el archipiélago del Dodecaneso), todo Chipre, el norte de Siria (incluyendo Idlib, Alepo y Hasaka) y el norte de Iraq (incluyendo Mosul).

Lo único que Francia concedió a Turquía, en 1939, fue Hatay (Siria). París quería con ello que Ankara le quitara de encima el problema de los cristianos ortodoxos, cuyo patriarcado tiene su sede en Antioquía.

Después de haber enumerado uno a uno todos esos territorios, el presidente Erdoğan también los reivindicó.

El presidente turco Recep Tayyip Erdoğan es el único jefe de Estado de un país desarrollado que cuestiona el orden internacional y que reclama públicamente nuevos territorios, incluso por la fuerza.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article198353.html

¿Apretará Estados Unidos el botón nuclear?

En este artículo, Dimitris Konstantakopoulos pasa revista a una serie de informaciones muy importantes sobre la crisis entre Estados Unidos y Corea del Norte. El autor las interpreta en función de su propia posición, favorable al presidente Obama y hostil a su sucesor Donald Trump. Aunque no compartimos su análisis sobre la sociedad estadounidense y la vida política en Estados Unidos, sí estamos de acuerdo en que existe un grupo belicista favorable a un conflicto nuclear en la península de Corea. Publicamos este punto de vista porque nos parece muy útil en el actual debate.


Durante los últimos días no hemos oído las horribles amenazas habituales y sin precedente contra Corea del Norte.

¿Será que nos dirigimos hacia alguna forma de apaciguamiento de las tensiones? ¿O es la calma que precede a la tempestad?

Este martes 10 de octubre, día de fiesta nacional en Corea del Norte, ese país celebra el aniversario de la fundación del Partido del Trabajo, actualmente en el poder.

No podemos saber cómo planean celebrar este día los dirigentes norcoreanos. Habida cuenta de que el régimen necesita mantener y fortalecer la moral de toda una nación ante una amenaza directa de exterminio proveniente del jefe de Estado más poderoso del planeta y teniendo también en cuenta el uso que se hace de los símbolos en el Oriente, no podemos excluir la posibilidad de que Corea del Norte haga una nueva e impresionante demostración de sus capacidades nucleares y/o de sus misiles.

Tampoco podemos saber con certeza lo que hará la otra parte Estados Unidos para responder a tal acción. Pero también hay gente que goza de influencia sobre el entorno de Trump y que tiene intenciones de efectuar un ataque nuclear contra Corea y esa gente podría ver una nueva demostración (norcoreana) de poderío como una oportunidad para hacerlo.


División en el seno del gobierno estadounidense

Usted dirá que lo que acabamos de mencionar son sólo especulaciones e hipótesis. Cierto. Pero ahora tenemos algunos hechos que parecen indicar la existencia, en la Casa Blanca y en el gobierno, de un grupo que busca conscientemente la guerra —una guerra que sólo puede ser nuclear— con Corea del Norte.

1. Mientras se encontraba en China, el secretario de Estado Tillerson declaró que había un diálogo en marcha con Corea del Norte. Según algunos analistas, se hizo esa declaración porque efectivamente había un diálogo, pero las continuas declaraciones de Trump socavaron la credibilidad de quienes supuestamente hablan en nombre del gobierno de Estados Unidos. Tillerson habló entonces de las conversaciones para garantizar a los norcoreanos que quienes conversan con ellos lo hacen verdaderamente a nombre de Washington.

2. Interfiriendo de manera malsana, el presidente de Estados Unidos ridiculizó en Twitter a su secretario de Estado diciéndole que se ahorrara las conversaciones porque no conducían a ninguna parte. ¿Y quién va a tomar en serio al jefe de una diplomacia desautorizado por su propio presidente? La Casa Blanca, a través de su vocero, confirma poco después que el presidente ya no quiere más diálogo con Corea por el momento. ¿Por qué actúa Trump de esa manera o por qué lo hacen actuar así las fuerzas que lo controlan y lo manipulan si no es para torpedear todo esfuerzo de distensión pacífica y para hacer que el camino de la guerra sea «el único posible»?

3. Al regresar a Washington, Tillerson se prepara para dimitir. Finalmente, lo convencen —según dicen, quien lo convence es el vicepresidente Pence— de que no renuncie y da una conferencia de prensa para anunciar que se mantiene en el cargo y que apoya al presidente.

4. El secretario de Defensa Mattis, a quien también llaman «Mad Dog», se ha destacado hasta ahora en lo que parece una especie de competencia con su presidente en la formulación de amenazas de genocidio contra Corea. Pero ahora aparece y declara que apoya una solución a través del diálogo y que respalda a Tillerson. Es evidente que sus declaraciones no estaban dirigidas a Corea del Norte sino al «Partido de la Guerra», en la Casa Blanca o cercano a ella.

5. El ex «General» de Trump, ideólogo de la derecha nacionalista, Steve Bannon, al salir del equipo de la presidencia y en controversia con el yerno del presidente, Jared Kushner, dijo que no tiene sentido ninguna solución militar sobre Corea porque Pionyang ya tiene los medios necesarios para responder. Es evidente que Bannon no habría hecho esa declaración si el tema no estuviese en discusión en el seno del restringido equipo en el poder.

6. La CIA organiza un… seminario público sobre Corea, donde explica que el líder norcoreano no está loco, al contrario de lo que dice el presidente.

Todo eso tiene una sola explicación. Existe un centro de poder, con gran influencia sobre el presidente de Estados Unidos, que está planeando una guerra nuclear. Y parece que el Pentágono, el Departamento de Estado y la CIA, se oponen a ello.

Dicho sea de paso, si todo eso hubiese sucedido en el periodo anterior al Totalitarismo, esas cosas estarían en los titulares de todos los periódicos en el mundo entero. Pero, si usted mira las ediciones dominicales de hoy, podrá comprobar que no escriben absolutamente nada. Ahora, la información de todo el planeta parece depender de un grupo muy restringido que tiene la capacidad de determinar cuándo y cómo se habla de Grecia y cuándo hay que olvidarla, o cuándo hablaremos de España y cuándo la olvidaremos, cuándo y cómo hablaremos de Venezuela, etc.

La humanidad entera habla hoy —y no es sorprendente— de la violencia que sufrieron los catalanes. Pero nadie sabe que el pasado verano, en uno de los peores crímenes de guerra en toda la historia de la humanidad, un porcentaje considerable de la población de Mosul —la segunda ciudad más poblada de Iraq— fue sepultado vivo bajo las ruinas de esa ciudad.

En la era de internet, con televisiones que transmiten vía satélite y todo lo que se pueda imaginar, la ignorancia comienza a alcanzar niveles dignos de la Edad Media, creando las bases del embrutecimiento de toda la humanidad, antes de que le suceda lo que tiene que suceder.

Guerras por error y guerras intencionales

El diario chino Global Times que pertenece al Diario del Pueblo, voz oficial del Partido Comunista en el poder, publicó el 10 de agosto un editorial explicando cómo la crisis coreana pudiera llegar a exigir de las partes más capacidades de las que poseen, lo cual puede desembocar en una catástrofe.

Lo que el artículo no tenía en cuenta era la posibilidad de que exista en el campo occidental un “Alcibíades” que trata de crear condiciones que hagan inevitable una guerra nuclear. Al analizar la guerra del Peloponeso, el historiador ateniense Tucídides cuenta cómo tomaron los atenienses la desastrosa decisión de emprender la campaña de Sicilia.

La proposición de organizar una campaña en Sicilia vino del ambicioso general Alcibíades y sus amigos. La mayoría de los venerables generales atenienses y de los políticos más respetados estaba en contra. Cuando comenzó la asamblea que tomaría la decisión final, Alcibíades estaba en minoría. Pero era una minoría muy decidida, de las que acababan escribiendo la Historia, desde Alejandro Magno hasta Lenin. Los otros eran más, pero menos decididos y no se opusieron directamente a los planes de Alcibíades, sino que se quejaron por la gran cantidad de navíos y hombres que se requerían y la cantidad de dinero que exigiría aquella expedición. A fin de cuentas, los atenienses, cansados de sus quejas y su táctica de bloqueo del debate, acabaron decidiendo poner a disposición de los generales los hombres, los navíos y el dinero que creían necesarios. Los atenienses iniciaron la campaña de Sicilia y aquella campaña puso fin a la gloria de Atenas.

El “Alcibíades” moderno se esconde y debe permanecer en la sombra. Representa a una minoría muy pequeña. Sus ideas son tan peligrosas y repulsivas que es imposible mostrarlas como programa político. Está por tanto obligado a recurrir sistemáticamente a mentiras, engaños y conspiraciones. Tiene que crear una confusión enorme y ya lo hizo para provocar una docena de guerras devastadoras en Medio Oriente y África. Es muy probable que sea él quien ha orquestado todo este «Trump super-show» y convencido a mucha gente en Estados Unidos y en el extranjero de que este payaso puede ser un «combatiente contra la globalización y el establishment».

“Alcibíades” ya nos dijo lo que quiere, desde hace 2 décadas, a través de los neoconservadores y de los grupos de reflexión como el «Nuevo Siglo Americano», etc., lo que se convirtió en la doctrina oficial de Estados Unidos con el discurso del presidente Bush contra el «Eje del Mal». El programa consiste en destruir los regímenes árabes de base, Irán y Corea del Norte (En lo tocante a Irán y Corea del Norte, hay que señalar que ese plan sólo puede concretarse mediante el uso de armas nucleares. Las armas convencionales no parecen suficiente).

Después de los árabes, los iraníes y Corea del Norte les tocará el turno, evidentemente, a Rusia y China. Con sus ataques en el Medio Oriente y la península de Corea, el Imperio cerca y amenaza a esas dos potencias. En conjunto, esta idea es simplemente un plan tendiente a la conquista del mundo entero, neutralizando de una u otra manera a toda entidad lo suficientemente independiente y fuerte como para oponer resistencia.

(Esta es una de las principales razones por las que la señora Nuland se implicó el año pasado, con otros representantes del Imperio, en resolver la cuestión chipriota, debido a la guerra que están preparando contra Irán y para la cual necesitan el control total de Chipre, por lo que obligaron a Anastasiadis y Kotzias a ir corriendo a Suiza. Y menos mal que Alá salvó a Erdoğan del golpe de Estado del año pasado, esté último dejó tranquilo a Chipre, por el momento, debido a la actual coyuntura. A no ser que sea usted de los que convencieron a los medios y las redes sociales de que quien salvó a Chipre fue… ¡Kotzias!).

Obama no echó atrás ese plan. Pero trató de oponerse a algunas de sus manifestaciones más peligrosas, como una guerra contra Siria e Irán. Después de su salida de la Casa Blanca y bajo la presidencia de Trump, volvió ese proyecto y bajo formas más peligrosas y extremistas.

Los medios que el bando de la guerra utiliza para controlar y manipular a Trump son una cuestión interesante pero no consideramos que sea necesario analizarla en este artículo. Teniendo en cuenta todo lo que dijo Bannon sobre Corea del Norte y su salida del círculo de Trump, así como las posiciones de Tillerson y Mattis, Jared Kushner y sus amigos parecen ser, utilizando el método de resolución por el absurdo, los principales personajes que promueven la agenda de la guerra por cuenta del «partido de la guerra», con Stephen Miller en un papel igualmente importante. No parece haber otro candidato. La esposa de Jared e hija de Donald Trump, Ivanka, fue, hay que recordarlo, quien empujó al ataque con misiles del año pasado contra Siria.

Pero, incluso si usted no está de acuerdo con todo esto, lo que realmente importa son los hechos y no nuestra opinión sobre Trump y la gente que lo rodea. Los hechos mismos aportan pruebas suficientes de que una nueva forma, más amplia, nuclear, extremista y más peligrosa del mismo programa neoconservador posterior a la guerra fría favorable a la conquista del mundo ha sido puesta en marcha por el actual gobierno de Estados Unidos.

Por supuesto, un ataque nuclear contra Corea del Norte será una catástrofe ecológica y económica de envergadura mundial y podría conducir a una guerra nuclear entre Estados Unidos y China, como subrayó el editorial del Global Times el 10 de agosto. Una nueva guerra, y más grande, contra Irán sería también una terrible aventura. Por otro lado, si el Imperio vacila ante esas dificultades se verá probablemente obligado a aceptar una especie de «mundo multipolar» y a dimitir, pasivamente, ante el surgimiento de China. ¿Estará dispuesto a ello?

Las pequeñas minorías no sólo tienen éxito gracias a un mayor talento estratégico, a más decisión, a conspiraciones, etc. En general, representan también una gran visión, una gran idea. Puede ser una idea progresista y positiva, pero también puede ser reaccionaria y devastadora, como en este momento.

La tragedia es que la humanidad carece hoy de grandes visiones, con excepción de esos planes que van a destruirla.

Por nuestra parte, esperamos que no suceda nada de lo descrito anteriormente, ni el 10 de octubre ni después. El hecho que tales proyectos encuentran oposición en el seno del gobierno de Estados Unidos es bastante positivo. Pero esa resistencia no podrá, por sí sola, poner fin definitivamente al proceso que conduce a la guerra.

Para que tales escenarios no se materialicen, hay que movilizar a los pueblos del mundo entero, China y Rusia deben enviar los mensajes necesarios y firmes a Washington, más que tratar de apaciguarlo imponiendo sanciones contra Corea. Debe mantenerse a toda costa la unidad de las víctimas potenciales de la agresión estadounidense.

Desgraciadamente, las condiciones políticas actuales facilitan grandemente el inicio de una guerra nuclear. De 1945 a 2003 hemos visto enormes movimientos anti-guerra, anti-nucleares y pacifistas contra el imperialismo. Ya no hay nada de eso hoy en día. Ni siquiera ha existido ninguna reacción notable ante las increíbles amenazas de genocidio que el presidente de Estados Unidos enunció personalmente desde la tribuna de la ONU.

Si esta situación se mantiene, si la política no detiene la guerra, la destrucción, de una u otra manera y en algún momento, será inevitable.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article198328.html

CHOQUE DE CIVILIZACIONES 2

Desde hace 16 años, los expertos en política internacional se han implicado en numerosos debates tratando de determinar los objetivos de la estrategia de Estados Unidos. Por supuesto, después de todo ese tiempo, hoy resulta más fácil ver las cosas con claridad que al principio de esta etapa. Sin embargo, pocos lo logran y muchos persisten en seguir defiendo teorías ya desmentidas por los hechos. Basándose en las conclusiones de ese debate, Thierry Meyssan recuerda cuál es la siguiente etapa prevista para los ejércitos de Estados Unidos, según sus teóricos de antes de este periodo, una etapa cuya puesta en marcha puede comenzar próximamente.
Abu Bakr al-Baghdadi y Ashin Wirathu

Las fuerzas que concibieron y planificaron la destrucción del «Medio Oriente ampliado» consideraban esta región un laboratorio donde podían poner a prueba su nueva estrategia. En 2001, esas fuerzas incluían a los gobiernos de Estados Unidos/Israel, + Reino Unido (el Imperio vamos), pero hoy han perdido poder político en Washington y prosiguen su proyecto económico-militar a través de empresas transnacionales privadas.

Esas fuerzas concibieron su estrategia alrededor de los trabajos realizados, por un lado, por el almirante Arthur Cebrowski y su asistente Thomas Barnett en el Pentágono y, por otro, los que realizaron Bernard Lewis y su asistente Samuel Huntington en el Consejo de Seguridad Nacional.

El objetivo de esas fuerzas era a la vez adaptar su dominación a la evolución de las técnicas y la economía contemporáneas y extender esa dominación a los países del antiguo bloque soviético. En el pasado, Washington controlaba la economía mundial a través del mercado mundial de la energía. Para eso, imponía el dólar como moneda de uso obligado en cualquier contrato vinculado al petróleo, utilizando la amenaza de guerra contra todo el que no se plegara a esa obligación. Pero ese método no podía mantenerse en una época en la que el gas proveniente de Rusia, Irán, Qatar y en poco tiempo de Siria sustituye parcialmente el petróleo.

Retomando los orígenes criminales de gran parte de los colonos estadounidenses, esas fuerzas concibieron la idea de dominar a los países ricos extorsionándolos. Para tener acceso no sólo a las fuentes de energías fósiles sino también a las materias primas en general, los “Estados estables” (incluyendo a los ex-soviéticos) tendrían que recurrir a la «protección» del ejército de Estados Unidos y, en ciertos casos, quizás a las fuerzas armadas del Reino Unido e Israel.

Para lograrlo bastaría con dividir el mundo en dos, globalizar las economías solventes y destruir toda capacidad de resistencia en el resto del mundo.

Esta visión del mundo es radicalmente diferente a las que prevalecían en el Imperio británico y el sionismo. Pero imponer ese cambio de paradigma sólo podía lograrse con una fuerte movilización, originada por un shock psicológico, un «nuevo Pearl Harbor». Eso fue el 11 de Septiembre.

Si bien se trata de un proyecto que puede parecer demasiado delirante y cruel, hoy podemos observar al mismo tiempo que 16 años después es efectivamente lo que está aplicándose y que además ese proyecto está encontrando obstáculos inesperados.

La globalización económica de los países solventes era prácticamente total cuando uno de ellos, Rusia, se opuso militarmente a la destrucción de las capacidades de resistencia en Siria y, posteriormente, a la integración forzada de Ucrania a la economía global. Washington y Londres ordenaron por tanto a sus aliados la aplicación de sanciones económicas contra Moscú y con ello interrumpieron el proceso de globalización de las economías solventes.

Al iniciar su proyecto de «rutas de la seda», China invirtió considerablemente en países que estaban destinados a la destrucción. Las fuerzas promotoras del «nuevo mapa del mundo» reaccionaron creando un Estado terrorista que bloquea la antigua Ruta de la Seda en Iraq y en Siria y convirtiendo en guerra la cuestión ucraniana, lo cual bloquea el trazado original de la segunda ruta de la seda.

Esas fuerzas se proponen actualmente extender el caos a una segunda región, el sudeste asiático. Al menos es hacia esa parte del mundo que están migrando los yijadistas, según el Comité Antiterrorista de la ONU. Con ese traslado, esas fuerzas cierran el episodio 2012-2016 en el Medio Oriente aunque eso no implica que no pueda estallar una guerra alrededor de los kurdos y preparan la destrucción del sudeste asiático.

Sería esa la segunda etapa del «choque de civilizaciones». Después de los musulmanes contra los «judeocristianos» (sic), ahora serán musulmanes contra budistas.

Las cosas se complican para el Kurdistán iraquí.

Savvas Kalederides estima que Turquía está reaccionando ante los cambios que pudieran producirse en su frontera, y posteriormente en su propio suelo. La evolución del tema kurdo la empuja a alejarse de los occidentales y acercarse a Rusia.


Ya lo hemos escrito y repetido varias veces, incluso antes de que todos lo supieran, todo va a cambiar en el Medio Oriente, sobre todo en Mesopotamia, desde la correlación de fuerzas hasta las fronteras de los Estados.

Estamos a punto de ver como se modifican las fronteras de Iraq y de que Siria se convierta en un Estado federal.

Los actores determinantes en el terreno y en el trasfondo diplomático de ese proceso, que determinará el futuro de la región quizás por varios siglos, son Estados Unidos y Rusia, mientras que el elemento que cada cual trata de explotar a su favor, para garantizar sus propios intereses estratégicos, es el tema kurdo.

Además, Israel, que debería desempeñar un papel importante —principalmente por debajo de la mesa—, según los cálculos de diplomáticos turcos y árabes, así como de otros países, está tratando de fragmentar los grandes Estados de la región y de crear Estados pequeños «fáciles de manejar», para controlar los recursos energéticos y acuíferos y garantizar al mismo tiempo la viabilidad y la seguridad de su propio Estado.

A lo largo de ese proceso, Turquía, consciente de ser ella misma el tercer país candidato a la federalización —en el mejor de los casos porque el peor implicaría el desmantelamiento e incluso el control de Constantinopla, Esmirna, Mersin y otras ciudades por parte de los kurdos que viven en ellas—, trata de hacerse de nuevas bases geopolíticas y cambiar el curso de los acontecimientos, para evitar lo peor o al menos reducir la envergadura de las consecuencias…

En el marco de esos intentos, Turquía, el mismo Estado que, sin dignarse a contar con el gobierno central de Iraq, en Bagdad, firmaba contratos directamente con el gobierno regional kurdo iraquí de Erbil para exportar el petróleo kurdo a través del oleoducto Kirkuk-Ceyhan; la misma Turquía que como ningún otro país, tanto hizo por la administración autónoma del Kurdistán iraquí y apuntaló a Barzani a tal extremo que este último está exigiendo ahora la independencia; esa misma Turquía ahora cambia radicalmente de estrategia y se vuelve hacia Rusia.

Ese es el otro gran cambio que está teniendo lugar después de la modificación, que ya venía preparándose, de las fronteras en los países de la región.

Con la firma en 1926 del Tratado de Ankara con Inglaterra, en el que Mustafá Kemal abandonó todas sus pretensiones sobre Kirkuk y Mosul y aceptó la actual frontera con Iraq —frontera que ahora hereda el Kurdistán independentista—, Turquía se vio bajo influencia británica. De hecho, las… las malas lenguas dicen que Kemal estuvo desde el principio al servicio de los ingleses, mientras que el propio Erdoğan, en el marco de su retórica de oposición al Tratado de Lausana, dio a entender recientemente que quienes lo firmaron aceptaron —con tal de contentar a los occidentales— una cláusula secreta de desislamización de la nueva Turquía, que dio lugar a secularización, así como a la abolición del califato y de la escritura otomana.

Desde su creación, Turquía ha sido un pilar fundamental de la política occidental en contra de la amenaza rusa, papel que se acentuó con su entrada en la OTAN, en 1952.

Ahora, por tanto, Turquía no sólo modifica radicalmente su propia política hacia su aliado de ayer, Barzani, sino también su opción estratégica primordial de mantenerse geopolíticamente del lado de Occidente.

Todo puede haber comenzado con amenazas y chantajes hacia Estados Unidos y la OTAN para evitar el trago amargo del «tema kurdo». Pero ahora, viendo que el chantaje no funciona, Turquía ha comenzado, con pequeños pasos concretos, a alejarse de la OTAN y está acercándose a Rusia.

La hipótesis y la perspectiva de la compra de los sistemas rusos de misiles antiaéreos S-400, así como el programa de desarrollo autónomo de la industria turca de defensa, son problemas extremadamente serios que seguramente preocupan a Occidente, la OTAN, Washington y Atenas.

Si todo lo que aquí mencionamos se hiciese realidad, los estrategas de Atenas tendrán que darse cuenta de que cada paso de Ankara hacia Moscú acentúa de forma exponencial la importancia estratégica de Grecia.

Así que, ¡afilen sus lápices de nuevo!

EL ISLAM POLÍTICO CONTRA CHINA

Usted ha notado probablemente que la información que posee sobre lo que se trama alrededor de Myanmar es muy incompleta y es posible que ni siquiera haya oído hablar de la coalición militar que se prepara para atacar ese país. Lo cierto es que, como Thierry Meyssan revela en este trabajo, los acontecimientos actuales venían siendo organizados por Riad y Washington desde 2013. No tome posición sin haber leído antes este artículo y haber analizado la información que aquí se expone.

Según el estado mayor estadounidense, Tailandia está en la zona del mundo cuyos Estados deben ser destruidos, como puede verse en este mapa, publicado por Thomas P. M. Barnett en 2003.

En la continuación de su Gran Estrategia de Extensión del Ámbito de la Guerra, el Pentágono venía preparando simultáneamente la utilización de los kurdos en el Medio Oriente ampliado, una guerra civil en Venezuela y una guerra de desgaste en Filipinas. Pero esos conflictos van a tener que esperar porque se ha dado la prioridad a un cuarto teatro de operaciones: Birmania, a las puertas de China.

28 de septiembre de 2017. El estadounidense Jeffrey Feltman (segundo de derecha a izquierda), número 2 en la jerarquía de la ONU, asiste a los debates del Consejo de Seguridad junto al secretario general Antonio Guterres. Luego de haber supervisado personalmente la agresión contra Siria, Feltman pretende organizar la agresión contra Birmania. Como funcionario estadounidense, Feltman fue secretario de Estado adjunto, en tiempos de Hillary Clinton.

En la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU realizada el 28 de septiembre, la embajadora de Estados Unidos y varios de sus aliados acusaron de «genocidio» al gobierno de coalición de Myanmar.

La sola mención del término «genocidio», que en derecho europeo designa una masacre masiva pero que el derecho estadounidense aplica a un método de asesinato —aunque el criminal tenga en su haber una sola víctima—, es suficiente para que Washington considere que se justifica una guerra, con respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU o sin él, como ya pudo verse en el caso de Yugoslavia. La reunión del Consejo de Seguridad de la ONU se convocó a pedido de la Organización para la Cooperación Islámica (OIC), la antigua Organización de la Conferencia Islámica.

Desde 2013, los medios de difusión occidentales vienen presentando el budismo bajo una imagen sectaria. En esta portada de la revista Time, aparece el monje Ashin Wirathu. Condenado en 2003 a 25 años de cárcel debido a su prédica antimusulmana, estuvo entre los beneficiarios de la amnistía general decretada en 2012. El hecho es que hay fanáticos en todas las religiones.

Para hacer que los hechos concuerden con su narración particular, Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, que durante la «revolución azafrán», en 2007, tanto celebraron la resistencia no violenta de Aung San Suu Kyi y los monjes budistas frente a la dictadura del SLORC (State Law an Order Restoration Council), simplemente metieron en un mismo paquete al ejército birmano, a la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi y a todos los budistas del país y los clasificaron, a todos juntos, como «los malos».

Desde los tiempos de la dominación extranjera —primeramente británica y más tarde japonesa—nunca hubo en Birmania un periodo de paz civil y desestabilizar ese país se hizo mucho más fácil desde que la junta militar del SLORC aceptó compartir el poder con la Liga Nacional por la Democracia (LND) y que ambas comenzaron a tratar de resolver juntas los numerosos conflictos internos del país.

Indispensable para la economía china, el oleoducto de Yunnan desemboca en la ribera del Pacífico, en el Estado birmano de Rakáin (antiguamente llamado Arakán).

Por un azar de la geografía, el oleoducto que vincula la región china de Yunnan con el Golfo de Bengala pasa por Birmania, país que además alberga varias estaciones chinas de vigilancia electrónica de las rutas navales que pasan frente a sus costas. Llevar la guerra a Birmania resulta por tanto más importante para el Pentágono que bloquear las dos «rutas de la seda» en el Medio Oriente y Ucrania.

Herencia de la colonización británica, entre las poblaciones discriminadas en Birmania se cuentan los 1,1 millones de descendientes de los obreros bengalíes que Londres desplazó para utilizarlos en Birmania. Pero resulta que esta minoría nacional —que no es una minoría étnica— es de confesión musulmana mientras que la gran mayoría de los birmanos son budistas. Y resulta también que, durante la 2GM, los rohinyás colaboraron con el Imperio británico en contra de los nacionalistas birmanos.

Perfectamente equipado, el Movimiento por la Fe o Ejército de Salvación Rohinyá de Arakán fue entrenado por los británicos en Arabia Saudita y Bangladesh. Antes del inicio de los recientes acontecimientos, contaba al menos 5.000 soldados.

En 2013, en momentos en que el Pentágono y la CIA habían desplegado hordas de yijadistas en Siria, donde libraban una guerra de posiciones, Arabia Saudita creó en La Meca una enésima organización terrorista: el Movimiento por la Fe (Harakah al-Yaqin). Ese grupo, que dice reunir a combatientes rohinyás, está en realidad bajo las órdenes del pakistaní Attaullah Khan Esakhelvi, quien luchó contra los soviéticos en Afganistán. El reino saudita albergaba la más importante comunidad masculina de rohinyás, después de Birmania y antes de Bangladesh, con 300.000 trabajadores, todos hombres sin sus familias.

Según un informe de los servicios de inteligencia bengalíes, redactado antes de la actual crisis, el Movimiento por la Fe actúa desde hace un año con una escisión de la organización bengalí Jamat-ul-Mujahideen bajo el eslogan «La Yijad de Bengala a Bagdad». Ese grupúsculo juró fidelidad al Califa del Emirato Islámico (Daesh), Abu Bakr al-Baghdadi, y ha reunido en el seno de una coalición a grupos como los Mujahideen indios, Al-Jihad, Alouma, el Movimiento de Estudiantes Islámicos de la India (SIMI), el Lashkar-e-Toiba (LeT) y el Harkat-ul Jihad-al Islami (HuJI) pakistaní. Todo ese conjunto de grupos recibe financiamiento de la fundación Revival of Islamic Heritage Society (RIHS) con sede en Kuwait.

Hace menos de año y medio, en marzo de 2016, cuando el SLORC aceptó compartir el poder con el partido de Aung San Suu Kyi, Estados Unidos trató de utilizar a la Premio Nobel de la Paz en contra de los intereses chinos. Al mismo tiempo, sabiendo que no iba a ser fácil manipular a la hija del padre de la independencia birmana —el comunista Aung San—, y fiel a su eterna estrategia de apostar simultáneamente a dos caballos, Estados Unidos también estimuló el Movimiento por la Fe.

En septiembre de 2016, Aung San Suu Kyi explica ante la Asamblea General de la ONU sus esfuerzos a favor de los rohinyás. Al igual que su padre Aung San —quien creyó en su momento en la ayuda de los japoneses para liberar Birmania de la colonización británica—, la Premio Nobel de la Paz creyó ingenuamente en la simpatía de los anglosajones para resolver los problemas internos de Myanmar.

En septiembre de 2016, Aung San Suu Kyi representó a su país en la Asamblea General de la ONU. Muy ingenuamente, explicó los problemas de su pueblo y a través de qué medios ella estaba tratando de resolverlos paulatinamente, comenzando por la cuestión de los rohinyás. Ya de regreso en su país, se dio cuenta de que sus antiguos respaldos estadounidenses eran en realidad enemigos de su patria. El Movimiento por la Fe emprendió una serie de ataques terroristas, como el perpetrado contra el puesto de la policía fronteriza de Maungdaw, donde 400 terroristas robaron el arsenal y mataron 13 aduaneros y soldados.

Aung San Suu Kyi prosiguió tenazmente la instalación de una comisión de consulta encargada de analizar la cuestión de los rohinyás y de proponer un plan concreto para poner fin a los actos de discriminación contra ellos. Esa comisión se componía de 6 birmanos y 3 extranjeros: la embajadora de los Países Bajos Laetitia van den Assum; el ex-ministro libanés de Exteriores Ghassan Salamé, que en realidad representa a Francia; y el ex-secretario general de la ONU Kofi Annan, como presidente de la comisión.

La Comisión de Consulta sobre los rohinyás alrededor de su presidente, Kofi Annan. Entre los seis miembros birmanos hay personalidades históricas de la lucha por los derechos humanos —como U Win Mra y U Khin Maung Lay así como Al Haj U Aye Lwin, guía espiritual de una orden musulmana sufista.

Los nueve miembros de esa comisión iniciaron un trabajo de singular calidad, a pesar de todos los obstáculos birmanos. Varios partidos políticos fracasaron en su empeño por lograr que la Asamblea Nacional disolviera la comisión, pero lograron que se adoptara contra ella una moción de desconfianza en la Asamblea local del antiguo Arakán (el Estado donde viven los rohinyás). En definitiva, la comisión entregó su informe el 25 de agosto de 2017 con una serie de posibles recomendaciones que podrían aplicarse —sin ningún tipo de trampas— para mejorar las condiciones de vida de todos.

Ese mismo día, los servicios de inteligencia de Arabia Saudita y Estados Unidos emitieron la señal para desatar la respuesta: el Movimiento por la Fe, rebautizado por los británicos como Ejército de Salvación Rohinyá de Arakán, dividido en 24 comandos, atacó varios cuarteles del ejército y puestos de la policía, dejando un saldo de 71 muertos. Durante una semana, las tropas birmanas realizaron una operación antiterrorista contra los yijadistas. Unos 400 familiares de estos últimos huyeron hacia Bangladesh.

El 1º de septiembre de 2017, el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan, en su calidad de presidente de la Organización para la Cooperación Islámica, abre en Estambul la campaña mediática sobre los rohinyás.

Tres días después, el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan comenzaba a comunicarse telefónicamente con todos los jefes de Estado de países musulmanes para alertarlos sobre «el genocidio contra los rohinyás». El 1º de septiembre, o sea el día del Aid al-Adha, la fiesta más importante del mundo musulmán, el propio Erdoğan llamaba, en un vibrante discurso pronunciado en Estambul en su calidad de presidente en funciones de la Organización para la Cooperación Islámica, a salvar a los rohinyás y apoyar su Ejército de Salvación.

Sin embargo, lo cierto es que esos yijadistas nunca defendieron a los rohinyás sino que intervinieron sistemáticamente para hacer fracasar todos los intentos por mejorar sus condiciones de vida y poner fin a la discriminación contra ellos.

El general Mohsén Rezaí fue el comandante de los Guardianes de la Revolución que lucharon junto a la OTAN y Arabia Saudita contra Serbia, en la guerra de Bosnia-Herzegovina.

El 5 de septiembre, el presidente del Consejo de Discernimiento de Irán, Mohsén Rezaí, proponía unir las fuerzas de todos los Estados musulmanes y crear un ejército islámico para salvar a los «hermanos rohinyás». La importancia de esa declaración reside principalmente en el hecho que el general Rezaí fue comandante en jefe de los Guardianes de la Revolución.

A pesar de que el ejército birmano había cesado toda acción contra los terroristas, seguían los incendios de aldeas rohinyás mientras que la población rakáin de la región de Arakán linchaba musulmanes, por considerar que estaban todos vinculados a los terroristas. Según los rohinyás, los soldados del ejército birmano estaban quemando sus aldeas, pero según el ejército birmano eran los yijadistas quienes cometían esos hechos. Poco a poco, todos los rohinyás del norte de la región de Arakán se marchaban para buscar refugio en Bangladesh, cosa que curiosamente no hicieron los rohinyás que viven en el sur de la misma región.