CRISTIANISMO NO DENOMINACIONAL



El cristianismo no denominacional hace referencia a la práctica de la fe cristiana por una o más personas, sin estar etiquetados bajo el nombre de alguna denominación cristiana específica. Ha sido llevado a cabo por parte de muchos cristianos de épocas pasadas, desde el cristianismo primitivo, hasta épocas posteriores; por diversos reformadores, por múltiples iglesias cristianas y otras vertientes del cristianismo que hasta hoy en día, se oponen a encasillarse bajo algún calificativo doctrinal, o alguna designación derivada de algún apellido o doctrina en particular. Generalmente tampoco abogan por protocolos litúrgicos estrictos o excesivos.

Los cristianos que comparten esta postura, a menudo suelen autodefinirse simplemente como «cristianas» o «cristianos»; aunque, para entender que no pertenecen a ninguna denominación doctrinal específica, se les suele reconocer en diversos ámbitos como «cristianos no denominacionales» (en inglés: «non-denominational Christians»)

Un argumento que comparten los cristianos no denominacionales es que en las enseñanzas del Nuevo Testamento, los discípulos de Cristo y apóstoles no se auto-etiquetaron bajo el nombre de alguna denominación específica, sino que simplemente fueron llamados «cristianos».

Es importante mencionar también que este tipo de cristianismo se contrapone con el ecumenismo, ya que este último considera la diversidad denominacional como algo aceptable, mientras que para el cristianismo no-denominacional, la multiplicidad de denominaciones cristianas es algo inadecuado y absurdo.


Historia

La idea del cristianismo no-denominacional ha estado presente desde tiempos bíblicos, teniendo como uno de sus objetivos principales el que la vida espiritual y la fe cristiana sean puramente Cristo-céntricas, basándose esencialmente en las enseñanzas de Jesucristo. Sus proponentes consideran que esto ayuda a no hacer divisiones entre los seguidores de Jesús, y que a la vez, contribuye a abstenerse del fenómeno de apostasía. Se argumenta que en la Biblia se habla de «sectas» judías, y nunca se menciona la palabra «denominación». También se registra en Hechos 11:26 que los discípulos fueron por primera vez llamados solamente «cristianos» (y no más).

Hoy en día, mucha gente desconoce en gran manera el hecho de que muchos personajes destacados en la historia del cristianismo se consideraban a sí mismos no-denominacionales, y creían innecesario concurrir a apelativos y designaciones fuera de la doctrina original cristiana.

Martín Lutero, iniciador de la llamada «reforma protestante», y de cuyas predicaciones se inspiró más tarde la Iglesia Luterana expresó personalmente y con sus propias palabras, su deseo de que no surgiera una denominación cristiana que llevara su apellido, cuando dijo:
«Ruego que dejen mi nombre en paz. No se llamen a sí mismos luteranos, sino «cristianos». ¿Quién es Lutero?, mi doctrina no es mía. Yo no he sido crucificado por nadie . ¿Cómo podría, pues, beneficiarme a mí, dar mi nombre a los hijos de Cristo?. Dejen, mis queridos amigos, de aferrarse a estos nombres de partidos y distinciones; fuera a todos ellos, y dejen que nos llamemos a nosotros mismos solamente cristianos, según aquel de quien nuestra doctrina viene».
Juan Calvino también expresó su deseo de que los partidarios de sus interpretaciones dejaran de ser llamados calvinistas y fueran llamados cristianos solamente. No obstante, muchos de los que concordaban con las interpretaciones de Lutero o Calvino (y otros personajes), eran llamados «luteranos» o «calvinistas», en un inicio, especialmente por sus enemigos u opositores, como la Iglesia católica, quien también popularizó el apelativo «protestante», para llamar despectivamente a aquellos que estaban en desacuerdo con los ritos e interpretaciones católicas y «protestaban» en contra de ellas. Por ello, los llamados «protestantes» (cristianos no-católicos), en un inicio no se llamaban a sí mismos de tal forma.

De forma semejante, John Wesley, a quien se le relaciona con el origen del movimiento y la denominación metodista, no quería formar una denominación nueva, y expresó su deseo que eso no pasara cuando dijo:
«Desearía que el nombre metodista nunca vuelva a ser mencionado otra vez, sino que se perdiera en el eterno olvido». 
John Wesley: Presidente de la Conferencia Metodista

Charles Spurgeon, cuyas predicaciones se etiquetaron bajo la denominación «bautista» dijo:
«Digo del nombre bautista: que perezca; más que el nombre propio de Cristo dure para siempre. Espero con gusto el día en el que no haya más estilo de vida bautista».
Henry Ward Beecher expresó su rechazo a llamar «congregacionalistas» a otros cristianos, cuando dijo:
«Déjame hablarte en el lenguaje del cielo y llamarlos cristianos».
 Albert Barnes, cuyas predicaciones se etiquetaron bajo el calificativo de «presbiterianismo», escribió:
«...estas divisiones deberían ser fundidas bajo el santo nombre cristiano».
 De igual forma, George Arthur Buttrick dijo:
«No es mi trabajo hacer que el mundo sea presbiteriano, ni el tuyo hacerlo metodista. Nuestro trabajo unido, bajo Dios, es hacer que el mundo sea «cristiano».
También George Whitefield dio un sermón en Pensilvania donde se oponía al denominacionalismo, afirmando que en el cielo no hay denominaciones, sino sólo «cristianos». De igual forma, se sabe que George Fox no tenía la intención de fundar una nueva denominación, sino que él y sus amigos simplemente proclamaban lo que concebían como los principios puros y auténticos del cristianismo en su simplicidad original, y lo hacían juntándose para predicar a las personas, orar o adorar a Dios en reuniones fraternales. No obstante, un juez llamó a Fox y a sus amigos «cuáqueros» en forma despectiva, y así se les empezó a llamar a sus simpatizantes hasta que se les fue considerando una denominación.

Por su parte, Alexander y Thomas Campbell también iniciaron un movimiento para regresar a las bases del cristianismo primitivo y terminar con el denominacionalismo, no obstante, al paso del tiempo, en la historiografía el movimiento se interpretó como una denominación más conocida ahora como los «discípulos de Cristo». Estos y muchos otros personajes de la historia del cristianismo veían claramente un problema con que los cristianos se autodenominaran, y además no planeaban que nuevas sectas se formaran. Cabe mencionar que muchas veces, fueron sus enemigos, oponentes, los escribas, historiadores, u otros personajes ajenos a su contexto cultural y social, quienes los empezaron a etiquetar denominacionalmente, a pesar de que aquellos hombres de fe cristiana consideraban esto como una causa de divisiones. Esto representa para algunos, no sólo una deformación de la historiografía, sino también un acto de irrespetuosidad a los ideales religiosos de dichos hombres, y sus verdaderas creencias.

Los cristianos no-denominacionalistas consideran que la denominalización de este tipo hace perder de vista a las personas la importancia de que la fe se centre sólo en Cristo y en sus enseñanzas, interpretadas por el Espíritu Santo.

Algunas personas se han confundido al respecto, y piensan que el hecho de pertenecer a alguna denominación cristiana en particular, los podría hacer salvos, perdiendo de vista que las escrituras del Nuevo Testamento estipulan que sólo en Cristo se puede ser salvo: «Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos» (Hechos 4:12).

El apóstol Pedro también escribió:
«...si alguno padece como cristiano, no se avergüence; antes glorifique a Dios en esta parte» (1 Pedro 4:16).

Congregaciones no-denominacionales

Estas congregaciones no tienen doctrinas litúrgicas establecidas estrictamente, ni tradiciones teológicas en particular, a diferencia de las iglesias católicas, ortodoxas, luteranas y muchas otras; sin embargo, algunas congregaciones de este tipo pueden llegar a tener similitudes con otras congregaciones, ya sean similitudes de tipo administrativo (según la forma de funcionalidad interna), o teológico (con parecido doctrinal en algunos aspectos). Dicho parecido puede ser tanto involuntario, como debido al compartimiento de una red comunicativa entre ellas, en cuyo caso se denominan congregaciones «pos-denominacionales».

Las congregaciones de este tipo son independientes, esto es, que no están sometidas a alguna institución religiosa «superior», por lo tanto rechazan tomar como modelo a otras congregaciones denominacionales o imitar todas sus funcionalidades administrativas o doctrinales.

Según un censo decenal sobre las religiones de Estados Unidos, hecho por la Asociación de Estadísticos de América para Organismos Religiosos (ASARB), las iglesias no denominacionales e independientes conforman el grupo más grande de creyentes, con más de 12 millones de adherentes, según el informe.

Se considera que las iglesias no-denominacionales no están motivadas por doctrinas derivadas de rutinas establecidas en tradiciones denominacionales en particular, por lo cual muchas han surgido tratándose de alejar de los rituales o formalidades excesivas estipuladas por organizaciones o instituciones religiosas; no obstante, esto no significa que estén desorganizadas, ni tampoco que no aboguen por alguna doctrina o comportamiento cristiano en específico, pues sí abogan por enseñanzas cristianas tomando como base la fe cristiana, que se basa en las enseñanzas de Jesucristo y las enseñanzas bíblicas, pero a diferencia de las que sí son denominacionales, éstas no agregan un nombre extra que defina sus creencias doctrinales, y generalmente no incluyen formalidades religiosas que consideran innecesarias como costumbres habituales propias de una congregación. Además, generalmente pretenden rechazar las doctrinas de diversas denominaciones que consideran sin fundamentos bíblicos ni evangelísticos.

La característica esencial es que en estas congregaciones, las enseñanzas que se imparten, no se etiquetan ni se definen con un título o calificativo doctrinal, fuera de «cristianas».

Bread of Life Ministries, una de las Iglesias de Filipinas sin denominación cristiana


Congregaciones o iglesias interdenominacionales

Aunque las congregaciones no denominacionales rechazan etiquetarse bajo alguna designación o nombre doctrinal, generalmente hay muchas de ellas que aceptan «con los brazos abiertos» a miembros de otras denominaciones; esto es, que no les impiden congregarse a miembros que sí tienen denominación, independientemente de su cultura, origen o nacionalidad. Esto contrasta con otras religiones que expulsan o impiden que se congreguen miembros de otras denominaciones, pues en muchas de las congregaciones no denominacionales se pueden congregar libremente personas que sí son inicialmente de alguna denominación en particular. En este último caso, se habla entonces de una congregación interdenominacional, como la Iglesia de Times Square, fundada por el pastor David Wilkerson en Nueva York.

Times Square Church en Nueva York es una iglesia interdenominacional

No hay comentarios:

Publicar un comentario