Un equipo secreto de Facebook manipula las opiniones del público.

Mark Elliot Zuckerberg, judío (White Plains, Estados Unidos, 14 de mayo de 1984) es un programador, filántropo y empresario estadounidense conocido por ser el creador de Facebook. Para desarrollar la red, Zuckerberg contó con el apoyo de sus compañeros de Harvard, el coordinador de ciencias de la computación y sus compañeros de habitación Eduardo Saverin, Dustin Moskovitz, y Chris Hughes.

Un reciente artículo de Bloomberg ha revelado de qué manera un grupo secreto de Facebook permitió crear un ejército de troles a favor de distintos gobiernos, incluyendo el de la India, como medio de propaganda tendiente a manipular las elecciones.

Públicamente, el cofundador de la red social #1, Mark Zuckerberg, ha asegurado que se sitúa al margen de luchas entre organizaciones o dirigentes. Pero la realidad es que Facebook no es un simple espectador en materia de política. Al contrario de lo que dice Zuckerberg su compañía sí colabora activamente con determinados elementos, incluyendo a los que utilizan esa plataforma para contrarrestar sus diferentes disidencias —a veces con ayuda de numerosos troles que propagan información falseada («fake news») e ideologías extremistas.


Ese trabajo es realizado desde Washington por un equipo de Facebook extremadamente discreto, especializado en temas de política global y encabezado por Katie Harbath desde hace 3 años. En esos 3 años, su equipo ha viajado por todo el mundo, incluyendo la India, y ha ayudado a ciertos dirigentes políticos, poniendo a su disposición las poderosas herramientas que dispone la compañía, en forma de verdadero ejército de troles.

Katie Harbath, enseña a candidatos políticos a explotar su presencia en Facebook

En la India, y en muchos otros países, los empleados de ese grupo han ejercido de hecho funciones de asesoría en campañas electorales. Y después de la elección del candidato, la compañía ha supervisado funcionarios o proporcionado ayuda técnica en materia de difusión numérica en encuentros oficiales entre jefes de Estados.

En Estados Unidos, empleados de ese equipo trabajaron en el terreno durante la campaña de Donald Trump. En la India, Facebook favoreció la presencia en la red del primer ministro Narendra Modi, quien hoy cuenta con más seguidores en Facebook que cualquier otro dirigente político del mundo.

Narendra Modi, más de 40 millones de seguidores en Facebook

Durante los mítines de campaña hay miembros del equipo de Katie Harbath junto a responsables comerciales del sector publicitario de Facebook cuyo papel consiste en ayudar a la compañía a sacar provecho financiero de la atención que las elecciones suscitan en las masas. Esos especialistas enseñan a políticos y dirigentes cómo crear una página de Facebook para su campaña —página que autentifican con una marca azul—, cómo optimizar el uso de vídeos para atraer a la gente y cómo seleccionar eslóganes publicitarios. Al resultar electos esos candidatos, su colaboración con Facebook permite a la compañía extender aún más su propia influencia política y mejorar sus posibilidades de evadir las leyes.

El problema se acentúa cuando Facebook se erige antidemocráticamente en pilar de la democracia. Freedom House, una seudo-ONG con sede en Washington, que «promueve» la democracia en todo el mundo, reportó en noviembre de 2017 que un número creciente de Estados «manipulan las redes sociales para socavar las bases de la democracia». Eso se traduce en campañas de difamación, de acoso o propaganda, campañas que el gobierno respalda discretamente para imponer su versión de los hechos, silenciar la disidencia y reforzar el poder.

Facebook abrió su primera oficina en Washington en 2007. La elección presidencial del año siguiente marcó el surgimiento del primer «presidente Facebook» en la persona de Barack Obama, quien —con ayuda de la plataforma— logró llevar su mensaje a millones de votantes durante las semanas que antecedieron la elección. La cantidad de usuarios de Facebook creció de forma exponencial con los acontecimientos de las «primaveras árabes» que sacudieron el Medio Oriente en 2010 y 2011, poniendo de relieve la enorme influencia que la plataforma ejerce sobre la democracia.

Durante el periodo en que Facebook escogió a Katie Harbath, la ex-partidaria de Giuliani, para dirigir su grupo político, las elecciones se convertían en un tema constante en las redes sociales. Facebook comenzó a implicarse poco a poco en procesos electorales en todas partes del mundo.

Facebook se asoció a varios de los partidos políticos más controvertidos del mundo, mientras pisoteaba el principio mismo de la transparencia. Desde 2011, la compañía está reclamando a la Comisión Electoral de Estados Unidos que le otorgue una dispensa para la ley que exige transparencia en todo lo concerniente a la promoción de un partido político, lo cual le habría evitado la crisis que ahora enfrenta sobre los gastos publicitarios rusos relacionados con las elecciones de 2016.

Las relaciones entre la compañía y los gobiernos siguen siendo complicadas. La Unión Europea ha cuestionado a Facebook por haber permitido que el islamismo radical prosperase a través de su red. La compañía acaba precisamente de publicar su informe de transparencia, donde explica que entregará a los gobiernos datos sobre sus usuarios sólo si el pedido está legalmente justificado. De no ser así, Facebook no vacilará en recurrir a la justicia.

Ejércitos de troles en la India

El mercado indio es sin dudas el más beneficioso para Facebook en este momento, por encima del estadounidense. En la India, la cantidad de usuarios crece dos veces más rápido, sin entrar a mencionar los 200 millones de indios que utilizan la mensajería WhatsApp, mucho más que en cualquier otro país del mundo.

En la época de las elecciones indias de 2014, Facebook ya había trabajado durante meses en otras campañas. Narendra Modi aprovechó a fondo el respaldo de Facebook y de WhatsApp para reclutar voluntarios que a su vez extendieron el mensaje a través de las redes sociales. A partir de la elección de Modi como primer ministro de la India, la cantidad de suscritos aumentó en 43 millones, dos veces más que en el caso de Trump.

En las semanas posteriores a la elección de Modi, Zuckerberg y la directora de operaciones de Facebook, Sheryl Sandberg, viajaron los dos a la India para desarrollar un controvertido proyecto de internet gratuito, que tuvo que ser abandonado debido a las enérgicas protestas que suscitó. Katie Harbath y su equipo también fueron a la India para impartir encuentros de formación en los que participaron más de 6.000 altos funcionarios.

Sheryl Sandberg, es judía y del Partido Demócrata

A medida que aumentaba la influencia de Modi en las redes sociales, sus seguidores iniciaron una campaña de acoso contra sus rivales políticos en Facebook y WhatsApp. La India se convirtió en un nodo de desinformación, incluso con propagación de información falsa que provocó motines en los que murieron varias personas. El país se hizo además extremadamente peligroso para los partidos de oposición y los periodistas.

Pero Modi y el Partido Popular Indio (Bharatiya Janata Party, BJP) no fueron los únicos en utilizar los servicios que Facebook propone. La compañía pretende poner las mismas herramientas y servicios a la disposición de todos los candidatos, sin importar su orientación política, así como de grupos poco conocidos de la sociedad civil.

El Bharatiya Janata Party (BJP), que traducido significa Partido Popular Indio, fue fundado en 1980 y es uno de los dos mayores partidos políticos de la India.

Lo interesante es que el propio Mark Zuckerberg quiere ser presidente de Estados Unidos y ya contrató a David Plouffe —consejero de campaña de Barack Obama en 2008— y a Ken Mehlman —consejero de campaña de George Bush hijo en 2004. Actualmente está trabajando con Amy Dudley —ex-consejera del senador Tim Kaine—, con Ben LaBolt —ex-encargado de prensa de Barack Obama— y con Joel Benenson —consejero de campaña de Hillary Clinton en 2016.

El presidente Obama y David Plouffe mirando un anuncio de campaña


Facebook manipula las emociones

Un estudio publicado en 2014 bajo el título Evidencia experimental de un fenómeno de contagio emocional a gran escala a través de las redes sociales analizó la proporción entre los mensajes positivos y negativos vistos por 689.000 usuarios de Facebook. El experimento, realizado entre el 11 y el 18 de enero de 2012, trató de identificar efectos de contagio emocional que modificaban el peso emocional de las informaciones enviadas a los usuarios. Los investigadores concluyen que por primera vez hallaron «la prueba de que las emociones pueden propagarse a través de una red informática, [aunque] los efectos vinculados a esas manipulaciones son limitados».

Este estudio fue criticado tanto por sus bases éticas como por la metodología utilizada. Ante la intensificación de la polémica, uno de los principales instigadores de esa investigación y miembro del equipo responsable de los datos de Facebook, Adam Kramer, defendió el estudio en un comunicado de la compañía. Días después, la directora de operaciones de Facebook, Sheryl Sandberg, emitió una declaración, durante su estancia en la India. En una evento organizado en Nueva Delhi por la Cámara de Comercio, Sheryl Sandberg declaró: «Este estudio se realizó en el marco de las investigaciones que las empresas desarrollan para poner a prueba diferentes productos, ni más ni menos. La comunicación al respecto fue muy mala y nos excusamos por ello. No quisimos contrariarlos a ustedes».

¿Para qué nuevo producto revolucionario realizó Facebook experimentos psicológicos tendientes a manipular las emociones de sus usuarios? Esos productos revolucionarios son los ejércitos de troles numéricos utilizados con fines propagandísticos que difunden fake news (información falsa) para ayudar a sus clientes durante las elecciones.


EPIC señala en su denuncia que Facebook engañó a sus usuarios al realizar en secreto un experimento sicológico sobre sus emociones:
«En el momento del experimento, Facebook no expuso en su política sobre el uso de los datos que las informaciones sobre sus usuarios se utilizarían con fines experimentales. Facebook también omitió informar a sus usuarios que esas informaciones serían puestas a disposición de los investigadores».
La mayoría de los conejillos de Indias utilizados en esos experimentos de manipulación de las emociones eran ciudadanos de la India.

La mayoría de nosotros no prestamos verdadera atención a lo que se divulga a través de las redes sociales y la mayor parte de lo que en ellas aparece es más bien inofensivo. Al menos eso parece a primera vista.

La realidad es que lo que se pone en internet tiene un impacto aterrador. Según una investigación conjunta del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico y la Universidad de Washington, el contenido de lo que se pone en las redes sociales puede ser utilizado por un programa informático para predecir acontecimientos futuros —quizás incluso para predecir quién será el próximo primer ministro de la India.

En un trabajo que acaba de publicar ArXiv, un equipo de investigadores descubrió que las redes sociales pueden ser utilizadas para «detectar y predecir acontecimientos en el mundo real». Analizando Twitter es posible predecir con precisión desórdenes sociales, por ejemplo, cuando las personas utilizan ciertos hashtags para intercambiar sobre determinados problemas, antes de que la cólera acabe propagándose en el mundo real.

Logo

El ejemplo más conocido de ese fenómeno tuvo lugar durante las «primaveras árabes», cuando evidentes señales de protestas y de levantamientos inminentes aparecieron en la red antes de que la gente se lanzara a la calle.

Pero también puede ser lo contrario: las redes sociales pueden generar la cólera que, luego de alcanzar un grado óptimo, puede ser encauzada para provocar acontecimientos en la vida real, como puede comprobarse en la India desde hace al menos 2 años, incluso con casos de linchamientos colectivos.

El funcionamiento de la 
industria del «fake news» en la India

En la India ha surgido una gigantesca industria de la desinformación o «fake news», cuya influencia es muy superior al discurso político tradicional y que, a falta de control, puede llegar a convertirse en un problema de seguridad, como sucedió con las «primaveras árabes». En momentos en que está en su apogeo el debate sobre los linchamientos, es necesario que se entienda que ese tipo de incidentes no se habría propagado tan rápidamente sin el acceso de la juventud a Facebook, Twitter, Youtube y otras redes sociales que permiten a esa industria de la desinformación generar y propagar los montajes de vídeos falsos y de «fake news». El fenómeno de los linchamientos, que apareció desde hace ya varios años, es una consecuencia directa de esa industria del «fake news» o desinformación, que pasa de las redes sociales al mundo real.

Esto toma otro cariz ahora que se ha revelado que Facebook y WhatsApp conspiraron con el establishment creando «un ejército de troles» con fines de propaganda numérica y engendrando explosiones de violencia en suelo indio. Esto es un caso típico de terrorismo. Hay que recordar que el terrorismo se define como «la utilización sistemática del terror o de la violencia por parte de un individuo o un grupo con fines políticos». En el caso que nos ocupa, ese terrorismo es obra de una compañía extranjera —Facebook— en suelo indio mediante una guerra numérica de (des)información. ¿Qué estamos esperando para reaccionar contra tales actos?

Durante las elecciones presidenciales estadounidenses hubo una campaña de «fake news» o desinformación. Esta fue parte de la campaña oficial, realizada a su vez con la colaboración de empresas tecnológicas, y se afirma que hasta los rusos utilizaron sus propias redes. Ese mismo método se utilizó también para orientar el debate sobre el Brexit. Mientras escribimos este artículo, esa enorme industria del «fake news» extiende sus tentáculos sobre la India. Numerosos deportistas de renombre, «celebridades», economistas y políticos ya han sido víctimas de la diseminación de contenidos falaces. Es una peligrosa tendencia que debería ser objeto de estrecha vigilancia por parte de nuestros servicios de inteligencia en aras de prevenir futuros desastres.

Veamos, en una breve explicación, cómo funciona todo eso. Se ponen en marcha numerosos sitios y portales web de diversa legitimidad y financiamiento. Se crean contenidos específicos para diversas categorías de personas, en función de la región donde viven, de su ideología, su edad, su religión… contenidos que se mezclan con una enorme cantidad de material erótico que disimula el objetivo verdadero. Ese contenido falaz se introduce después en la red social y en grupos específicos previamente identificados mediante herramientas de análisis desarrolladas por empresas tecnológicas. A medida que se propaga, esa información falsa va adquiriendo su propia dinámica y alguien —una celebridad, algún político o incluso un periodista— acaba repitiéndola. Lo que sucede entonces ya cae en el rango de la verdadera locura.

Ya sea a propósito o por ignorancia, los medios dominantes comienzan a propagar esas mentiras, dedicando la integridad de sus revistas de prensa al análisis de esa información falsa o «fake new»… quién dice qué y por qué lo dice, bla bla bla, en vez de tratar de verificar la autenticidad de tales afirmaciones. Dado el carácter sensacional de esas falsedades, y también porque personas influyentes las repiten, esa visión falseada del mundo va a contaminar el mundo real. ¿Testigos? Las víctimas de linchamientos. Se llega así a un momento en que es casi imposible distinguir entre lo verdadero y lo falso, diferenciar el hecho de la ficción, con toda la sociedad radicalizándose en diferentes facciones que se oponen entre sí basándose en mentiras.

Facebook y las elecciones indias

En la época de las elecciones indias de 2014 apareció en la prensa un artículo sobre el tema «¿Puede Facebook influir en el resultado de la elección india?». El título revelaba la existencia de un verdadero iceberg. Si Facebook es capaz de modificar nuestras emociones y de hacernos votar… ¿qué más puede hacer?

Asombrosamente, a la Comisión Electoral India no se le ocurrió otra cosa que firmar un documento asociándose con Facebook para censar a los votantes durante el proceso electoral. El doctor Syed Nasim Ahmad Zaidi, jefe de la Comisión Electoral India (ECI), declaró:
«Me siento feliz de anunciar que la Comisión Electoral India va a iniciar un procedimiento especial destinado a enrolar a los no-votantes y, sobre todo, a quienes nunca han votado. Esto representa un paso adelante hacia la realización de la consigna de la ECI “Ni un ciudadano olvidado”. Como parte integrante de esta campaña, Facebook divulgará un recordatorio en diferentes dialectos indios para el momento de la elección, [recordatorio destinado] a todos los usuarios de Facebook de la India. Invito a todos los ciudadanos a que se inscriban y a votar, o sea a reconocer sus derechos y asumir sus deberes. Estoy convencido de que Facebook dará una nueva envergadura a la campaña de inscripción de electores iniciada por la Comisión y estimulará futuros votantes a participar en el proceso electoral y a convertirse en ciudadanos indios responsables». 

Las 17 agencias de inteligencia de Estados Unidos emitieron serias advertencias en cuanto al impacto de este fenómeno de desinformación sobre su proceso electoral y su sociedad. Según un centro de investigación en estadística, la mayoría de los estadounidenses —un espectacular 88%— piensa que la difusión de «fake news» perjudica su percepción de la realidad cotidiana.

Nosotros, en la India, nos dirigimos hacia un escenario aún más catastrófico. ¿Por qué? Porque, al revés de lo que sucede en la India, el gobierno de Estados Unidos y su comunidad de inteligencia exponen públicamente el problema y han trabajado en una solución ante esa amenaza. ¿Puede la India hacer lo mismo con Facebook metiendo sus narices en los asuntos internos del país?

Se crean todo tipo de comisiones, se programan audiencias senatoriales para aclarar este asunto y se establecen nuevos equipos para contrarrestar eficazmente esta amenaza contra la sociedad. Mientras se investiga el papel de Facebook en la elección presidencial estadounidense, se presta poca atención a cómo el equipo secreto de Facebook influyó en las elecciones indias.

A la luz de estas revelaciones habría que investigar detalladamente el impacto de Facebook en las elecciones indias. Es evidente que, para hacerlo, el gobierno tiene que empezar por reconocer la existencia de esa industria del «fake news» o de la desinformación para poder después actuar contra ella.

Junto a Facebook, American Microchip Inc. y la firma japonesa Renesas, contratados para piratear el código secreto EVM (banco de datos de usuarios), también deberían ser objeto de una investigación por interferir en las elecciones indias todos los que han conspirado junto a esas empresas.

Tomar esta amenaza a la ligera sería un grave error.

LA ESTRATEGIA MILITAR DE DONALD TRUMP

Rompiendo con las de sus predecesores, la Estrategia de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump renuncia a gobernar el mundo y traza el camino hacia la reconstrucción económica y social de Estados Unidos. Este proyecto, enteramente coherente, implica un cambio radical que su gabinete tendrá que imponer al resto de su administración.

Bajo los mandatos de George Bush hijo y de Barack Obama, los documentos que describían la Estrategia de Seguridad Nacional partían del principio que Estados Unidos era la única superpotencia del mundo. Así que podía emprender la «guerra sin fin» del almirante Arthur Cebrowski, o sea destruir sistemáticamente toda forma de organización política en las zonas ya inestables del planeta, empezando por el «Medio Oriente ampliado» o «Gran Medio Oriente». Esos dos presidentes enunciaban en esos documentos sus proyectos para cada región del mundo. Los Comandos Combatientes Unificados no tenían más que aplicar aquellas instrucciones.

La Estrategia de Seguridad Nacional de Donald Trump rompe casi por completo con aquella literatura. Aunque conserva algunos de sus elementos mitológicos, trata sobre todo de reposicionar a Estados Unidos como la República que ese país fue en 1791 —o sea, en el momento del compromiso interestadounidense representado por la adopción de la Carta de Derechos o Bill of Rights)—, en contraposición con el Imperio que pretendió ser a través de la política abiertamente imperial impuesta a partir de los hechos del 11 de septiembre de 2001.

La Estrategia de Seguridad Nacional de Donald Trump plantea principios totalmente nuevos para restaurar la economía y defender el país. National Security Strategy of the United States, White House, 18 de diciembre de 2017. 2Mo, 68 p.

El papel de la Casa Blanca, de su diplomacia y de sus fuerzas armadas ya no sería poner orden en el mundo sino proteger «los intereses del pueblo estadounidense».

Desde la introducción misma, Donald Trump se separa de sus predecesores denunciando las políticas de «cambio de régimen» y de «revolución democrática mundial» que adoptó Ronald Reagan y que altos funcionarios trostkistas mantuvieron con sus acciones en el seno de las posteriores administraciones estadounidenses. Trump reafirma la «realpolitik» clásica, la de Henry Kissinger, basada, por ejemplo, en la existencia de «naciones soberanas».

El lector recordará sin embargo que ciertas agencias intergubernamentales de los países denominados como los «Cinco Ojos» (Australia, Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Reino Unido), siguen bajo el control de los trotskistas, como en el caso de la National Endowment for Democracy (NED).

Donald Trump distingue 3 tipos de problemas que su país tendrá que enfrentar:
—En primer lugar, la rivalidad con Rusia y China;
—la oposición de los «Estados renegados» (Corea del Norte e Irán) en sus respectivas regiones;
—y, finalmente, el cuestionamiento del derecho internacional que representan simultáneamente los movimientos yijadistas y las organizaciones criminales transnacionales.

Aunque Trump también considera a Estados Unidos como la encarnación del Bien, contrariamente a sus predecesores el actual presidente no demoniza a sus rivales, adversarios o enemigos sino que trata de entenderlos.

Retoma entonces su eslogan de «America First» para convertirlo en su base filosófica. Históricamente, esa fórmula sigue estando asociada al respaldo al nazismo, pero ese no era su sentido original. Inicialmente se trataba más bien de romper con la política atlantista de Roosevelt: la alianza con el Imperio Británico destinada a que Washington y Londres gobernaran el mundo juntos.

El lector informado probablemente recuerda que el primer gabinete de la administración Obama incluía una desmesurada representación de la Sociedad de los Peregrinos (Pilgrims Society), que nada tiene que ver con la Sociedad Mont Pelerin. La Pilgrims Society es un club muy cerrado presidido por la reina de Inglaterra. Ese grupo de individuos se encargó de manejar el periodo posterior a la crisis financiera de 2008.


Para aplicar su política de regreso a los principios republicanos estadounidenses de 1791 y de independencia ante los intereses financieros británicos, Donald Trump plantea 4 pilares:
—La protección del pueblo estadounidense, de su patria y de su modo de vida;
—la prosperidad de Estados Unidos;
—el poderío de sus ejércitos
—y el desarrollo de su influencia.

Trump no traza por tanto su estrategia contra sus rivales, sus adversarios y sus enemigos sino en función de su ideal republicano e independentista.

Para evitar malentendidos, Trump precisa que, aunque él ve a Estados Unidos como un ejemplo para el mundo, no es posible ni conveniente imponer a los demás el modo de vida estadounidense, sobre todo teniendo en cuenta que ese modo de vida no puede considerarse como «la inevitable culminación del progreso». Trump no concibe las relaciones internacionales como el reinado de Estados Unidos sobre el mundo sino como la búsqueda de una «cooperación recíproca» con sus socios.

Los 4 pilares de la doctrina de Seguridad Nacional America First

—La protección del pueblo estadounidense supone ante todo el restablecimiento de las fronteras (terrestres, aéreas, marítimas, espaciales y ciberespaciales) que los partidarios de la globalización han venido destruyendo hasta ahora.

Las fronteras deben permitir tanto luchar contra las armas de destrucción masiva de los grupos terroristas y criminales como contener la entrada de pandemias y drogas, así como permitir la lucha contra la inmigración ilegal. Sobre las fronteras ciberespaciales, Trump observa la necesidad de imponer la seguridad de internet, priorizando en ese aspecto sectores como la seguridad nacional, la energía, los bancos, la salud, las comunicaciones y los transportes. Pero todo eso está expresado de manera bastante teórica.

Desde los tiempos del presidente Nixon, la lucha contra la droga era selectiva y su objetivo no era secar los flujos sino orientarlos hacia determinadas minorías étnicas. Pero Trump responde a una nueva necesidad. Consciente de que bajo la administración Obama hubo un derrumbe de la esperanza de vida sólo entre los hombres blancos, del estado de desesperación que eso provocó y de la subsiguiente pandemia del uso de opioides, Trump considera la lucha contra los cárteles de la droga como una cuestión de supervivencia nacional para Estados Unidos.

Al abordar la lucha contra el terrorismo, no está claro si, luego de la destrucción del Emirato Islámico (Daesh), Trump se refiere sólo a «lobos solitarios» que aún prosiguen el combate después de la derrota final, como los grupos Waffen SS después de la caída del Reich, o al mantenimiento del dispositivo británico del yijadismo. De referirse a esto último, se trataría de un importante retroceso en relación con las declaraciones de intención que emitió durante su campaña presidencial y los primeros meses de su mandato. Convendría entonces aclarar cómo han evolucionado las relaciones entre Washington y Londres y las consecuencias de ese cambio en la gestión de la OTAN.

En todo caso, es de notar la presencia en el texto de una extraña frase según la cual: «Estados Unidos trabajará con sus aliados y socios para disuadir y perturbar otros grupos que amenazan la patria —incluyendo grupos apadrinados por Irán, como Jezbolá».

Para todas las acciones antiterroristas, Trump se plantea la necesidad de establecer alianzas provisionales con otras potencias, incluyendo a Rusia y China.

Finalmente, sobre la capacidad de Estados Unidos para seguir existiendo, Trump avala el programa de «Continuidad del Gobierno», a pesar de que fue precisamente ese sistema el beneficiario del golpe de Estado invisible que tuvo lugar en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001. Pero plantea que una ciudadanía comprometida e informada es la razón de ser de ese sistema, con lo cual parece excluir la repetición de ese tipo de hechos.

—Sobre la prosperidad de Estados Unidos, condición para el desarrollo de sus capacidades en materia de defensa, Trump es un ferviente defensor del («American Dream/sueño americano»), del «Estado mínimo» (minarquismo) y de la teoría del «trickle-down» de arriba hacia abajo. Trump concibe por tanto una economía que no se basa en la financiarización sino en el libre intercambio. Echando abajo la idea comúnmente admitida de que el libre intercambio fue un instrumento del imperialismo anglosajón, Trump afirma que este sólo acaba resultando equitativo para los primeros actores si los nuevos actores aceptan sus reglas y plantea que varios Estados —entre ellos China— se benefician con ese sistema sin haber tenido nunca intenciones de adoptar sus valores.

Es en base a esa premisa —no al análisis que plantea la aparición de una clase transnacional de súper-ricos— que Donald Trump denuncia los acuerdos comerciales multilaterales.

Trump anuncia después la desregulación de todos los sectores donde la intervención del Estado no es necesaria y planifica paralelamente la lucha contra todas las intervenciones de los Estados extranjeros y de sus empresas nacionalizadas que puedan falsear los intercambios equitativos con Estados Unidos.

Donald Trump pretende desarrollar la investigación teórica y sus aplicaciones técnicas, así como respaldar la invención y la innovación. Prevé para ello la creación de condiciones particulares y ventajosas para la inmigración, condiciones destinadas a organizar la «fuga de cerebros» hacia Estados Unidos. Considera además el know how adquirido no como un medio de cobrar una especie de «peaje» a la economía mundial a través de las patentes sino como el motor de la economía estadounidense y planea la creación de un sistema de seguridad nacional destinado a censar y proteger esas técnicas para conservar la ventaja que estas puedan representar para Estados Unidos.

Al abordar el acceso a las fuentes de energía, Trump observa que Estados Unidos es, por primera vez, autosuficiente y emite una advertencia en contra de las políticas emprendidas en nombre de la lucha contra el cambio climático y que implican limitar el uso de energía. Trump no aborda en este documento la financiarización de la ecología pero claramente deposita una piedra en el jardín de Francia, promotora de la «finanza verde». Replanteando ese tema en un marco más general, afirma que Estados Unidos apoyará a los Estados víctimas de chantajes vinculados al aprovisionamiento energético.

—Afirmando que Estados Unidos ha dejado de ser la única superpotencia pero que sigue siendo la potencia dominante, Trump plantea como objetivo central de seguridad mantener esa preeminencia militar, según el principio romano que aconseja Si vis pacem, para bellum, o sea «Si quieres paz, prepárate para la guerra».

Observa primeramente que «China trata de excluir a Estados Unidos de la región indo-pacífica, de extender el alcance de su modelo económico dirigido por el Estado y de reorganizar la región de manera ventajosa para ella». Según Trump, Pekín está tratando de dotarse de las segundas capacidades militares a nivel mundial —bajo la autoridad del general Xi Jinping— basándose en el conocimiento y la experiencia acumulados por Estados Unidos.

Por su parte, «Rusia trata de recuperar su estatus de gran potencia y de establecer esferas de influencia en sus fronteras». Para ello, «trata de debilitar la influencia de Estados Unidos en el mundo y de separarlo [a Estados Unidos] de sus aliados y socios. [Rusia] percibe a la OTAN y la Unión Europea como amenazas».

Es este el primer análisis de los objetivos y medios de los rivales de Estados Unidos. Diferenciándose en ello de la «doctrina Wolfowitz», la Casa Blanca ya no considera a la Unión Europea como un competidor sino como la rama civil de la OTAN. Rompiendo con la estrategia de George Bush padre y Bill Clinton de sabotaje económico contra la Unión Europea, Donald Trump plantea la posibilidad de cooperar con los rivales —que ahora son Rusia y China— pero únicamente «en posición de fuerza».

El periodo actual es testigo de un retorno de la competencia en el terreno militar, competencia que ahora cuenta 3 contrincantes. Conociendo la tendencia de los militares a prepararse para la guerra anterior, en vez de tratar de imaginar cómo será la próxima, es conveniente replantear a fondo la organización y el equipamiento de los ejércitos, teniendo en mente que los rivales van a posicionarse en los sectores que ellos mismos han de seleccionar. Es interesante observar que no es en ese capítulo donde Donald Trump menciona el talón de Aquiles del Pentágono sino mucho antes. Lo hace en la introducción, en un momento en que el lector se encuentra absorto en consideraciones filosóficas, espacio donde Trump menciona nuevas armas rusas, refiriéndose específicamente a la capacidad de ese armamento para inhabilitar los sistemas de mando y controles de la OTAN.

El Pentágono tiene que renovar su arsenal, tanto en cantidad como en el plano cualitativo. Tiene que renunciar a la ilusión de que su superioridad tecnológica (que en realidad Rusia ha sobrepasado) podría servirle para compensar su inferioridad en cantidad de efectivos. Sigue entonces un largo estudio de los diferentes tipos de armamento, incluido el nuclear, que habría que modernizar.

Donald Trump pretender invertir el funcionamiento actual de la industria militar estadounidense. Esa industria se dedica actualmente a vender sus productos al Estado federal, pero Trump quiere que sea el Estado federal quien haga sus pedidos y que los industriales respondan a sus nuevas necesidades. Se sabe que la industria militar carece hoy de los ingenieros que necesita para realizar nuevos proyectos. El fracaso del avión de guerra F-35 es el ejemplo más flagrante de esa carencia. El cambio que el actual presidente desea supone por tanto la organización previa de la «fuga de cerebros» hacia Estados Unidos que el propio Trump menciona en otra parte del documento.

En el sector de la inteligencia, Trump adopta las teorías de su ex-consejero de seguridad nacional, el general Michael Flynn. Trump quiere reposicionar no sólo la Defense Intelligence Agency (DIA) sino toda la «comunidad de inteligencia». El objetivo ya no es localizar en cualquier momento a tal o más cuál jefe terrorista sino ser capaz de prever la evolución estratégica de cada rival, adversario y enemigo. Se trata de renunciar a la obsesión del GPS y de complicados artefactos high tech para volver al trabajo de análisis.

El Ariane 5 expuesto en Le Bourget. La industria aeroespacial suele ser demandante de alta tecnología, pese a que muchas veces utiliza equipos antiguos, pero certificados.

Trump considera además el Departamento de Estado como una herramienta que debe permitir crear un entorno positivo para su país, incluso al tratar con sus rivales. La diplomacia estadounidense dejaría de servir de agente al servicio de los intereses de las transnacionales —como lo fue bajo las administraciones de Bush padre y de Bill Clinton— o de ejercer el papel de «administrador» a nombre del Imperio que había adoptado bajo las administraciones de Bush hijo y de Barack Obama. Y los diplomáticos estadounidenses tendrían que adquirir nuevamente la sutileza política que exige la verdadera labor diplomática.

—El capítulo dedicado a la influencia de Estados Unidos refleja de forma explícita el fin de la «globalización» del «American Way of Life». Estados Unidos ya no buscaría imponer sus propios valores a los demás sino que trataría a todos los pueblos según el principio de igualdad y reconocería la actitud de los que respetan el estado de derecho.

1937, Louisville (Kentucky). Fotografía de Margaret Bourke-White: There's no way like the American Way.

Para estimular a los países que quieren convertirse en socios pero que tienen inversiones bajo dirección estatal, Trump prevé ofrecerles alternativas que les faciliten la realización de reformas en sus economías.

En cuanto a las organizaciones intergubernamentales, Trump anuncia que rechazará la cesión del menor espacio de soberanía si este debe compartirse con países que cuestionan los principios constitucionales estadounidenses, lo cual es una alusión directa a la Corte Penal Internacional. Pero no menciona la extraterritorialidad de la justicia estadounidense, que viola los principios constitucionales de otros países.

Para terminar, retomando la larga tradición derivada del compromiso de 1791, Trump afirma que Estados Unidos seguirá prestando ayuda a quienes luchan por la dignidad humana o por la libertad religiosa —que no debe confundirse con la libertad de conciencia.


La aplicación está por definir

Sólo después de esa larga exposición, Donald Trump aborda la aplicación regional de su doctrina. En este aspecto no se anuncia ninguna novedad, sólo una alianza con Australia, la India y Japón para contener a China y luchar contra Corea del Norte.

Menciona, cuando más, dos nuevos enfoques sobre el Medio Oriente. La cuestión del Emirato Islámico (Daesh) ha mostrado que el principal problema no es la cuestión israelí sino la ideología yijadista. Y lo que Washington reprocha a Irán es perpetuar el ciclo de violencia al rechazar la negociación.

El lector de la Estrategia de Seguridad de Nacional de Trump entenderá por defecto que el Pentágono tiene que abandonar el proyecto del almirante Arthur Cebrowski, proyecto que Donald Rumsfeld impuso el 11 de septiembre de 2001. Se acabó la «guerra sin fin». La tensión ya no debería extenderse por todo el mundo sino que debería disminuir incluso en el Medio Oriente ampliado.

La doctrina de seguridad nacional de Donald Trump es un cuerpo de una construcción bien cuidada, tanto en el plano histórico —se percibe la influencia del general James Mattis— como en el plano filosófico —siguiendo al exconsejero especial Steve Bannon. Esta doctrina se basa en un riguroso análisis de los desafíos que se presentan al poderío estadounidense —conforme a los trabajos del general H. R. McMaster. Avala los cortes presupuestarios en el Departamento de Estado— realizado por Rex Tillerson. Contrariamente al mantra que los medios estadounidenses se empeñan en repetir incansablemente, la administración Trump ha logrado hacer un trabajo de síntesis coherente separándose por completo de los enfoques anteriores.

Pero la ausencia de estrategia regional explícita es muestra de la gran envergadura de los cambios ya iniciados. Nada dice que los jefes militares aplicarán en sus respectivos ámbitos esta nueva filosofía. Sobre todo cuando aún puede observarse, como sucedió hace sólo días atrás, que se mantiene la complicidad entre las fuerzas militares de Estados Unidos y los yijadistas en Siria.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article199176.html

Estados Unidos designa el presidente de Honduras.


Mientras que los observadores de la OEA (la Organización de Estados Americanos) y de la Unión Europea, enviados a Honduras en ocasión de la elección presidencial, denuncian que hubo fraude en el escrutinio, el gobierno de Estados Unidos ya designó al presidente saliente Juan Orlando Hernández como ganador de la consulta.

Juan Orlando Hernández (a la izquierda en la foto, durante un encuentro con el vicepresidente estadounidense Mike Pence) apoyó en 2009 el golpe de Estado contra el presidente constitucional de Honduras, José Manuel Zelaya, electo en 2005. Hernández se convirtió entonces en presidente del parlamento hondureño y posteriormente, en 2013, en presidente de la República.

El golpe de Estado que derrocó al presidente Zelaya fue organizado por la administración de Barack Obama y contó con la participación de Israel.

Según los resultados oficiales de la elección presidencial que acaba de realizarse en Honduras, resultados que todos los observadores denuncian como falsos, el candidato de la oposición Salvador Nasralla —de origen palestino-libanés y respaldado por el derrocado presidente Manuel Zelaya— obtuvo un 41,42% de los sufragios frente a un 42,95% para el presidente saliente Juan Orlando Hernández.

La mayoría de las organizaciones intergubernamentales, como la OEA y la Unión Europea, han llamado a la realización de un nuevo escrutinio en Honduras.

Pero el presidente-candidato Juan Orlando Hernández instruyó al embajador de Honduras en la ONU a que votara contra la resolución de la Asamblea General sobre el estatuto de Jerusalén —contraria a los intereses de Estados Unidos e Israel. Así que la Casa Blanca se pronunció de inmediato a favor de Hernández.

En aras de evitar enfrentamientos violentos, el candidato Salvador Nasralla ha anunciado que renuncia a impugnar el resultado de la elección presidencial.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article199159.html

El presidente Kuczynski protagoniza un despreciable toma y daca.

El presidente de Perú Pedro Pablo Kuczynski (a la izquierda en la imagen) acaba de indultar al expresidente Alberto Fujimori (a la derecha), condenado a 25 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad.

Se insinuaba que el canje era tal como ha ocurrido: el voto parcial de legisladores fujimoristas cercanos a Kenji por la no destitución del presidente de la República a cambio del indulto para el expresidente Alberto Fujimori. El criollísimo «toma y daca», confirmó su nociva presencia inmoral en la acción del presidente Pedro Pablo Kuczynski.

Serios reparos indican que la comisión médica orientó su acción para denotar una condición de salud más deficiente o grave que la real y para, en términos prácticos, dar «sustancia» o base al indulto. El olor a engaño rodea la maniobra.

No es un tema jurídico estrictamente hablando. Tampoco lo es político del todo. Lo que ha ocurrido es de una perversión destructiva sin precedentes y que pudre la fragilísima estructura moral cívica de los peruanos. De ahora en adelante, las componendas, los arreglos bajo la mesa, el «do ut des», la hermandad de los hampones, reemplazará los barruntos elementales de buen comportamiento y clarísima vocación civilizada de seguir las leyes.

Ha faltado a su palabra el aún presidente Pedro Pablo Kuczynski. Había dicho que el indulto no fue tema para su campaña y le hemos visto claudicar para mantenerse en Palacio, hoy en una condición más precaria que nunca. Los cimientos que le avalan son arenosos y muy movedizos.

El espectáculo que brinda ante el mundo el gobierno del Perú sólo puede compararse a las más grandes tragicomedias que hunden en las ciénagas de la historia a los pueblos que aceptan acríticamente los abominables yerros de sus administraciones.

Se han apagado las luces de la moral política en estos días. Y hay un culpable principal: Pedro Pablo Kuczynski.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article199169.html

ARENGA A LOS MUERTOS


(Pasan las nubes —esas nubes que tanto conocen los enfermos— y parece como si borrasen algo nuestro cada día, blanda y casi gozosamente. Pero a veces, cuando hay un claro, alguna voz se levanta y se adentra en lo más alto, bárbara y estentórea; es una voz que al principio invoca, lamenta luego y arenga finalmente).

¡Oh vosotros, los cercanos al pie de Dios, los de la infinita ventura eterna, moradores de la luz inextinguible; los libertos del pecado cotidiano, los que gimen por algo verdadero y gozan verdaderamente!

Vosotros, los que andáis sin este cuerpo, sin esta realidad endurecida por los dientes fríos de las cosas; los evadidos de la oscura risa de las sombras.

Los limpios, los sin prisa y los sin miedo; los que tocan, los que ven y los que oyen ya de un modo diferente y cierto; los que estaban, los que han vuelto al antiguo limo paterno, ¡oh vosotros, los muertos!

Los muertos de nuestra muerte y nuestra vida, los caídos gloriosamente levantados, los que yacen vencidos bajo el árbol o fundan, vencedores, las cosechas; los que dan tierra a nuestro paso virilmente acongojado; los muertos terriblemente desnudados, los furtivamente muertos, aparentes bajo un palmo de tierra apresurada; los muertos de la paz y de la guerra, los héroes, los mártires y los que caen por nada suavemente sobre sí desmoronados.

Los capitanes, los religiosos, los soldados, los falangistas, los monárquicos y los republicanos; los obreros, los estudiantes, los nobles y las pobres mujeres que tiemblan cantando mientras lavan.

Los muertos por la fe, por la honra o por la Patria; los vilmente asesinados, los enfermos, los padres y los hermanos enfrentados; los niños repentinamente desasidos en el estupor del hambre o la granada.

Los engañados, los sobreaviso, los que llegaron tarde o demasiado pronto, los listos, los pobrecitos tontos, los de la checa y la trinchera; los blancos, los azules y los rojos y aquellos transeúntes que acudieron de súbito al encuentro con sus civiles rodilleras de oficina o sus toscos remiendos de suburbio.

Los caídos de pie y los de rodillas; los sentados atónitos bajo el fuego fulminante; los aplastados, los que volaron en pedazos, los horadados limpiamente por un plomo certero; los que cuelgan del estribo del caballo, los enterrados honoríficamente y los putrefactos sobre el barro; los acuchillados, los sedientos y los asfixiados, los helados, los electrocutados y los disueltos en el aire, en el agua o en el polvo, ¡oh vosotros, los muertos!

¡Ay vosotros en quiénes se ha parado el dulce y tibio telar de la sangre! ¡Ay vosotros, los de las pupilas llenas de una luz sin movimiento; los agrupados, los reducidos, los que esperan en el atronador silencio!

¡Ay vosotros, los del espanto y la alegría; los de las sienes estiradas y las manos gloriosamente abiertas; los que sois ya de otra manera y nos dejáis crecer sobre la paz de vuestro inmenso corazón de tierra!

Los desprendidos, los inertes, los que calláis la espléndida verdad de que aun nos falta morir para ser algo, ¿acaso os ha esperado una estatura nueva, un nuevo color desconocido, otro tiempo diferente?

¡Ay vosotros, los que habitáis nuestra melancolía de un modo escaso y geométrico —querida manos, queridos rostros—, ¿podéis pensar que habéis dejado de dolernos?!

¡Ay, madres, hermanos, camaradas, ay, iguales que nosotros, prisioneros de un mismo número de vértebras, ¿estamos aún en vuestra segunda mente, sabéis distinguirnos todavía y llamarnos por los viejos nombres familiares?!

¡Ay vosotros, los que estabais sentados a la misma mesa, los del pan y el vino de la Patria, ¿es verdad que morir parece detenerse un poco para emprender la marcha decisiva, caer para alzarse nuevamente?!

¡Ay vosotros, los de la muerte dada, recibida de la mano ciega de otros muertos de hoy y de mañana! Los que han visto su muerte personal, nominal de cada uno, temblando como un pájaro indeciso antes de extender las alas, ¿sabéis cómo guardamos el tesoro de vuestra ultimidad postrera, la huella impalpable de las palabras, de los gestos y las cosas penetradas del calor de vuestra carne? ¿Sabéis que nuestra honra descansa en la guarda denodada del reposo horizontal de vuestro polvo?

¡Ay vosotros, los que no estáis, los que soltaseis de repente el pecho que os apretaba el fusil, la pluma, la hoz silbante sobre las espigas dobladas; vosotros los ausentes, los emigrados en el soplo de la muerte, los que habéis de volver un día a preguntarnos algo sin respuesta, los que resucitarán con su rostro verdadero y tomarán de donde se hallen los vigorosos trazos de sus huesos, los que estará otra vez a nuestro lado, agobiados bajo el peso de la gloria próxima, escuchad ahora, oh vosotros, los muertos!

Aquí estamos otra vez, desnudos en el circulo de los cuchillos extraños que iluminan como lívidos relámpagos. Los pies sobre la ceniza y los corazones en alto, aquí estamos como un himno a solas levantado en el silencio de los que duermen.

Velamos por la honra y por el trigo, por el alma y el solar de los que vienen a heredar la antorcha de nuestra sangre. Sobre el blanco lecho duro de vuestra fosa pedimos imperiosamente paz, tiempo y levadura para la España que llega, que ya hunde su pisada en el umbral de la Historia.

Vencedores de nosotros mismos, no importan las flaquezas de los pocos, sino la ancha senda que abren los brazos vigorosos. Vosotros sois testigos aterradores, pero dueños todavía de un puñado de ceniza que tuvo alma, hechos y nombre; obreros somos de vuestra obra, y los huesos dispersos y la risa aventada de vuestra boca y la sangre evaporada pesan, transcurren y ríen por nuestra viva carne.

¡Orad pues, también vosotros, los cercanos; alzad las manos modificadas, prorrumpid en esas otras palabras, reunid en un esfuerzo terrible la armadura incompleta de vuestra inextinta fuerza!

¡Erguíos entre raíces y piedras, levantad los ojos transparentes y fundad un grito nuevo en el vasto silencio de los astros!

¡Que un rumor profundo conmueva la noche y el día y ciña el mundo como un sonoro friso con obreros, con mujeres y con santos, con caballos y guerreros y pacíficas espadas que iluminen la vigilia!

¡Orad para que España levante al fin su sueño sin quimera; orad para que nada se hunda inútil en la nada; orad por los que oramos; orad por Europa y por el mundo ensordecido; orad por el triunfo del Signo que campea sobre el duelo incesante del hierro y el fuego!

¡Orad también en pie, oh vosotros, los españoles muertos!

José María Sánchez-Silva
Arriba, 29 de octubre de 1945


Tres siglos de abuso de la burguesía catalana

El ministro de Hacienda catalán Laureano Figuerola (primero por la izquierda) creó la peseta

En Nacionalismo español y catalanidad (2017), reveladora aportación histórica en estos años de estomagante hegemonía nacionalista, Joan-Lluís Marfany desmonta el mito de la Renaixença (Renacimiento), kilómetro cero del catalanismo, cuando en 1833 Aribau publica su Oda a la patria. El poema vio la luz en El Vapor, diario en castellano defensor del proteccionismo para la industria catalana, identificada siempre como «industria nacional» (española, claro). En su investigación de casi mil páginas, el historiador afirma que los catalanes inventaron el nacionalismo español y combatieron al invasor napoleónico con vivas a Don Pelayo y al Cid; que el castellano era la lengua de ascenso social… Tan «incorrectas» afirmaciones hallaron poco eco en los medios de comunicación que subvenciona la Generalitat. Más allá de la «incorrección política» de Marfany, el silencio obedecía a la incapacidad de los historiadores del Régimen nacionalista para desmentir sus documentadas conclusiones.

Moraleja
Bajo la lírica capa de los Juegos Florales y la nostalgia de un pasado «romántico», el regionalismo que devino en nacionalismo y ahora en separatismo se vertebró por la avidez de caudales. Así lo ve también Jesús Laínz en EL PRIVILEGIO CATALÁN, compendio de trescientos años de negocio de la burguesía; desde los Decretos de Nueva Planta que ensalzaron Lázaro Dou y Antonio de Capmany, ilustres catalanes de las Cortes gaditanas olvidados por la historia oficial secesionista. A partir del demonizado Felipe V, aquel que en palabras de Vicens Vives desescombró «un anquilosado régimen de privilegios y fueros», Cataluña devino en «fábrica de España»; eso sí, con una generosa protección arancelaria legislada desde Madrid.

Cada vez que el librecambismo asomaba en el Diario de Sesiones, el victimismo catalanista ponía a prueba la estabilidad del gobierno español de turno. Laínz jalona esta «crónica del arancel» con citas tan ilustrativas como la de Stendhal. En 1839, el autor de LA CARTUJA DE PARMA fue turista en Barcelona y tomó nota. Los catalanes que admiran el Contrato social y predican «el beneficio de todos», los que se proclaman republicanos de pura cepa, «quieren leyes justas, con la excepción de la ley de aduanas, que debe estar hecha a su antojo… Es preciso que el español de Granada, Málaga o La Coruña no compre los tejidos de algodón ingleses, que son excelentes y cuestan un franco la vara, y se sirva de los tejidos catalanes, muy inferiores y que cuestan tres francos la vara». Opinión similar mantenía otro catalán maldito, Laureano Figuerola, el ministro de Hacienda que inventó la «peseta» —de peça en catalán—.

Cuba colonial
La «contracrónica» de los prodigios catalanistas transcurre en la Cuba colonial: muchos y conocidos apellidos burgueses contrarios a abolir la esclavitud. En el desastre del 98 sitúa Laínz la génesis del secesionismo: «De la noche a la mañana, para muchos catalanes Cuba había pasado de ser la odiada provincia separatista traidora a España a ser el modelo envidiado de la autonomía e incluso de la secesión…». Cubanofilia con la bandera «estelada» que diseñó Vicenç Albert Ballester en 1918.

Las poderosas razones de la burguesía condicionarán la política española del siglo XX: golpe de Primo de Rivera en 1923 con el apoyo de la Lliga para acabar con el anarquismo; el entusiástico manifiesto de apoyo a la sublevación de Franco con la flor y nata del catalanismo desmiente la lectura de la contienda civil como guerra contra Cataluña. Políticos clave del franquismo en todas sus etapas: Aunós, Carceller, Gual Villalbí, López Rodó, Samaranch… A modo de colofón, Laínz retrocede un siglo para recordar la célebre frase de Francesc Pujols: los catalanes, por el hecho de serlo, podrán ir por el mundo con todos los gastos pagados. La Cataluña separatista ha interpretado la boutade al pie de la letra.

Fuente

Israel, Italia y la «diplomacia de los cazas»

El ejercicio aéreo multinacional Blue Flag 2017, organizado por Israel, permitió al Estado hebreo mostrar las capacidades del armamento que produce su industria de guerra, contando para ello con el respaldo del «Programa de Cooperación Individual» de la OTAN.


Los gobernantes europeos —desde la responsable de las Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Federica Mogherini, hasta el primer ministro de Italia, Paolo Gentiloni, y pasando por el presidente francés Emmanuel Macron y la canciller alemana Angela Merkel— se distanciaron formalmente de Estados Unidos e Israel en cuanto al tema del estatus de Jerusalén. ¿Está apareciendo una divergencia entre esos aliados?

Los hechos demuestran lo contrario. Poco antes de la decisión de Trump sobre Jerusalén como capital de Israel, pero ya con esa decisión «preanunciada», se realizó Blue Flag 2017, el mayor ejercicio internacional de guerra aérea en la historia de Israel, con la participación de Estados Unidos, Italia, Grecia y Polonia en esta tercera edición de esos juegos de guerra aérea, a los que Francia, Alemania y la India se incorporaron por primera vez.

Durante dos semanas pilotos de esos 8 países, 6 de ellos miembros de la OTAN, se entrenaron con 70 aviones en la base aérea de Ovda, en el desierto de Néguev, con ayuda de 1.000 militares como personal técnico y logístico.

Italia participó con 4 cazas Tornado del 6º Stormo de Ghedi —2 de ataque y 2 de guerra electrónica. Estados Unidos llevó siete F-16 de la 31st Fighter Wing destacada en Aviano (Italia). Dado que esos aviones están a cargo del uso de las bombas nucleares estadounidenses B-61, los pilotos italianos y estadounidenses se entrenaron seguramente, junto a los demás participantes, en la realización de misiones de ataque nuclear. Según lo informado oficialmente, tuvieron lugar más de 800 misiones de vuelo, simulando «escenarios extremos de combate, con vuelos a muy baja altitud y contramedidas electromagnéticas para neutralizar las defensas antiaéreas». En otras palabras, los pilotos se entrenaron para golpear objetivos con bombas y misiles no nucleares o nucleares.

Blue Flag 2017 mejoró «la cooperación y la rapidez operacional de las fuerzas aéreas participantes» y, al mismo tiempo «fortaleció el estatus internacional de Israel». En un artículo sobre la «diplomacia de los cazas», el diario israelí Haaretz describe como emblemática la visión de un Eurofighter alemán con la cruz de la Lutwaffe y de un F-15 israelí con la estrella de David despegando juntos por primera vez para la misma misión, o de cazas franceses que vuelven a Israel, donde fueron desplegados en secreto en 1956 para la campaña de Suez contra el Egipto de Nasser.

Haaretz concluye que «Blue Flag es la demostración de que son cada vez más los países dispuestos a comprometerse abiertamente como aliados estratégicos de Israel y a dejar de lado consideraciones políticas como la cuestión palestina. Mientras se desvanece la influencia de la diplomacia tradicional, está desarrollándose el papel de los comandantes militares en las relaciones internacionales».

Algo que se confirma con el encuentro entre el comandante de la fuerzas de combate italianas, el general Frigerio, y el comandante de la fuerza aérea israelí, el general Norkin. Ese encuentro entra en el marco de la Ley n° 94 del 17 de mayo de 2005, que institucionaliza la cooperación cada vez más estrecha entre las fuerzas armadas y las industrias de guerra de Italia e Israel.

Israel está de hecho integrado a la OTAN, en cuyo cuartel general tiene una misión oficial permanente, en el marco del «Programa de Cooperación Individual» ratificado en diciembre de 2008 —poco antes de la operación «Plomo fundido» contra Gaza. Ese programa estipula la conexión de las fuerzas israelíes, incluso las nucleares, al sistema electrónico de la OTAN.

Inmediatamente después de Blue Flag 2017, los pilotos israelíes —entrenados en los cazas italianos M-346— volvieron a bombardear a los palestinos en Gaza, mientras el primer ministro Gentiloni declaraba que «el futuro de Jerusalén, ciudad santa única en el mundo, debe definirse en el marco del proceso de paz» .

Fuente: http://www.voltairenet.org/article199098.html

Ex-director de Interpol denuncia falsedad de las acusaciones contra Cristina Kirchner.


La ex-presidente de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, está actualmente acusada de traición a la Patria. La justicia argentina la acusa de haber negociado con Irán un acuerdo que puso fin a las acciones legales contra presuntos responsables de los atentados con bombas perpetrados en Buenos Aires, en 1992 y 1994, a cambio de rebajas de precio para las compras argentinas de petróleo.

Pero hace 15 días, el FBI estadounidense proporcionó una serie de análisis de ADN que echan abajo todo el montaje acusatorio contra Irán, país al que se atribuye haber ordenado los atentados, y contra Jezbolá, acusado de haberlos ejecutado.

Por su parte, el ex-director general de INTERPOL, Ronald Noble, acaba de anunciar que está dispuesto a comparecer ante la justicia argentina como testigo de que bajo la presidencia de Cristina Kirchner nunca se solicitó a INTERPOL que anulara las órdenes de arresto contra los sospechosos iraníes.

Ese testimonio deja por tanto sin base la acusación de traición contra la ex-presidente Cristina Fernández de Kirchner.

Un cuarto de siglo después de los hechos, se ha demostrado que el dossier de los atentados perpetrados en Buenos Aires está plagado de manipulaciones provenientes de policías y magistrados, al extremo que se desconoce absolutamente todo lo que antes se daba por sentado sobre los atentados y las actuaciones atribuidas a la ex-presidenta argentina.

JARED KUSHNER REORDENA EL MEDIO ORIENTE

Personalidad muy cuestionada por los miembros mismos de la administración Trump, Jared Kushner goza de la total confianza del presidente. Se le ha dado como misión reordenar el Medio Oriente según el «principio de realidad», en contra de la doxa de cada bando. Después de los éxitos tangibles en Arabia Saudita, ahora se dedica a la cuestión israelo-árabe.

Jared Kushner goza de la total confianza del presidente, respeto al líder

Jared Kushner es un individuo muy secreto de quien no se sabe gran cosa, cuando más que tenía una alta opinión de la justicia y que quería ser fiscal. Pero cuando su padre fue arrestado y encarcelado por fraude fiscal, él vivió aquello como una injusticia. Según Jared Kushner, su padre había caído en una trampa judicial. Él abandonó entonces sus estudios de derecho y se dedicó a tratar de salvar la empresa familiar de promoción inmobiliaria, lo que logró con creces. Durante ese periodo, se construyó la imagen más honorable posible para distanciarse de las acusaciones contra su padre.

Su suegro, Donald Trump, parece tener una extrema confianza en él, al extremo de haberlo encargado de facto de dirigir su campaña electoral. Algunos de sus adversarios expresaron sorpresa cuando Kushner fue capaz de organizar la campaña con medios irrisorios, logrando pese a ello la victoria.

Desde su llegada a la Casa Blanca, el presidente Trump lo hace participar en las reuniones más secretas, aunque Jared Kushner no dispone de la acreditación necesaria para tener acceso a secretos militares, acreditación que nunca se le ha concedido.

Con la esperanza de pasar a la historia por haber logrado algo de lo que sus predecesores siempre hablaron sin lograr alcanzarlo, el presidente Trump ha encargado a Jared Kushner de resolver el conflicto israelo-árabe y de pacificar el Medio Oriente. Es una apuesta particularmente arriesgada, sobre todo teniendo en cuenta que este joven de 36 años tomó posición en el pasado por Israel, aportando incluso respaldo financiero al ejército israelí y a colonias judías en tierra palestina. Sin embargo, es posible, por tener Kushner gran necesidad de conseguir la aceptación de su propio medio, que esas donaciones tengan un significado diferente al que se les atribuye a primera vista.

La nominación en esa función de una persona de confianza pero totalmente carente de experiencia diplomática es la segunda apuesta del presidente Trump. Visto el fracaso de los diplomáticos profesionales, Trump ha apostado por un enfoque nuevo sobre un viejo problema. Para cumplir esta misión, Jared Kushner ha obtenido un privilegio muy poco frecuente: es el único alto funcionario cuyas entrevistas con personalidades políticas extranjeras no quedan plasmadas en actas. Nadie podrá por tanto reprocharle tal o más cual torpeza, o ni siquiera criticar su manera de abordar los temas tratados. Ni siquiera el secretario de Estado ya que Jared Kushner sólo rinde cuentas al presidente.

En opinión de las personalidades que se han reunido con él, Kushner sigue los mismos principios que su suegro: 
—primeramente, aceptar la realidad, aunque eso implique tener que abandonar una retórica oficial existente desde hace mucho; 
—en segundo lugar, considerar todas las ventajas que puede sacar de los acuerdos bilaterales anteriores; 
—en tercer lugar, tener en cuenta, en la medida de lo posible, el Derecho multilateral.

La única diferencia con su suegro reside en su perfecto mutismo, en oposición con las declaraciones provocadoras y contradictorias que el presidente utiliza para sacudir a sus interlocutores.

Durante los 6 últimos meses, Jared Kushner multiplicas sus idas y venidas en el Medio Oriente, principalmente a sus dos destinos predilectos: Arabia Saudita e Israel. Lo que acabamos de ver, sin entenderlo, es el inicio de su acción.

Arabia Saudita

—La realidad de Arabia Saudita era, desde el punto de vista de Trump durante su campaña electoral:
• la acumulación de petrodólares que son masivamente dólares que Estados Unidos ha pagado por un petróleo que los sauditas no fabrican;
• el papel central del reino saudita, bajo control del MI6 británico y de la CIA, en la lucha contra el nacionalismo árabe y en la manipulación del terrorismo islámico;
• su crisis en materia de sucesión.

—Los acuerdos bilaterales son los que firmó Franklin Roosevelt con el primer rey saudita, Abdulaziz Ben Saud, a bordo del USS Quincy, en 1945, renovados por George Bush hijo en 2005 y hasta 2065. Aunque esos acuerdos nunca se han publicado, numerosas personas que participaron en su negociación los han resumido de la siguiente manera:
• El rey de Arabia Saudita acepta que Estados Unidos controle su petróleo, mientras que Estados Unidos se compromete a proteger al rey y, por ende, su propiedad privada… lo que conocemos como Arabia Saudita.
• El rey de Arabia Saudita se compromete a no obstaculizar la creación de un Estado para la población judía del antiguo Imperio Otomano, mientras que Estados Unidos favorece su papel regional.

USS Quincy (CA-39)

Así que Jared Kushner preparó la cumbre del 21 de mayo de 2017 que reunió en Riad a casi todos los jefes de Estado del mundo musulmán alrededor del presidente Trump. Arabia Saudita cortó inmediatamente los contactos con la Hermandad Musulmana y dejó de financiar los grupos yijadistas en el mundo entero —al menos con casi todos, con excepción de Yemen. El reino puso en juego su influencia para convencer a los demás Estados musulmanes presentes.

Pero ese éxito tiene su costo:
• Qatar rechazó la nueva política estadounidense. Negándose a aceptar que gastó inútilmente 137.000 millones de dólares contra Siria, Qatar ha mantenido su respaldo a algunos yijadistas. Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos decidieron entonces, por su cuenta, imponerle un bloqueo. El secretario de Estado Rex Tillerson trató de mantenerse al margen de esa disputa, pero Kushner y el presidente Trump se pusieron del lado de Arabia Saudita.
• Kushner se comprometió a ayudar al rey Salman a arreglar como le parezca la cuestión de la sucesión del trono.

El golpe palaciego del 4 de noviembre

A finales de octubre, Jared Kushner estuvo 3 días en Arabia Saudita. Allí sostuvo largas sesiones de trabajo con el hijo del rey, el príncipe Mohamed Ben Salman (apodado MBS) y elaboró con él la lista de miembros de la familia real que había que neutralizar. Al no saber cómo reaccionaría la Guardia Real cuando el príncipe Muteb fuera depuesto, Kushner puso los mercenarios de Academi (antiguamente Blackwater) a la disposición del príncipe Ben Salman para la realización de los arrestos. Finalmente, recordando la campaña mediática contra su padre, también proporcionó especialistas en comunicación para disimular el golpe palaciego bajo el bello discurso de la «lucha contra la corrupción».

Jared Kushner ya había abandonado Riad cuando el primer ministro libanés, Saad Hariri —legalmente hijo del asesinado primer ministro Rafiq Hariri, pero en realidad hijo biológico de un príncipe del clan Fahd— fue «invitado» a viajar urgentemente a Riad «para ser recibido por el rey Salman». Todos saben lo que sucedió después: el discurso de renuncia de Saad Hariri y los arrestos o ejecuciones de todos los príncipes que podían oponerse al nuevo proceso de sucesión o incluso reclamar el trono.

Ya arrestados, los cientos de primos del príncipe heredero Mohamed Ben Salman fueron puestos en cautiverio. Uno tras otro aceptaron, a veces bajo tortura, entregar sus fortunas al nuevo «hombre fuerte» del reino, quien recolecta así más de 800.000 millones de dólares, según el Wall Street Journal.

No se ha escuchado en todo el mundo ni una voz a favor de esos multimillonarios desbancados, que hasta ahora eran miembros de los más prestigiosos consejos de administración.

Algunos testigos aseguran que varios miembros de la familia real tuvieron que ser hospitalizados y recibir cuidados médicos antes de volver a ser interrogados. El príncipe heredero Mohamed Ben Salman dice haber liberado a varias personalidades, como el propio príncipe Metab, el príncipe Turki bin Abdullah, el doctor Ibrahim Abdulaziz Al-Assaf (ex ministro de Finanzas del reino) y Mohamad ben Abdel Rahman al-Tubaichi (ex jefe de Protocolo de la corte).

Parece evidente que esa historia no ha terminado aún. Conforme a las instrucciones del presidente Trump, Jared Kushner tratará ahora de obtener para su país parte de las fortunas confiscadas.

El caso de Hariri

Contrariamente a lo que afirma la prensa francesa, París no tuvo mucho que ver con la liberación del primer ministro libanés. Es cierto que el presidente francés Emmanuel Macron intervino en el asunto —Saad Hariri tiene 3 nacionalidades, es al mismo tiempo libanés, saudita y francés. Y también es cierto que Macron viajó personalmente a Riad, pero fue para ser objeto de una grave humillación. La única acción útil vino del presidente libanés Michel Aoun.

Francia se estrelló contra una realidad muy simple: en derecho internacional, las personas que tienen más de una nacionalidad no pueden disponer de inmunidad diplomática en un país cuya ciudadanía ostentan. Pero el presidente libanés Michel Aoun logró inclinar la balanza al defender no al individuo Saad Hariri sino a su primer ministro. Es evidente que arrestar y poner bajo prisión domiciliaria al jefe de gobierno de otro país sin ningún tipo de procedimiento judicial constituye un acto de guerra. Por cierto, en la prensa internacional bullían rumores sobre un posible bombardeo saudita contra el Líbano. Los servicios del presidente libanés incluso amenazaron con llevar el asunto ante el Tribunal Arbitral de las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad de la ONU. El presidente del Líbano también se puso en contacto, a través de su homólogo sirio Bashar al-Asad, con el presidente egipcio Abdelfatah Al-Sisi, quien sirve de enlace entre los proestadounidenses y los que se oponen al imperio yanqui. Fue el presidente Al-Sisi quien telefoneó a Jared Kushner y obtuvo, con apoyo del estadounidense, la liberación del primer ministro libanés Saad Hariri. Este último, al ser liberado, viajó de inmediato al Cairo para agradecer la intervención de al-Sisi.

La cuestión israelo-árabe

Queda la cuestión israelo-palestina.

La cruda realidad es que:
• Desde hace 70 años, Israel ha venido usurpando constantemente territorios pertenecientes a sus vecinos. Actualmente ocupa el Golán sirio, las llamadas Granjas de Shebah libanesas y gran parte de los territorios palestinos de 1967, incluyendo casi todo el este de Jerusalén.
• Los dirigentes de la resistencia palestina han sido casi todos neutralizados por Israel: muchos han sido asesinados, Tel Aviv ha dividido a los palestinos en facciones rivales, los sobrevivientes de al Fatah se han dejado en su mayoría sobornar por sus propios enemigos mientras que los dirigentes de Jamás han colaborado abiertamente con el Mosad israelí para eliminar a sus rivales. Sólo luchan aún por los derechos de los palestinos algunos pequeños grupos, como la Yijad Islámica y el FPLP-CG.
• Los palestinos y los demás pueblos árabes y/o musulmanes ciertamente conservan el sentido de justicia y militan por el respeto de los derechos inalienables del pueblo palestino. Pero, por falta de una representación política creíble, no logran hacer otra cosa que desfilar por decenas de millones el «Día de Jerusalén».

Los acuerdos bilaterales son:
• La aplicación del proyecto expresado en la declaración británica Balfour y en los 14 puntos del presidente estadounidense Wilson al crear Israel.
• La carta que el presidente estadounidense George Bush hijo dirigió al primer ministro israelí Ariel Sharon, donde se refuta el derecho de los palestinos al retorno y que además reconoce los territorios que Israel ha venido conquistando, desde 1949, como parte integrante de Israel.

La Declaración Balfour, contenida en la carta original de Balfour a Rothschild

Los acuerdos multilaterales son:
• Las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU y el artículo 49 del Cuarto Convenio de Ginebra.

Varsovia, año 1939, refugiados y soldados

El presidente Trump y sólo algunos de sus consejeros son los únicos que conocen el escenario que ha escrito Jared Kushner. Este último ha seguido la política de sus predecesores, que consiste en reducir la cuestión israelo-palestina a un simple diferendo israelo-palestino. Siguiendo la línea de John Kerry, Kushner ha favorecido la reconciliación entre al-Fatah y Jamás en contra de Israel y logró hacerles firmar, el 12 de octubre en El Cairo, un acuerdo que no ha podido imponer al FPLP-CG ni a la Yijad Islámica. Impuso la nominación, a la cabeza de Jamás, de un amigo de infancia de Mohammed Dahlan, líder de al-Fatah, preparando así la fusión de los dos movimientos.

Estas dos facciones palestinas exponen discursos radicalmente diferentes. Al-Fatah ve Israel como una segunda Rodesia, o sea como un Estado colonial que se ha autoproclamado independiente. Jamás, por su parte, se basa en los jadices —no en el Corán— para proclamar que el problema es que una tierra musulmana no puede ser gobernada por no musulmanes.

Las cosas comienzan a moverse con el anuncio del traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén.

Es evidente que la Casa Blanca está poniendo a prueba su capacidad para imponerse. En efecto, el plan de partición de Palestina preveía, en definitiva, que el este de Jerusalén sería la capital del Estado hebreo. Pero el Consejo de Seguridad de la ONU condenó la decisión de Israel cuando este proclamó, unilateralmente, el oeste de Jerusalén como su capital.

Kushner encamina las negociaciones hacia la aceptación del status quo —o sea a que se acepte que los palestinos han perdido las grandes extensiones de tierra ilegalmente ocupadas por Israel—, sabiendo que si los palestinos rechazan ese pésimo acuerdo, inexorablemente seguirán perdiendo más territorios, día a día, sin que haya una reacción de la comunidad internacional. O sea, sólo la aceptación de la delimitación geográfica de su Estado, independientemente de su extensión, garantizaría a los palestinos la integridad definitiva del territorio que aún conservan.

La extraña reunión de la Organización para la Cooperación Islámica que acaba de desarrollarse en Estambul, propuso transferir la capital del Estado palestino de Ramala al este de Jerusalén, lo cual parece muy difícil de concretar y, efectivamente, no se ha hecho. Esa decisión es posiblemente sólo una expresión descontento destinada a salvar las apariencias ante la opinión pública musulmana, antes de llevarla a admitir una nueva concesión.

Conclusión provisional

Los adversarios del presidente Trump están tratando por todos los medios de obligarlo a renunciar a su consejero Jared Kushner. Pero este sigue en ese puesto. Por el momento ha logrado poner fin al apoyo de Arabia Saudita a los grupos terroristas y resolver la cuestión de la sucesión en el trono cortando el nudo gordiano, o sea neutralizando a los miembros de la familia real. Los métodos utilizados, colgar individuos de avanzada edad por los pies y torturarlos hasta que suelten sus cuentas bancarias, no han sido precisamente amables. Pero las otras soluciones, o —peor aún— la ausencia de solución, habrían llevado a una guerra civil. La culpa no es de Jared Kushner sino de quienes aceptaron durante tanto tiempo el régimen bárbaro y medieval de los Saud.

Asimismo, resulta extremadamente injusto no el hecho de trasladar la embajada de Estados Unidos al oeste de Jerusalén sino renunciar a establecer el gobierno palestino en el este de esa ciudad. Pero eso tampoco es culpa de Jared Kushner sino de la llamada «comunidad internacional», y sobre todo de los gobiernos sionistas árabes que durante 70 años permitieron que Israel fuera apoderándose de la ciudad, casa por casa.

Hace 70 años que los diplomáticos occidentales se las arreglan para multiplicar y complicar cada vez más los conflictos del Medio Oriente, pero Jared Kushner es el primero que logra resolver algunos de ellos. El consejero presidencial de cara angelical ha resultado ser un temible organizador.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article199081.html