EL «APARATO CLINTON» PARA DESACREDITAR A DONALD TRUMP

Este artículo es una alerta. Desde noviembre de 2016, se ha montado un enorme aparato de agitación y propaganda para acabar con la reputación y autoridad del hoy presidente Donald Trump en cuanto entrara en la Casa Blanca. Es la primera vez que se ve este tipo de campaña, científicamente organizada, contra un presidente de los Estados Unidos y con el uso de los medios que están desplegándose. Estamos entrando en la era de la post-verdad, pero los papeles de los protagonistas no son los que parecen ser.


David Brock está considerado como un maestro de la «agitprop» (agitación y propaganda) del siglo XXI. Totalmente carente de escrúpulos, este personaje es tan capaz de defender una causa como de reducirla a polvo, según las necesidades de quién solicite sus servicios… y se halla a la cabeza de un verdadero imperio de la comunicación de masas.

Sigue su curso la campaña que actualmente dirigen los padrinos de Barack Obama, de Hillary Clinton y de la destrucción del Medio Oriente ampliado, contra el nuevo presidente de Estados Unidos. Después de la «Marcha de las Mujeres» realizada el 22 de enero, ahora están montando una «Marcha por la Ciencia» que tendría lugar el 22 de abril, pero no sólo en Estados Unidos sino en todo el mundo occidental. Su objetivo sería demostrar que Donald Trump, además de misógino, es también un oscurantista.

Que haya sido organizador del concurso de Miss Universo y que esté casado, después de dos divorcios, con una ex-modelo «demuestra» que desprecia a las mujeres. Que cuestione el papel de Barack Obama en la creación de la Bolsa del Clima de Chicago (lo cual hizo mucho antes de ser presidente) y que rechace la tesis según la cual las perturbaciones climáticas son resultado de las emisiones de carbono «demuestra» que no entiende nada sobre la ciencia.

Para convencer a la opinión pública estadounidense de que el presidente que dice querer hacer la paz con los enemigos de Estados Unidos y colaborar con ellos en pro de la prosperidad económica internacional tiene que estar loco, David Brock, uno de los más grandes especialistas de la «agitprop» (agitación y propaganda), ha montado un dispositivo imponente, incluso antes de la investidura de ese presidente

Cuando trabajaba para los republicanos, David Brock inició contra el presidente Bill Clinton las maniobras que acabaron convirtiéndose en el Troopergate, la controversia Whitewater y el escándalo Lewinsky. Posteriormente cambió de bando y hoy está al servicio de Hillary Clinton, para quien ya organizó anteriormente tanto la destrucción de la candidatura de Mitt Romney como la defensa de la señora secretaria de Estado ante el escándalo provocado por el asalto al consulado estadounidense en Bengasi y el asesinato del embajador de Estados Unidos en Libia. Durante las elecciones primarias del Partido Demócrata, era David Brock quien dirigía los ataques contra Bernie Sanders. La publicación estadounidense The National Review incluso ha calificado a Brock de «asesino de derecha convertido en asesino de izquierda».

Es importante recordar que los 2 procedimientos de destitución de un presidente estadounidense en pleno ejercicio de sus funciones, posteriores ambos a la 2GM, no se iniciaron para favorecer la democracia sino en beneficio del Estado profundo. El escándalo Watergate fue piloteado de cabo a rabo por el misterioso personaje que se identificaba como «Garganta Profunda», que al cabo de 33 años resultó ser W. Mark Felt, el segundo del director del FBI Edgar Hoover. En cuanto al escándalo Lewinsky, sólo fue el medio utilizado para obligar a Bill Clinton a aceptar la guerra contra Yugoslavia.

La actual campaña está siendo orquestada subrepticiamente por 4 asociaciones:

1. MEDIA MATTERS se encarga de rastrear los errores de Donald Trump. Su boletín contiene lo que usted va a leer diariamente en los diarios: no se puede confiar en el presidente porque se equivocó en esto o aquello.

2. AMERICAN BRIDGE 21ST CENTURY ya ha pasado revista a más de 2.000 horas de vídeos en los que aparece Donald Trump desde hace años y otras 18.000 horas más de vídeos de miembros de su gabinete. Dispone de sofisticados medios tecnológicos concebidos por el Departamento de Defensa —que por demás son en principio imposibles de encontrar en el mercado— que le permiten buscar contradicciones entre las posiciones anteriores de todas esas personas y sus posiciones de hoy. Está previsto extender todo ese trabajo a los 1200 colaboradores del nuevo presidente.

3. CITIZENS FOR RESPONSABILITY & ETHICS IN WASHINGTON es un gabinete de juristas de alto nivel encargado de rastrear todo lo que pueda convertirse en escándalo en contra de la administración Trump. La mayoría de los abogados de esta asociación trabajan gratuitamente «para la causa». Son ellos quienes prepararon la denuncia del fiscal general del Estado de Washington, Bob Ferguson, contra el decreto sobre la inmigración.

4. SHAREBLUE es un arma electrónica que ya alcanza a 162 millones de internautas en Estados Unidos. Se encarga de la divulgación de temas preestablecidos, como:
• Trump es autoritario y ladrón.
• Trump se halla bajo la influencia de Vladimir Putin.
• Trump tiene una personalidad débil y es propenso a la cólera, es un maníaco-depresivo.
• Trump no fue electo por la mayoría de los electores y es por consiguiente un presidente ilegítimo.
• Su vicepresidente, Mike Pence, es un fascista.
• Trump es un multimillonario que va a tener constantes conflictos de intereses entre sus negocios personales y las cuestiones de Estado.
• Trump es un títere de los hermanos Koch, los célebres financieros de extrema derecha.
• Trump es un supremacista blanco que amenaza a las minorías.
• La oposición anti-Trump está en constante aumento fuera de Washington.
• Para salvar la democracia hay que apoyar a los congresistas demócratas que atacan a Trump y acabar con los que cooperen con él.
• Hay que hacer lo mismo con los periodistas.
• Derrocar a Trump llevará tiempo pero hay que mantener la lucha.
Esta asociación va a producir boletines que serán enviados por correo electrónico y vídeos de 30 segundos con el apoyo de otros 2 grupos: una firma realizadora de vídeos documentales, The American Independent, y una unidad estadística Benchmark Politics («Política Comparativa»).

Todo ese dispositivo —creado durante el periodo de transición, o sea entre el momento de la elección de Donald Trump y su llegada a la Casa Blanca— ya emplea en este momento más de 300 especialistas, respaldados por un gran número de colaboradores voluntarios (que trabajan gratuitamente). Su presupuesto anual, que inicialmente ascendía a 35 millones de dólares, ha sido incrementado y hoy se eleva a unos 100 millones de dólares

Este enorme esfuerzo por destruir la imagen —y por consiguiente la autoridad— del presidente de Estados Unidos antes de que haya tenido tiempo de hacer algo puede traer gravísimas consecuencias. Al eliminar a Sadam Husein y a Muamar el Gadafi, la CIA hundió sus países respectivos en un largo caos, y lo mismo podría suceder en el «país de la Libertad». Nunca antes se había recurrido a este tipo de técnica de manipulación de las masas contra un dirigente de un país occidental.

Por el momento, el plan está funcionando: ningún líder político del mundo se ha atrevido a felicitar a Donald Trump por su elección… con excepción de Vladimir Putin y de Mahmud Ahmadineyad.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article195454.html

CONGELÓ LA CIA TODA AYUDA A LOS «REBELDES SIRIOS»


Según la agencia de noticias Reuters, la CIA congeló toda ayuda a los «rebeldes sirios», aunque sean atacados por los «yijadistas».

Hasta ahora, los miembros de la OTAN establecían una diferencia entre los «rebeldes» y los «yijadistas», a veces hablaban de «moderados» y «extremistas».

En realidad, los «rebeldes moderados» nunca fueron menos violentos que los «yijadistas extremistas». Por ejemplo, en un vídeo de propaganda, un comandante del llamado Ejército Sirio Libre —supuestamente «moderado»— abrió el cuerpo de un soldado sirio para comerse su corazón e hígado mientras amenazaba a todos los sirios alauitas con hacerles lo mismo.

La distinción semántica que aplicaban los atlantistas venía de un documento del MI6, documento anterior a la crisis siria, en el que los servicios secretos británicos observaban que las poblaciones del Medio Oriente ampliado son todas antiimperialistas. Sin embargo, para reinstaurar la colonización, a Occidente le conviene utilizar grupos «moderadamente» antiimperialistas y combatir a los más «extremistas», con los que sería imposible garantizar el control de la región.

El objetivo proclamado del nuevo presidente estadounidense Donald Trump es acabar con todos los yijadistas, sin distinción de etiquetas que los cataloguen como «extremistas» o «moderados».

Fuente: http://www.voltairenet.org/article195397.html

JOHN McCAIN OTRA VEZ ILEGALMENTE EN SIRIA


Mientras realizaba una gira oficial por el Medio Oriente, durante la cual fue recibido por el presidente de Turquía y por el rey de Arabia Saudita, el senador estadounidense John McCain estuvo nuevamente en secreto —e ilegalmente— en suelo sirio, donde se reunió con jefes militares kurdos y estadounidenses.

La nueva entrada ilegal del senador estadounidense en territorio sirio se produce precisamente en momentos en que nuevas negociaciones de paz inter-sirias tienen lugar en Ginebra.

John McCain ya había entrado ilegalmente en Siria en mayo de 2013 para reunirse con los jefes de grupos armados que tratan de derrocar el gobierno legalmente constituido en Siria. Entre los jefes de la oposición armada con quienes el senador estadounidense se reunió aquella vez se hallaban los líderes del futuro Emirato Islámico (Daesh), también designado en Occidente con siglas como EIIL, EI, ISIL o ISIS.

En febrero de 2011, el propio McCain copresidió en El Cairo la reunión previa al inicio de las guerras contra Libia y Siria y desde allí viajó al Líbano, donde eligió personalmente la región libanesa de Ersal para implantar allí una base de retaguardia para los islamistas que combatirían contra la República Árabe Siria.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article195421.html

EL FASCISMO CATALÁN

Hace tiempo que el nacionalismo se confunde por aquí con el progresismo, hasta el punto de hay quien cree que España se divide en dos grandes bloques, los catalanes y los fachas. ¡Como si aquí no tuviésemos fachas! Nos lo ha recordado recientemente Josep Piqué y todo el mundo se lo ha tomado a pitorreo porque, como es del PP, partido fundado por el franquista Fraga, arrastra una especie de pecado original. Que le pregunten a Arcadi Navarro, secretario de Universidades de la Generalitat si hay fachas en Cataluña, pues los tiene a dos pasos: son los estudiantes que han colgado fotos suyas con la leyenda «recuerda que eres mortal» —que si no es una amenaza de muerte, se le parece mucho— y los que ya montaron unas buenas tanganas cada vez que se manifestaban los alumnos de SCC en la UAB. Es en el frente de juventudes nacionalista donde se encuentran más intolerantes, más aspirantes a miembro de la Banda de la Porra, más fachas. Pero esos fachas se hacen llamar antifascistas, lo cual convierte en fascista a cualquiera que les caiga mal.


La revolución de las sonrisas se está llenando de gente con muy mala uva y escasísima paciencia ante las opiniones contrarias. Y como son catalanes, no contemplan la posibilidad de ser también fachas. Cada uno en su sector, van todos a una para imponer su criterio, ya sea amenazando a un alto cargo universitario, forzando la retirada de una instalación artística en el Fossar de les Moreres o friendo a tuits a cualquier tertuliano del panfleto nocturno de Xavier Graset que se les antoje mínimamente desafecto a la Gran Causa.

Contra lo que creen muchas de estas almas nobles nacionalistas, es perfectamente compatible la condición de catalán con la de facha, y el hecho de que Piqué forme parte de un partido lamentable no quita para que la verdad sea la verdad, dígala Agamenón o su porquero. La intolerancia se va extendiendo entre nosotros con la comprensión y la complicidad de los políticos al mando y sus medios de comunicación comprados o domesticados. Hace tiempo que la mitad de Cataluña intenta eliminar a la otra mitad. Y aunque no es cierto lo que dice el liante de Eduardo Inda sobre la situación de la convivencia en Cataluña, supuestamente terrible y peor que la que se dio en el País Vasco en su momento, sí lo es que hay un gobierno que solo respeta a los catalanes que les dan la razón. Y a los demás, que los zurzan. Y luego se quejan si por ahí fuera los meten en el mismo saco que a Marine Le Pen o Geert Wilders.

EL SECUESTRO DE LA CONFERENCIA DE SEGURIDAD DE MÚNICH...

La Historia lo demuestra: cada vez que un sistema se derrumba, sus dirigentes no lo perciben hasta que la tempestad los arrastra. Es por eso que los responsables políticos de la Unión Europea reunidos en la Conferencia de Seguridad de Múnich, se sintieron sorprendidos de oír al ministro ruso de Exteriores Serguéi Lavrov hablar de un orden mundial pos-occidental. Esos dirigentes no acaban de darse cuenta de que el mundo sobre el que están parados está derrumbándose bajo sus pies: los pueblos árabes resisten tenazmente frente a guerras y falsas revoluciones, mientras que el pueblo useño acaba de poner en la Casa Blanca a un político que no es parte del establishment y que se ha pronunciado contra el sistema imperialista. Sin embargo, los organizadores de la Conferencia de Seguridad de Munich se niegan a ver esas realidades: ellos siguen defendiendo los intereses del Estado profundo useño, en contra de la administración Trump.

A las 23 horas del 18 de enero de 2017, se celebra la cena de Estado de la Conferencia de Seguridad de Múnich

La Conferencia de Seguridad de Múnich tuvo lugar del 16 al 19 de febrero. Como cada año, acudieron al encuentro más de 500 ministros y parlamentarios europeos, así como diversos invitados extranjeros. Se trata del encuentro internacional más importante que se realiza en Europa en materia de política exterior y de defensa.

Hace 10 años, en 2007, Vladimir Putin provocó gran conmoción en ese foro al subrayar que el interés de los europeos no reside en marchar tras las huellas del Pentágono en sus aventuras militares sino en actuar de manera independiente. Y también recordó entonces que Rusia, aunque la hayan excluido de la Unión Europea, es también un Estado europeo. En 2007, los demás participantes se rieron de él y de sus pretensiones, manteniéndose todos bajo las faldas de la OTAN.

Este año fue Serguéi Lavrov quien provocó revuelo al llamar a un orden mundial pos-occidental. Si se es realista, el hecho es que la OTAN ha perdido su superioridad en materia de guerra convencional —aunque sigue disponiendo de mayores medios en el plano nuclear. También es un hecho que, al cabo de 15 años de guerra constante en el «Medio Oriente ampliado», el milagro de un rediseño regional tendiente a dividir esa área geográfica en varios micro-Estados de menos de 10 millones de habitantes y el intento de acabar con los Estados laicos para favorecer la dictadura de la Hermandad Musulmana han fracasado estrepitosamente.

Pero, de manera extremadamente sorprendente, los europeos se obstinan en querer alcanzar ese objetivo, un objetivo que Washington les impuso inicialmente pero que el Pueblo useño y el presidente Donald Trump ya no quieren aplicar. Así que los europeos apoyan ahora al Estado profundo useño —o sea, al Gobierno de Continuidad de Raven Rock Mountain que orquestó los atentados del 11 de septiembre de 2001. Sus dirigentes políticos se dedican ahora a la constante denuncia —preventiva— del racismo y la islamofobia atribuidos a Donald Trump, a pesar de que ellos mismos aplaudieron a George W. Bush y Barack Obama mientras estos últimos mataban más de 3 millones de personas en el «Medio Oriente ampliado». Y su prensa insulta constantemente a Donald Trump presentándolo como un aturdido, fantasioso e incapaz.

Horrorizados ante las declaraciones en las que Donald Trump calificó a la OTAN de «obsoleta», los dirigentes europeos sintieron alivio al escuchar a los enviados del nuevo presidente estadounidense… quienes de hecho les dijeron lo mismo: la OTAN, bajo su actual configuración, ya no tiene razón de ser; hay que transformarla en una alianza defensiva y, quienes quieran seguir formando parte de ella, tendrán que dedicar el 2% de su PIB a sus presupuestos militares.

Obcecados por su propio delirio imperialista, los europeos sintieron espanto ante un posible abandono de sus inversiones anti-rusas en Ucrania y en Siria. Y también se sintieron más tranquilizados al respecto por una serie declaraciones que en realidad no podían ser más imprecisas. Los ministros de Trump presentes en Munich les dijeron que en Ucrania no cederán ningún interés vital… de Estados Unidos, y que seguirán buscando una «solución política en Siria».

Entonces, ¿cómo entendieron los europeos que el pueblo de Estados Unidos tiene intereses vitales en las márgenes del Dniéper y que una «solución política en Siria» significa reemplazar la República Árabe Siria por la Hermandad Musulmana? Simplemente porque ese fue el guión que les enseñó la administración Obama, cuya sucesora designada —Hillary Clinton— fue rechazada por el Pueblo estadounidense.

Por supuesto, ya es evidente el forcejeo que actualmente existe en Washington entre la administración Trump y la «Continuidad del gobierno». Tembló la tierra cuando Donald Trump excluyó a la CIA y al Estado Mayor Conjunto de las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional. Todos pudieron observar que, en represalia, la CIA negó a 6 consejeros del presidente la autorización que debía darles acceso a documentos y encuentros vinculados a la seguridad nacional, acusó al consejero de Seguridad Nacional del presidente de ser un espía ruso —forzando así su renuncia— y mantiene la persecución contra otros 4 responsables del equipo presidencial. Pero perder algunas batallas no significa que se pierda la guerra y da lástima ver como los europeos —desde hace mucho sometidos— no parecen tener conciencia de ello. ¿Cómo puede creer alguien que Donald Trump iba a barrer en unos días el poderosísimo «Estado profundo» estadounidense? ¿Y cómo puede alguien creer también que los primeros tropiezos lo harán renunciar?

Durante los últimos años, esta Conferencia de Seguridad fue simplemente para Alemania una manera de servir de correa transmisora entre Estados Unidos y sus socios europeos. Este año, su único objetivo fue obligar a los dirigentes europeos a confirmar su sumisión ante el Estado profundo estadounidense, ignorando la voluntad que el Pueblo de Estados Unidos ya ha expresado y el cambio de equipo en la Casa Blanca.

Los participantes recibieron un documento preparatorio, redactado por los organizadores alemanes de la conferencia, documento que la prensa puso extremo cuidado en no mencionar. En ese documento aparece un artículo de Volker Perthes, el autor alemán del plan Feltman de capitulación total e incondicional de la República Árabe Siria. Este eminente «experto» expresa en el artículo su visión del «Medio Oriente ampliado», o más bien la visión del «Continuity of government (COG)».
  1. [Aunque no se logró rediseñarla], esta región no saldrá indemne de las guerras y de la «primavera árabe». [O sea, no habremos hecho todo esto inútilmente].
  2. El conflicto entre Arabia Saudita e Irán se ha convertido en un conflicto sectario entre sunitas y chiitas [que sirve para esconder nuestras ambiciones geopolíticas].
  3. Mientras que todos están inmersos en ese conflicto religioso, nadie se ocupa de la situación de los palestinos [para el mayor beneficio del Estado colonial israelí].
  4. Mientras los europeos están unánimemente cansados de todo el derramamiento de sangre lejos de sus países y desean que por fin triunfe la Hermandad Musulmana, en el Medio Oriente ampliado nadie se da todavía por vencido.
  5. Durante la guerra en Siria, han sido constantes el surgimiento y la desaparición de alianzas en el plano regional, siendo la más reciente la que une a Rusia, Turquía e Irán, la cual no debería [felizmente] durar mucho más que las otras.
  6. Siria e Iraq sólo podrán vencer el terrorismo y recobrar la paz aceptando la formación de «gobiernos inclusivos» [léase, aceptando que al-Qaeda y el Emirato Islámico (Daesh) estén representados en sus gobiernos].
  7. La única manera de poner fin a todo esto, para el conjunto de poblaciones del Medio Oriente ampliado, será una gran conferencia internacional en la que los occidentales decidirán el futuro de esas poblaciones, exactamente como en el Congreso de Viena —realizado en 1814— donde la Cuádruple Alianza decidió el futuro del resto del mundo.
Decididamente, a pesar del voto del Pueblo useño y de la resistencia de los Pueblos árabes, los dirigentes europeos no cambiarán el rumbo. Sólo los Pueblos europeos podrán modificar el curso de los acontecimientos… sacándolos del poder.

La Iglesia, no la oposición política, cortó la continuidad del franquismo...



Resulta chocante oírle decir que la democracia se la debemos en cierto modo al franquismo. Solo esa tesis hará reír a casi todo el mundo.

R. ¿En cierto modo? No. En todos los modos. Y lo que debiera hacer reír es más bien la presunción de que la democracia viene de la oposición al franquismo. La gente olvida los hechos más evidentes, y voy a explicarle la cuestión, empezando por la causa de que el franquismo no tuviera oposición democrática... Siempre se olvida que el franquismo no tuvo nunca oposición democrática, sino comunista o terrorista. O comunista-terrorista-separatista en el caso tardío de la ETA. Y algo de anarquismo, esporádicamente. Digo oposición significativa, algo más que testimonial.


Pero el PCE hablaba de libertades democráticas y de reconciliación nacional.

R. Ya hablaremos de eso... La idea de la democracia quedó desacreditada con la experiencia republicana, y solo podía volver mediante un cambio social y sobre todo anímico profundo. La 2Re fue un régimen nefasto porque empobreció a España y exacerbó los odios políticos como nunca, y en esas condiciones una democracia es imposible. Además, dio paso al Frente Popular, que ya fue un régimen abiertamente criminal. En adelante, los pocos demócratas que había aceptaron el franquismo. Prosperaron y medraron en él, como casi todo el mundo. Hay que decir que en España no ha existido un pensamiento democrático, y que el pensamiento liberal ha sido muy flojo, de modo que no es que analizaran la situación histórica y sacaran esas conclusiones, sino que adoptaron una actitud correcta de modo por así decir instintivo, amoldándose a la realidad. Es una de las cosas en que he insistido, tanto en el libro sobre la guerra civil y la democracia, como en Los mitos del franquismo. Sin tener en cuenta estos hechos no se podrá entender nada. Y de esa falta de comprensión viene la crisis actual, que no es solo económica sino más aún política, con una democracia en putrefacción.


Admitamos que la república tuvo defectos. ¿Justifica eso una guerra civil?

R. Ese argumento es una gran tontería. La izquierda encontró tantos defectos a la república, y eso que la Constitución era izquierdista, sin consenso, bueno, pues le encontró tales defectos que organizó textualmente una guerra civil en octubre de 1934. El PSOE y los separatistas catalanes se declararon en pie de guerra al perder las elecciones del 33. Querían la guerra civil, en sus propias palabras, porque estaban seguros de ganar. La derecha nunca quiso la guerra. Lo que planeó Mola fue un golpe rápido, además republicano, no monárquico. Pero el golpe fracasó, los alzados quedaron en posición imposible, y el gobierno armó a los sindicatos, comenzando una orgía de sangre, o mejor continuándola aumentada desde las elecciones del Frente Popular. A los alzados no les quedaba otra que mantener la lucha o aceptar el exterminio, con el que le venían amenazando las izquierdas desde las elecciones.  La guerra fue recibida con alegría por la izquierda y los separatistas, porque estaban seguros de vencer: se quedaron con la mitad del ejército de tierra, la gran mayoría de la aviación y la marina, y de las fuerzas de orden público, con las zonas industriales, con las reservas financieras... Tenían todo a su favor. Y Franco, que había sido el general más renuente al alzamiento, decidió continuar la lucha a pesar de estar en inferioridad casi absoluta. Muy pocos militares o políticos habrían sido capaces de tal cosa. La mayoría habrían hecho las maletas y huido al exilio. La guerra civil no vino porque Franco y los suyos la quisieran. Vino porque las izquierdas destrozaron la legalidad, es decir, las posibilidades de convivencia en paz entre grupos políticos distintos.


Sin embargo, usted admite que el régimen no tenía intención de cambiar, de ceder el paso a una democracia.

R.  Es cierto... en parte. Lo que pasó, y casi ningún historiador ha entendido, es que el franquismo quedó vacío de ideología a raíz del Concilio Vaticano II. Siempre insisto en esa evidencia, que no se quiere ver. Como le dije, la oposición al franquismo fue comunista y terrorista, pero siempre fue débil, y el franquismo tuvo desde el principio el designio de institucionalizar un régimen que superase tanto al comunismo como a la democracia liberal. Pero dentro del franquismo había fuerzas muy diversas, incluso opuestas, y prácticamente lo único que las unía era que todas se consideraban católicas. De modo que el régimen se declaró confesionalmente católico, trató de aplicar las directrices sociales de la Iglesia y esta se convirtió en un pilar esencial del régimen... hasta el Vaticano II. Se ha dado la gran paradoja histórica de que el franquismo salvase del exterminio a la Iglesia, la salvase literalmente, físicamente, y que la Iglesia le abandonase, denunciase la confesionalidad y prefiriese, en los años 60, el diálogo con el marxismo. Es que no solo se declaró neutral, sino que sectores importantes eclesiásticos pasaron a apoyar el terrorismo, los separatismos, a partidos comunistas. Incluso alguno de ellos muy radical, maoísta, salió directamente de organismos eclesiásticos.
Así que, al estar privado de respaldo ideológico, el franquismo no podía continuar, no podía institucionalizarse. Ello aparte de que la figura del propio Franco era difícil que se repitiera, y había sido un elemento básico de equilibrio entre las fuerzas políticas del régimen. Por otra paradoja, esa crisis se produjo en la época de mayor éxito exterior del franquismo, en los años 60, cuando España se convirtió en uno de los países de más rápido crecimiento económico del mundo... Realmente, el franquismo salvó a la Iglesia, y en gran medida la Iglesia lo hundió a el. No siempre las autoridades eclesiásticas aciertan, y la realidad es que desde el Vaticano II la Iglesia ha retrocedido en gran parte del mundo, sobre todo en Europa y en la misma España.


Esa tesis puede muy bien invertirse, diciendo que no fue el franquismo, como usted dice, sino la Iglesia, la que abrió paso a la democracia.

R. Tampoco es cierto. La oposición al régimen nunca fue democrática, eso está clarísimo, y que sectores de la Iglesia la apoyaran no dice mucho a favor de ese supuesto democratismo de la Iglesia o de sus autoridades... Lo he estudiado en LA TRANSICIÓN DE CRISTAL, y repetido en LOS MITOS DEL FRANQUISMO. Las condiciones para que una democracia funcionase, no como en la 2Re, las creó el franquismo, no la Iglesia, aunque la Iglesia lo defendiese durante los primeros veinticinco años.

Fuente: http://gaceta.es/pio-moa/iglesia-oposicion-politica-corto-continuidad-franquismo-20022017-1142

La OTAN y la Unión Europea detrás de Décodex

El estado mayor militar de la Unión Europea reconoció su papel en la creación de Décodex, un servicio del diario francés Le Monde tendiente a desacreditar otros sitios web de información.

Oficialmente subvencionado por Google y Facebook, ese servicio supuestamente lucha contra la «influencia rusa» en Occidente acusando a los sitios web que cuestionan a la OTAN de no ser serios o de hacerse eco de la «propaganda de Moscú».

Para colaborar con ese proyecto fueron seleccionados varios medios de prensa, que son todos franceses porque, según los promotores de la campaña, el origen del mal no son la agencia rusa Sputnik ni la televisión rusa Russia Today sino… la Red Voltaire.

Ver:
«La lutte continue», [en español, «La lucha continúa»] información en inglés del estado mayor militar de la Unión Europea, EU vs. disinfo.eu, 13 de febrero de 2017.
«La campaña de la OTAN contra la libertad de expresión», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 5 de diciembre de 2016.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article195309.html

LA OTAN SUSPENDE SUS OPERACIONES EN SIRIA


Los ministros de Defensa de la OTAN se reunieron el 15 de febrero de 2017 en la sede de la dicha organización en Bruselas en presencia del general James Mattis, el secretario de Defensa nombrado por el presidente de Estados Unidos Donald Trump.

Durante el encuentro, los ministros decidieron crear un Comando Sur que se encargaría del control de África y del Medio Oriente, y suspender los vuelos espías sobre Siria.

Desde el inicio de la guerra que Washington, Londres y París desataron en Siria a partir de 2011, la OTAN vigila el campo de batalla utilizando el sistema de alerta y control aerotransportado o AWACS (Airborne Warning and Control System) y los satélites de los países miembros de la alianza atlántica. La información que recogen esos medios es procesada de inmediato y parte de ella se transmite a los grupos yijadistas que operan en Siria, permitiéndoles escapar a las acciones del Ejército Árabe Sirio.

Al retirar sus aviones AWACS del teatro de operaciones sirio, la OTAN pretende abstenerse de tomar posición en el conflicto surgido entre grupos armados kurdos.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article195316.html

TRUMP: LOS NEGOCIOS CONTRA LA GUERRA

Thierry Meyssan nos invita a que observemos a Donald Trump sin juzgarlo según los criterios de su predecesor sino tratando de entender su propia lógica. Y observa que el nuevo presidente useño está tratando de restaurar la paz y de reactivar el comercio mundial, pero sobre una nueva base, totalmente diferente a la actual globalización.

Para comprender la administración Trump, ver también:
«Trump: ¡Basta ya con el 11 de septiembre!», 25 de enero de 2017. 
«Contra Donald Trump: la propaganda de guerra», 7 de febrero de 2017.

Donald Trump inaugura el «Strategy and Policy Forum» en la Casa Blanca, el 3 de febrero de 2017

Tratando de echar por tierra el poder que le precedió y que se aferra al control en contra suya, el presidente Donald Trump no puede conformar su administración apoyándose en la clase política ni en altos funcionarios. Por eso está recurriendo a nuevas personalidades, a empresarios como él, a pesar de los riesgos que eso implica.

Según la ideología puritana en boga desde la disolución de la Unión Soviética, es un crimen mezclar la política de un Estado con los negocios personales, razón por la cual se instauró una estricta separación entre ambas cosas. En siglos anteriores, por el contrario, la política no se abordaba bajo una perspectiva moral sino siguiendo el principio de la eficacia. En esos tiempos se consideraba normal asociar los empresarios a la política. El enriquecimiento personal de estos últimos se calificaba de «corrupción» sólo si se enriquecían en detrimento de la Nación, no cuando la desarrollaban.

En lo que concierne a sus relaciones con los Dos Grandes, el presidente Trump aborda el tema de Rusia en el plano político y el tema de China en el plano comercial. Por eso recurre a Rex Tillerson —el ex patrón de ExxonMobil—, amigo personal de Vladimir Putin, como secretario de Estado; y a Stephen Schwarzman —el mandamás de la firma de inversiones y capital Blackstone—, amigo personal del presidente Xi Jinping, nombrándolo presidente del nuevo órgano consultivo encargado de proponer la nueva política comercial estadounidense: el Foro Estratégico y Político (Strategy and Policy Forum), inaugurado personalmente por el presidente Trump en la Casa Blanca, el 3 de febrero. Ese Foro reúne a 19 empresarios de muy alto nivel. Contrariamente a las prácticas anteriores, esos consejeros no fueron designados teniendo en cuenta si apoyaron o no al presidente en su campaña electoral, ni tampoco en función de las empresas que dirigen, del tamaño de estas o de su influencia. Sólo se tuvo en cuenta la capacidad personal de dirección de los seleccionados.


Rex Tillerson

Como director de ExxonMobil, Rex Tillerson concibió una forma de asociación con sus homólogos rusos. Gazprom y, posteriormente, Rosneft autorizaron a los estadounidenses a trabajar en Rusia, a condición de que los estadounidenses hicieran lo mismo autorizando esos consorcios a trabajar con ellos en otras partes del mundo. Los rusos cubrieron así un tercio de las operaciones de ExxonMobil en el Golfo de México, mientras que la transnacional estadounidense participó en el descubrimiento de un gigantesco campo de hidrocarburos en el Mar de Kara.


Fue ese éxito lo que le valió a Rex Tillerson recibir la Medalla de la Amistad de manos del presidente Vladimir Putin. Pero la prensa prefiere resaltar los vínculos personales que Tillerson estableció con el presidente ruso y con Igor Sechin, hombre de confianza de Putin.

A la cabeza de ExxonMobil, Tillerson se enfrentó a la familia Rockefeller, fundadora del emporio. Logró hacer valer su punto de vista y los Rockefeller comenzaron a vender sus acciones para abandonar la compañía.

Según los Rockefeller, el petróleo y el gas son recursos finitos, o sea limitados, que están a punto de agotarse —conforme a la teoría divulgada en los años 1970 por el Club de Roma. El uso de esos recursos provoca emisiones de carbono hacia la atmósfera y así da lugar al calentamiento climático del planeta —teoría difundida en los años 2000 por el GIEC y el ex-vicepresidente demócrata estadounidense Al Gore. Y es hora de pasar a fuentes renovables de energía.

Por el contrario, para Rex Tillerson, nada permite validar la idea de que los hidrocarburos son una especie de compost de detritus biológicos. Constantemente siguen apareciendo nuevos yacimientos en zonas donde no parecía que pudiesen haber yacimientos y a profundidades cada vez mayores. Nada demuestra que los hidrocarburos vayan a agotarse en los próximos siglos. Nada prueba tampoco que el carbono proveniente de las actividades humanas sea la causa del cambio climático. Los dos bandos inmersos en ese debate han financiado un intenso cabildeo para convencer a los políticos que toman las decisiones porque ninguna de las dos partes dispone de un argumento determinante.

Pero los dos bandos también defienden, por otro lado, posiciones diametralmente opuestas en materia de política exterior. Es por eso que la lucha entre los Rockefeller y Tillerson tuvo un impacto en la política internacional. Veamos:
En 2005, los Rockefeller aconsejaron a Qatar —cuyos ingresos provienen de ExxonMobil— que apoyara a la Hermandad Musulmana. Después, en 2011, aconsejaron a Qatar que se implicara en la guerra contra Siria. Y Qatar dilapidó decenas de miles de millones de dólares en apoyo a los grupos yijadistas.

Tillerson, por el contrario, consideró que la guerra clandestina es buena para la política imperial, pero no hace avanzar los negocios. Desde la derrota de los Rockefeller, Qatar ha venido retirándose paulatinamente de la guerra y dedica sus gastos a los preparativos de la Copa Mundial de Fútbol.

En todo caso, la administración Trump no ha tomado, hasta ahora, ninguna decisión sobre Rusia, exceptuando la abrogación de las sanciones adoptadas en reacción a una injerencia en la campaña electoral estadounidense, injerencia supuestamente observada por la CIA.


Stephen Schwarzman

El presidente Trump inicialmente incomodó a China al aceptar una llamada telefónica de la presidenta de Taiwan, a pesar del principio de «Un país, dos sistemas». Recientemente ofreció excusas al presidente Xi Jinping, deseándole calurosamente un «Feliz año del Gallo de Fuego».

Pero antes le hizo un regalo de lujo al anular la participación de Estados Unidos en el Tratado Transpacífico. Ese acuerdo, que ni siquiera estaba firmado aún, estaba concebido —como todo el conjunto de la globalización de los 15 últimos años— para excluir a China del poder de decisión.

El presidente Trump ha abierto un canal de negociación con las principales autoridades comerciales y financieras chinas, a través de los miembros de su Foro Estratégico y Político. Un 9,3% de la empresa de Stephen Schwarzman, Blackstone, pertenece desde 2007 al fondo soberano chino China Investment Corp., cuyo director de aquella época, Lou Jiwei, es el actual ministro de Finanzas de la República Popular China.

Schwarzman es miembro del Consejo Consultivo de la Escuela de Economía y Gestión de la Universidad Tsinghua. Y ese Consejo, bajo la presidencia del ex-primer ministro Zhu Rongji, reúne en su seno a importantísimas personalidades chinas y occidentales. Basta con citar a Mary Barra, de General Motors; Jamie Dimon, de JP Morgan Chase; Doug McMillon, de Wal-Mart Stores; Elon Musk, de Tesla Motors; e Indra K. Nooyi, de PepsiCo; quienes además son ahora miembros del nuevo Foro Estratégico y Político de la Casa Blanca.

Doug McMillon, presidente y CEO de Wal-Mart Stores, Inc.

En un artículo anterior, indiqué que desde su encuentro con Jack Ma —de Alibaba Group e igualmente miembro del Consejo Consultivo de la Universidad Tsinghua—, Donald Trump se plantea la posibilidad de que Estados Unidos se incorpore al Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (Asian Infraestructure Investment Bank o AIIB). Si esa posibilidad se concretara, Estados Unidos estaría iniciando una verdadera cooperación para desarrollar las «rutas de la seda», lo cual haría inútiles los conflictos en Ucrania y en Siria.

La cooperación a través del comercio

Desde la disolución de la URSS, la política de Estados Unidos se trazaba según la «doctrina Wolfowitz». Para garantizar que Estados Unidos fuese «el primero», las sucesivas administraciones no vacilaron en librar de manera consciente toda una serie de guerras que empobrecieron el país.

Por supuesto, ese empobrecimiento no fue para todos. Por eso se vio un conflicto intestino del capitalismo entre las empresas que se beneficiaban con la guerra —actualmente BAE, Caterpillar, KKR, LafargeHolcim, Lockeed Martin, Raytheon, etc...— y las que sabían que podían beneficiarse con la paz.

La administración Trump pretende reactivar el desarrollo de Estados Unidos rompiendo con el ideal de ser «el primero» y fijando como objetivo ser «el mejor». Para eso hay que actuar rápido. Se necesitarán años para abrir las «rutas de la seda», aunque su construcción ya está ampliamente iniciada. Por consiguiente, Estados Unidos no tiene tiempo para ponerse a renegociar los grandes tratados comerciales multilaterales ya existentes. Tiene que concluir sin demora acuerdos bilaterales para que los contratos se apliquen de inmediato.

Consciente de que es extremadamente difícil convertir una economía de guerra en economía de paz, Donald Trump asoció a su Foro Estratégico y Político un empresario proveniente de una de las grandes firmas que podrían desarrollarse tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra:: Jim McNerney, de Boeing.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article195245.html

¿Quién está usando la prensa y la Justicia contra Donald Trump y François Fillon?

¿Es posible que alguien no perciba el parecido entre la campaña mediática contra Donald Trump y la que se ha desatado en Francia contra el candidato a la presidencia Francois Fillon? ¿Será que estos dos hombres, con rasgos personales e ideológicos muy diferentes, amenazan los mismos intereses?


Dos campañas de prensa de muy gran envergadura se desarrollan actualmente en el mundo occidental contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y, a menor escala, contra un candidato a la elección presidencial francesa, Francois Fillon. A Trump se le acusa de ser un supremacista blanco irresponsable; a Fillon le imputan haber cometido lo que se describe como una falta moral no castigada por la ley.

Hace sólo un año, jamás hubiésemos podido imaginar que pudieran realizarse campañas de tal envergadura contra un ex-primer ministro de Francia —en el caso de Francois Fillon— y menos aún contra el presidente en funciones de los Estados Unidos de América.

Ambas campañas utilizan los 10 argumentos tradicionales de la propaganda de guerra, tal y como los definió en 1928 el político británico Lord Arthur Ponsonby, en su libro Falsehood in Wartime y posteriormente precisados por la historiadora belga Anne Morelli en su obra Principes élémentaires de propagande de guerre:
1. Deploramos este enfrentamiento con un presidente en funciones —en Estados Unidos— y en plena campaña electoral por la presidencia en Francia.
2. Los señores Trump y Fillon son los únicos responsables de lo que está sucediendo.
3. Los señores Trump y Fillon son personalidades peligrosas.
4. Nosotros defendemos una noble causa, la de los principios de nuestra Constitución —en Estados Unidos— y la de la igualdad —en Francia— mientras que los señores Trump y Fillon sólo se preocupan por su fortuna personal.
5. Los señores Trump y Fillon están portándose muy mal. Trump arremete contra los musulmanes; Fillon es un ladrón. Es cierto que nosotros también hemos cometido errores pero no de tanta gravedad.
6. Los señores Trump y Fillon recurren a métodos no ortodoxos.
7. Los señores Trump y Fillon están derrotados. Trump acaba de ser desautorizado por los tribunales federales; Fillon está deslegitimado por los sondeos.
8. Los artistas e intelectuales comparten nuestra indignación.
9. Nuestra causa es sagrada.
10. Quienes cuestionan a nuestros medios de difusión no son verdaderos estadounidenses, ni verdaderos franceses.

En ambos casos, esta campaña incluye una serie de acciones legales condenadas al fracaso. La primera apunta a invalidar un decreto presidencial sobre la inmigración, a pesar de tratarse de una medida perfectamente legal y constitucional. La segunda trata de justificar la apertura de investigaciones policiales a pesar de que la persona en cuestión no es sospechosa de haber cometido ninguna violación de la ley. Contra toda lógica, ambas acciones legales están avanzando.


¿Quién está en condiciones de utilizar al mismo tiempo 
los medios de difusión y la justicia...?

Dado el carácter internacional de esas campañas, es evidente que los comanditarios no están reaccionando ante una simple cuestión nacional y que no son simplemente estadounidenses o franceses.

En años anteriores, campañas de este tipo se desarrollaron por instigación de la OTAN. Las más recientes apuntaban contra la República Árabe Siria. Sin embargo, nada permite esta vez acusar a la OTAN de actuar contra la Casa Blanca ni de perturbar la elección presidencial en Francia.

Además de la hipótesis de la OTAN como comanditario, es posible imaginar también la existencia de una coalición de intereses financieros transnacionales capaz de influir sobre los magnates de la prensa hasta que el efecto de bola de nieve arrastra a los demás medios.

Horrorizado, el «New York Times/¿Satanás?» da la voz de alarma: ¡Donald Trump quiere prohibir la Hermandad Musulmana!


¿Qué intereses pueden sentirse tan amenazados 
como para organizar este tipo de campañas?

El único punto en común entre Donald Trump y Francois Fillon es que los dos quieren poner fin al imperialismo recurriendo, donde sea posible, a la cooperación en lugar de la confrontación. Aunque otros responsables políticos del mundo ya defienden ese objetivo, Donald Trump y Francois Fillon son los únicos que van hasta el final de esa lógica. Los dos estiman que no será posible restaurar la paz y la prosperidad sin acabar primero con la instrumentalización del terrorismo islámico, sin liberar el mundo musulmán del control que ejercen los yijadistas y sin atacar incluso la matriz del terrorismo: la Hermandad Musulmana.

Discurso de Francois Fillon, candidato a la elección presidencial francesa de abril de 2017 (fragmento) 
Amigos míos, digámoslo. El islam radical está gangrenando una parte de nuestros conciudadanos musulmanes. Ese islam radical nos desafía, desafía nuestros valores comunes. Como Presidente de la República, yo no permitiré que eso ocurra.
Quiero… (Aplausos) 
Quiero un estricto control administrativo del culto musulmán, mientras no haya terminado su incorporación a la República. Quiero la disolución de todos los movimientos que defienden el salafismo y también de la Hermandad Musulmana. 
Quiero… (Ovación) 
Quiero la clarificación de nuestras relaciones con Arabia Saudita y Qatar, que dan refugio a los pensadores del islam radical. (Ovación) 
Yo no hablo de «lucha contra los comunitarismos» para evitar nombrar el problema que tenemos con el islam radical. El catolicismo, el protestantismo, el judaísmo no denuncian los valores de la República. Cesemos entonces de hacer creer que hay que endurecer las reglas de la laicidad imponiendo así limitaciones inaceptables a la libertad religiosa, cuando sólo el avance del integrismo que incendia el mundo musulmán es una amenaza para nuestra sociedad. (Aplausos) 
Desde hace tiempo, ustedes coincidirán conmigo, digo que hay que enfrentar el riesgo de una guerra mundial provocada por el totalitarismo islámico. Ese totalitarismo es comparable al nazismo. Extiende su sombra sobre territorios cada vez mayores, desde el sudeste asiático hasta el África occidental. 
Y para ganar esa guerra, tendremos que hacer muchos esfuerzos y necesitaremos muchos aliados. Y entre esos aliados, [necesitaremos a] Rusia, a la que seguimos sancionando cuando es el Estado Islámico [Daesh] a quien tenemos que destruir juntos. (Aplausos) 
Oigo… oigo a los amigos de mi oponente llamarme sospechoso por querer restablecer con Rusia una relación normal, de franqueza y de cooperación. Que sigan dando vueltas sin ir a ninguna parte. Yo recurriré a todos los medios para proteger a los franceses y a todos los países voluntarios para acabar con el Estado Islámico. (Aplausos y gritos de «¡Fillon, Fillon!») 
Mientras más esperamos, más dura la guerra —con sus masacres—, más actúan los rusos en solitario, más se extienden las metástasis del totalitarismo, más refugiados se lanzan al mar y más cristianos del Oriente son asesinados. (Aplausos) 
Y aprovecho que estoy en Lyon para saludar a los lyoneses, que mucho se han comprometido con la lucha por salvar a los cristianos del Oriente (Aplausos). Y pienso en particular en Alain Mérieux y en la Fundación Mérieux, que me han dado la posibilidad de ir a los campamentos de refugiados, en el Kurdistán iraquí, a llevar esos medicamentos que son estrictamente lo mínimo para permitir sobrevivir a esos hombres y mujeres, expulsados de sus domicilios y de sus territorios.

CONTRA DONALD TRUMP, LA PROPAGANDA DE GUERRA

Nuestros artículos anteriores sobre el presidente Trump han suscitado vivas reacciones entre nuestros lectores. Algunos se preguntan si, a pesar de las advertencias de la prensa internacional y de la acumulación de señales negativas, Thierry Meyssan está siendo ingenuo. Aquí va su respuesta, como siempre, ampliamente argumentada.


Dos semanas después de su investidura, la prensa atlantista prosigue su labor de desinformación y agitación en contra del nuevo presidente de Estados Unidos. Este último y sus primeros colaboradores multiplican, por su parte, declaraciones y gestos aparentemente contradictorios, de manera que parece difícil entender lo que sucede en Washington.


LA CAMPAÑA ANTI-TRUMP

La mala fe de la prensa atlantista se hace evidente en cada uno de sus 4 temas principales:

1. Sobre el inicio del desmantelamiento del Obamacare (20 de enero) 
La realidad muestra que —al contrario de lo que afirma la prensa atlantista— las clases desfavorecidas que debían beneficiarse con el Obamacare lo han despreciado en masa. Esa forma de «seguridad social» ha resultado tan costosa y dirigista que no seduce a la gente. Las únicas que ven con satisfacción ese sistema son las compañías privadas que lo manejan.

2. Sobre la prolongación del muro en la frontera con México (del 23 al 25 de enero) 
Es una medida que nada tiene de xenófoba: la Secure Fence Act fue firmada por el presidente republicano George W. Bush, quien inició la construcción de esa forma de separación física entre los territorios de Estados Unidos y México. Y el presidente demócrata Barack Obama prosiguió su construcción… con el respaldo del gobierno de México. 
Más allá de la retórica, hoy de moda, sobre la construcción de «muros» o «puentes», los dispositivos tendientes a reforzar una frontera funcionan sólo cuando las autoridades de ambas partes los apoyan y se ponen de acuerdo para que den resultado. Y siempre fracasan cuando una de las partes se opone. El interés de Estados Unidos es controlar la entrada de migrantes mientras que el interés de México es impedir la entrada de armas provenientes de Estados Unidos. Ambos intereses se mantienen. 
Más allá de la retórica, hoy de moda, sobre la construcción de «muros» o «puentes», los dispositivos tendientes a reforzar una frontera funcionan sólo cuando las autoridades de ambas partes los apoyan y se ponen de acuerdo para que den resultado. Y siempre fracasan cuando una de las partes se opone. El interés de Estados Unidos es controlar la entrada de migrantes mientras que el interés de México es impedir la entrada de armas provenientes de Estados Unidos. Ambos intereses se mantienen. 
Sin embargo, con la aplicación del TLCAN, muchas transnacionales estadounidenses optaron por «deslocalizar» sus industrias, trasladando a México no sólo empleos de baja o ninguna calificación —conforme a la regla marxista que describe la «tendencia a la caída de la tasa de ganancia»— sino también empleos calificados que ponen en manos de una fuerza de trabajo más barata que la estadounidense, siguiendo la tendencia conocida como «dumping social»). 
En México, la aparición de esos empleos dio lugar a un importante éxodo rural, que ha desestructurado la sociedad mexicana, como sucedió en la Europa del siglo XIX. Las transnacionales redujeron entonces los salarios, sumiendo así en la pobreza a una parte de la población mexicana, la que ahora sólo sueña con obtener salarios decentes… en Estados Unidos.
Al anunciar Donald Trump su intención de sacar a Estados Unidos del TLCAN, las cosas deberían volver a la normalidad en los próximos años, lo cual podría satisfacer simultáneamente a los trabajadores mexicanos y a los estadounidenses.

3. Sobre la interrupción voluntaria del embarazo (23 de enero)
El presidente Trump prohibió la entrega de subvenciones federales a las asociaciones especializadas que reciben fondos del extranjero. Así obliga a esas asociaciones a escoger entre su razón de ser (ayudar a las mujeres con dificultades) en la sociedad estadounidense o seguir recibiendo el dinero de George Soros para sacar manifestantes a la calle en contra de su administración —como sucedió el 21 de enero. Ese decreto no tiene nada que ver con el aborto y es una medida tendiente a evitar una «revolución de color» en Estados Unidos.

4. Sobre los decretos contra la inmigración (del 25 al 27 de enero) 
Donald Trump anunció que aplicará la ley —heredada del presidente Obama— que implicaría la expulsión de los 11 millones de extranjeros en situación irregular. Suspendió además las ayudas federales a las ciudades que anunciaron que se niegan a aplicar esa ley (¿Cómo encontrar sirvientas a bajo sueldo si hay que declararlas legalmente?).
Trump anunció que comenzará expulsando a los 800.000 criminales ya anteriormente condenados legalmente en Estados Unidos, en México o en cualquier otro país.
Además, para evitar la entrada de terroristas, suspendió todas las autorizaciones de migrar a Estados Unidos y prohibió por 3 meses la entrada de personas originarias de países donde es imposible verificar la identidad de esas personas y su situación.
No fue Trump quien hizo la lista de países incluidos en esa medida sino que se remitió a un texto anterior… del presidente Obama. Por ejemplo, en Siria no hay actualmente ni embajada, ni consulado estadounidenses. Desde un punto de vista de policía administrativa, es por consiguiente lógico poner a los sirios en esa lista. Y en todo caso, esa medida sólo afecta a una cantidad mínima de personas. En 2015, la famosa «tarjeta verde» estadounidense fue concedida sólo a 145 sirios. Consciente del gran número de casos particulares que podrían aparecer, el decreto presidencial de Trump deja al Departamento de Estado y al Departamento de Seguridad de la Patria (Homeland Security) en libertad de conceder dispensas.
El hecho que funcionarios contrarios al presidente Trump hayan saboteado la medida aplicándola de forma brutal no convierte al nuevo presidente en racista o islamófobo.

La campaña anti-Trump de la prensa atlantista es, por ende, injustificada. Decir que el presidente Trump ha abierto una guerra contra los musulmanes, hablar públicamente de su posible destitución —incluso de su asesinato— va más allá de la mala fe, es propaganda de guerra.



EL OBJETIVO DE DONALD TRUMP


Donald Trump fue la primera personalidad en todo el mundo en cuestionar la versión oficial de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el día de los hechos y ante las cámaras de televisión. Después de recordar que los ingenieros que construyeron las Torres Gemelas ahora trabajaban para él, Trump declaró al Canal 9 de Nueva York que era imposible que ningún avión atravesara las estructuras de acero de esos edificios. Luego insistió en que era también materialmente imposible que los incendios provocaran el derrumbe de las torres y concluyó que tenía que haber otros factores desconocidos.

Desde aquella fecha, Donald Trump mantuvo su resistencia ante los realizadores de esos crímenes. En su discurso de investidura subrayó que esa ceremonia no era un simple traspaso del poder entre dos administraciones sino una restitución del poder al Pueblo estadounidense, despojado de ese poder [hace 16 años].

A lo largo de su campaña electoral, después de su elección, durante el periodo de transición y desde su investidura, Trump repitió que el sistema imperial de los últimos años no ha beneficiado a los estadounidenses sino a una pequeña camarilla, cuya figura emblemática es la señora Clinton. También anunció que Estados Unidos no tratará en lo adelante de ser «el primero» sino «el mejor». Sus eslóganes son: «America great again» y «America first», o sea «Estados Unidos grande de nuevo» y «Estados Unidos primero».

Ese viraje político de 180 grados da al traste con un sistema instaurado durante los últimos 16 años y que se originó en la guerra fría, la opción que Estados Unidos adoptó en 1947. Ese sistema ha gangrenado numerosas instituciones internacionales, como la OTAN (con Jens Stoltenberg y el general estadounidense Curtis Scaparrotti), la Unión Europea (con Federica Mogherini) e incluso la ONU (con el embajador estadounidense Jeffrey Feltman).

Si Donald Trump tiene éxito, lograr ese objetivo le llevará años.



HACIA EL DESMANTELAMIENTO PACÍFICO DEL IMPERIO USEÑO

En 2 semanas, se han iniciado muchas cosas, a menudo con la mayor discreción. Las estruendosas declaraciones del presidente Trump y de su equipo han sembrado voluntariamente la confusión y le han permitido obtener la confirmación de las nominaciones de sus colaboradores por parte de un Congreso parcialmente hostil a su administración.

Es importante entender que en Washington ha comenzado una guerra a muerte entre dos sistemas. Dejemos pues que la prensa atlantista comente las declaraciones a menudo incoherentes y contradictorias de unos y otros mientras que nosotros nos atenemos sólo a los hechos.

Ante todo, Donald Trump se ha dedicado a garantizar su control sobre los órganos de seguridad. Sus 3 primeros nominados —el consejero de seguridad nacional Michael Flynn, el secretario de Defensa James Mattis y el secretario de Seguridad de la Patria John Kelly— son 3 generales que cuestionaron el «Gobierno de Continuidad» desde el año 2003. Después reformó el Consejo de Seguridad Nacional para excluir al jefe del Estado Mayor Conjunto y al director de la CIA.

Aunque se anunció que este último decreto será objeto de una enmienda, eso no ha sucedido aún. Hay que señalar de paso que nosotros habíamos anunciado que Donald Trump y el general Flynn querían eliminar el cargo de director de la Inteligencia Nacional. Finalmente, ese cargo se mantiene y fue asignado al senador Dan Coats, en lo que en realidad constituye una táctica para poder argumentar que la presencia del director de la Inteligencia Nacional en el Consejo de Seguridad Nacional justifica la exclusión del director de la CIA.

Querer ser «el mejor», en vez del «primero» lleva al inicio de una asociación con Rusia y China. en vez de pretender aplastar a esos países.

Para impedir esa política, los amigos de las señoras Clinton y Nuland acaban de reiniciar la guerra del régimen de Kiev contra el Dombás. La importante cantidad de bajas humanas y de pérdidas materiales sufridas en esa región habían obligado al ejército ucraniano a replegarse y a poner las milicias paramilitares nazis en primera línea. Los nuevos ataques han causado gran cantidad de víctimas entre la población civil de la nueva República Popular. Al mismo tiempo, en el Medio Oriente, los colaboradores de la señora Clinton lograron entregar blindados a los kurdos de Siria, como había previsto la administración Obama.

En aras de resolver el conflicto ucraniano, Donald Trump está buscando cómo deshacerse del presidente Petro Porochenko. Por eso recibió en la Casa Blanca a la jefa de la oposición, Yulia Timoshenko, incluso antes de aceptar una llamada telefónica del presidente Porochenko.

En Siria e Iraq, Donald Trump ya inició las acciones comunes con Rusia, aunque su vocero lo niegue. El ministerio de Defensa ruso, después revelarlo imprudentemente, suspendió de inmediato toda declaración al respecto.

En lo que concierne a Pekín, el presidente Trump puso fin a la participación useña en el Acuerdo Transpacífico, que había sido concebido en contra de China. Durante el periodo de transición, Trump recibió a Jack Ma, el segundo hombre más rico de China —el mismo que declaró: «Nadie les ha robado empleos. Ustedes gastan demasiado en guerras». Se sabe que las conversaciones abordaron la posible adhesión de Washington al Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (Asian Infraestructure Investment Bank o AIIB). Si Estados Unidos se suma a esa institución, estaría aceptando cooperar con China —en vez de oponerse a ella— y ambos países podrían participar en el establecimiento de dos «rutas de la seda», lo cual haría inútiles las guerras del Dombás y de Siria.

En el plano financiero, el presidente Trump ya inició el desmantelamiento de la Ley Dodd-Frank, que trató de resolver la crisis de 2008 evitando la quiebra abrupta de los grandes bancos estadounidenses —en aplicación de la línea política llamada «too big to fail». A pesar de algunos aspectos positivos —su texto consta de 2 300 páginas—, la Ley Dodd-Frank instituye un tutelaje del Departamento del Tesoro sobre los bancos, lo cual evidentemente frena su desarrollo. Donald Trump parece disponerse también a reinstaurar la diferencia entre los bancos de depósitos y los bancos de inversiones mediante el restablecimiento de la Glass-Steagall Act

Y también ha iniciado la limpieza en el seno de las instituciones internacionales. La nueva embajadora de Estados Unidos en la ONU, Nikki Haley, llegó exigiendo una auditoria sobre las 16 misiones de «mantenimiento de la paz» y anunció que piensa poner fin a todas las que parezcan ineficaces, lo cual es el caso de todas sin excepción, a la luz de la Carta de las Naciones Unidas. En efecto, los fundadores de la ONU nunca previeron ese tipo de despliegue militar —actualmente hay 100.000 cascos azules. La ONU fue creada para prevenir o resolver conflictos entre Estados, nunca conflictos internos. Cuando dos partes concluyen un alto al fuego, la ONU puede desplegar observadores para verificar el respeto de ese acuerdo. Las actuales operaciones de «mantenimiento de la paz» tienen como objetivo imponer el respeto de una solución impuesta por el Consejo de Seguridad de la ONU y rechazada por una de las partes en conflicto, lo cual es prolongar el colonialismo.

En la práctica, la presencia de esas fuerzas prolonga el conflicto, mientras que su ausencia no modifica el panorama. Por ejemplo, las tropas de la FINUL (Fuerza de Interposición de Naciones Unidas en Líbano) desplegadas en la frontera israelo-libanesa —pero sólo del lado libanés— no evitan una acción militar israelí, ni una acción de la resistencia libanesa, lo cual está más que demostrado. La FINUL sólo sirve para espiar a los libaneses por cuenta de Israel, lo cual prolonga el conflicto.
Asimismo, las tropas de la FNUOS (Fuerzas de Naciones Unidas para la Observación de la Separación) desplegadas en la línea de demarcación entre el Golán ocupado y Siria fueron expulsadas de allí por los hombres de al-Qaeda, sin que ello modificara en nada el conflicto israelo-sirio.
Conclusión: Poner fin a ese sistema sería regresar al espíritu y el contenido iniciales de la Carta de la ONU, renunciar a los privilegios coloniales y pacificar el mundo.

Detrás de las polémicas mediáticas, las manifestaciones callejeras y los enfrentamientos políticos, lo cierto es que el presidente Trump mantiene su rumbo.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article195182.html

Ex-jefe de la inteligencia turca: «La próxima guerra será en Turquía»...


En una serie de editoriales publicados en el diario Aydınlık, el general İsmail Hakkı Pekin, ex-director de la inteligencia turca, advierte que la supervivencia de Turquía corre gravísimo peligro y advierte que los artífices del caos en el Medio Oriente se disponen ahora a desatar una nueva guerra… en Turquía.

El general, arrestado en el marco del caso Ergenekon, solicita al presidente Recep Tayyip Erdoğan que, ante tales circunstancias, renuncie al ya anunciado referéndum de revisión de la Constitución turca.

Según el general, la supervivencia misma de Turquía exige que se preserve la unidad nacional conformando una alianza con Rusia, Irán y Siria.
«Halka dayalı ordu ve savunma sistemi», İsmail Hakkı Pekin, Aydınlık, 1º de febrero de 2017.
Fuente:  http://www.voltairenet.org/article195179.html


TRAS EL MURO DE LOS DOS PARTIDOS

Ante la prensa occidental que hoy condena la extensión de un muro que ya existe entre USA y México, el analista italiano Manlio Dinucci recuerda que esa barrera divisoria no es resultado de una voluntad proteccionista sino, por el contrario, de la política de globalización. El famoso muro es un proyecto bipartidista iniciado por Bill Clinton y continuado por el presidente republicano George Bush Jr. y por su sucesor el ¿demócrata? Barack Obama. Dinucci observa que lo que ha tenido efectos sociales devastadores para México no es el muro sino el TLCAN, que supuestamente debía ser un puente entre los países firmantes, pero cuya finalidad real era ampliar el proceso de deslocalización, a pesar del peligro de empobrecer a México y, después, a USA.


Es 29 de septiembre de 2006 y el Senado de Estados Unidos vota la «Secure Fence Act», ley propuesta por la administración republicana de George W. Bush, que estipula la construcción de 1.100 kilómetros de «barreras físicas» fuertemente vigiladas en la frontera con México para impedir las «entradas ilegales» de trabajadores mexicanos. Richer Durbin, uno de los dos senadores demócratas del Estado de Illinois, vota «No», pero el otro vota «Sí». Su nombre es Barack Obama y 2 años después será electo presidente de Estados Unidos. Entre los 26 demócratas que votan «Sí», haciendo posible la aprobación de la ley, aparece también el nombre de Hillary Clinton, senadora por el Estado de Nueva York, que 2 años más tarde se convertirá en secretaria de Estado de la administración Obama.

En 2006, Hillary Clinton ya era toda una experta en el tema de la barrera anti-inmigrantes, que ya había promovido cuando era «First Lady». Y es que fue su esposo, el presidente demócrata Bill Clinton quien comenzó la construcción de esa barrera en 1994, en el momento en que entra en vigor el TLCAN, el acuerdo de «libre» comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, un acuerdo que abre las puertas a la libre circulación de capitales y de capitalistas, pero que cierra la entrada de los trabajadores mexicanos a Estados Unidos y Canadá.

El TLCAN ha tenido efectos devastadores en México. El mercado de ese país está inundado de productos agrícolas estadounidenses y canadienses de bajo precio —gracias a las subvenciones estatales—, lo cual ha provocado el derrumbe de la producción agrícola mexicana, con efectos sociales demoledores para la población rural. Se crea así un vivero de mano de obra barata que será reclutada por las maquiladoras, que son miles de establecimientos industriales creados a lo largo de la frontera —del lado mexicano— y que en su mayoría son propiedad o se hallan bajo el control de empresas estadounidenses. Gracias al régimen de exoneración de impuestos, esas empresas exportan hacia México productos semiterminados o componentes de productos que serán ensamblados en suelo mexicano y reimportan hacia Estados Unidos los productos terminados, obteniendo así ganancias mucho más elevadas debido a los costos más bajos de la fuerza de trabajo mexicana, entre otras ventajas.

En las maquiladoras trabajan fundamentalmente mujeres jóvenes e incluso adolescentes. Los horarios son desastrosos, los efectos tóxicos tremendamente elevados, los salarios son muy bajos y los derechos sindicales prácticamente inexistentes. La pobreza, el tráfico de droga, la prostitución y la criminalidad galopante determinan la existencia de condiciones de vida extremadamente malas en esas zonas. Basta con recordar el nombre de Ciudad Juárez, en la frontera con el Estado de Texas, localidad mexicana tristemente célebre debido a los innumerables homicidios de mujeres jóvenes, en su mayor parte obreras de las maquiladoras.

Esa es la realidad del otro lado del muro cuya construcción inició el presidente demócrata Bill Clinton, prosiguió el republicano George Bush Jr. y que fue reforzado por el también demócrata Barack Obama. Ese es el muro que el republicano Donald Trump quiere ahora completar cubriendo totalmente los 3.000 kilómetros de frontera. Esa realidad explica por qué numerosos mexicanos arriesgan sus vidas —miles de ellos mueren en el intento— para entrar en Estados Unidos, donde pueden ganar mejores salarios, aunque sea trabajando ilegalmente en beneficio de otros explotadores.

Cruzar esa frontera es como irse a la guerra. Hay que burlar la vigilancia de helicópteros y drones, atravesar barreras de alambre de púas, evitar las patrullas armadas —cuyos miembros son a menudo ex-soldados estadounidenses que participaron en las guerras de Afganistán e Iraq y tienen entrenamiento militar en el uso de las técnicas que se practican en escenarios de guerra.

Es todo un símbolo el hecho que, en la construcción de varios tramos de esa barrera que separa a Estados Unidos de México, la administración del demócrata Bill Clinton utilizó en los años 1990 las plataformas metálicas de las pistas desde las que habían despegado los aviones que bombardearon Iraq en la primera guerra del Golfo —agresión desatada por el presidente republicano George Bush Sr. Recurriendo al material utilizado en las guerras posteriores, seguramente es posible completar esa barrera bipartidista.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article195101.html