FRANCIA Y TURQUÍA CONTRA LOS KURDOS

Si los medios occidentales no logran explicar las guerras que asolan el «complicado Oriente» es porque no quieren reportar lo que pasa a escala regional. En lugar de entrar a discutir si lo que sucede en Siria es una revolución, una guerra civil o una agresión, o si la represión en Turquía se justifica o no, Thierry Meyssan propone una lectura diferente de los hechos a través del caso de los kurdos.

Al colaborar con el presidente turco Erdoğan, el kurdo-sirio Salih Muslim ha llevado parte del pueblo kurdo a la derrota. Ahora trata de rectificar su error y Ankara ha emitido contra él una orden de arresto.

Los medios occidentales de difusión abordan los acontecimientos del Medio Oriente país por país. Eso no sorprende a sus lectores, que en su mayoría desconocen la historia de esta región, pero lo cierto es que no logran entender este «complicado Oriente» perpetuamente en guerra.

El Medio Oriente no es para nada comparable con, por ejemplo, Europa, sino más bien con África ya que sus fronteras no se basan en realidades geográficas sino en los «arreglos» entre las potencias coloniales. A lo largo del siglo pasado, los Estados del Medio Oriente se esforzaron por convertir sus poblaciones en verdaderos Pueblos. Sólo Egipto, Siria e Iraq lo lograron.

Durante los últimos 5 años, la prensa occidental ha hablado de «revolución democrática» en Túnez, en Libia, en Egipto y en Siria, ha hablado de «injerencia iraní» en Baréin, Líbano y Yemen y de «terrorismo» en Iraq. Pero en el Medio Oriente, todas las fuerzas implicadas, exceptuando solamente a las petrodictaduras del Golfo, han denunciado esa lectura de los acontecimientos y presentado una interpretación regional completamente diferente.

Observemos, por ejemplo, la situación de los kurdos. Podría explicar aquí la situación del Emirato Islámico (Daesh), pero este segundo ejemplo sería mucho más difícil de aceptar para los lectores occidentales.

Según la prensa occidental, los kurdos son felices en Iraq, donde disponen de una autonomía casi total en el marco de un sistema federal felizmente impuesto por Estados Unidos. Pero en Siria luchan a la vez contra la dictadura alauita de la familia Asad y la opresión sunita extremista del Emirato Islámico. Y están demasiado oprimidos en Turquía. Pero son un Pueblo con derecho a un Estado independiente… en Siria, pero no en Turquía.

Para los propios kurdos, la realidad es muy distinta.

Los kurdos tienen una cultura en común, pero no comparten la misma lengua, ni la misma historia.

Para explicar las cosas brevemente hay que decir que los kurdos de Iraq eran principalmente pro-estadounidenses durante la guerra fría mientras que los de Turquía y Siria eran pro-soviéticos. Preocupado ante el fuerte respaldo que la URSS encontraba en Turquía, Estados Unidos organizó primeramente una ola de migración kurda hacia Alemania, para que Turquía no se sintiese tentada a romper con la OTAN. Posteriormente, Estados Unidos estimuló la represión contra los kurdos del PKK. Durante la guerra civil de los años 1980, cientos de miles de kurdos turcos del PKK buscaron refugio en Siria, junto a su líder, Abdullah Öcalan, y obtuvieron la protección del Estado sirio. En 2011, esos kurdos de Turquía y sus descendientes optaron por la nacionalidad siria.

Entremos ahora en la parte fundamental de este tema. Nadie mencionó la existencia de una «cuestión kurda» durante lo que llamaré la Primera Guerra de Siria —la que trató de extender a ese país la «primavera árabe» utilizando las técnicas de las Guerras de cuarta generación. Todo comenzó poco a poco a partir de la Segunda Guerra de Siria —la que se abrió con la conferencia de los autoproclamados «Amigos de Siria», realizada en París, en julio de 2012.

La guerra, algo demasiado «humano»

Las declaraciones de los dirigentes de los países miembros de la OTAN hacían pensar que el derrocamiento de la República Árabe Siria era inminente y que la Hermandad Musulmana ascendería al poder en Damasco, como ya había sucedido en Túnez, en Libia y en Egipto. Así que Turquía invitó las poblaciones del norte de Siria a venir a su territorio, a ponerse al abrigo de los sobresaltos de la «revolución». En septiembre, Ankara incluso nombró para esas poblaciones un «walli», o sea un prefecto turco. Pero ese término proviene de la época otomana y recuerda la opresión del sultán. Bajo la autoridad directa del entonces primer ministro turco Erdoğan, ese prefecto —cuyo nombre es Veysel Dalmaz— distribuyó entre los «refugiados» miles de millones de dólares facilitados por las petrodictaduras del Golfo.

En aquel momento, todos vieron que se trataba de una maniobra para debilitar a Siria. Pero nadie entendió el verdadero motivo de aquel desplazamiento de población, a pesar de que Kelly M. Greenhill —muy vinculada a la embajadora de Estados Unidos en la ONU, Samantha Power— ya había publicado un trabajo universitario: WEAPONS OF MASS MIGRATION, trabajo que debería que haber llamado la atención sobre aquel movimiento. Turquía construyó nuevos poblados para albergar a los sirios, pero no los puso en manos de estos desplazados. De hecho, aún hoy siguen inhabitados. Ankara comenzó por hacer una selección entre los refugiados, según sus opiniones políticas, a algunos los mantuvo en campamentos donde podían recibir formación militar antes de mandarlos de regreso a Siria como combatientes, y a otros los mezcló con la población turca para explotarlos como fuerza de trabajo barata.

Las poblaciones restantes en el norte de Siria se componían principalmente de cristianos, kurdos y turcomanos. Estos últimos se pusieron masivamente al servicio de Turquía y fueron puestos bajo las órdenes de la organización de los Lobos Grises, milicia fascista creada en 1968 por cuenta de la OTAN. Por su parte, Damasco creó milicias cristianas y kurdas para garantizar la protección del territorio. Durante 2 años todos los kurdos sirios lucharon bajo las órdenes de la República Árabe Siria.

Traicionando al fundador del PKK, Abdullah Öcalan, y a sus hermanos kurdos, el sirio Salih Muslim se alió con la Turquía que en los años 1980 masacró parte de su propia familia. Se reunió secretamente en París con los presidentes de Turquía y Francia —Hollande y Erdoğan— y concluyó con ellos un pacto. Francia y Turquía se comprometieron a hacerlo presidente de un Estado independiente que se crearía en el norte de Siria. A cambio, Salih Muslim tendría que «limpiar» el terreno masacrando la población cristiana, exactamente como otros kurdos masacraron —hace un siglo— a otros cristianos por cuenta de los otomanos. Salih Muslim tendría que aceptar después que Turquía expulsara hacia el Estado donde él sería presidente a los kurdos turcos, que a su vez serían reemplazados por refugiados sunitas sirios en los territorios kurdos de Turquía.

Este plan tiene una larga historia. Fue trazado por Ahmet Davutoğlu, entonces ministro turco de Exteriores, y su homólogo francés Alain Juppé, en 2011, antes de la incorporación de Turquía a la guerra contra Libia y antes del comienzo de los desórdenes en Siria. El Pentágono lo asumió públicamente, en septiembre de 2013, cuando Robin Wright publicó en el New York Times el mapa de ese futuro Estado, y también el mapa de lo que sería el Califato de Daesh. Por supuesto, el primer Estado se llamaría «Kurdistán», a pesar de hallarse muy lejos del territorio del Kurdistán histórico definido por la Comisión King-Crane en 1919 y reconocido por la Conferencia en 1920. El segundo Estado sería un «Sunistán» y abarcaría territorios pertenecientes a Iraq y Siria, cortando así definitivamente la «ruta de la seda», que China espera restablecer.

La Comisión King-Crane, en el hotel Royal de Beirut, en julio de 1919. Sentados, Henry King (izquierda) y Charles Crane (derecha). Foto: Oberlin College Archive

Este plan perseguía los objetivos del sultán Abdul Hamid II, de los Jóvenes Turcos y del Tratado de Lausana, firmado en 1923: la creación de una Turquía exclusivamente sunita y la expulsión o masacre de todas las demás poblaciones. Fue precisamente para impedir ese plan y condenar a quienes habían iniciado su aplicación con la masacre de armenios y de griegos pónticos que Raphael Lemkin creó el concepto de «genocidio», cuya definición se aplica hoy tanto a los actos cuya responsabilidad recae en hombros de los franceses Juppé y Hollande y de los turcos Davutoğlu y Erdoğan.

Nadie debe confundirse sobre lo que aquí escribo. Si bien París y Ankara quieren crear una Turquía exclusivamente sunita, el hecho es que la mayoría de los sunitas se oponen a ello, lo cual explica la feroz represión desatada tanto en Turquía como en Daesh.

En julio de 2015, el gobierno de Erdoğan ordenó a Daesh la realización de un atentado en la localidad turca de Suruç, atentado que causó la muerte de kurdos y alevitas —estos últimos son el equivalente turco de los alauitas sirios— que expresaban su apoyo a la República Árabe Siria. Erdoğan utilizó ese atentado como pretexto para romper la tregua pactada en 2009 con el PKK. Simultáneamente, cortó todo aprovisionamiento a una parte cuidadosamente seleccionada de los refugiados sirios. Así iniciaba Ankara la ejecución del plan anteriormente descrito… y también comenzaba el calvario de Turquía.

Al menos 31 muertos tras un atentado supuestamente ordenado por el gobierno de Erdoğan en la ciudad turca de Suruç.

En agosto, Turquía empujó los refugiados sirios, a los que había previamente privado de todo recurso, a huir hacia la Unión Europea. En octubre, en Siria, los hombres de Salih Muslim atacaron las comunidades cristianas asirias y trataron de «kurdizar» sus escuelas por la fuerza mientras que, en Turquía, el AKP de Erdoğan saqueaba 128 sedes políticas del HDP —partido pro-kurdo— y más de 300 establecimientos pertenecientes a kurdos. Las fuerzas especiales turcas masacraron a más de 2.000 kurdos turcos y arrasaron parcialmente las ciudades de Cizre y Silopi. Nuestros lectores han podido seguir esos hechos, pero los medios occidentales no los mencionaron y sólo ahora —más de un año después— comienzan a hablar de Cizre y Silopi como ciudades mártires.

Con ayuda de Masud Barzani —el presidente «vitalicio» del Kurdistán iraquí— Salih Muslim impuso el reclutamiento obligatorio de los jóvenes kurdos sirios para reforzar sus tropas e imponer el terror. De eso tampoco hablaron nunca los medios occidentales, que prefieren la prosa romántica sobre Rojava. De hecho, los jóvenes sirios de origen kurdo se rebelaron en masa y prefirieron unirse à las Fuerzas de Defensa de la República Árabe Siria.

Masud Barzani da la bienvenida al nuevo Cónsul General de Francia en Erbil

En septiembre de 2016, el presidente Erdoğan anunció que Turquía concedería la nacionalidad turca a una parte de los refugiados sirios que aún quedan en ese país —los que apoyan el plan de una Turquía exclusivamente sunita. Serán estos quienes finalmente recibirán los apartamentos construidos hace 4 años.

Atrapado entre su ambición personal y la solidaridad de sus hombres hacia sus hermanos kurdos de Turquía, el colaborador Salih Muslim se volvió finalmente en contra de Ankara, que acaba de emitir contra él una orden de arresto en noviembre. Después de recibir al secretario general de la OTAN, el presidente Erdoğan anunció que quiere «renegociar» el Tratado de Lausana. Erdoğan pretende anexar varias islas griegas, el norte de Chipre, una parte de Siria y también parte de Iraq, para crear en 2023 el 17º imperio turco-mongol.

Y desde ahora el ejército turco está ocupando territorios en Siria —Yarábulus— y en Iraq —Baachiqa. Cuando el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, lanzó una advertencia a Turquía sobre ese acto de guerra, el presidente Erdoğan le respondió con arrogancia que no está «a su nivel» y lo intimó a «mantenerse en su lugar». Al ser cuestionado por dos veces ante el Consejo de Seguridad de la ONU, el embajador de Turquía y ex-ministro de Exteriores Feridun Sinirlioğlu respondió que su país actúa por el bien de las poblaciones y que por esa razón Iraq no debe invocar el derecho internacional ni quejarse.

En un campo de batalla, no puede haber tres bandos, sino dos. En la actual guerra tenemos, de un lado, a Turquía, que pretende dividir las poblaciones en comunidades e imponer la supremacía de una de esas comunidades sobre las demás. Del otro lado está la República Árabe Siria, que defiende la paz y la igualdad entre comunidades que conviven pacíficamente.

¿De qué lado está usted?

Fuente: http://www.voltairenet.org/article194268.html

REFORMA DEL SISTEMA DE INTELIGENCIA SEGÚN EL GENERAL FLYNN

Thierry Meyssan estima que el general Flynn se dispone a modificar radicalmente el mundo estadounidense de la Inteligencia, abandonando todas las reformas posteriores al 11 de septiembre de 2001. Su objetivo sería poner fin a la obsesión de las cárceles secretas y los asesinatos selectivos para regresar a la esencia de la labor de inteligencia: entender y anticipar la evolución del mundo.

Michael T. Flynn

El general Michael T. Flynn, nominado como próximo consejero presidencial para la Seguridad Nacional, está organizando una amplia reforma de los servicios de inteligencia de Estados Unidos.

Según nuestras informaciones, el general Flynn se dispone a cuestionar las grandes reformas introducidas en ese sector por las administraciones Bush y Obama, o sea:
—La unificación de las 16 agencias de inteligencia bajo la autoridad única de un Director de la Inteligencia Nacional supuestamente encargado de garantizar que se comparta la información de inteligencia;
—La eliminación de la diferenciación entre los agentes de terreno y los analistas a favor de centros funcionales, como el que aparece en la serie de televisión 24.

Como ya habíamos subrayado entonces, y como también ha subrayado posteriormente el general Flynn:
—El Director de la Inteligencia Nacional tenía ciertamente la capacidad para centralizar la información de inteligencia hasta entonces dispersa, pero no de intervenir en el funcionamiento de las diferentes agencias. Por ejemplo, no podía destituir a un responsable incapaz de cumplir con sus funciones.
—Lo más importante es el hecho que los actuales centros funcionales se especializan en el tratamiento de la información inmediata. Son capaces de localizar a un individuo en cualquier lugar del mundo y de liquidarlo. Pero eso no es labor de inteligencia, sino sólo crimen. La CIA resulta ciertamente eficaz derrocando regímenes que desagradan a la Casa Blanca y dispone de cárceles secretas, pero ya no sabe cómo anticipar la evolución de cada cual en materia de política, y menos aún en el plano militar.

En su época de director de la inteligencia militar estadounidense, Michael T. Flynn quedo tan decepcionado con el funcionamiento de la nueva CIA que trató —sin resultado— de crear en el Departamento de Defensa un servicio que debía llenar esa laguna: el Defense Clandestine Service.

Al igual que Flynn, el coronel James H. Baker, actualmente a la cabeza de la oficina estratégica del Pentágono, se opuso a los neoconservadores y ahora es probable que reciba una promoción.

La nominación del representante de Kansas y ex-capitán de caballería Mike Pompeo como próximo director de la CIA parece haber estado condicionada a su previa aceptación del abandono de las reformas realizadas por las administraciones Bush y Obama. A pesar de sus declaraciones extremistas —sobre las cárceles secretas y contra los chiitas—, Pompeo tendría por consiguiente que adoptar la actitud de un soldado obediente.

El actual director de la Inteligencia Nacional, James R. Clapper, ya anunció el fin de sus funciones y su puesto está llamado a desaparecer con el fin de la administración Obama.

En el futuro, las 16 agencias de inteligencia estadounidenses ya no rendirían cuentas a un Director de la Inteligencia Nacional sino sólo al consejero de Seguridad Nacional, o sea directamente al general Flynn.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article194265.html

LOS PLENOS PODERES DEL PRESIDENTE DE EE.UU.

La función de Presidente de los Estados Unidos ha evolucionado considerablemente desde la elección de George Bush padre. Hasta entonces, el Presidente se encargaba principalmente de nombrar 40.000 altos funcionarios. Hoy en día, el Presidente utiliza el poder ejecutivo sin rendir cuentas a nadie. Al promulgar nuevas leyes, el Presidente tiene la posibilidad de modificarlas en el sentido que mejor le parezca. Además, la «teoría del ejecutivo unificado» cohíbe al Congreso en cuanto a cuestionar las decisiones del «comandante en jefe». El papel del Congreso se limita ahora a votar el presupuesto federal.


Las recientes elecciones estadounidenses, cuyo resultado sorprendió a la mayoría de los observadores, ofrecen una buena ocasión para recordar de qué poderes dispone realmente el Presidente de Estados Unidos. Como consecuencia de esa elección, con resultado contrario a lo que esperaban, numerosos «analistas» —que habían hecho campaña contra Donald Trump— tratan ahora de tranquilizarse afirmando que las prerrogativas del Presidente de Estados Unidos están estrictamente limitadas por la Constitución y que, por ende, este no dispone «todos los poderes». Esta idea de que en Estados Unidos existe una rigurosa separación de poderes podría basarse en el hecho que, contrariamente a los miembros de la Unión Europea, al Congreso estadounidense goza de gran reconocimiento en el plano formal.


VALORIZACIÓN DE LA IMAGEN DEL 
PODER LEGISLATIVO ESTADOUNIDENSE

Al contrario de lo que sucede en los países miembros de la Unión Europea, en Estados Unidos se otorga mucha más importancia a la institución parlamentaria. Por ejemplo, los miembros del Congreso pueden verse directamente asociados a las negociaciones de acuerdos comerciales de alcance internacional. A la inversa, los Parlamentos nacionales europeos y el Parlamento de la Unión Europea sólo intervienen en la fase final de la conclusión de acuerdos como el CETA, intervención que se limita a la ratificación. Por cierto, esta última prerrogativa ni siquiera estaba prevista sino que es un intento de dar alguna legitimidad a un acuerdo que encuentra gran oposición y sólo surge en julio de 2016, o sea al cabo de 4 años de negociación, de un cambio de estatuto de ese acuerdo, que pasa de ser un simple acuerdo comercial a convertirse en un acuerdo mixto.

Un ejemplo en el campo de la cooperación en materia penal permite comprender la diferencia entre el Congreso de Estados Unidos y los Parlamentos de los países miembros de la Unión Europea. Los acuerdos de extradición firmados en 2003 entre la Unión Europea y Estados Unidos fueron negociados de forma totalmente autónoma por la Oficina Europea de Policía, sin pedir la opinión del Parlamento Europeo ni la ratificación de los Parlamentos nacionales de los miembros de la Unión. Las negociaciones se desarrollaron de forma totalmente secreta y si la ciudadanía europea pudo finalmente llegar a conocer este texto fue porque hubo que desclasificar parte del documento… para que lo firmara el Congreso de Estados Unidos.

Recordemos también que las disposiciones provisionales del Acta Patriótica tienen ritualmente que ser sometidas a renovación, cada 4 años, ante el Congreso de Estados Unidos, aunque esa renovación se reduzca a dos medidas… las otras ya son de carácter permanente.


DEVALUACIÓN PERMANENTE DE 
LOS PARLAMENTOS EUROPEOS

Los Estados miembros de la Unión Europea, por el contrario, han emprendido un proceso de devaluación sistemática de sus instituciones parlamentarias. Al nivel del proceso legislativo nacional, el gobierno busca constantemente la manera de imponer su voluntad al Parlamento.

En Francia, el ejecutivo puede recurrir al procedimiento acelerado, que le permite reducir el proceso de debate parlamentario imponiendo una sola presentación ante cada Cámara.

También en Francia, y de manera aún más radical, el gobierno puede recurrir al artículo 49, acápite 3, de la Constitución para forzar la adopción de una ley sin pasar por el voto del Parlamento. Este procedimiento ha sido utilizado 85 veces desde 1958 y el actual gobierno del primer ministro Manuel Valls ya ha recurrido a él 5 veces.

Estos procedimientos, que permiten a los gobiernos saltarse la aprobación de los Parlamentos o evitar el debate parlamentario, son utilizados sin que el poder legislativo dé la más mínima muestra de resistencia. El objetivo del gobierno no es entonces imponerse a una oposición sino demostrar —no a los parlamentarios, ya aceptados desde hace tiempo como simples comparsas en lo que no pasa de ser un juego tendiente a legitimar decisiones ya tomadas por otros— a los pueblos que, como dijera hace años el propio Boris Yeltsin: «Un buen Parlamento es un Parlamento que vota las leyes y no hace política».

El objetivo es lograr que los ciudadanos acepten que la estructura del Estado nacional ha dejado de ser un marco de toma de decisiones para convertirse en un marco de ratificación de políticas que emanan de la superpotencia estadounidense y de sus organizaciones internacionales. La exhibición y ritualización de la sumisión de los Parlamentos a las órdenes del Ejecutivo y de las instancias internacionales conforman una imagen a la que los pueblos están invitados a someterse.


UNA IMAGEN DE PODERÍO, 
ADAPTADA A LA ESTRUCTURA IMPERIAL

Contrariamente a los Estados del Viejo Continente, la institución parlamentaria estadounidense se halla constantemente bajo las luces de la prensa. Su papel es servir de icono de la soberanía estadounidense, pero esa imagen se proyecta también, y sobre todo, hacia el exterior.

El objetivo es, en primer lugar, indicar a los Estados subalternos que Estados Unidos es el único Estado en todo el sentido de ese término, que conserva una estructura intacta, garante de un poder soberano fundamental, el poder de la «nación americana», al que los demás países tienen que someterse. Esto explica por qué, contrariamente a lo que sucede en la mayor parte de las naciones europeas, el Congreso de Estados Unidos mantiene un papel formal de institución a cuyo control sería imposible escapar.

La particularidad estadounidense sería entonces resultado del carácter excepcional de sus instituciones, dado el hecho que no estarían formalmente sometidas a las reformas que Estados Unidos viene imponiendo a los demás países, como la liquidación del poder judicial y el debilitamiento de los Parlamentos. Para imponer su mando en el seno de la estructura imperial, Estados Unidos tiene que consolidar la imagen icónica de independencia del Estado estadounidense en relación con las estructuras internacionales que el poder estadounidense ha venido creando e imponiendo.

Esta imagen del Congreso estadounidense como institución parlamentaria omnipresente y formalmente valorizada puede hacer creer a algunos observadores que los poderes del Presidente de Estados Unidos están sometidos a un constante control del Congreso y que están estrictamente limitados por la Constitución. Lo cierto es que el poder del Congreso está ya en sí mismo restringido por la propia Constitución estadounidense, que otorga al Presidente una serie de prerrogativas excepcionales al concederle un derecho de veto sobre los textos provenientes de los parlamentarios.


LOS «SIGNING STATEMENTS» 
PRESIDENCIALES

Lo más importante es que los actos del poder legislativo estadounidense pueden ser fácilmente minimizados mediante la utilización de los «Signings Statements», que permiten privar a la ley de su carácter vinculante [o sea, de su obligatorio cumplimiento] para el poder ejecutivo. Este tipo de declaración presidencial, que se agrega al acta de promulgación de la ley en cuestión, generalmente modifica substancialmente dicha ley.

Desde los tiempos de Ronald Reagan ha surgido una tradición de constantes declaraciones presidenciales que reinterpretan todo tipo de textos, desde la simple legalidad hasta los textos constitucionales, propuestos a la firma del Presidente. Ese procedimiento autoriza al Presidente de Estados Unidos a emitir reservas sobre el texto sometido a su firma y le permite no aplicar al pie de la letra las leyes que él mismo ha promulgado.

O sea, es el Presidente quien establece las condiciones y el contexto en los que él tendría que aplicar ciertas disposiciones legislativas. Este procedimiento fue ampliamente utilizado por los presidentes George Bush padre, Bill Clinton y George W. Bush.

Pero el presidente Obama no se quedó atrás en ese sentido. Por ejemplo, al inscribir su firma en la National Defense Autorizamiento Act, el 31 de diciembre de 2011, Barack Obama estipuló que su administración:
«interpretará y aplicará las disposiciones que a continuación se describen de forma tal que se preserve la flexibilidad de la que depende nuestra seguridad y que se mantengan los valores en los que se basa este país».
Barack Obama se opuso a obligación legal de detener militarmente a los terroristas extranjeros, lo cual limitaría la «flexibilidad» de la acción del Ejecutivo. En nombre de la «separación de poderes», que él concibe como una estricta independencia de la función ejecutiva ante la institución parlamentaria, Barack Obama defiende la opción administrativa de mantener a los prisioneros, por ejemplo, en las prisiones secretas de la CIA creadas fuera del territorio estadounidense. En este caso, lo que prevalece no es ya el texto de la ley sino la iniciativa presidencial.


UNA INVERSIÓN DE LA 
SEPARACIÓN DE PODERES

Mediante ese uso de los «Signings Statements», Barack Obama invierte el principio de la separación de poderes, modo de organización que data del llamado Siglo de las Luces o de la Ilustración. Para el pensador francés Montesquieu, el objetivo es impedir la concentración del poder político en manos de una sola autoridad. Para ello, es necesario que los poderes se equilibren y se limiten mutuamente. Por el contrario, la visión que el presidente estadounidense tiene de la separación de poderes, separa el poder del Estado de manera que evita que el Poder Legislativo pueda ejercer control sobre el Poder Ejecutivo. Para el poder ejecutivo estadounidense se trata de restablecer la supremacía de la decisión en relación con la norma y precisar que el Ejecutivo no está obligado a observar estrictamente las leyes que emanan de la institución legislativa. En ese contexto, la separación de poderes se convierte en ausencia de límites para la acción presidencial.

La utilización de los «Signings Statements» se ha convertido en un elemento fundamental del poder del Presidente de Estados Unidos. Ronald Reagan los utilizó 250 veces durante sus dos mandatos. Bush padre retomó esa práctica en 228 ocasiones. El demócrata Bill Clinton impuso 381 «Signings Statements». George W. Bush prolongó la tradición, aunque de manera un poco más limitada, al firmar 152 comentarios sobre las leyes sometidas a su firma. Las declaraciones firmadas de los presidentes, en relación con los textos legislativos que les son presentados, contienen a la vez comentarios sobre la legalidad o la constitucionalidad de las disposiciones legales así como declaraciones de oposición al contenido de ciertos artículos. El porcentaje de este tipo de objeciones varía según los presidentes. En el caso de George Bush hijo, el 78% de las leyes promulgadas durante sus dos mandatos comportan ese tipo de objeciones.

En cuanto a Barack Obama, luego de haber expresado públicamente su oposición a ese procedimiento en su primera campaña electoral por la presidencia, finalmente la utilizó 38 veces.

Por lo tanto, nada impide que el presidente electo Donald Trump marche sobre los pasos de sus predecesores y recurra a esa práctica que limita el control del Congreso sobre los actos del Presidente. Hacerlo le evitaría verse sometido a ciertas disposiciones de leyes a las que los presidentes anteriores ya impusieron sus comentarios y reservas en el momento de firmarlas. Y también podrá valerse él mismo de ese recurso, imponiendo sus propios «Signings Statements».

Fuente: http://www.voltairenet.org/article194121.html

¡NO TE COMPRENDERÁ NADIE!

REVISTA DE ACTUALIDAD

Antes de la caída del Muro la censura en el Este de Europa era infinitamente mayor que en el Oeste. Ahora han cambiado los papeles: mientras lo medios occidentales campan a sus anchas por Rusia, el Parlamento Europeo se dedica a estas cosas: 


Aquí tienen esa ONG que, como todas, es una organización gubernamental. Se dedica a rescatar heridos de los bombardeos que efectúan los malos, es decir, el ejército sirio y el ruso. Pero tengan la completa seguridad de que ningún medio de comunicación les mostrará esto, ya que es cosa de conspiranoicos, de enfermos mentales y enemigos del mundo libre:


En plena actuación: 

Ni tampoco les hablarán de esto:


TRANSCRIPCIÓN ENTREVISTA 9/11 2001:

Alan Marcus: Donald probablemente eres el constructor más conocido sobre todo en lo referido a los grandes edificios de la ciudad. Hay una gran cantidad de preguntas acerca de si el daño y la destrucción final del WTC fueron o no causados ​​por los aviones ya sea por defecto arquitectónico o posiblemente por bombas. ¿Tienes alguna idea sobre eso?

Donald Trump: No fue un defecto arquitectónico. El World Trade Center fue siempre conocido como un edificio muy, muy sólido. No se olvide que tuvo que soportar la explosión de una gran bomba en sus sótanos (en 1993). El sótano es el lugar más vulnerable debido a que es su soporte principal y con todo y con eso resistieron los ataques de 1993. Pude ver el área de destrozos alrededor de tres o cuatro días después de que se llevó a cabo el atentado con uno de mis ingenieros estructurales y le dije: «no puedo creerlo». 

El edificio estaba en pie, sólido a pesar de que la mitad de las columnas estaban literalmente reventadas. Este era un edificio increíblemente poderoso. Si no conoces nada acerca de la estructura deberías saber que fue uno de los primeros edificios que se construyeron desde el exterior. La razón de por qué el World Trade Center tenía tan estrechas ventanas es el acero, que estaba colocado en medio de todas ellas y que fue instalado desde el exterior del edificio.

Por eso, cuando vi el impacto del avión, no podía creer por qué había un agujero en el acero y me vino a la mente la anchura de las ventanas del World Trade Center. Me dije ¿cómo puede un avión, incluso un 767 o 747, atravesar ese acero? Se me ocurrió pensar que no sólo tenía que ser producto de un avión, sino que tenían que haber sido colocadas bombas que explotaron casi simultáneamente, porque no puedo imaginar nada capaz de atravesar esa pared. La mayoría de los edificios están construidos con acero en el interior de todo el hueco del ascensor. Este edificio fue construido desde el exterior, que es la estructura más fuerte que se puede tener.


Rolland Smith: Sabes... Donald, hemos estado viendo imágenes durante toda la mañana de ese avión que impacta en el edificio número dos y cuando miras desde el lado opuesto....de repente, en cuestión de milisegundos hay una explosión y sale por el otro lado.

Donald TrumpCorrecto. Creo que hubo un avión con algo más que combustible. Y es obvio que eran aviones muy grandes y volaban muy rápidamente. Me pareció que provocar ese tipo de destrucción tuvo que conllevar algo más que el aparato, porque estamos hablando de acero, el acero más consistente y pesado que fue efectivamente, el que se utilizó para construir ese edificio. Estos edificios eran sólidos como una roca y deberíamos saber que es simplemente increíble que haya podido colapsar por un simple avión.

Fuente: Priede

La Organización de Cooperación de Shanghái encabeza la gran transformación de Eurasia...

La Organización de Cooperación de Shanghái está en camino de pasar de la cooperación en materia de seguridad y defensa, a sumar esfuerzos en los ámbitos económico y financiero. Durante su 15ª cumbre, realizada a principios de noviembre, el primer ministro de China propuso a los miembros de este grupo la creación de un área de libre comercio y un banco regional de desarrollo, lo cual elevaría la influencia de Pekín y Moscú en una región que, según uno los principales geoestrategas estadounidenses, terminará por definir el futuro de la hegemonía global.


Zbigniew Brzezinski, quien fuera consejero de seguridad nacional del presidente James Carter, sostuvo en 1997, en su libro El gran tablero: la supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos (The Grand Chessboard: American Prima and Kitts Geostrategic Imperatives), que una de las condiciones para que Estados Unidos conservara su hegemonía mundial consistía en impedir, a toda costa, el surgimiento de una potencia desafiante en Eurasia. Hoy en día, Washington no solamente ha perdido el control sobre esa parte del mundo sino que China está encabezando, junto con Rusia, la construcción de un gran circuito económico y financiero entre todos los países de la región.

Los medios de comunicación occidentales, en su mayoría, ocultaron que a principios de noviembre el primer ministro de China, Li Keqiang, realizó una gira por varios países de Asia central. Li aterrizó en la ciudad de Biskek (Kirguistán), donde participó en la 15ª Cumbre de Jefes de Gobierno de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). La OCS, que cubre 300 millones de kilómetros cuadrados (aproximadamente el 60% de toda la superficie de Eurasia) y es el hogar de una cuarta parte de la población mundial, está compuesta actualmente por China, Rusia, Kazakstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán. La India y Pakistán se encuentran en proceso de incorporación que, previsiblemente, será concluido en la cumbre de Astaná, a realizarse en junio de 2017.

Aunque en un principio fue concebida bajo una perspectiva militar y de seguridad, en estos momentos la OCS incluye también la cooperación en los rubros económico y financiero. Justamente cuando el comercio internacional registra su peor desempeño desde que estalló la crisis financiera de 2008, para los países que conforman la OCS se ha vuelto una imperiosa necesidad estrechar sus vínculos, tanto en términos comerciales, como de inversión. Para enfrentar la desaceleración económica mundial, es urgente que los países emergentes fortalezcan las relaciones Sur-Sur (entre países de la periferia), con vistas a reducir su dependencia de las naciones industrializadas, hoy hundidas en el estancamiento.

La propuesta del primer ministro chino de establecer un área de libre comercio entre los miembros de la OCS apunta, precisamente, hacia la integración horizontal de las cadenas productivas de la región euroasiática. En un momento en el que China está acelerando la reorientación de su economía hacia el mercado interno para, de este modo, disminuir el predominio de las inversiones masivas y el comercio exterior en su patrón de crecimiento, para el resto de países que conforman la OCS es un asunto de primer orden buscar dar el salto hacia la producción de mercancías de alto valor agregado.

Por otro lado, considero que la OCS debe explorar la posibilidad de sumar esfuerzos con otros proyectos de integración que en la actualidad intentan consolidarse. La eliminación de barreras arancelarias bien puede permitir a los países de la OCS aumentar los flujos de comercio y de inversión de forma sustantiva con aquellos bloques regionales que están conformados por las economías emergentes; por ejemplo, la Unión Económica Euroasiática (UEE, integrada por Rusia, Bielorrusia, Kazajistán, Armenia y Kirguistán) o incluso la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés).

Es fundamental, en paralelo, que las estrategias de integración económica regional impulsadas por la OCS y la UEE busquen establecer, cuanto antes, alianzas con las zonas de libre comercio que China está impulsando en Asia, es decir, encontrar puntos de convergencia, verbigracia, con el Partenariado Económico Comprehensivo Regional (abreviado PECR). A mi modo de ver, el protagonismo de China en los flujos del comercio mundial proporciona enormes beneficios a los países localizados en Eurasia, sin embargo, no se trata solamente de vender mercancías en uno de los mercados más dinámicos del mundo sino, también, de adquirir bienes a precios mucho más bajos.

Adicionalmente, cabe destacar que a lo largo del encuentro con sus homólogos de la OCS, Li puso sobre la mesa de negociaciones la propuesta de poner en funcionamiento un banco regional de desarrollo así como un fondo especial de crédito, instrumentos que, a su juicio, serán capaces de responder a las necesidades de financiamiento de la región euroasiática. Si se materializan, estas instituciones se sumarían a las entidades financieras lideradas por China, y que se han puesto en marcha durante los años recientes: el nuevo banco de desarrollo de los BRICS (acrónimo de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (AIIB, por sus siglas en inglés).

Es importante tomar en cuenta que todas estas iniciativas tienen entre sus principales objetivos canalizar el ahorro de los países emergentes hacia el financiamiento de la iniciativa económica y geopolítica más ambiciosa formulada por China en los últimos tiempos: «Un cinturón, una ruta» (‘One Belt, One Road’), una inmensa red de transporte que conectará a los países del Este, Sur y Sudeste de Asia con el Medio Oriente y el Norte de África, atravesando el Continente europeo.

La República Popular China confirma, una vez más, que la integración económica del continente asiático es una de sus prioridades estratégicas. Aun cuando el Gobierno de Barack Obama lanzó la «doctrina del pivote» en el año 2011 —una estrategia de defensa que tuvo por misión contener el ascenso de China como súper potencia—, los líderes de Pekín han logrado, de forma por demás exitosa, consolidar su liderazgo regional.

Ahora, todo indica que la advertencia que hizo Brzezinski hace ya casi dos décadas, se ha convertido en una dolorosa realidad para Estados Unidos: la OCS, apoyada de forma preponderante tanto por China, como por Rusia, encabeza la gran transformación de Eurasia…

Fuente: http://www.voltairenet.org/article194213.html

LOS PELIGROS VIENEN HOY DE ESTADOS UNIDOS...

Willy Wimmer, ex-vicepresidente de la OSCE y ex-secretario de Estado del ministerio de Defensa de Alemania, responde a World Economy sobre las graves tensiones internacionales que caracterizan el momento actual y señala claramente el origen del peligro.

Willy Wimmer, ex-vicepresidente de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE)

World Economy: Acaba usted de regresar de Rusia. Vamos a preguntarle de manera provocadora, ¿está Putin preparándose para una guerra?

Willy Wimmer: Después de todos los encuentros que tuve en Moscú —y solamente estuve en Moscú— puedo afirmar que la gente tiene allí las mismas preocupaciones que en Alemania. Tuve conocimiento de las declaraciones públicas del presidente de la Federación Rusa y lo único que veo en ellas es un llamado a la moderación y a la razón.

No oí en Moscú nada que vaya en el sentido de la pregunta que usted me hace. Teniendo en cuenta la situación geopolítica actual, podemos comprobar con toda objetividad que actualmente todos los peligros provienen de Estados Unidos. Sólo nos queda la esperanza de que haya algún cambio a raíz del 8 de noviembre [día de las elecciones estadounidenses].


World Economy: Hace 55 años se iniciaba la Crisis de los misiles en Cuba. Usted acaba de mencionar a Estados Unidos y hoy en día creemos saber lo que sucedió en aquel momento. ¿Estamos hoy ante una situación similar en la que pudiéramos decir que estamos en peligro de que suceda lo peor?

Willy Wimmer: Al analizar los hechos, puede decirse de esa manera. La Crisis de los misiles en Cuba tenía antecedentes y lo que resultó interesante para mí es haber tenido la oportunidad de escuchar, en el coloquio en el que participé en Moscú, a Valentin Falin, quien fue durante muchos años embajador de la Unión Soviética en Bonn.

En largos encuentros acompañados de reflexiones sobre la historia, el embajador Falin subrayó un elemento que condujo directamente a la crisis de Cuba. En los 1940-1950, hubo planes estadounidenses designados como «Operation Dropshot». Esos planes preveían la destrucción de 30 de las mayores ciudades soviéticas mediante un ataque nuclear de decapitación destinado a neutralizar la Unión Soviética.

Lo que resulta interesante es que fue gracias a las estaciones de escucha del Ejército Rojo instaladas en el pico Brocken, situado en el macizo de Harz, que los soviéticos llegaron a descubrir el contenido de aquellos planes de Estados Unidos. Esos hechos fueron tema de un programa transmitido hace varias semanas por el canal de televisión francés Arte, donde se demostraba que el plan [estadounidense] «Operation Dropshot» fue la verdadera causa de la crisis de Cuba.

Por eso fue apasionante no sólo poder conversar sobre ese tema con Valentín Falin sino también comprobar que se trata de acontecimientos comparables a lo que podemos ver en los planes de la OTAN. La alianza atlántica actúa masivamente contra la Federación Rusa. Para eso ha modificado sus objetivos y ya no es una alianza defensiva, como pudo serlo en tiempos de la guerra fría, sino una fuerza agresiva surgida durante la guerra de los Balcanes.

En ese contexto, la situación alrededor de Rusia es explosiva. Quien contribuye a ello es principalmente el establishment belicista demócrata-republicano de Washington al proponer abiertamente ese tipo de acción contra la Federación Rusa.


World Economy: Abordemos ahora el tema de Siria, otra región donde existen todo tipo de peligros. Supongamos que Rusia ceda y se retire de Siria y que Asad sea destituido. ¿Cómo evolucionaría entonces la situación en la región y en el mundo? ¿Veríamos entonces un escenario similar al de Libia o pasaríamos directamente a la 3GM?

Willy Wimmer: Personalmente, no soy dado a ese tipo de elucubraciones ya que lo que está en juego en Siria no se limita a la guerra civil que hoy estamos viendo.

No debemos pasar por alto el hecho que nos hallamos ante dos concepciones diferentes respaldadas por dos grandes potencias, también diferentes. Tenemos, por un lado, el intento de Estados Unidos de imponer —al igual que en Afganistán, en Iraq, en Libia, en Mali y otros países— un nuevo orden mundial, con la convicción de que podrá ser capaz de hacerlo. Del otro lado, está la Federación Rusa que tiene, en mi opinión, un doble interés:

Primeramente, por haber actuado durante mucho tiempo a favor de la paz en Europa y en otras regiones, Rusia no desea cooperar con las acciones estadounidenses tendientes a eliminar el derecho internacional existente.

En segundo lugar, hay que resaltar claramente que una victoria de la coalición encabezada por Estados Unidos traería como consecuencia que en Siria, Líbano, Jordania e Iraq, se impondrían los elementos armados provenientes del Cáucaso: los chechenos, los ingusetios, daguestaníes, que —después de las guerras del Cáucaso— se han instalado o tratan de instalarse en esa región [el Medio Oriente].

Sus intereses [de Washington] consisten en reanudar las guerras del Cáucaso contra Moscú. O sea que la Federación Rusa defiende en esta región [el Medio oriente] no sólo a un importante aliado, e incluso el derecho internacional, sino también sus propios intereses nacionales, intereses que está en todo su derecho de tener: la protección de sus propias fronteras. Eso es perfectamente acorde con el derecho internacional y es lo que hace tan complicada la situación en Siria.


World Economy: ¿Podría la elección presidencial en Estados Unidos ayudar a reducir la situación de tensión en el mundo o no traerá cambios?

Willy Wimmer: Esa es la gran interrogante del momento. En el contexto de guerra electoral que hoy existe en Estados Unidos, tendremos que esperar. Se está jugando con nuestros nervios pero se está jugando también con el destino de un gran país que se llama Estados Unidos de América.


Fuente: http://www.voltairenet.org/article194102.html#nh1

MICHAEL T. FLYNN Y EL ISLAM

El general Michael T. Flynn, próximo consejero estadounidense para la Seguridad Nacional, fue en un tiempo ensalzado como uno de los oficiales de inteligencia más brillantes de su generación, pero hoy se le tilda de islamófobo y torturador. Entre el apogeo de su gloria y esta oleada de críticas, el general Flynn se enfrentó al presidente Barack Obama y finalmente se unió al candidato Donald Trump.

El general Flynn estuvo, en 2015, entre los invitados extranjeros al aniversario de la televisión internacional Russia Today. Su participación en esa celebración fue violentamente criticada desde la Casa Blanca, que ve en ese medio de prensa un «órgano de propaganda de Vladimir Putin» (sic).

Con una enorme dosis de mala fe, la prensa clintonmaníaca describe al general Michael Flynn, seleccionado por el presidente electo de Estados Unidos Donald Trump para el cargo de consejero de seguridad nacional, como un islamófobo y partidario de la tortura. ¿Cuál es la realidad?

Michael T. Flynn es un católico de origen irlandés apegado a la estabilidad de su familia. Muy deportivo, practica tanto deportes de equipo como deportes individuales, pero prefiere los deportes de movimiento —como el waterpolo y el surf— a los de fuerza.

Considerado uno de los oficiales de inteligencia más brillantes de su generación —dirigió la DIA (Defense Intelligence Agency, o sea la agencia de inteligencia del Pentágono) desde julio de 2012 hasta agosto de 2014—, el general Flynn cuestionó les métodos de trabajo del servicio que dirigía. Para él, el uso sistemático de equipamiento sofisticado en la labor de espionaje no puede aportar la calidad que garantiza la labor de inteligencia humana y la tendencia a presentar informes en forma de ponencia bien ilustrada no permite reflejar correctamente las situaciones complejas. Estima que más vale un análisis escrito que la exhibición de lindas presentaciones y fotos. Y, para terminar, la calidad del trabajo de inteligencia depende de su confrontación con el de otros analistas. Contrariamente a la práctica habitual en las agencias estadounidenses es por tanto la cooperación, y el intercambio, con los otros servicios del país y con los de las naciones aliadas. Se trata, como podemos ver, de posiciones finalmente muy clásicas, pero que en total contradicción con los hábitos de su país.

En lo tocante al yijadismo, tema sobre el que se concentra desde hace unos 15 años, Flynn ha llegado a la conclusión de que, aunque utiliza la terminología religiosa y cita el Corán, el islamismo no tiene nada que ver con una religión y que es única y exclusivamente una ideología política. Algo más perturbador, aunque no deja de ser cierto, es que afirma que el apoyo que los yijadistas encuentran en una parte de la población musulmana tiene sus raíces en el propio islam. Aunque no ha tomado posición sobre la religión musulmana, Flynn se las arregló para incluir al profesor Gabriel Sawma en el equipo de Trump. Este profesor de origen libanés es autor de un libro sobre los orígenes siriacos del Corán, trabajo que lo ha llevado a una interpretación muy tolerante del islam.

El enfrentamiento de Michael Flynn con Hillary Clinton y Barack Obama se produjo en agosto de 2012, al darse a conocer una nota secreta sobre los yijadistas en el Levante. En la parte desclasificada del documento, Flynn observaba que los yijadistas estaban en guerra contra la República Árabe Siria y que contaban con apoyo en las poblaciones tribales que viven entre Siria e Iraq, circunstancia que podía llevarlos a crear un emirato en el noreste de Siria, lo cual correspondería a los intereses estratégicos de sus padrinos: Arabia Saudita, Qatar y Turquía. Flynn explicó que había escrito esa nota —justo después de que Francia reactivara la guerra contra Siria— para tratar de oponerse al respaldo de la administración Obama a la creación del Emirato Islámico (Daesh).

En cuanto a la tortura, Flynn ha explicado repetidamente que sus declaraciones no deben interpretarse como un estímulo a la generalización. Si combate a los yijadistas porque torturan y matan, es importante que estos sepan que él no piensa abandonar a sus propios compañeros de armas que han recurrido a la tortura y que no vacilará en torturar y matar él también de ser necesario. Pero no es esa su intención y, de hecho, en Afganistán intervino contra esa práctica.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article194149.html

HISTORIA SECRETA DE LA UNIÓN EUROPEA

Después de haber liberado a Europa Occidental en 1945, los Estados Unidos y el Reino Unido deciden rediseñarla creando los Estados Unidos de Europa. A fuerza de millones de dólares, la CIA y el JIC financian las organizaciones pro europeas para hacer de ellas instrumentos de contención al comunismo. Allen Dulles y Józef Retinger logran crear el Consejo de Europa y la CECA, pero fracasan al tratar de imponer la Comunidad Europea de Defensa.

Reunión del comité Ejecutivo del Movimiento Europeo (1949). De derecha a izquierda: el quinto personaje es Paul van Zeeland, a continuación el presidente Duncan Sandys y el secretario general Józef Retinger.

En 1922 el conde Richard Nikolaus Graf von Coudenhove-Kalergi publica su célebre obra: Pan Europa, un proyecto. El aristócrata austro-húngaro, retomando los análisis del alto funcionario francés Louis Loucheur, comprueba que las guerras modernas exigen capacidades industriales gigantescas. Por el contrario, es posible evitar un conflicto entre grandes potencias si los recursos se encuentran bajo una autoridad común. Puede esperarse evitar una nueva guerra entre Alemania y Francia colocando el carbón alemán y el acero francés bajo el control de una autoridad binacional.

Prosigue su razonamiento, esta vez integrando las reflexiones de Giovanni Agnelli sobre el federalismo europeo como antídoto a los nacionalismos revanchistas, y propone ir más lejos con la creación de los Estados Unidos de Europa según el modelo de los Estados Unidos de América. En su esencia, se trata de fundar una Europa-potencia, apta a contrarrestar los nuevos bloques que son los Estados Unidos de América, la URSS y el imperio británico. Así, su Europa debe extenderse desde Francia a Polonia.

En 1926, Coudenhove-Kalergi crea una asociación, la Unión Paneuropea, que celebra su congreso en Viena con más de 2.000 participantes. Su proyecto es el de una cooperación pacífica entre Estados soberanos. Se opone a la visión fascista de una Europa integrada por la fuerza en las que las regiones étnicas serían exaltadas y los Estados nacionales destruidos. Tiene el apoyo de intelectuales como Guillaume Apollinaire, Albert Einstein, Sigmund Freud, Thomas Mann, José Ortega y Gasset, Pablo Picasso, Rainer Maria Rilke y Saint-John Perse, entre otros. El Premio Nobel de la Paz, Aristide Briand, es electo presidente de la Unión.

Izquierda: Aristide Briand. Derecha: Conde Richard de Coudenhove-Kalergi

En los años treinta el proyecto es sostenido políticamente por Aristide Briand y Édouard Herriot. Veintiséis estados son contactados para formar parte de una Unión Federal Europea. Por otra parte, el empresario Jean Monnet, quien fuera secretario general adjunto de la SDN cuando quedó constituida, verificando que esta se vuelve de facto una organización intergubernamental europea, propone establecer el marco de la Unión Europea. Lamentablemente estas iniciativas llegan muy tarde: no resisten a la crisis de Wall Street y al ascenso de los peligros.

El proyecto anglo-estadounidense para Europa Occidental

Exiliado en los Estados Unidos al final de la 2GM, Richard de Coudenhove-Kalergi encabeza el lobby para convencer a Washington de imponer una organización federal en Europa, una vez restablecida la paz. Sus esfuerzos se ven coronados por el éxito cuando su idea es adoptada durante 1946, por el Council on Foreign Relations (CFR), que la incluye entre sus recomendaciones al Departamento de Estado.

Por su parte, el ex-primer ministro británico, Winston Churchill, denuncia en 1946 «la cortina de hierro que se ha tendido sobre Europa». Es necesario estabilizar la zona occidental e impedir el contagio comunista. El 8 de mayo de 1946, en ocasión del primer aniversario de la capitulación del Reich, el Royal Institute of International Affairs (RIIA, llamado «Chatham House»), organización británica hermana del Council of Foreign Affairs (CFR), presenta la posición común de Londres y Washington. La misma es expuesta por Joseph H. Retinger, un ex-asesor del gobierno fascista polaco exiliado en Londres convertido en agente de los servicios secretos de Su Majestad.

Esta posición es popularizada por Winston Churchill cuando habla a su vez de los «Estados Unidos de Europa». Sin embargo, este proyecto no tiene nada que ver con el de Coudenhove-Kalergi y los demócratas de entreguerras. Londres y Washington piensan en la creación de una ciudadanía común anglo-estadounidense para sellar un amplio imperio anglófono. En este contexto, Europa sería una constelación de Estados invitados a cooperar entre ellos y a poner algunos de sus recursos industriales bajo la autoridad de una instancia supranacional, más o menos visiblemente articulada con el imperio anglófono. El conjunto formaría una vasta zona de libre intercambio impermeable a la influencia comunista.

Inicios caóticos de la acción anglo-estadounidense en Europa Occidental

El proceso avanza. Los servicios británicos crean la Independent League for European Cooperation, ILEC (Liga Independiente para la Cooperación Europea) de la que Joseph H. Retinger es el secretario general y el ex-primer ministro belga Paul van Zeeland, el presidente.

La sede está en Bruselas y tiene secciones en Alemania, Francia, Italia, Holanda, Luxemburgo y, claro está, en el Reino Unido. Por iniciativa del embajador estadounidense Averell Harriman, Russell C. Leffingwell, presidente del CFR, crea otra sección en los Estados Unidos. El papel asignado a la ILEC es el de promover una zona europea de libre intercambio con una moneda común.

Algunas semanas más tarde, en septiembre de 1946, Allen W. Dulles, nuevo presidente del CFR, financia la creación de la Unión de europeos federalistas (UEF), en Hertenstein (Suiza) alrededor de filósofos personalistas especialmente Alexandre Marc y Denis de Rougemont, y del ex-jefe de la red de resistencia Combate, Henry Frenay.

El papel asignado a la Unión de los Federalistas será movilizar a la opinión pública para acelerar la integración (es decir la pérdida de soberanía de los Estados), lo que no puede promover ningún dirigente político en ejercicio.

En enero de 1947 Churchill crea el Provisionnal United Europe Committee (Comité de Preconfiguración de la Europa Unida). En marzo, por iniciativa del senador J. William Fulbright, el Senado y la Cámara de Representantes votan una moción de apoyo a los «Estados Unidos de Europa». El Congreso exige de los Estados beneficiarios del Plan Marshall el compromiso de participar en estos «Estados Unidos».

Para promover en las élites norteamericanas las ideas del conde de Coudenhove-Kalergi, el senador Fulbright crea el Committee for a Free and United Europe (Comité par una Europa Libre y Unida) con William J. Donovan y Allen W. Dulles a la cabeza. Es el inicio del error: todo el mundo habla de los «Estados Unidos de Europa», pero nadie comprende lo mismo.

En julio de 1947, la revista del Council on Foreign Relations publica un artículo anónimo, en realidad redactado por el embajador George F. Kennan, que describe el peligro del expansionismo comunista y preconiza la política de contención. El Consejo de Seguridad Nacional precisa la estrategia: la «Fase I» tiene como objetivo federar a todos los Estados de Europa Occidental liberados por los anglo-estadounidenses; la «Fase II» consistirá en hacer salir a los Estados de Europa Central y Oriental de la órbita soviética y a sumarlos a los «Estados Unidos de Europa».

El Reino Unido firma en Bruselas, el 17 de marzo de 1948, un tratado de cooperación militar con Francia y el Benelux que instituye la Unión de Europa Occidental (UEO). Churchill convoca a una conferencia paragubernamental en La Haya para unir a la Unión Paneuropea, la ILEC, la Unión de los Federalistas y otras. Del 7 al 10 de mayo, 800 personalidades responden a su llamamiento y crean el Movimiento Europeo. Duncan Sandys, yerno de Churchill, es presidente electo  de la Asociación y Joseph H. Retinger, secretario general. Sin embargo, el éxito de esta operación depende del mantenimiento de sus ambigüedades. A los participantes se les solicita con argumentos diferentes, no siempre compatibles.

No debe dejársele a Coudenhove-Kalergi la posibilidad de aclarar las cosas. Los dirigentes del Movimiento Europeo (es decir los británicos) se precipitan sobre Washington para establecer una coordinación con sus homólogos norteamericanos que no han comprendido completamente las sutilezas del viejo continente. Se decide cerrar inmediatamente el Comité del senador Fulbright y marginar a Coudenhove-Kalergi. Se crea una nueva estructura para supervisar la construcción europea: el American Committee on United Europe (Comité Norteamericano para la Europa Unida, ACUE).

Por otra parte, con vistas a la «Fase II», William Hayter, presidente del Comité Adjunto del servicio secreto británico, instaura una red de agentes que se habían quedado del otro lado de la cortina de hierro. Estos stay-behind constituyen la Assembly of Captive European Nations (Asamblea de las Naciones Europeas Cautivas, ACEN). Finalmente la Santa Sede se compromete en la cruzada anticomunista. Pío XII recibe el II Congreso de la Unión de los Federalistas Europeos en Roma, en septiembre de 1948.

El Comité Norteamericano para la Europa Unida

El ACUE es creado el 5 de enero de 1949 en la sede de la Foundation Woodrow Wilson en Nueva York. Sin gran discreción, en su Consejo de Administración figuran los nombres de miembros de los servicios secretos norteamericanos: presidente, William J. Donovan (ex-director de la OSS y posterior consejero de la CIA); vicepresidente, Allen W. Dulles (ex-OSS, presidente del CFR y futuro director de la CIA); director ejecutivo, Thomas W. Braden (ex-OSS y futuro director adjunto de la CIA). También formaban parte del mismo David Dubinsky, Arthur Goldberg y Jay Lovestone, los tres responsables de las acciones secretas de la AFL-CIO, entre otros.

El éxito de la CECA y el fracaso de la CED

El 8 de mayo de 1950, para el quinto aniversario de la capitulación del Tercer Reich de Adolfo Hitler, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Robert Schuman, propone poner en práctica el proyecto de Louis Loucheur y Richard de Coudenhove-Kalergi, creando una Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA).

Schuman es miembro numerario del Opus Dei. La confraternidad secreta católica le ha creado una imagen que logra borrar el recuerdo de su participación en el gabinete de Philippe Pétain, quien firmara el armisticio de la deshonra. En Nueva York, Allen W. Dulles organiza una conferencia de prensa en la que hace pública una lista de 118 eminentes personalidades norteamericanas, miembros del ACUE, que brindan su apoyo al plan Schuman.

En el mismo impulso, el ministro francés de Defensa, René Pleven, propone, el 24 de octubre de 1950, la creación de una Comunidad Europea de Defensa (CED). La comunicación de este anuncio es apoyada por un Comité de Vigilancia, una emanación de la Unión de los Federalistas de Henri Frenay, claro está financiado por el ACUE. Seis Estados firman el Tratado CED en París el 27 de mayo de 1952.

Los gaullistas y los comunistas se alían para impedir la ratificación del Tratado por parte de la Asamblea Nacional, que lo rechaza el 30 de agosto de 1954. El bello edificio se desploma. Hay que cambiar de estrategia replegándose en la OTAN. Londres y Washington le confían a Joseph H. Retinger, aún secretario general del Movimiento Europeo, que reclute a altas personalidades europeas para hacer avanzar de forma conjunta la integración de los Estados europeos a una zona de libre intercambio a partir de la CECA y su integración a la OTAN.

La reunión preparatoria de la creación de este club se realiza el 25 de septiembre de 1952 en París. El príncipe Bernardo de Lippe-Biesterfeld, Paul van Zeeland, Alcide De Gasperi, Guy Mollet, Antoine Pinay y otros participan en el proyecto. Posteriormente, Retinger y el príncipe Bernhard van a Washington en busca de la unción del general Walter Bedell Smith, nuevo director de la CIA, y de Charles D. Jackson, asesor especial del presidente. Se forma un comité norteamericano con David Rockfeller, Dean Rusk, Henry Heinz hijo y Joseph Johnson, entre otros. La primera reunión se celebrará del 29 al 31 de mayo de 1954 en el hotel de Bilderberg, en Holanda.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article123503.html

¿PUEDE TRUMP TENER ÉXITO?

Mientras la prensa atlantista se empeña en proyectar sobre Donald Trump los debates artificiales que Hillary Clinton impuso durante la campaña electoral por la presidencia de Estados Unidos y se multiplican los llamados a asesinar al presidente electo, este último se prepara para cambiar de paradigma, echando abajo la ideología puritana que domina su país desde hace dos siglos. Pero, ¿puede lograrlo?

Donald Trump&Michael T. Flynn

La prensa internacional trata de convencernos de que los electores de Donald Trump expresaron con sus votos una revuelta de los «blanquitos» contra las élites. Lo que en realidad hace esa prensa es prolongar el discurso de Hillary Clinton que los electores estadounidenses acaban de rechazar. Esa prensa se niega a aceptar el hecho que la actual división interna estadounidense nada tiene que ver con los temas que ella privilegió durante la campaña electoral.

Sin embargo, todos hemos visto aparecer une nueva grieta, no entre los dos grandes partidos estadounidenses sino dentro de ellos. Numerosos líderes republicanos apoyaron a la señora Clinton, mientras que algunos líderes demócratas respaldaban a Trump. De hecho, el propio Bernie Sanders acaba de proponer sus servicios al presidente electo. Al mismo tiempo, el análisis del resultado de la votación por categorías comunitarias (mujeres, hispanos, negros, musulmanes, gays, etc.) ha dejado de tener sentido. A pesar de que nos repitieron hasta el cansancio que votar por Donald Trump era votar por el odio a las minorías, al menos una tercera parte de los miembros de las minorías votó por él.

Algunos periodistas tratan de apoyarse en el antecedente del Brexit, cuando el resultado del referéndum británico los dejó igualmente sorprendidos y totalmente incapaces de explicarlo. Si el análisis se hiciese en base a los antecedentes extranjeros, habría que tener en cuenta al menos los sorpresivos resultados electorales del hoy presidente de la India Narendra Modi y del actual presidente Rodrigo Duterte en Filipinas (una ex-colonia de Estados Unidos).

A pesar de lo que sigue afirmando la propaganda, los británicos no votaron contra los europeos, los indios no votaron contra los musulmanes y los filipinos no votaron contra los chinos. Al contrario, cada uno de esos tres pueblos está tratando de salvar su propia cultura y de vivir en paz. Aunque en 2002 fue responsable de los motines anti-musulmanes en Gujarat, el hoy presidente indio Narendra Modi tendió la mano a Pakistán, convencido de que los problemas entre la India y ese país fueron organizados y alimentados por las potencias coloniales. Lo mismo sucede en Filipinas, donde el presidente Rodrigo Duterte sorprendió a todos acercándose al «enemigo chino».

Hace varias semanas expliqué, desde estas mismas columnas, que lo que hoy divide a Estados Unidos no es la procedencia étnica, ni la procedencia social sino la ideología puritana. Si mi explicación es correcta, seremos testigos de una lucha existencial de los partidarios de esa ideología contra la administración Trump. Todas las iniciativas del nuevo presidente serán saboteadas de forma sistemática. Ya en este momento, las manifestaciones contra el resultado de la elección y la amplísima cobertura que los grandes medios les reservan demuestran que los perdedores no respetarán las reglas de la democracia.

Más que pensar en cómo sacar ventaja de la administración Trump, tendríamos que preguntarnos cómo podemos ayudarla a liberar su país de su propio imperialismo, a poner fin al mundo unipolar y a la «doctrina Wolfowitz», cómo podemos poner fin al enfrentamiento y pasar a la cooperación.

Mientras la prensa estadounidense especula sobre la inclusión de personalidades de la administración Bush en la futura administración Trump, nosotros debemos anticipar el papel político que van a desempeñar los cuadros comerciales de la Trump Organisation, únicas personas en las que el nuevo presidente podrá confiar.

Y habrá que tener muy en cuenta el papel que puede desempeñar el general Michael T. Flynn, quien —a pesar de ser demócrata— fue el principal consejero del candidato Donald Trump en materia de política exterior y de defensa. Como director de la inteligencia militar estadounidense, desde la celebración de la conferencia Ginebra 1 y hasta el inicio de la embestida del Emirato Islámico (Daesh) contra Iraq, el general Michael T. Flynn luchó constantemente contra el presidente Obama, la secretaria de Estado Hillary Clinton, los generales David Petraeus y John Allen, y también contra el secretario general adjunto de la ONU Jeffrey Feltman, empeñados todos en seguir recurriendo a los yijadistas y al terrorismo para mantener la hegemonía del imperialismo estadounidense. Desde un cargo como los de consejero presidencial para la seguridad nacional, director de la CIA o secretario de Defensa, pudiera llegar a ser el mejor aliado de la paz en el Levante.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article194049.html#nh1

LA PRENSA USEÑA MANIPULÓ INFORMACIÓN PARA FAVORECER A HILLARY CLINTON...


Max y Stacy grabaron este especial de «Keiser Report», programa de Russia Today, sobre la jornada electoral en el Javits Center, donde Clinton tenía previsto celebrar la victoria que le auguraban la «gran prensa» y las encuestas.

¿Qué pasó? ¿Qué salió mal? El ex-presidente del Partido Demócrata de Carolina del Norte, Randy Voller, estima que Hillary Clinton no supo ganarse a los trabajadores; el escritor Mitch Feierstein señala la corrupción; y el analista Chris Whalen subraya que la candidata demócrata carecía de mensaje atrayente para los votantes.


Fuente: Fuente: RT, 10 de noviembre de 2016

DOS MUNDOS SEPARADOS

Durante una importante reunión del Consejo de Seguridad de la ONU realizada el 28 de octubre —reunión que la prensa occidental ha preferido no mencionar—, Estados Unidos se negó a aceptar que la ONU coopere con las organizaciones regionales en las que figuren Rusia y, de hecho, China. Al negarse a aceptar toda cooperación con esos países, negándose por consiguiente a aceptarlos como iguales, Washington opta por la división del mundo en dos bandos y pone fin a la globalización económica.

Estados Unidos se negó, el 28 de octubre de 2016, a aceptar que la ONU trabaje con la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), representada en esta imagen por su secretario general, el tayiko Rashid Alimov. ¿Por qué? Porque Rusia es miembro de esa organización regional. La OCS representa más del 40% de la población mundial. © UN Photo/Evan Schneider

Moscú convocó una reunión especial del Consejo de Seguridad de la ONU, realizada el 28 de octubre de 2016, sobre las posibilidades de cooperación entre la ONU y las organizaciones regionales. Como presidente del Consejo de Seguridad, el embajador Vitali Churkin había invitado a los secretarios generales de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), el ruso Serguéi Ivanov; de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), el general ruso Nikolai Bordyucha; y de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), el tayiko Rashid Alimov.

Los tres secretarios generales expusieron ante el Consejo de Seguridad el trabajo que realizan esas organizaciones: la CEI se ocupa de la cooperación entre los Estados de la antigua Unión Soviética; la OTSC es una alianza militar; y la OCS trabaja a favor de la cooperación regional para estabilizar el Asia Central. Y resaltaron sus aportes a la ONU en la lucha contra el tráfico de droga y contra el terrorismo, dos temas que la retórica internacional señala unánimemente como prioritarios en momentos en que todos saben que son dos males generados y controlados por Estados Unidos.

Todo había comenzado bien y los embajadores de los países miembros del Consejo de Seguridad se felicitaban por aquella bocanada de aire fresco. Pero el clima de la reunión cambió drásticamente con las intervenciones de los embajadores de Ucrania y Estados Unidos. Para evitar que esas tres organizaciones vengan a modificar el actual monopolio de la OTAN y la Unión Europea, los representantes de Ucrania y Estados Unidos acusaron a Rusia de todo tipo de crímenes y denunciaron las tres organizaciones regionales como pantallas del expansionismo ruso. La embajadora de Estados Unidos concluyó que no es por consiguiente posible plantear ningún tipo de cooperación entre la ONU y esas organizaciones, entre las que se encuentra la Organización de Cooperación de Shanghai, lo cual equivale a rechazar también la cooperación con China.

Se reedita así la posición que el mundo ya pudo verse anteriormente durante la conferencia Ginebra 2: en teoría, todos están unidos contra el terrorismo; pero en realidad, Washington no considera el terrorismo como una prioridad y da más importancia a las exigencias de su propio imperialismo. La diferencia es que en esta reunión del Consejo no se trataba de agredir a Siria. Lo que Washington acaba de hacer es asestar una bofetada a Rusia y China.

Así paga el mundo la enorme ambigüedad que rodea la lucha contra el terrorismo desde el año 2001. Y es importante recordar que el terrorismo no es un enemigo sino una forma de lucha a la que recurre el enemigo.

Washington cierra, por lo tanto, la única puerta de salida que se le mantenía abierta. La administración Obama se niega así a reconocer el desarrollo de Rusia, primera potencia militar en materia de guerra convencional, y de China, la primera potencia económica. Se niega a permitir que se modifique la organización unipolar del mundo impuesta a partir de la operación «Tormenta del Desierto», en 1991, y prosigue sus guerras en el Levante y Ucrania solamente para cortar las dos vías de abastecimiento terrestre de China hacia Europa occidental.

Como está consciente de que su posición es insostenible a corto plazo y no desea una guerra mundial, Washington se prepara para dividir el mundo en dos bandos. Pero tampoco quiere un regreso a la guerra fría, donde el mundo era una sola entidad que contaba con dos administraciones. Lo que Washington desea es una nueva estructuración: de un lado, un mundo unipolar gobernado únicamente por Estados Unidos; del otro lado, Estados independientes e insumisos que cooperan entre sí alrededor de Rusia y China; y la menor cantidad posible de contacto entre esos dos mundos. Esta estructuración implica el fin del libre comercio mundial, el fin de la organización del comercio a escala mundial, el fin de la globalización económica y, por consiguiente, un gigantesco retroceso.

Si Washington persistiera en marchar en esa dirección, tendría que acabar retirándose militarmente de Siria y permitiendo el regreso de la paz a ese país —exceptuando la frontera iraquí, donde mantendrá bloqueada la ruta de la seda. Por causa, esta vez, de Estados Unidos, una barrera infranqueable caería sobre el mundo dividiendo la Humanidad tal y como el Muro de Berlín dividió la población de la ciudad que había sido la capital de toda Alemania, separando familias enteras por más de medio siglo. Para los sirios que salieron de su país huyendo de los yihadistas, eso haría muy difícil el regreso a su país y el reencuentro con sus familiares. Para los occidentales, será imposible pasar las vacaciones en Moscú y quizás hasta la compra de ordenadores chinos.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article193971.html