DESPUÉS DE ALEPO, LIBERAR IDLIB

La liberación del este de Alepo pone fin al intento de derrocamiento de la República Árabe Siria. Y ha sido posible porque Qatar abandonó la partida y porque Turquía prácticamente ha cambiado de bando. Pero una parte de la geografía siria aún se halla bajo la ocupación de los yijadistas, servidores de la OTAN. Las próximas victorias militares y el fin de la guerra dependen, por tanto, de las negociaciones secretas que acaban de iniciarse con varios miembros de la alianza atlántica.
Pobladores del este de Alepo acogen con júbilo a los soldados del Ejército Árabe Sirio

La liberación del este de Alepo por el Ejército Árabe Sirio se hizo posible porque varios actores extranjeros aceptaron retirar su respaldo a los yijadistas. La República Árabe Siria no podía negociar por sí misma la salida de los actores que abandonan la escena, sólo podía hacerlo la Federación Rusa.

Moscú logró convertir a Qatar en un aliado. El cambio de bando de Qatar quedó sellado, a principios de diciembre, con la venta a Doha de una quinta parte del capital de Rosneft, el gigante ruso de los hidrocarburos. Rosneft es la joya de Rusia, es la empresa más grande del mundo. Con esa transacción, supuestamente destinada a equilibrar el déficit del presupuesto ruso, el presidente de Rosneft Igor Sechin y el presidente ruso Vladimir Putin unieron indisolublemente las políticas energéticas de los dos principales exportadores de gas del planeta. De hecho, Qatar abandona a sus yijadistas, aunque tiene una oficina permanente en la sede la OTAN, en Bruselas, desde mayo de 2016.

El otro actor que cambió de casaca es Turquía. Aunque Turquía sigue siendo miembro de la OTAN, el hecho es que su presidente, Recep Tayyip Erdoğan, se ha convertido, en el plano personal, en adversario de Washington. Desde las elecciones legislativas, la CIA ha tratado de asesinarlo 4 veces —la más reciente fue el pasado 15 de julio. Así que Moscú utiliza ahora a Erdoğan para separar a Turquía de Estados Unidos.

Aunque es una maniobra complicada que puede exigir bastante tiempo, lo cierto es que ya causa inquietud en Tel Aviv, comanditario del asesinato del embajador ruso en Ankara —crimen debidamente aprobado, e incluso celebrado públicamente en las páginas del New York Daily News, el cuarto diario más importante de Estados Unidos y portavoz del grupo de presión sionista más radical. Es posible que Tel Aviv esté también detrás de la muerte de Peter Polshikov, director del buró a cargo de Latinoamérica en el ministerio ruso de Relaciones Exteriores, hallado muerto en su apartamento de Moscú, con un balazo en la cabeza.

Después de haberse planteado la posibilidad de que el asesinato del embajador ruso en Ankara, Andréi Kárlov, fuese resultado de un doble juego de Erdoğan, Moscú comprobó que esa hipótesis resulta muy poco probable. Vladimir Putin ordenó reforzar las medidas de seguridad en Rusia y la protección de sus representantes en el extranjero. En todo caso, el asesinato del embajador ruso demuestra que el presidente Erdoğan ya no controla plenamente la situación en su terreno.

Las FARC-EP rechaza el asesinato del embajador ruso en Turquía, Andréi Kárlov

La captura de un grupo de militares extranjeros en un búnker construido en el este de Alepo viene a ilustrar la evolución del conflicto. Se trata principalmente de oficiales británicos, estadounidenses, franceses, sauditas y turcos. Al dar a conocer públicamente, en Nueva York, una lista no exhaustiva con los nombres de 14 de esos militares, el embajador sirio Bashar Jaafari puso a la OTAN ante sus responsabilidades, actitud muy diferente de la que Siria había adoptado —en febrero de 2012—cuando negoció bilateralmente con Francia y Turquía durante el asedio del Emirato Islámico implantado en Baba Amro. En aquel momento, Damasco entregó a ambos países unos 40 oficiales turcos y una veintena de militares franceses capturados en Baba Amro. Los militares turcos fueron liberados a través de la mediación del director de los servicios de inteligencia rusos, Mijaíl Fradkov, mientras que los franceses fueron entregados directamente al almirante Édouard Guillaud —el entonces jefe de estado mayor de las fuerzas armadas de Francia—, quien vino personalmente a recogerlos en la frontera libanesa. A cambio de la entrega de los militares franceses, el gobierno sirio y la administración del entonces presidente francés Nicolas Sarkozy concluyeron un acuerdo en el que Francia se comprometía a abandonar la guerra contra la República Árabe Siria, acuerdo posteriormente violado por el sucesor de Sarkozy, François Hollande.

La existencia de un búnker de la OTAN en el este de Alepo confirma lo que siempre denunciamos sobre el papel de coordinación con los yijadistas que desde el inicio de la crisis ha desempeñado el LandCom de la OTAN, desde la ciudad turca de Esmirna. Pero el Consejo del Atlántico Norte nunca fue consultado sobre esa operación. Al igual que en el momento del asalto a Trípoli —la capital libia— en agosto de 2011, Washington utilizó los medios de la OTAN a espaldas de algunos miembros de ese bloque militar. Y con ello aplica la doctrina Rumsfeld, según la cual ya no existe una coalición permanente alrededor de Estados Unidos sino únicamente una sucesión de coaliciones «a la carta», según los blancos que selecciona Washington.

El proceso de liberación total del suelo sirio debería proseguir ahora con la liberación de Idlib. Esa gobernación siria se halla actualmente bajo la ocupación de una multitud de grupos yijadistas sin mando común. Como esos elementos son incapaces de garantizar la administración del territorio que controlan, y mucho menos de satisfacer las necesidades de la población civil, ese territorio está siendo gobernado de facto por la OTAN a través de falsas ONGs. Así lo comprobó el mes pasado un think-tank estadounidense.

Para vencer a los yijadistas de Idlib habría que cortarles su vía de abastecimiento, o sea sellar la frontera turca. Eso es lo que la diplomacia rusa está tratando de obtener.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article194705.html

La Unión Europea extiende por 6 meses su guerra económica contra Rusia...


El Consejo de Asuntos Exteriores y Relaciones Internacionales de la Unión Europea prorrogó por 6 meses sus «sanciones económicas» contra la Federación Rusa. La prórroga de estas sanciones, por demás ilegales a la luz del derecho internacional, se decidió en una reunión realizada el 19 de diciembre de 2016.

Las sanciones económicas unilaterales violan la Carta de las Naciones Unidas y, por lo tanto, contradicen el derecho internacional ya que hacen retroceder las relaciones entre los Estados al principio medieval del asedio, condenado —independientemente de las circunstancias— por todas las iglesias cristianas.

Hoy en día, las potencias occidentales presentan las sanciones económicas como un medio de presión sobre los dirigentes de los países «sancionados», cuando en realidad está ampliamente demostrado que ese tipo de medidas sólo hace sufrir a los sectores más pobres de la sociedad.

El Consejo de Asuntos Exteriores y Relaciones Internacionales de la Unión Europea justifica su decisión responsabilizando a Rusia por la no aplicación de los acuerdos de Minsk, sobre el conflicto en Ucrania, a pesar de que el presidente de Ucrania ha proclamado reiteradamente que nunca aplicará esos acuerdos.

Anteriormente, este mismo consejo de la Unión Europea había atribuido a Rusia la reacción de la población de Crimea contra el golpe de Estado orquestado por Estados Unidos en Kiev.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article194672.html

EL SÍNDROME DEL ESTE DE ALEPO

Mientras las grandes potencias que impartían órdenes a los yijadistas en el este de Alepo fingen interesarse por la suerte de los habitantes de la ciudad para sacar de allí a sus propios militares, nadie parece entender realmente el drama que los sirios han vivido en esa ciudad. Contrariamente a las declaraciones de los dirigentes occidentales, no son los bombardeos lo que ha llevado sufrimiento a la población de Alepo sino la ocupación de una parte de su ciudad por un ejército de yijadistas extranjeros que impuso el reino de su versión de la «sharia». Algunos pobladores sufren ahora un grave disturbio sicótico: el síndrome del este de Alepo.

Algunos habitantes del este de Alepo rechazan la ayuda del gobierno sirio

Al cabo de 4 años y medio de guerra, la población del este de Alepo ha sido finalmente liberada de la ocupación yijadista por la ofensiva del Ejército Árabe Sirio, con ayuda de Hezbolá, de Irán y de Rusia. La mayoría de los 120.000 pobladores liberados han sido registrados por el Estado sirio. La mayoría, pero no todos.

Asombrosamente, y a pesar de que el Estado sirio les ofrece alimentos, atención médica y alojamiento, este último por el momento precario, algunos habitantes del este de Alepo dicen que «no confían en el Estado». ¿A qué le temen? El hecho es que no han sido arrestados y que, por el contrario, están siendo acogidos como hijos de la Patria siria que permanecieron largo tiempo prisioneros del enemigo.

Como si hubieran olvidado la libertad en que vivían antes de la «primavera árabe» y como si nada hubiese sucedido durante los 4 últimos años, esas personas repiten la retórica de las transmisiones de Al-Jazeera de 2011. Afirman que la República es una dictadura, que tortura niños, masacra a los sunitas, etc.

Se observa en ellos, por primera vez a escala de una ciudad, un fenómeno ya muy conocido a escala individual. Como el niño o la esposa maltratados por un padre o un marido cruel, y que a pesar de ello justifican ese comportamiento brutal, algunos habitantes del este de Alepo repiten ahora el discurso de los yijadistas que los oprimían.

En 1973, el siquiatra sueco Nils Bejerot analizó la conmoción sufrida por los clientes de un banco retenidos como rehenes durante un asalto. El incidente se convirtió en una verdadera pesadilla. Dos policías resultaron heridos, uno de ellos gravemente. El primer ministro Olof Palme trató inútilmente de razonar con los criminales que amenazaban con matar a todos los rehenes. Sometidos a una terrible presión, los rehenes no optaron por rebelarse sino que prefirieron tratar de ganarse la simpatía de sus captores para escapar a una muerte que parecía probable. Y así acabaron los rehenes repitiendo el discurso de sus captores. Trataron de convencer a la policía para que no tomara el local por asalto y una de las mujeres capturadas como rehenes incluso se enamoró de uno de los criminales. Ese fenómeno es lo que hoy se designa como «síndrome de Estocolmo», por el nombre de la ciudad donde tuvo lugar el incidente.

Finalmente, la policía recurrió a gases somníferos, logrando así detener a los bandidos y salvar a los rehenes. El secuestro de estos últimos duró 6 días, pero se mantuvieron afectados por el síndrome durante mucho tiempo, al extremo de negarse a comparecer como testigos en el subsiguiente juicio. La joven anteriormente mencionada mantuvo la relación amorosa con su captor mientras este estuvo tras las rejas.

El año pasado, el sicólogo clínico Saverio Tomasella mostró que el «síndrome de Estocolmo» es «la marca de una gravísima afectación de la interioridad del ser humano que ha vivido, directamente e impotente, el rapto de su identidad subjetiva».

No debemos por lo tanto creer que los habitantes del este de Alepo que hoy sufren ese síndrome van a recuperar rápidamente su contacto con el mundo real. Debemos, por el contrario, ofrecerles una total seguridad y dar prueba, una vez más, de gran paciencia. Aunque el deber de cada sirio es aportar, en primer lugar, respaldo y socorro a los soldados y a todos los que resistieron a la ocupación yijadista, esos civiles siguen siendo —por encima de todo— conciudadanos, hijos de la Patria siria.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article194626.html

LA COMUNICACIÓN SEGÚN EL PRESIDENTE TRUMP

Nuestro sitio web, Voltairenet.org, demuestra desde hace años que es posible comunicar con la gente sobre los temas políticos yendo contra el esquema de opinión que imponen los grandes medios de difusión. Donald Trump ha optado por la vía que nosotros abrimos hace tiempo y que otros también han escogido. Para obtener información sobre la próxima administración estadounidense, no vale la pena leer el New York Times, que trata de caricaturizarla, sino sitios web como Breitbart.com. El presidente electo ya no responde a las preguntas de la «gran prensa» sino que prefiere expresarse a través de twitter.com/realdonaldtrump.


Las reglas que rigen la comunicación política moderna fueron impuestas por Estados Unidos, país hasta ahora bajo control de la ideología puritana (expresión políticamente correcta, excusas públicas con valor absolutorio, creencia de que Estados Unidos es la nación escogida por Dios para «iluminar» el mundo, separación entre los WASP y las minorías, interpretación de la riqueza como un don de Dios a quienes se ponen a su servicio, etc.). Al derrocar la ideología puritana que Washington encarna, en particular la dinastía Clinton, Donald Trump también puso fin a las actuales reglas de la comunicación política.

Donald Trump no basó su campaña electoral en grandes shows, mezcla de farándula y política. Mientras sus adversarios subían al escenario rodeados de estrellas del show business y gastaban presupuestos faraónicos, Trump se concentró en el mensaje que quería transmitir y gastó 10 veces menos dinero que la señora Clinton.

Considerando el hecho que tenía en contra prácticamente todos los medios de difusión, casi no les concedió entrevistas y denunció constantemente, en cada uno de sus mítines de campaña, la parcialidad de dichos medios. Su portavoz nunca trató de seducir a los periodistas. Hizo más bien todo lo contrario, apoyándose en sitios web contestatarios sin importarle que ya tuviesen o no su propio público. El director de su campaña electoral incluso ya animaba uno de esos sitios, Breitbart.com, antes de hacerse cargo de la campaña de Trump.




Orientando su campaña electoral directamente contra la clase política de Washington, Donald Trump no alquiló locales de campaña sino que prefirió quedarse en su Trump Tower de Nueva York. Siguiendo esa misma lógica personal, tampoco ha alquilado en Washington ningún local donde instalar su equipo de transición. De hecho, mientras la administración Obama se ocupa en Washington de los asuntos pendientes, el futuro se decide en Nueva York.

Desde que resultó electo, Donald Trump no ha concedido conferencias de prensas ni entrevistas sino que se ha dirigido directamente a los estadounidense a través de Twitter y de YouTube. Es la primera vez que un jefe de Estado se dirige a sus conciudadanos de esa manera, saltándose los grandes medios de difusión.


Como si la campaña no hubiese terminado aún, Donald Trump ha emprendido una gira de agradecimiento, con nuevos mítines, que la prensa trata de no mencionar. En sus discursos agradece, en primer lugar, a los electores de las minorías (las mujeres, los hispanos, los afroamericanos y los gays) que votaron por él a pesar de la imagen de racista que los grandes medios le forjaron. Repite su mensaje, no contra las élites sino contra el modo de funcionamiento que estas adoptaron en Washington y contra la ideología puritana que encarnan.

Y finalmente, también está anunciando sus primeras decisiones. En materia de política exterior, confirmó que pondrá fin al Tratado Transpacífico que había sido concluido contra China; que pondrá fin a los cambios de régimen (incluyendo el caso de Siria); que sustituirá, donde sea posible, la actual política de confrontación con una nueva política de cooperación (incluso con Rusia); y que reformará los servicios secretos estadounidenses, cuya única función consiste hoy en día en asesinar líderes del Tercer Mundo.

(Ver a partir del minuto 46)

En el pasado, la prensa presidencial disponía de confortables locales en la Casa Blanca y decidía los temas que había que discutir. Actualmente, la mayoría de sus miembros han tenido que dejar Washington y esperan todo el día al pie de la Trump Tower que «The Donald» baje para acompañar a alguno de sus visitantes hasta el auto y que tenga a bien lanzarles algunas palabras, a modo de migajas.

Los grandes medios, tanto los de la prensa escrita como los medios audiovisuales, persisten en tratar de ridiculizar al presidente electo, presentándolo como incompetente y extremista. Pero Trump ya logró saltar por encima de sus cabezas y comunicar directamente con los estadounidenses sin recurrir a ellos.

LA CAMPAÑA «ATLÁNTICA» CONTRA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN.

Es una historia que comenzó hace 15 años. La OTAN trató primero de silenciar a los ciudadanos que querían saber la verdad sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001. Luego arremetió contra los que cuestionan la versión oficial de las «primaveras árabes» y de la guerra contra Siria. Como una cosa lleva a la otra, después atacó a quienes denunciaban el golpe de Estado en Ucrania. Ahora, la OTAN se inventa una seudo-ONG para que acuse como agentes rusos a todo el que haya hecho campaña por Donald Trump.

Logo del Centro de Comunicación Estratégica de la OTAN

Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 vinieron, simultáneamente, un estado de emergencia permanente y una serie de guerras. Como escribí en aquel momento, la teoría según la cual todo fue concebido y organizado por un puñado de yijadistas desde una cueva en Afganistán no resiste el más mínimo análisis. Todo hace pensar, por el contrario, que los atentados del 11 de septiembre fueron organizados por una facción del complejo industrial-militar.

De ser cierto este análisis, los subsiguientes sucesos sólo podían conducir a la represión en Estados Unidos y en los países aliados de esta potencia.

Quince años después, la herida que abrí en aquel momento sigue sin cerrarse, incluso se abrió aún más a raíz de nuevos acontecimientos. A la Ley Patriota y las guerras por el petróleo se sumaron las «primaveras árabes». La mayoría de la población useña no sólo ha dejado de creer en lo que le dice su gobierno desde el 11 de septiembre de 2001 sino que, al votar por Donald Trump, acaba de expresar su rechazo al sistema posterior al 11 de septiembre.

Resulta que yo abrí el debate mundial sobre los atentados del 11 de septiembre, que fui miembro del último gobierno de la Yamahiriya Árabe Libia y que tengo la oportunidad de relatar —desde el lugar de los hechos— lo que está sucediendo en la guerra contra Siria. Al principio, la administración estadounidense creyó que podía detener el incendio acusándome de escribir cualquier cosa por dinero y atacándome donde duele, o sea el portamonedas. Pero mis ideas han seguido extendiéndose.

En octubre de 2004, cuando 100 personalidades estadounidenses firmaron una petición reclamando que se reabriera la investigación sobre los atentados del 11 de septiembre, Washington empezó a inquietarse. En 2005, reuní en Bruselas más de 150 personalidades del mundo entero —entre las que se hallaban invitados sirios y rusos, como el general Leonid Ivashov, ex-jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas de la Federación Rusa— para denunciar a los neoconservadores mostrando que el problema estaba alcanzado proporciones globales.

El General Leonid Ivashov en la Conferencia Axis for Peace 2004

Bajo el mandato de Jacques Chirac, los servicios de la presidencia de la República Francesa se preocuparon por mi seguridad. Pero en 2007, la administración Bush solicitó mi eliminación física al nuevo presidente francés Nicolas Sarkozy. Cuando un amigo personal, oficial y miembro del estado mayor, me advirtió sobre la respuesta positiva de Sarkozy, supe que no tenía más camino que el exilio. Otros amigos —en aquel momento llevaba 13 años como secretario nacional del Partido Radical de Izquierda— acogieron mi decisión con incredulidad, mientras que la prensa me acusaba de paranoia. Pero nadie vino públicamente a prestarme ayuda. Encontré refugio en Siria y viajo por el mundo evitando cuidadosamente los territorios de la OTAN, además de haber escapado a numerosos intentos de asesinato o de secuestro. A lo largo de 15 años, he abierto debates que se han generalizado. Siempre me han atacado cuando estaba solo. Pero cuando mis ideas han encontrado eco, han sido miles las personas que se han visto perseguidas por haberlas compartido y desarrollado.

Fue en aquella misma época cuando Cass Sunstein —el esposo de la embajadora de Estados Unidos en la ONU, Samantha Power— redactó con Adrian Vermeule un trabajo, destinado a las universidades de Chicago y Harvard, sobre cómo luchar contra las «teorías de la conspiración», y así designan el movimiento que inicié. En nombre de la «Libertad» ante el extremismo, los autores de aquel trabajo definen en su texto todo un programa destinado a liquidar la oposición:

«Podemos imaginar fácilmente una serie de respuestas posibles.
1. El gobierno puede prohibir las teorías de la conspiración.
2. El gobierno pudiera imponer una especie de gravamen, financiero o de otro tipo, a quienes difundan esas teorías.
3. El gobierno pudiera implicarse en un contra-discurso para desacreditar las teorías del complot.
4. El gobierno pudiera comprometer a partes privadas creíbles para que se impliquen en un contra-discurso.
5. El gobierno pudiera implicarse en la comunicación informal con las terceras partes y estimularlas».

La administración Obama dudó en asumir públicamente esa opción. Pero, en abril de 2009, propuso en la Cumbre de la OTAN organizada en Strasbourg-Kehl la creación de un servicio de «Comunicación Estratégica». Incluso expulsó de la Casa Blanca al célebre abogado Anthony Jones, en 2009, por haberse expresado sin rodeos sobre ese tema.

El proyecto de creación del servicio de comunicación estratégica de la OTAN estuvo engavetado hasta que obtuvo el apoyo del gobierno letón. Y finalmente ese servicio se instaló en Riga, bajo la dirección de Janis Karklins —por demás responsable en la ONU de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información y del Foro para la Gobernanza de Internet. Concebido por los británicos, ese servicio cuenta con la participación de Alemania, Estonia, Italia, Luxemburgo, Polonia y el Reino Unido. Al principio, se limitó a incrementar los estudios sobre el tema.

Pero todo cambió en 2014, cuando el think-tank de la familia Jodorkovski, el Institute of Modern Russia (Instituto sobre la Rusia Moderna), con sede en Nueva York, publicó un análisis de los periodistas Peter Pomerantsev y Michael Weiss. Según ese informe, Rusia ha desplegado en el exterior un vasto sistema de propaganda. Pero, en vez de tratar de construirse una imagen favorable —como en tiempos de la guerra fría—, Moscú ha decidido ahora inundar Occidente con «teorías conspirativas» para sembrar confusión. Los autores del trabajo afirman que esas «teorías» ya no abordan solamente el tema del 11 de septiembre sino también la cobertura periodística de la guerra contra Siria.

En un esfuerzo por reactivar el antisovietismo de la guerra fría, ese informe marcaba el inicio de una inversión de valores. Hasta entonces, la clase dirigente estadounidense sólo trataba de disimular el crimen del 11 de septiembre atribuyéndolo a unos cuantos barbudos sin importancia. Ahora se trata de acusar a un Estado extranjero de ser responsable de los nuevos crímenes que Washington ha cometido en Siria.

En septiembre de 2014, el gobierno británico creó la 77th Brigade: una unidad encargada de contrarrestar la propaganda extranjera. Esa 77th Brigade británica se compone de 440 militares y más de un millar de civiles provenientes del ministerio británico de Exteriores, así como del MI6, del organismo de cooperación externa y de la Stabilisation Unit. Y no se conocen sus objetivos. Esa brigada trabaja con la 361st Civil Affairs Brigade del Ejército de Estados Unidos, con bases en Alemania e Italia. Ambas unidades militares estaban siendo utilizadas para sabotear los sitios web occidentales que tratan de dar a conocer la verdad sobre el 11 de septiembre y sobre la guerra contra Siria.

A principios de 2015, Anne Applebaum —esposa del ex-ministro de Defensa de Polonia Radosław Sikorski— creó en el Center for European Policy Analysis (Centro de Análisis de la Política Europea), con sede en Washington, una unidad designada como Information Warfare Initiative (Iniciativa sobre la Guerra de la Información). Su objetivo inicial era contrarrestar la información rusa en el centro y el este de Europa. La señora Applebaum puso esa iniciativa en manos del ya mencionado Peter Pomerantsev y de Edward Lucas, uno de los jefes de redacción de la conocida publicación The Economist.

Aunque Pomerantsev es a la vez coautor del informe del Institute of Modern Russia y uno de los dos principales responsables de la Information Warfare Initiative, ahora resulta que ya no habla del 11 de septiembre y que tampoco considera ya la guerra contra Siria como un tema central sino sólo como un tema recurrente que permite «percibir» la acción del Kremlin. Este personaje concentra sus ataques sobre el canal de televisión Russia Today y la agencia de prensa Sputnik, dos órganos de prensa públicos rusos.

En febrero de 2015, le llega a la Fondation Jean Jaures —think tank del Partido Socialista francés y contacto de la National Endowment for Democracy (NED)— su turno de publicar una Nota titulada Conspirationnisme, un état des lieux. Pasando por alto todo lo sucedido alrededor de Rusia, esa Nota toma el debate en el punto donde lo había dejado Cass Sunstein y propone simple y llanamente prohibir que los «conspiracionistas» puedan expresarse. Por su parte, la ministra de Educación de Francia organiza talleres en las escuelas para advertir a los alumnos en contra de los «conspiracionistas».

El 19 y el 20 de marzo de 2015, el Consejo Europeo pide a la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, que prepare un plan de «comunicación estratégica» para denunciar las campañas de desinformación de Rusia sobre Ucrania. El Consejo no mencionaba ya ni el 11 de septiembre, ni la guerra contra Siria sino que cambiaba de objetivo para concentrarse en Ucrania.

En abril de 2015, la señora Mogherini crea un Servicio Europeo para la Acción Exterior (EEAS, siglas en inglés) que no es otra cosa que una unidad de Comunicación Estratégica dentro de la Unión Europea. Esa estructura está bajo la dirección de un británico agente del MI6, Giles Portman, y distribuye a numerosos periodistas europeos, dos veces por semana, toda una argumentación que supuestamente demostraría la mala fe de Moscú, argumentos que posteriormente aparecen publicados en los medios de difusión europeos.

El 20 de agosto de 2015 se inaugura en Riga el Centro de Comunicación Estratégica de la OTAN, bajo la dirección de Janis Sarts. Participan en la ceremonia el senador estadounidense John McCain, director de una de las dos ramas de la NED, quien conversa en la foto con la presidente de Lituania, Dalia GrybauskaitėFoto: Gatis Dieziņš

A partir de su creación, el Centro de Comunicación Estratégica de la OTAN se vincula a un servicio del Atlantic Council: el Digital Forensics Research Lab. La OTAN redacta un Manual de Comunicación Estratégica, cuyo objetivo es coordinar y reemplazar todo el dispositivo anterior en materia de Diplomacia Pública, de Relaciones Públicas (Public Affairs), de Relaciones Públicas Militares, de Operaciones sobre los Sistemas Electrónicos de Comunicación (Information Operations) y de Operaciones Sicológicas.

Bajo la inspiración de la OTAN, Anna Fotyga, la ex-ministra de Exteriores de Polonia, ahora convertida en eurodiputada, lleva al Parlamento Europeo una resolución —adoptada el 23 de noviembre de 2016— sobre «la comunicación estratégica de la Unión [Europea] tendiente a contrarrestar la propaganda dirigida contra ella por terceros». Obsérvese que existe un nuevo desplazamiento del blanco: ya no se trata de contrarrestar el cuestionamiento sobre el 11 de septiembre —asunto de hace 15 años—, ni tampoco el cuestionamiento de la guerra contra Siria sino de crear una mescolanza entre la impugnación de los acontecimientos en Ucrania y el discurso del Emirato Islámico (Daesh). Y se vuelve así al punto inicial: quienes cuestionaban el 11 de septiembre trataban, según la OTAN, de rehabilitar a al-Qaeda; quienes le hacen el juego a Rusia tratan de destruir a Occidente, como lo hace Daesh. Pero no importa que la OTAN esté apoyando a al-Qaeda en el este de Alepo.

Dado a conocer el 24 de noviembre de 2016 en un sonado artículo del Washington Post, un misterioso grupo llamado Propaganda or Not? ha elaborado una lista de 200 sitios web —entre ellos Voltairenet.org— a los que el Kremlin supuestamente ha confiado la tarea de repercutir la propaganda rusa y confundir a la opinión pública estadounidense hasta el extremo de llevarla a votar por Donald Trump.

Propaganda or Not? no publica los nombres de sus responsables, pero dice reunir en su seno a 4 organizaciones: Polygraph, The Interpreter, el Center for European Policy Analysis y el Digital Forensic Research Lab.
Polygraph es un sitio web de la Voice of America, la radio y televisión pública de Estados Unidos bajo control de la Broadcasting Board of Governors.
The Interpreter es la revista del Institute of Modern Russia, ahora difundida por la Voice of America.
—El Center for European Policy Analysis es un apéndice de la National Endowment for Democracy (NED) dirigido por Zbigniew Brzezinski y Madeleine Albright.
Digital Forensic Research Lab es un programa del Atlantic Council.

En un documento divulgado por Propaganda or Not?, esta falsa ONG nacida de varias asociaciones financiadas por la administración Obama señala al enemigo: Rusia. Y acusa a ese país de haber dado origen al movimiento a favor de la verdad sobre los atentados del 11 de septiembre y de los sitios web de apoyo a Crimea y Siria.

El 2 de diciembre de 2016, el Congreso de Estados Unidos votó un ley que prohíbe toda cooperación militar entre Washington y Moscú. En pocos años, la OTAN ha reactivado el macarthismo.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article194331.html#nh9

¿Cómo será la política militar de la administración Trump en el Extremo Oriente?

La política de la futura administración Trump parece previsible en cuanto a la lucha contra los islamistas y el despliegue de la OTAN en el este de Europa. Pero es mucho más difícil anticipar cuáles son sus intenciones en el Extremo Oriente. El analista Valentin Vasilescu ofrece algunas pistas.

Donald Trump será el presidente de Estados Unidos durante los 4 próximos años. Estados Unidos se considera el «gendarme del mundo» y además traza las líneas de acción de la OTAN. Su política militar estará en manos del general Michael Flynn, ya designado como consejero presidencial para la seguridad nacional.

Una de las certezas sobre la administración Trump es que debe marcar un cambio radical de actitud hacia el gobierno del presidente sirio Bashar al-Asad, lo cual es visible en el hecho que el hoy presidente saliente Barack Obama apartó a Michael Flynn de su cargo como director de la agencia de inteligencia del Pentágono (Defense Intelligence Agency, DIA) precisamente por haber solicitado el cese del apoyo de Estados Unidos a los mercenarios yijadistas.

Desde esta perspectiva, la base rusa de Hmeymim podría convertirse en centro de mando unificado para la lucha contra los mercenarios yihadistas que operan en Siria. Siguiendo esa misma lógica, Estados Unidos tendría que aceptar implicarse junto al Ejército Árabe Sirio participando en acciones militares contra los yijadistas en el terreno, como ya lo hacen varias unidades de la Spetsnaz (fuerzas especiales rusas) y de blindados de la Federación Rusa. La aviación de la coalición internacional contra el Emirato Islámico (Daesh), encabezada por Estados Unidos, podría dar apoyo aéreo a las tropas terrestres. Desde la intentona golpista en Turquía, Michael Flynn mostró su apoyo al presidente turco Erdoğan, así que sería lógico que Estados Unidos trate de introducirlo en su ecuación para resolver la crisis siria, al igual que Vladimir Putin y Bashar al-Asad, abandonando la variante del respaldo a los combatientes kurdos.

Si bien las posibilidades de cooperación de Estados Unidos con Rusia en el Medio Oriente parecen muy elevadas, esas posibilidades parecen mucho más tenues en cuanto a la solución en Europa de la situación creada por la ampliación de la OTAN hasta las fronteras rusas.

Donald Trump ya habló por teléfono con el presidente polaco Andrzej Duda y le garantizó apoyo militar estadounidense. Pero no ha hablado con el presidente de Rumanía, ni con el de Bulgaria. Eso significa que el plan de la OTAN para el despliegue de una brigada blindada en los países bálticos y Polonia se concretará durante el mandato de Donald Trump, pero sin el envío de tropas o de medios de combate a otros países de la OTAN, ni a Rumanía ni a Bulgaria. Y el Mar Negro seguirá siendo un lago ruso. Es posible que se negocie la eliminación del escudo antimisiles de Estados Unidos en Polonia y Rumanía, a condición de que Rusia ponga en la mesa, como moneda de cambio, alguna garantía de preservación de las principales zonas de interés de Estados Unidos. Pero eso no sucederá en el Extremo Oriente.

Mucho más grandes son las probabilidades de modificación de la actual estrategia de Estados Unidos hacia China, dado el hecho que la economía china se ha puesto por delante de la economía estadounidense y que las fuerzas armadas chinas están en condiciones de dotarse de las tecnologías militares más avanzadas. El 60% de la población mundial vive en el sur de Asia y eso explica por qué Estados Unidos no quiere perder ese mercado a manos de China. Una modificación de la estrategia estadounidense sería prohibir el acceso de la flota y de la aviación chinas a sus zonas de interés económico y militar. Eso sería posible mediante la creación de 4 sectores de vigilancia con medios satelitales y aéreos para seguir todos los movimientos de China.

El primer sector abarcaría el acceso al Mar de China Septentrional desde el Océano Índico, con los puntos de paso obligados a través del Estrechos de Malaca y del Estrecho de la Sonda. Aquí tendría el papel clave Singapur, que controla el Estrecho de Malaca —principal vía de aprovisionamiento de China con petróleo proveniente de los países del Golfo. En Singapur, Estados Unidos utiliza la base naval de Sembawang y la base aérea de Paya Lebar.


El segundo sector abarcaría las vías de acceso al Mar de China desde el Océano Pacífico, con los pasos obligados a través del Mar de Joló [también conocido como Mar de Sulú], del Mar de Célebes [al sur del anterior] y el Canal Babuyan (entre el norte de Filipinas y Taiwán). La coordinación de las misiones estadounidenses de reconocimiento sobre las líneas de comunicación internas en el Mar de China Meridional puede hacerse desde la base estadounidense de Andersen (en Guam) o la base naval de la misma isla de Guam (Islas Marianas).


El tercer sector abarcaría el acceso al Mar de China Septentrional a través del Océano Pacífico con los puntos de paso obligados, al sur, por la zona situada entre la isla de Taiwán y el archipiélago de Okinawa (Ryukyu) y, al norte, por la zona comprendida entre el archipiélago de Okinawa y la isla de Kyushu (extremo sur de Japón). Hay la misma distancia entre Okinawa y Kyushu que entre la isla de Taiwán y Okinawa: 600 kilómetros. La coordinación de las misiones estadounidenses de reconocimiento puede realizarse desde la base estadounidense en Okinawa.


El cuarto sector abarcaría el acceso al Mar de China Septentrional desde Japón y Corea del Sur. El dispositivo de vigilancia sobre la península de Shandong y la costa este de China ya está siendo garantizado por Corea del Sur y Japón, en el marco de su cooperación con las tropas de Estados Unidos desplegadas en ambos países.



FRANCIA Y TURQUÍA CONTRA LOS KURDOS

Si los medios occidentales no logran explicar las guerras que asolan el «complicado Oriente» es porque no quieren reportar lo que pasa a escala regional. En lugar de entrar a discutir si lo que sucede en Siria es una revolución, una guerra civil o una agresión, o si la represión en Turquía se justifica o no, Thierry Meyssan propone una lectura diferente de los hechos a través del caso de los kurdos.

Al colaborar con el presidente turco Erdoğan, el kurdo-sirio Salih Muslim ha llevado parte del pueblo kurdo a la derrota. Ahora trata de rectificar su error y Ankara ha emitido contra él una orden de arresto.

Los medios occidentales de difusión abordan los acontecimientos del Medio Oriente país por país. Eso no sorprende a sus lectores, que en su mayoría desconocen la historia de esta región, pero lo cierto es que no logran entender este «complicado Oriente» perpetuamente en guerra.

El Medio Oriente no es para nada comparable con, por ejemplo, Europa, sino más bien con África ya que sus fronteras no se basan en realidades geográficas sino en los «arreglos» entre las potencias coloniales. A lo largo del siglo pasado, los Estados del Medio Oriente se esforzaron por convertir sus poblaciones en verdaderos Pueblos. Sólo Egipto, Siria e Iraq lo lograron.

Durante los últimos 5 años, la prensa occidental ha hablado de «revolución democrática» en Túnez, en Libia, en Egipto y en Siria, ha hablado de «injerencia iraní» en Baréin, Líbano y Yemen y de «terrorismo» en Iraq. Pero en el Medio Oriente, todas las fuerzas implicadas, exceptuando solamente a las petrodictaduras del Golfo, han denunciado esa lectura de los acontecimientos y presentado una interpretación regional completamente diferente.

Observemos, por ejemplo, la situación de los kurdos. Podría explicar aquí la situación del Emirato Islámico (Daesh), pero este segundo ejemplo sería mucho más difícil de aceptar para los lectores occidentales.

Según la prensa occidental, los kurdos son felices en Iraq, donde disponen de una autonomía casi total en el marco de un sistema federal felizmente impuesto por Estados Unidos. Pero en Siria luchan a la vez contra la dictadura alauita de la familia Asad y la opresión sunita extremista del Emirato Islámico. Y están demasiado oprimidos en Turquía. Pero son un Pueblo con derecho a un Estado independiente… en Siria, pero no en Turquía.

Para los propios kurdos, la realidad es muy distinta.

Los kurdos tienen una cultura en común, pero no comparten la misma lengua, ni la misma historia.

Para explicar las cosas brevemente hay que decir que los kurdos de Iraq eran principalmente pro-estadounidenses durante la guerra fría mientras que los de Turquía y Siria eran pro-soviéticos. Preocupado ante el fuerte respaldo que la URSS encontraba en Turquía, Estados Unidos organizó primeramente una ola de migración kurda hacia Alemania, para que Turquía no se sintiese tentada a romper con la OTAN. Posteriormente, Estados Unidos estimuló la represión contra los kurdos del PKK. Durante la guerra civil de los años 1980, cientos de miles de kurdos turcos del PKK buscaron refugio en Siria, junto a su líder, Abdullah Öcalan, y obtuvieron la protección del Estado sirio. En 2011, esos kurdos de Turquía y sus descendientes optaron por la nacionalidad siria.

Entremos ahora en la parte fundamental de este tema. Nadie mencionó la existencia de una «cuestión kurda» durante lo que llamaré la Primera Guerra de Siria —la que trató de extender a ese país la «primavera árabe» utilizando las técnicas de las Guerras de cuarta generación. Todo comenzó poco a poco a partir de la Segunda Guerra de Siria —la que se abrió con la conferencia de los autoproclamados «Amigos de Siria», realizada en París, en julio de 2012.

La guerra, algo demasiado «humano»

Las declaraciones de los dirigentes de los países miembros de la OTAN hacían pensar que el derrocamiento de la República Árabe Siria era inminente y que la Hermandad Musulmana ascendería al poder en Damasco, como ya había sucedido en Túnez, en Libia y en Egipto. Así que Turquía invitó las poblaciones del norte de Siria a venir a su territorio, a ponerse al abrigo de los sobresaltos de la «revolución». En septiembre, Ankara incluso nombró para esas poblaciones un «walli», o sea un prefecto turco. Pero ese término proviene de la época otomana y recuerda la opresión del sultán. Bajo la autoridad directa del entonces primer ministro turco Erdoğan, ese prefecto —cuyo nombre es Veysel Dalmaz— distribuyó entre los «refugiados» miles de millones de dólares facilitados por las petrodictaduras del Golfo.

En aquel momento, todos vieron que se trataba de una maniobra para debilitar a Siria. Pero nadie entendió el verdadero motivo de aquel desplazamiento de población, a pesar de que Kelly M. Greenhill —muy vinculada a la embajadora de Estados Unidos en la ONU, Samantha Power— ya había publicado un trabajo universitario: WEAPONS OF MASS MIGRATION, trabajo que debería que haber llamado la atención sobre aquel movimiento. Turquía construyó nuevos poblados para albergar a los sirios, pero no los puso en manos de estos desplazados. De hecho, aún hoy siguen inhabitados. Ankara comenzó por hacer una selección entre los refugiados, según sus opiniones políticas, a algunos los mantuvo en campamentos donde podían recibir formación militar antes de mandarlos de regreso a Siria como combatientes, y a otros los mezcló con la población turca para explotarlos como fuerza de trabajo barata.

Las poblaciones restantes en el norte de Siria se componían principalmente de cristianos, kurdos y turcomanos. Estos últimos se pusieron masivamente al servicio de Turquía y fueron puestos bajo las órdenes de la organización de los Lobos Grises, milicia fascista creada en 1968 por cuenta de la OTAN. Por su parte, Damasco creó milicias cristianas y kurdas para garantizar la protección del territorio. Durante 2 años todos los kurdos sirios lucharon bajo las órdenes de la República Árabe Siria.

Traicionando al fundador del PKK, Abdullah Öcalan, y a sus hermanos kurdos, el sirio Salih Muslim se alió con la Turquía que en los años 1980 masacró parte de su propia familia. Se reunió secretamente en París con los presidentes de Turquía y Francia —Hollande y Erdoğan— y concluyó con ellos un pacto. Francia y Turquía se comprometieron a hacerlo presidente de un Estado independiente que se crearía en el norte de Siria. A cambio, Salih Muslim tendría que «limpiar» el terreno masacrando la población cristiana, exactamente como otros kurdos masacraron —hace un siglo— a otros cristianos por cuenta de los otomanos. Salih Muslim tendría que aceptar después que Turquía expulsara hacia el Estado donde él sería presidente a los kurdos turcos, que a su vez serían reemplazados por refugiados sunitas sirios en los territorios kurdos de Turquía.

Este plan tiene una larga historia. Fue trazado por Ahmet Davutoğlu, entonces ministro turco de Exteriores, y su homólogo francés Alain Juppé, en 2011, antes de la incorporación de Turquía a la guerra contra Libia y antes del comienzo de los desórdenes en Siria. El Pentágono lo asumió públicamente, en septiembre de 2013, cuando Robin Wright publicó en el New York Times el mapa de ese futuro Estado, y también el mapa de lo que sería el Califato de Daesh. Por supuesto, el primer Estado se llamaría «Kurdistán», a pesar de hallarse muy lejos del territorio del Kurdistán histórico definido por la Comisión King-Crane en 1919 y reconocido por la Conferencia en 1920. El segundo Estado sería un «Sunistán» y abarcaría territorios pertenecientes a Iraq y Siria, cortando así definitivamente la «ruta de la seda», que China espera restablecer.

La Comisión King-Crane, en el hotel Royal de Beirut, en julio de 1919. Sentados, Henry King (izquierda) y Charles Crane (derecha). Foto: Oberlin College Archive

Este plan perseguía los objetivos del sultán Abdul Hamid II, de los Jóvenes Turcos y del Tratado de Lausana, firmado en 1923: la creación de una Turquía exclusivamente sunita y la expulsión o masacre de todas las demás poblaciones. Fue precisamente para impedir ese plan y condenar a quienes habían iniciado su aplicación con la masacre de armenios y de griegos pónticos que Raphael Lemkin creó el concepto de «genocidio», cuya definición se aplica hoy tanto a los actos cuya responsabilidad recae en hombros de los franceses Juppé y Hollande y de los turcos Davutoğlu y Erdoğan.

Nadie debe confundirse sobre lo que aquí escribo. Si bien París y Ankara quieren crear una Turquía exclusivamente sunita, el hecho es que la mayoría de los sunitas se oponen a ello, lo cual explica la feroz represión desatada tanto en Turquía como en Daesh.

En julio de 2015, el gobierno de Erdoğan ordenó a Daesh la realización de un atentado en la localidad turca de Suruç, atentado que causó la muerte de kurdos y alevitas —estos últimos son el equivalente turco de los alauitas sirios— que expresaban su apoyo a la República Árabe Siria. Erdoğan utilizó ese atentado como pretexto para romper la tregua pactada en 2009 con el PKK. Simultáneamente, cortó todo aprovisionamiento a una parte cuidadosamente seleccionada de los refugiados sirios. Así iniciaba Ankara la ejecución del plan anteriormente descrito… y también comenzaba el calvario de Turquía.

Al menos 31 muertos tras un atentado supuestamente ordenado por el gobierno de Erdoğan en la ciudad turca de Suruç.

En agosto, Turquía empujó los refugiados sirios, a los que había previamente privado de todo recurso, a huir hacia la Unión Europea. En octubre, en Siria, los hombres de Salih Muslim atacaron las comunidades cristianas asirias y trataron de «kurdizar» sus escuelas por la fuerza mientras que, en Turquía, el AKP de Erdoğan saqueaba 128 sedes políticas del HDP —partido pro-kurdo— y más de 300 establecimientos pertenecientes a kurdos. Las fuerzas especiales turcas masacraron a más de 2.000 kurdos turcos y arrasaron parcialmente las ciudades de Cizre y Silopi. Nuestros lectores han podido seguir esos hechos, pero los medios occidentales no los mencionaron y sólo ahora —más de un año después— comienzan a hablar de Cizre y Silopi como ciudades mártires.

Con ayuda de Masud Barzani —el presidente «vitalicio» del Kurdistán iraquí— Salih Muslim impuso el reclutamiento obligatorio de los jóvenes kurdos sirios para reforzar sus tropas e imponer el terror. De eso tampoco hablaron nunca los medios occidentales, que prefieren la prosa romántica sobre Rojava. De hecho, los jóvenes sirios de origen kurdo se rebelaron en masa y prefirieron unirse à las Fuerzas de Defensa de la República Árabe Siria.

Masud Barzani da la bienvenida al nuevo Cónsul General de Francia en Erbil

En septiembre de 2016, el presidente Erdoğan anunció que Turquía concedería la nacionalidad turca a una parte de los refugiados sirios que aún quedan en ese país —los que apoyan el plan de una Turquía exclusivamente sunita. Serán estos quienes finalmente recibirán los apartamentos construidos hace 4 años.

Atrapado entre su ambición personal y la solidaridad de sus hombres hacia sus hermanos kurdos de Turquía, el colaborador Salih Muslim se volvió finalmente en contra de Ankara, que acaba de emitir contra él una orden de arresto en noviembre. Después de recibir al secretario general de la OTAN, el presidente Erdoğan anunció que quiere «renegociar» el Tratado de Lausana. Erdoğan pretende anexar varias islas griegas, el norte de Chipre, una parte de Siria y también parte de Iraq, para crear en 2023 el 17º imperio turco-mongol.

Y desde ahora el ejército turco está ocupando territorios en Siria —Yarábulus— y en Iraq —Baachiqa. Cuando el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, lanzó una advertencia a Turquía sobre ese acto de guerra, el presidente Erdoğan le respondió con arrogancia que no está «a su nivel» y lo intimó a «mantenerse en su lugar». Al ser cuestionado por dos veces ante el Consejo de Seguridad de la ONU, el embajador de Turquía y ex-ministro de Exteriores Feridun Sinirlioğlu respondió que su país actúa por el bien de las poblaciones y que por esa razón Iraq no debe invocar el derecho internacional ni quejarse.

En un campo de batalla, no puede haber tres bandos, sino dos. En la actual guerra tenemos, de un lado, a Turquía, que pretende dividir las poblaciones en comunidades e imponer la supremacía de una de esas comunidades sobre las demás. Del otro lado está la República Árabe Siria, que defiende la paz y la igualdad entre comunidades que conviven pacíficamente.

¿De qué lado está usted?

Fuente: http://www.voltairenet.org/article194268.html

REFORMA DEL SISTEMA DE INTELIGENCIA SEGÚN EL GENERAL FLYNN

Thierry Meyssan estima que el general Flynn se dispone a modificar radicalmente el mundo estadounidense de la Inteligencia, abandonando todas las reformas posteriores al 11 de septiembre de 2001. Su objetivo sería poner fin a la obsesión de las cárceles secretas y los asesinatos selectivos para regresar a la esencia de la labor de inteligencia: entender y anticipar la evolución del mundo.

Michael T. Flynn

El general Michael T. Flynn, nominado como próximo consejero presidencial para la Seguridad Nacional, está organizando una amplia reforma de los servicios de inteligencia de Estados Unidos.

Según nuestras informaciones, el general Flynn se dispone a cuestionar las grandes reformas introducidas en ese sector por las administraciones Bush y Obama, o sea:
—La unificación de las 16 agencias de inteligencia bajo la autoridad única de un Director de la Inteligencia Nacional supuestamente encargado de garantizar que se comparta la información de inteligencia;
—La eliminación de la diferenciación entre los agentes de terreno y los analistas a favor de centros funcionales, como el que aparece en la serie de televisión 24.

Como ya habíamos subrayado entonces, y como también ha subrayado posteriormente el general Flynn:
—El Director de la Inteligencia Nacional tenía ciertamente la capacidad para centralizar la información de inteligencia hasta entonces dispersa, pero no de intervenir en el funcionamiento de las diferentes agencias. Por ejemplo, no podía destituir a un responsable incapaz de cumplir con sus funciones.
—Lo más importante es el hecho que los actuales centros funcionales se especializan en el tratamiento de la información inmediata. Son capaces de localizar a un individuo en cualquier lugar del mundo y de liquidarlo. Pero eso no es labor de inteligencia, sino sólo crimen. La CIA resulta ciertamente eficaz derrocando regímenes que desagradan a la Casa Blanca y dispone de cárceles secretas, pero ya no sabe cómo anticipar la evolución de cada cual en materia de política, y menos aún en el plano militar.

En su época de director de la inteligencia militar estadounidense, Michael T. Flynn quedo tan decepcionado con el funcionamiento de la nueva CIA que trató —sin resultado— de crear en el Departamento de Defensa un servicio que debía llenar esa laguna: el Defense Clandestine Service.

Al igual que Flynn, el coronel James H. Baker, actualmente a la cabeza de la oficina estratégica del Pentágono, se opuso a los neoconservadores y ahora es probable que reciba una promoción.

La nominación del representante de Kansas y ex-capitán de caballería Mike Pompeo como próximo director de la CIA parece haber estado condicionada a su previa aceptación del abandono de las reformas realizadas por las administraciones Bush y Obama. A pesar de sus declaraciones extremistas —sobre las cárceles secretas y contra los chiitas—, Pompeo tendría por consiguiente que adoptar la actitud de un soldado obediente.

El actual director de la Inteligencia Nacional, James R. Clapper, ya anunció el fin de sus funciones y su puesto está llamado a desaparecer con el fin de la administración Obama.

En el futuro, las 16 agencias de inteligencia estadounidenses ya no rendirían cuentas a un Director de la Inteligencia Nacional sino sólo al consejero de Seguridad Nacional, o sea directamente al general Flynn.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article194265.html

LOS PLENOS PODERES DEL PRESIDENTE DE EE.UU.

La función de Presidente de los Estados Unidos ha evolucionado considerablemente desde la elección de George Bush padre. Hasta entonces, el Presidente se encargaba principalmente de nombrar 40.000 altos funcionarios. Hoy en día, el Presidente utiliza el poder ejecutivo sin rendir cuentas a nadie. Al promulgar nuevas leyes, el Presidente tiene la posibilidad de modificarlas en el sentido que mejor le parezca. Además, la «teoría del ejecutivo unificado» cohíbe al Congreso en cuanto a cuestionar las decisiones del «comandante en jefe». El papel del Congreso se limita ahora a votar el presupuesto federal.


Las recientes elecciones estadounidenses, cuyo resultado sorprendió a la mayoría de los observadores, ofrecen una buena ocasión para recordar de qué poderes dispone realmente el Presidente de Estados Unidos. Como consecuencia de esa elección, con resultado contrario a lo que esperaban, numerosos «analistas» —que habían hecho campaña contra Donald Trump— tratan ahora de tranquilizarse afirmando que las prerrogativas del Presidente de Estados Unidos están estrictamente limitadas por la Constitución y que, por ende, este no dispone «todos los poderes». Esta idea de que en Estados Unidos existe una rigurosa separación de poderes podría basarse en el hecho que, contrariamente a los miembros de la Unión Europea, al Congreso estadounidense goza de gran reconocimiento en el plano formal.


VALORIZACIÓN DE LA IMAGEN DEL 
PODER LEGISLATIVO ESTADOUNIDENSE

Al contrario de lo que sucede en los países miembros de la Unión Europea, en Estados Unidos se otorga mucha más importancia a la institución parlamentaria. Por ejemplo, los miembros del Congreso pueden verse directamente asociados a las negociaciones de acuerdos comerciales de alcance internacional. A la inversa, los Parlamentos nacionales europeos y el Parlamento de la Unión Europea sólo intervienen en la fase final de la conclusión de acuerdos como el CETA, intervención que se limita a la ratificación. Por cierto, esta última prerrogativa ni siquiera estaba prevista sino que es un intento de dar alguna legitimidad a un acuerdo que encuentra gran oposición y sólo surge en julio de 2016, o sea al cabo de 4 años de negociación, de un cambio de estatuto de ese acuerdo, que pasa de ser un simple acuerdo comercial a convertirse en un acuerdo mixto.

Un ejemplo en el campo de la cooperación en materia penal permite comprender la diferencia entre el Congreso de Estados Unidos y los Parlamentos de los países miembros de la Unión Europea. Los acuerdos de extradición firmados en 2003 entre la Unión Europea y Estados Unidos fueron negociados de forma totalmente autónoma por la Oficina Europea de Policía, sin pedir la opinión del Parlamento Europeo ni la ratificación de los Parlamentos nacionales de los miembros de la Unión. Las negociaciones se desarrollaron de forma totalmente secreta y si la ciudadanía europea pudo finalmente llegar a conocer este texto fue porque hubo que desclasificar parte del documento… para que lo firmara el Congreso de Estados Unidos.

Recordemos también que las disposiciones provisionales del Acta Patriótica tienen ritualmente que ser sometidas a renovación, cada 4 años, ante el Congreso de Estados Unidos, aunque esa renovación se reduzca a dos medidas… las otras ya son de carácter permanente.


DEVALUACIÓN PERMANENTE DE 
LOS PARLAMENTOS EUROPEOS

Los Estados miembros de la Unión Europea, por el contrario, han emprendido un proceso de devaluación sistemática de sus instituciones parlamentarias. Al nivel del proceso legislativo nacional, el gobierno busca constantemente la manera de imponer su voluntad al Parlamento.

En Francia, el ejecutivo puede recurrir al procedimiento acelerado, que le permite reducir el proceso de debate parlamentario imponiendo una sola presentación ante cada Cámara.

También en Francia, y de manera aún más radical, el gobierno puede recurrir al artículo 49, acápite 3, de la Constitución para forzar la adopción de una ley sin pasar por el voto del Parlamento. Este procedimiento ha sido utilizado 85 veces desde 1958 y el actual gobierno del primer ministro Manuel Valls ya ha recurrido a él 5 veces.

Estos procedimientos, que permiten a los gobiernos saltarse la aprobación de los Parlamentos o evitar el debate parlamentario, son utilizados sin que el poder legislativo dé la más mínima muestra de resistencia. El objetivo del gobierno no es entonces imponerse a una oposición sino demostrar —no a los parlamentarios, ya aceptados desde hace tiempo como simples comparsas en lo que no pasa de ser un juego tendiente a legitimar decisiones ya tomadas por otros— a los pueblos que, como dijera hace años el propio Boris Yeltsin: «Un buen Parlamento es un Parlamento que vota las leyes y no hace política».

El objetivo es lograr que los ciudadanos acepten que la estructura del Estado nacional ha dejado de ser un marco de toma de decisiones para convertirse en un marco de ratificación de políticas que emanan de la superpotencia estadounidense y de sus organizaciones internacionales. La exhibición y ritualización de la sumisión de los Parlamentos a las órdenes del Ejecutivo y de las instancias internacionales conforman una imagen a la que los pueblos están invitados a someterse.


UNA IMAGEN DE PODERÍO, 
ADAPTADA A LA ESTRUCTURA IMPERIAL

Contrariamente a los Estados del Viejo Continente, la institución parlamentaria estadounidense se halla constantemente bajo las luces de la prensa. Su papel es servir de icono de la soberanía estadounidense, pero esa imagen se proyecta también, y sobre todo, hacia el exterior.

El objetivo es, en primer lugar, indicar a los Estados subalternos que Estados Unidos es el único Estado en todo el sentido de ese término, que conserva una estructura intacta, garante de un poder soberano fundamental, el poder de la «nación americana», al que los demás países tienen que someterse. Esto explica por qué, contrariamente a lo que sucede en la mayor parte de las naciones europeas, el Congreso de Estados Unidos mantiene un papel formal de institución a cuyo control sería imposible escapar.

La particularidad estadounidense sería entonces resultado del carácter excepcional de sus instituciones, dado el hecho que no estarían formalmente sometidas a las reformas que Estados Unidos viene imponiendo a los demás países, como la liquidación del poder judicial y el debilitamiento de los Parlamentos. Para imponer su mando en el seno de la estructura imperial, Estados Unidos tiene que consolidar la imagen icónica de independencia del Estado estadounidense en relación con las estructuras internacionales que el poder estadounidense ha venido creando e imponiendo.

Esta imagen del Congreso estadounidense como institución parlamentaria omnipresente y formalmente valorizada puede hacer creer a algunos observadores que los poderes del Presidente de Estados Unidos están sometidos a un constante control del Congreso y que están estrictamente limitados por la Constitución. Lo cierto es que el poder del Congreso está ya en sí mismo restringido por la propia Constitución estadounidense, que otorga al Presidente una serie de prerrogativas excepcionales al concederle un derecho de veto sobre los textos provenientes de los parlamentarios.


LOS «SIGNING STATEMENTS» 
PRESIDENCIALES

Lo más importante es que los actos del poder legislativo estadounidense pueden ser fácilmente minimizados mediante la utilización de los «Signings Statements», que permiten privar a la ley de su carácter vinculante [o sea, de su obligatorio cumplimiento] para el poder ejecutivo. Este tipo de declaración presidencial, que se agrega al acta de promulgación de la ley en cuestión, generalmente modifica substancialmente dicha ley.

Desde los tiempos de Ronald Reagan ha surgido una tradición de constantes declaraciones presidenciales que reinterpretan todo tipo de textos, desde la simple legalidad hasta los textos constitucionales, propuestos a la firma del Presidente. Ese procedimiento autoriza al Presidente de Estados Unidos a emitir reservas sobre el texto sometido a su firma y le permite no aplicar al pie de la letra las leyes que él mismo ha promulgado.

O sea, es el Presidente quien establece las condiciones y el contexto en los que él tendría que aplicar ciertas disposiciones legislativas. Este procedimiento fue ampliamente utilizado por los presidentes George Bush padre, Bill Clinton y George W. Bush.

Pero el presidente Obama no se quedó atrás en ese sentido. Por ejemplo, al inscribir su firma en la National Defense Autorizamiento Act, el 31 de diciembre de 2011, Barack Obama estipuló que su administración:
«interpretará y aplicará las disposiciones que a continuación se describen de forma tal que se preserve la flexibilidad de la que depende nuestra seguridad y que se mantengan los valores en los que se basa este país».
Barack Obama se opuso a obligación legal de detener militarmente a los terroristas extranjeros, lo cual limitaría la «flexibilidad» de la acción del Ejecutivo. En nombre de la «separación de poderes», que él concibe como una estricta independencia de la función ejecutiva ante la institución parlamentaria, Barack Obama defiende la opción administrativa de mantener a los prisioneros, por ejemplo, en las prisiones secretas de la CIA creadas fuera del territorio estadounidense. En este caso, lo que prevalece no es ya el texto de la ley sino la iniciativa presidencial.


UNA INVERSIÓN DE LA 
SEPARACIÓN DE PODERES

Mediante ese uso de los «Signings Statements», Barack Obama invierte el principio de la separación de poderes, modo de organización que data del llamado Siglo de las Luces o de la Ilustración. Para el pensador francés Montesquieu, el objetivo es impedir la concentración del poder político en manos de una sola autoridad. Para ello, es necesario que los poderes se equilibren y se limiten mutuamente. Por el contrario, la visión que el presidente estadounidense tiene de la separación de poderes, separa el poder del Estado de manera que evita que el Poder Legislativo pueda ejercer control sobre el Poder Ejecutivo. Para el poder ejecutivo estadounidense se trata de restablecer la supremacía de la decisión en relación con la norma y precisar que el Ejecutivo no está obligado a observar estrictamente las leyes que emanan de la institución legislativa. En ese contexto, la separación de poderes se convierte en ausencia de límites para la acción presidencial.

La utilización de los «Signings Statements» se ha convertido en un elemento fundamental del poder del Presidente de Estados Unidos. Ronald Reagan los utilizó 250 veces durante sus dos mandatos. Bush padre retomó esa práctica en 228 ocasiones. El demócrata Bill Clinton impuso 381 «Signings Statements». George W. Bush prolongó la tradición, aunque de manera un poco más limitada, al firmar 152 comentarios sobre las leyes sometidas a su firma. Las declaraciones firmadas de los presidentes, en relación con los textos legislativos que les son presentados, contienen a la vez comentarios sobre la legalidad o la constitucionalidad de las disposiciones legales así como declaraciones de oposición al contenido de ciertos artículos. El porcentaje de este tipo de objeciones varía según los presidentes. En el caso de George Bush hijo, el 78% de las leyes promulgadas durante sus dos mandatos comportan ese tipo de objeciones.

En cuanto a Barack Obama, luego de haber expresado públicamente su oposición a ese procedimiento en su primera campaña electoral por la presidencia, finalmente la utilizó 38 veces.

Por lo tanto, nada impide que el presidente electo Donald Trump marche sobre los pasos de sus predecesores y recurra a esa práctica que limita el control del Congreso sobre los actos del Presidente. Hacerlo le evitaría verse sometido a ciertas disposiciones de leyes a las que los presidentes anteriores ya impusieron sus comentarios y reservas en el momento de firmarlas. Y también podrá valerse él mismo de ese recurso, imponiendo sus propios «Signings Statements».

Fuente: http://www.voltairenet.org/article194121.html

¡NO TE COMPRENDERÁ NADIE!

REVISTA DE ACTUALIDAD

Antes de la caída del Muro la censura en el Este de Europa era infinitamente mayor que en el Oeste. Ahora han cambiado los papeles: mientras lo medios occidentales campan a sus anchas por Rusia, el Parlamento Europeo se dedica a estas cosas: 


Aquí tienen esa ONG que, como todas, es una organización gubernamental. Se dedica a rescatar heridos de los bombardeos que efectúan los malos, es decir, el ejército sirio y el ruso. Pero tengan la completa seguridad de que ningún medio de comunicación les mostrará esto, ya que es cosa de conspiranoicos, de enfermos mentales y enemigos del mundo libre:


En plena actuación: 

Ni tampoco les hablarán de esto:


TRANSCRIPCIÓN ENTREVISTA 9/11 2001:

Alan Marcus: Donald probablemente eres el constructor más conocido sobre todo en lo referido a los grandes edificios de la ciudad. Hay una gran cantidad de preguntas acerca de si el daño y la destrucción final del WTC fueron o no causados ​​por los aviones ya sea por defecto arquitectónico o posiblemente por bombas. ¿Tienes alguna idea sobre eso?

Donald Trump: No fue un defecto arquitectónico. El World Trade Center fue siempre conocido como un edificio muy, muy sólido. No se olvide que tuvo que soportar la explosión de una gran bomba en sus sótanos (en 1993). El sótano es el lugar más vulnerable debido a que es su soporte principal y con todo y con eso resistieron los ataques de 1993. Pude ver el área de destrozos alrededor de tres o cuatro días después de que se llevó a cabo el atentado con uno de mis ingenieros estructurales y le dije: «no puedo creerlo». 

El edificio estaba en pie, sólido a pesar de que la mitad de las columnas estaban literalmente reventadas. Este era un edificio increíblemente poderoso. Si no conoces nada acerca de la estructura deberías saber que fue uno de los primeros edificios que se construyeron desde el exterior. La razón de por qué el World Trade Center tenía tan estrechas ventanas es el acero, que estaba colocado en medio de todas ellas y que fue instalado desde el exterior del edificio.

Por eso, cuando vi el impacto del avión, no podía creer por qué había un agujero en el acero y me vino a la mente la anchura de las ventanas del World Trade Center. Me dije ¿cómo puede un avión, incluso un 767 o 747, atravesar ese acero? Se me ocurrió pensar que no sólo tenía que ser producto de un avión, sino que tenían que haber sido colocadas bombas que explotaron casi simultáneamente, porque no puedo imaginar nada capaz de atravesar esa pared. La mayoría de los edificios están construidos con acero en el interior de todo el hueco del ascensor. Este edificio fue construido desde el exterior, que es la estructura más fuerte que se puede tener.


Rolland Smith: Sabes... Donald, hemos estado viendo imágenes durante toda la mañana de ese avión que impacta en el edificio número dos y cuando miras desde el lado opuesto....de repente, en cuestión de milisegundos hay una explosión y sale por el otro lado.

Donald TrumpCorrecto. Creo que hubo un avión con algo más que combustible. Y es obvio que eran aviones muy grandes y volaban muy rápidamente. Me pareció que provocar ese tipo de destrucción tuvo que conllevar algo más que el aparato, porque estamos hablando de acero, el acero más consistente y pesado que fue efectivamente, el que se utilizó para construir ese edificio. Estos edificios eran sólidos como una roca y deberíamos saber que es simplemente increíble que haya podido colapsar por un simple avión.

Fuente: Priede