PETARDOS DE FIN DE AÑO

La reciente publicación en USA de la lista de lugares seleccionados para ser blancos de ataques nucleares estadounidenses durante la guerra fría no tiene absolutamente nada que ver con un hipotético deseo de colaborar con los historiadores. En realidad es una advertencia, por no decir una amenaza, dirigida a Rusia… porque Estados Unidos sigue teniendo la posibilidad de destruir esos lugares.

En su película «DR. STRANGELOVE o cómo aprendí a dejar de preocuparme y a amar la bomba» (1964), Stanley Kubrick presenta la concepción de un golpe nuclear que, en aras de ser totalmente disuasivo, debe desencadenarse o proseguir más allá de la destrucción del bando del propio atacante. La locura de un general estadounidense provoca el Apocalipsis sin que nadie puede evitarlo. En aquella época, el Pentágono aseguró que la situación que describía Kubrick no podía llegar a producirse en la vida real. Los historiadores han demostrado posteriormente que, después de impartirla, no había de hecho ninguna posibilidad de anular la orden de ataque nuclear.

Para garantizar la seguridad de personas y animales, en ciertos casos se prohíbe el uso de fuegos artificiales en fin de año, sobre todo tratándose de los petardos más potentes. Y para que todo el mundo se entere, la noticia se ha publicado de manera bien visible en los medios de prensa. Pero esos mismos medios de prensa esconden otras noticias que, si fuesen publicadas como se debe, harían estallar la burbuja de la realidad virtual en la que esos medios nos mantienen atrapados.

Por ejemplo, la National Archives and Records Administration (NARA), o sea los archivos del gobierno estadounidense, publicó este 22 de diciembre un expediente de 800 páginas, que hasta ahora se había mantenido en secreto, con una lista de los miles de lugares de la URSS, China y… Europa occidental que Estados Unidos tenía previsto destruir con armas nucleares en tiempos de la guerra fría.

En 1959, el año al que se refiere la «lista de blancos» redactada en 1956, Estados Unidos ya disponía de más de 12.000 ojivas nucleares con una potencia de 20.000 megatones, equivalente a un millón y medio de bombas como la utilizada contra la ciudad japonesa de Hiroshima, mientras que la URSS tenía un millar de ojivas y China ni siquiera tenía armamento nuclear. Al verse en posición de superioridad, incluso en materia de vectores (o sea en cantidad de bombarderos y misiles), el Pentágono veía un ataque nuclear como algo realizable. Su plan preveía la «destrucción sistemática» de 1.100 aeródromos y de 1.200 ciudades. Moscú sería destruida con el uso de 180 bombas atómicas, Leningrado con 145 y Pekín con 23. Numerosas «zonas habitadas» serían destruidas mediante «explosiones nucleares al nivel del suelo para acrecentar la lluvia radioactiva». Entre esas zonas se hallaba Berlín Oriental, a pesar de que el bombardeo nuclear contra el sector este de Berlín habría tenido «consecuencias desastrosas para el oeste de Berlín».

El plan nunca llegó a ser puesto en práctica porque la URSS, que había realizado su primer ensayo nuclear en 1949 —cuando Estados Unidos ya había acumulado unas 230 bombas nucleares desde 1945—, se dotó rápidamente de la capacidad necesaria para golpear a Estados Unidos.

¿Por qué los archivos nacionales estadounidenses decidieron publicar ahora «la lista más amplia y detallada de objetivos nucleares que sea desclasificado hasta el momento»? Esto no es una simple casualidad ya que el jefe de los archivistas de NARA es nombrado directamente por el presidente de Estados Unidos.

La publicación de la «lista de blancos» es una clara advertencia dirigida a Rusia y China, países a los que se pone así indirectamente en conocimiento del poderío nuclear de Estados Unidos.

A un costo de 1.000 millones de dólares, Estados Unidos ha emprendido un plan de ampliación de sus fuerzas nucleares con 12 nuevos submarinos de ataque —portador cada uno de 200 ojivas nucleares— y con 100 nuevos bombarderos estratégicos portadores de más de 20 ojivas nucleares cada uno. Y mientras está a punto de almacenar en Italia y en otros países de la OTAN sus nuevas bombas nucleares B61 para el primer golpe nuclear, Estados Unidos sigue desplegando en Europa el «escudo antimisiles» que debería «defender» ese continente. El pasado 12 de diciembre se activó, en la base de Deveselu (Rumanía), la primera batería terrestre de misiles estadounidenses de la «defensa» atribuida a la OTAN. Seguirá después la activación de otra batería similar, en Polonia, que contará con 24 misiles Aegis, ya instalados a bordo de 4 buques de guerra estadounidenses desplegados en el Mediterráneo y en el Mar Negro.

Bomba B61

Moscú advirtió, el 25 de diciembre, que dado el hecho que también son capaces de lanzar misiles nucleares de mediano alcance del tipo Tomahawk, la puesta en servicio de esas baterías constituye una evidente violación del Tratado INF, que prohíbe el despliegue en Europa de misiles nucleares de alcance medio con bases terrestres.

Así que Rusia anuncia contramedidas, entre las que se encuentran nuevos misiles intercontinentales móviles montados en vehículos automotores y en trenes que se mantendrán constantemente en movimiento para evadir un primer golpe nuclear. Y ya Rusia está utilizando contra el Emirato Islámico sus bombarderos estratégicos, que a la vez se entrenan así en la realización de maniobras similares a las que exigiría un ataque nuclear.

Nadie sabe actualmente qué ciudades pueden estar ahora en la «lista de blancos» nucleares de Estados Unidos. Lo que sí es seguro es que en la lista rusa se encuentran las bases de Estados Unidos y de la OTAN en Italia.

Pero los medios de prensa prefieren no hablar de eso, mientras se dedican a lanzan mensajes de alarma sobre el grave peligro de los fuegos artificiales.

http://www.voltairenet.org/article189778.html

GUERRA ENTRE KURDOS PUEDE INCENDIAR EL MEDIO ORIENTE...


La situación de los kurdos en Turquía, Iraq y Siria ha venido envenenándose durante los dos últimos meses.

La tradicional oposición entre los kurdos de Iraq —vinculados a Israel y Estados Unidos— y los kurdos de Turquía y Siria —vinculados a Rusia y Siria— a se ha vuelto más compleja debido al hecho que la dirección de los kurdos de Siria se ha pasado al bando de Occidente.

Desde este mismo sitio web revelamos el proyecto pactado en 2011 entre el entonces ministro turcos de Exteriores Ahmet Davutoğlu y su homólogo francés Alain Juppé para crear en Siria un seudo Kurdistán y meter allí a los kurdos de Turquía. También revelamos el pacto concluido posteriormente —el 31 de octubre de 2014, en París— por el jefe de los kurdos de Siria, Salih Muslim, con el presidente francés François Hollande y el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan, para iniciar la aplicación del proyecto. Y también anunciamos el inicio de la operación, el 1º de noviembre de 2015, con la «kurdización» forzosa de los árabes y los cristianos asirios del norte de Siria.

Actualmente, el gobierno iraquí está armando al PKK (partido de los kurdos de Turquía) y ha propuesto integrarlos a las Unidades de Movilización Popular (Hachd al-Chaabi), o sea a la coalición de milicias contra el Emirato Islámico —bajo de los aliados de Irán. Esta decisión abre una guerra de facto entre Iraq, por un lado —posiblemente con el apoyo de Siria e Irán— y, por el otro lado, el gobierno regional kurdo de Iraq y Turquía, que actualmente ocupa Bachiqa.

Al mismo tiempo, el YPG (partido de los kurdos de Siria) se ha escindido en dos bandos, los miembros que han decidido seguir a Salih Muslim y los que se mantienen leales a Abdullah Öcalan, el líder histórico de los kurdos de Turquía.

http://www.voltairenet.org/article189768.html

EL TRATO SOBRE SIRIA

Mijaíl Leóntiev analiza la situación en Siria, los acuerdos entre Moscú y Washington y las perspectivas de colaboración sobre otros temas polémicos.


Mijaíl Leóntiev

Pregunta: Los medios estadounidenses han informado que la Casa Blanca está de acuerdo en dejar a Bashar al-Asad en el poder en Siria, pero por cierto periodo transitorio. ¿Significa esto que Estados Unidos está dando marcha atrás y que Putin logró imponer su concepción?

Mijaíl Leóntiev: Es eso justamente lo que significa. La posición de Estados Unidos está prácticamente acordada con Moscú. Y, de este modo, de facto se están dividiendo el trabajo en la lucha contra el Emirato Islámico (prohibido en la Federación Rusa).

Los estadounidenses han declarado que tomarán bajo su tutela a los kurdos, concretamente hablan de las fuerzas armadas del Partido Democrático Kurdo que se encuentran en el norte de Siria, a lo largo de la frontera turca. Evidentemente los están apoyando materialmente y políticamente, los patrocinan y los defienden de Turquía. Es decir, Estados Unidos está «presionando» a Erdoğan para que cese el bombardeo de la parte de esta agrupación del partido kurdo que se encuentra en el territorio de Siria, sin embargo le permite que bombardee a estas mismas personas en el territorio turco (se trata del territorio donde viven los kurdos, y son las mismas formaciones de la misma agrupación del partido kurdo).

No es casual que Erdoğan haya hecho fuertes declaraciones, donde habla de los dobles estándares de Occidente y que en ello ve un intento de dividir a los terroristas en «buenos» y «malos».

Realmente la situación hoy gira alrededor de Turquía. Resulta que cuando las posiciones de Rusia y Estados Unidos en cuanto al problema sirio se acercan, Erdoğan se queda sin campo para maniobrar. Sin embargo, él puede chantajear a los estadounidenses con la reanimación del Turkish Stream, mientras que a nosotros [los rusos] puede chantajearnos con la renuncia al Turkish Stream.

Erdoğan tenía muy buenas relaciones con Asad, incluso familiares, y nunca hizo reclamaciones al presidente sirio. Estas reclamaciones surgieron porque lo «engatusaron», en otras palabras, lo engañaron sin cumplir ninguna promesa.

En cuanto a las relaciones ruso-estadounidenses, creo que el grado de acuerdo político es mucho mayor que lo que se refleja en la retórica oficial. Obama no puede permitirse renunciar completamente a la retórica contra Asad. Pues se trata no simplemente de conversaciones, ellos financiaban a ciertas personas. Y ahora no tienen la posibilidad de declarar que Asad es una figura política aceptable.

Es por esto que finalmente Estados Unidos exigirá la exclusión de Asad del poder en Siria, aunque sea para no perder la cara. Justamente así se ve su posición en las negociaciones: Asad es necesario, pues sin él no se puede realizar el periodo de transición, pero después él debe salir; no podemos dar marcha atrás, deben ponerse en nuestra posición.

Léase también: Estados Unidos dejará tranquilo a Asad por un tiempo.

—Resulta que Moscú y Washington han alcanzado cierto equilibrio. ¿Significa esto que las contradicciones se han liquidado y se puede pasar a una nueva etapa de colaboración?

—No, las contradicciones no se han liquidado ni se liquidarán jamás. Pero existe un alto nivel de acuerdo: se ha cerrado un trato que en este momento es la forma mas alta de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos. Con los estadounidenses es extremadamente difícil hacer tratos porque las relaciones de este tipo implican igualdad relativa de las partes y un compromiso que observe los intereses de ambas partes. Me sorprende que nuestros diplomáticos se avergüencen de pronunciar la palabra «trato». Un trato con la primera potencia mundial, como Washington hasta ahora se posiciona, es un extraordinario logro político y diplomático.

Más aún cuando un trato en un lugar abre la posibilidad de negociar otras cuestiones. El trato sobre Siria es también notable como un indicio de que «la maquina autosustentable de escalada continua del conflicto», puesta en marcha por los estadounidenses también en Ucrania, puede ser parcialmente detenida. Quizás esto no suceda, pero la posibilidad existe.

¿QUIÉN ESTÁ COMERCIALIZANDO EL PETRÓLEO QUE ROBA DAESH?

Basándose en las pruebas reveladas por el estado mayor de las fuerzas armadas rusas sobre la implicación del Estado turco en la comercialización del petróleo robado por el Emirato Islámico, las autoridades maltesas han emprendido una investigación sobre los barcos del grupo BMZ, de Necmettin Bilal Erdoğan —el hijo del presidente de Turquía—, que navegan todos bajo la bandera de Malta.

Y descubrieron que todos los barcos de BMZ (Mecid Aslanov, Begim Aslanova, Poet Qabil, Armada Breeze y Shovket Alekperova) fueron comprados a una de las muy numerosas filiales maltesas de la firma Palmali Shipping & Agency JSC, cuya sede se encuentra en la importante ciudad turca de Estambul.

Ya en junio de 2014, en un artículo de Red Voltaire, y posteriormente, en noviembre de 2015 y en una crónica de Mijaíl Leontiev para el canal 1 de la televisión rusa, el analista francés Thierry Meyssan revelaba que el propietario de Palmali Shipping & Agency JSC, el multimillonario turco-azerí Mübariz Mansimov (ver foto), estaba organizando la llegada del petróleo robado del Emirato Islámico al mercado internacional, responsabilidad que al parecer estuvo ejerciendo hasta que el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó, en febrero de 2015, la resolución 2199, texto que prohíbe todo comercio con organizaciones terroristas. A partir de ese momento, la familia Erdogan asumió la comercialización del petróleo robado del Emirato Islámico.

Mübariz Mansimov

En el mismo artículo, Thierry Meyssan acusaba directamente a la transnacional ExxonMobil de estar comprando el petróleo robado del Emirato Islámico a Mübariz Mansimov y de ponerlo después en el mercado, una segunda imputación que los medios de prensa internacionales no han querido mencionar. En varias ocasiones, el propio Thierry Meyssan también ha acusado a ExxonMobil de ser uno de los principales respaldos financieros y militares del Emirato Islámico.

Les autoridades maltesas están tratando ahora de comprobar si Mübariz Mansimov efectivamente dejó de trabajar con el Emirato Islámico o si simplemente pasó a compartir el mercado con la familia Erdogan.

También según Thierry Meyssan, el barco Mecid Aslanov —ahora propiedad de la empresa de Necmettin Bilal Erdoğan— descargó petróleo robado por el Emirato Islámico en el puerto francés de Fos-sur-Mer (France), en fecha tan reciente como noviembre de 2015, lo cual invalidaría las declaraciones públicas del presidente francés François Hollande contra esa organización terrorista.

En ese mismo artículo, Thierry Meyssan señala además que no sólo Francia sino también Chipre, Israel, Italia y Ucrania están utilizando actualmente el petróleo robado por el Emirato Islámico.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article189657.html

El Estado Mayor Conjunto denuncia la influencia de los halcones liberales sobre la Casa Blanca...

¿Pueden los militares influir en los políticos o deben limitarse a obedecerlos, aunque los vean cometer errores? El coronel James H. Baker, actual estratega del Pentágono, abordó este tema en un célebre artículo. Este es también el sentido del artículo de Seymour Hersh sobre cómo el Estado Mayor Conjunto estadounidense estuvo advirtiendo constantemente a la Casa Blanca sobre las operaciones de la CIA en Siria y en Ucrania. Hace varios meses que el complejo militar-industrial, el ex-director de la DIA y el ahora ex-secretario de Defensa vienen multiplicando las críticas sobre la política del presidente Obama.

Los generales Michael T. Flynn, ex-director de la agencia de inteligencia del Pentágono (DIA), y Martin Dempsey, ex-jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos (JCS), posan con sus esposas. Después de haber obedecido en silencio, hoy arremeten contra la influencia de los halcones liberales sobre la Casa Blanca. Para ambos generales, Washington debería actuar como un socio confiable para Moscú, en vez de seguir jugando sucio en Siria y Ucrania.

Desde la realización de la Conferencia de Ginebra, en junio de 2012, Estados Unidos ha estado acumulando contradicciones, tanto en Siria como en Ucrania. Ahora, el Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos ha decidido organizar «filtraciones» de información sobre su propia posición, como medio de influir en la Casa Blanca.


Contradicciones y vacilaciones de la Casa Blanca

Durante los dos mandatos de George W. Bush, la Casa Blanca quería derrocar la República Árabe Siria y crear en Ucrania una zona de caos, como había logrado hacerlo en Iraq. Por un lado, esperaba proseguir así el rediseño del «Medio Oriente ampliado» y, por el otro, cortar las líneas de comunicación terrestre entre Occidente y el creciente poder que representan Rusia y China.

Cuando Barack Obama llegó a la Casa Blanca, como sucesor de George W. Bush, tenía como consejeros al general Brent Scowcroft y a su propio mentor en temas políticos, que no era otro que Zbigniew Brzezinski.

Estos ex-consejeros de Jimmy Carter y de Bush padre en materia de seguridad nacional desconfiaban de la teoría del caos de Leo Strauss. Ellos estimaban que el mundo tenía que estar organizado según el modelo de la paz de Westfalia, o sea alrededor de Estados internacionalmente reconocidos. Al igual que Henry Kissinger, ellos aconsejaban debilitar a los Estados, para que no estuvieran en condiciones de oponerse a la hegemonía estadounidense, pero sin destruirlos. Por consiguiente, no vacilaban en recurrir a grupos no estatales para que hicieran el trabajo sucio del Imperio estadounidense, pero sin la menor intención de confiarles la administración de territorios.

Cuando los halcones liberales, reunidos alrededor de Hillary Clinton, Jeffrey Feltman y David Petraeus —un general de salón reciclado en la vida civil—, sabotearon el acuerdo que la Casa Blanca acababa de negociar con el Kremlin y reactivaron la guerra en Siria, en julio de 2012, Barack Obama no reaccionó. En plena campaña para la elección presidencial, Obama no podía darse el lujo de permitir que se viera claramente el desorden reinante en su equipo de gobierno. Lo que hizo fue tender una trampa al general Petraeus, haciéndolo arrestar —llegando incluso a esposarlo— al día siguiente de su propia reelección como presidente de Estados Unidos. Después, despidió a Hillary Clinton y la reemplazó por John Kerry. Este último, que tenía relaciones cordiales con el presidente sirio Bashar al-Asad, podía recuperar el terreno perdido en ese aspecto. En cuanto a Feltman, que ya se hallaba en la ONU, sacarlo de allí bruscamente parecía delicado.

Pero John Kerry comenzó dejándose convencer de que ya era demasiado tarde y de que a la República Árabe Siria no le quedaba mucho tiempo. Y creyó que lo único que podía hacer era evitar que Asad corriera el mismo fin trágico que Muamar el Gadafi, sodomizado con una bayoneta antes de ser asesinado. La Casa Blanca y el Departamento de Estado se habían dejado cegar por las mentiras que databan de los tiempos de la administración Bush, cuando todos los funcionarios estaban movilizados, no para analizar el mundo y tratar de entenderlo sino para justificar por adelantado los crímenes de Washington. En 2006, el primer secretario de la embajada de Estados Unidos en Damasco, William Roebuck, había redactado un informe impuesto como verdad indiscutible: Siria no era una república baasista sino una dictadura alauita. Así que Arabia Saudita, Qatar y Turquía podían respaldar legítimamente a la mayoría sunita de la población para implantar la «democracia de mercado».

El presidente Obama dejó, por tanto, a la CIA seguir adelante con su operación de derrocamiento del régimen sirio, disfrazada de apoyo a los «rebeldes moderados». Se organizan entonces amplias redes de tráfico de armas, primeramente desde la Libia post-Gadafi, más tarde desde la Bulgaria de Rosen Plevneliev y Boiko Borísov, y posteriormente desde la Ucrania post-Yanukovich. Simultáneamente, se abren oficinas de reclutamiento en todo el mundo musulmán para enviar combatientes a salvar a los sunitas sirios reprimidos por la dictadura siria.

Pero al final no queda más remedio que reconocer que la República Árabe Siria resiste a la embestida de la mayor coalición de la Historia (114 países y 16 organizaciones internacionales agrupadas en el seno de los «Amigos de Siria»). Y si la República Árabe Siria logra resistir es simplemente porque nunca ha sido una dictadura alauita sino más bien un régimen laico y socialista; porque el ejército sirio nunca se ha dedicado a masacrar a los sunitas y porque son precisamente sunitas la mayoría de los soldados que defienden la República Árabe Siria ante la agresión extranjera.

En febrero de 2014, cuando los neoconservadores, reunidos alrededor de Victoria Nuland, lograron derrocar el gobierno de Kiev —a golpe de millones de dólares—, el presidente Obama vio en ello el merecido resultado de largos años de esfuerzos. Barack Obama no percibió de inmediato las consecuencias de aquella operación. Y después se vio ante un dilema: dejar el país sin gobierno, como un hueco negro entre la Unión Europea y Rusia, o poner en el poder a los soldaditos de la CIA, varios nazis y unos cuantos islamistas. Así que optó por la segunda posibilidad, pensando que sus servicios secretos encontrarían entre esos mercenarios algunos individuos capaces de mantener una apariencia de respetabilidad. Los hechos han demostrado que no lo lograron. El resultado es que, si bien el régimen de Viktor Yanukovich era corrupto —aunque no más que los de Moldavia, Bulgaria o Georgia, y todavía sería posible mencionar muchos más—, el poder actualmente instalado en Kiev encarna todo aquello contra lo que luchó Franklin D. Roosevelt.

El periodista Seymour Hersh reveló la Matanza de Mỹ Lai —durante la agresión estadounidense contra Vietnam—así como las torturas que practicaban los militares de Estados Unidos en la Prisión de Abu Ghraib —durante la invasión de Iraq. Después de haber trabajado en el New York Times, y posteriormente en The New Yorker, este periodista estadounidense ya no logra publicar sus trabajos en la prensa de su propio país y funge como colaborador de la London Review of Books.


Lo que quieren los militares estadounidenses

En momentos en que la Casa Blanca y el Kremlin acaban de concluir un segundo acuerdo para restaurar la paz en el Medio Oriente, el periodista estadounidense Seymour Hersh publica —en la London Review of Books— una larga investigación donde revela cómo el Estado Mayor Conjunto, encabezado por el general Martin Dempsey, se resistió a dejarse llevar por las ilusiones de Barack Obama. Según Hersh, los militares estadounidenses trataron de mantener el contacto con sus homólogos rusos, a pesar del manejo político de la crisis ucraniana. Para ello transmitieron información crucial a algunos de sus aliados, con la esperanza de que estos los hicieran llegar a los sirios, pero se abstuvieron de toda ayuda directa a Damasco. Seymour Hersh deplora el hecho que ya no sea así desde que el general Joseph Dunford encabeza el Estado Mayor Conjunto.

En este artículo, Seymour Hersh afirma que la política de la Casa Blanca se ha mantenido invariable en 4 aspectos, totalmente absurdos, según los militares:
—la insistencia en la salida del presidente Asad;
—el rechazo a crear una coalición contra el Emirato Islámico junto a Rusia;
—seguir viendo en Turquía un aliado estable en la guerra contra el terrorismo;
—seguir creyendo en la existencia de fuerzas sirias de oposición moderada aptas para recibir apoyo estadounidense.

Es necesario recordar que el anterior secretario de Defensa, Chuck Hagel, fue descartado en febrero de 2014 precisamente por haber cuestionado esa política. Chuck Hagel fue reemplazado por Ashton Carter, un alto funcionario —ex-colaborador de Condoleezza Rice— conocido por su habilidad para los negocios.

En octubre de 2014, la Rand Corporation, principal think-tank del complejo industrial-militar estadounidense, tomó oficialmente posición a favor del presidente Asad, subrayando que su derrota haría inevitable la llegada de los yijadistas al poder mientras que su victoria permitiría estabilizar la región.

En agosto de 2015, fue el general Michel T. Flynn, ex-director de la Defense Intelligence Agency (DIA, la agencia de inteligencia del Pentágono), quien reveló al canal de televisión qatarí Al-Jazeera que se había esforzado por advertir a la Casa Blanca sobre las operaciones planificadas por la CIA y varios aliados de Washington mediante el uso de los yijadistas. Ante las cámaras de Al-Jazeera, el general Flynn comentaba uno de sus informes —recientemente desclasificado—donde anunciaba la creación del Emirato Islámico.

Finalmente, en diciembre de 2015, el ex-secretario de Defensa, Chuck Hagel, declaraba que la posición de la Casa Blanca sobre Siria restaba credibilidad al presidente Obama.

La eliminación del presidente democráticamente electo de Siria es un objetivo de guerra para los halcones liberales y los neoconservadores estadounidenses. La neutralización de Asad implicaría la caída del régimen, de la misma manera como el linchamiento de Gadafi hundió Libia en el caos. Hoy resulta imposible salvar al pueblo sirio sin respaldar a su presidente, Bashar al-Asad.


Cómo trataron los militares de ayudar a Siria

Según Hersh, en 2013 el Estado Mayor Conjunto estadounidense dio a conocer a sus homólogos sirios las 4 exigencias de Washington para implementar un cambio de política: 
—Siria tendría que impedir que Hezbolá atacara Israel; 
—Siria tendría que retomar las negociaciones con Israel para resolver la cuestión del Golán; 
—Siria tendría que aceptar la presencia de consejeros militares rusos; 
—y también tendría que comprometerse a realizar nuevas elecciones al final de la guerra, permitiendo además la participación de un amplio sector de la oposición.

Al leer esas 4 condiciones resulta sorprendente comprobar lo siguiente: o los militares estadounidenses carecen totalmente de conocimientos sobre la política del Medio Oriente, o lo que buscan es imponer condiciones que no son tales y que serían aceptadas de inmediato por parte de Damasco. A menos que se trate, en realidad, de sugerencias enviadas al presidente Asad para que lograra hacer evolucionar la posición de su homólogo estadounidense.

—En primer lugar, Hezbolá es una red de resistencia contra la ocupación israelí creada en el Líbano como respuesta a la invasión de 1982. Inicialmente, Hezbolá no contaba con asesoramiento de los Guardianes de la Revolución iraníes, aunque mucho le debe al Basij, sino del Ejército Árabe Sirio. Y sólo se volvió hacia Irán en 2005, después de la retirada del Ejército Árabe Sirio del Líbano. A pesar de ello, durante la agresión israelí de 2006 contra el Líbano, el entonces ministro sirio de Defensa estuvo —en secreto— en el campo de batalla para supervisar la entrega de material militar. Actualmente, Hezbolá chiita y el Ejército Árabe Sirio laico luchan juntos, en Líbano y en Siria, contra los yijadistas, que a su vez cuentan con apoyo aéreo de Israel, país que además presta atención médica a los yijadistas heridos.

—Desde 1995 (en Wye River) y hasta 2000 (en Ginebra), el entonces presidente estadounidense Bill Clinton organizó negociaciones entre Israel y Siria. Todo se negoció de forma equitativa, a pesar de la deshonestidad de la delegación israelí —que escuchaba las conversaciones telefónicas entre los presidentes de Estados Unidos y de Siria. La paz habría podido y debido firmarse en aquel momento, si el primer ministro israelí Ehud Barack no se hubiese echado atrás en el último momento, como señala el propio presidente Bill Clinton en sus memorias. Posteriormente, Bashar al-Asad retomó las negociaciones, indirectamente —a través de Turquía— y por propia iniciativa. Pero las interrumpió cuando Israel violó descaradamente el derecho internacional al interceptar y abordar la «Flotilla de la Libertad» en aguas internacionales. Actualmente, Siria sigue estando dispuesta, y desea, retomar y llevar a buen término aquellas negociaciones, pero la parte israelí rechaza esa posibilidad.

—En cuanto a las relaciones militares entre Damasco y Moscú, estas se remontan a la época de la Unión Soviética, con una especie de paréntesis en tiempos de Boris Yeltsin. En 2005, Bashar al-Asad viajó a Rusia para renegociar la deuda que Siria había contraído con la desaparecida URSS. El presidente sirio ofreció entonces al Kremlin 30 kilómetros de litoral para ampliar el puerto militar de Tartús, pero los rusos —cuyas fuerzas armadas se hallaban en plena reorganización— no mostraron interés en la propuesta. En junio de 2012, antes de la Conferencia de Ginebra, el consejero sirio de Seguridad Nacional Hassan Turkmani propuso a los rusos desplegar «chapkas azules» (una fuerza de paz) en suelo sirio para estabilizar el país. El Kremlin, observando la actividad de la CIA y la ola de yijadistas provenientes de todo el mundo musulmán, comprendió poco después que aquella guerra era el ensayo general de una operación que habría de desplazarse hacia el Cáucaso. Vladimir Putin decidió entonces que el tema sirio era una «cuestión interna rusa» y se comprometió a desplegar sus fuerzas armadas. Si nada sucedió en 2013 y 2014 no fue porque Rusia hubiese cambiado de opinión sino porque estaba preparando sus fuerzas, y sobre todo dando los últimos toques a nuevos tipos de armas.

En mayo de 2014, la República Árabe Siria organizó una elección presidencial, que todas las embajadas presentes en Damasco calificaron de justa y democrática. Fueron los europeos quienes, violando la Convención de Viena, impidieron a cientos de miles de refugiados sirios votar en dicha elección presidencial. Y también convencieron a diferentes grupos de oposición para que no presentaran candidatos. Bashar al-Asad, que ganó ampliamente esa consulta, está sin embargo dispuesto a poner su mandato en la balanza, de forma anticipada, cuando termine la guerra. Mediante un simple voto del parlamento, la República Árabe Siria podría aceptar las candidaturas de ciudadanos sirios exiliados, exceptuando a los que hayan colaborado con la Hermandad Musulmana o con sus organizaciones armadas, como al-Qaeda, el Emirato Islámico, etc.


Los militares estadounidenses quieren 
desmarcarse de los neoconservadores

Justo antes de dejar el cargo de jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Martin Dempsey había logrado la nominación del coronel James H. Baker como nuevo director del Office of Net Assessment, o sea la oficina encargada de elaborar los proyectos y estrategias del Pentágono. Al coronel Baker se le considera recto, racional y razonable —exactamente lo contrario de los straussianos— y aunque Seymour Hersh no lo menciona en su artículo, parece entonces posible que Baker tenga que ver con la posición del Estado Mayor Conjunto.

En todo caso, el artículo de Seymour Hersh demuestra que existe en el Estado Mayor Conjunto estadounidense una voluntad de desmarcarse a la vez de la Casa Blanca y de los halcones liberales, como los generales David Petraeus y John Allen. Esto es una manera de subrayar que, en el actual contexto, el presidente Obama ya no tiene ninguna razón para seguir con las ambigüedades que tuvo que se vio obligado a mantener durante los 3 últimos años.


Sale a la luz una nueva vía del tráfico de armas destinadas a los yihadistas...

Una investigación del BIRN revela que, desde 2011, Estados Unidos, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos han comprado en Bulgaria armamento de tipo soviético por un monto de 600 millones de dólares para los grupos armados que operan contra la República Árabe Siria. Ese tráfico de armas contradice los principios de la Organización de Naciones Unidas que prohíben a todos los Estados miembros tratar de derrocar un gobierno mediante la entrega de armas a opositores internos o a mercenarios externos.

Desde el inicio de la guerra contra Siria, el gobierno de Estados Unidos ha comprado en Bulgaria armamento soviético por valor de 500 millones de euros. Eso incluye 18.000 lanzagranadas antitanques portátiles y 700 sistemas de misiles antitanques del tipo Konkurs.


Escopeta lanzagranadas M79

Este armamento fue entregado a los «rebeldes sirios» por los llamados SOCOM (Special Operations Command del Pentágono).

Las compras se realizaron a través de una empresa tapadera de Delaware (Purple Shovel), perteneciente a Benjamin Worrell, agente —desde 1993— del grupo 902 de contrainsurgencia de Fort Meade, dependiente del US Army. Sorprendentemente, este armamento acabó en manos del Emirato Islámico. En un artículo anterior habíamos mencionado la solicitud que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, hizo a Croacia para que esta última equipara a los «rebeldes» sirios con armas antitanque, a través de Jordania. En este momento, la mayor parte de esas armas están en manos del Emirato Islámico.

Una investigación de Maria Petkova, publicada en Balkan Investigative Reporting Network (BIRN), prueba que Bulgaria envía armas a grupos terroristas en Siria y a otro canal de Estados Unidos. Armamento antitanque, como los BGM-71 TOW estadounidenses, está llegando así a manos del Emirato Islámico, aunque Bulgaria —país miembro de la OTAN y de la coalición contra el Emirato Islámico que encabeza Estados Unidos— dice estar participando únicamente en las operaciones de ayuda humanitaria en Siria.

A partir de octubre de 2014, aviones de carga del tipo Boeing 747, propiedad de la compañía aérea Saudia Cargo, comenzaron a aterrizar en el aeropuerto internacional de Sofía, la capital búlgara. Los documentos demuestran que hubieron dos vuelos a finales de octubre de 2014 y otro en mayo de 2015. Según los planes de vuelo, los aviones sauditas despegaron vacíos del Aeropuerto Internacional Rey Abdulaziz, en Yeda para aterrizar en Sofía, donde fueron cargados bajo la estrecha vigilancia de un dispositivo de seguridad del ejército búlgaro, y despegaron con destino al Tabuk Regional Airport, de Arabia Saudita, situado a 100 kilómetros de la frontera con Jordania.


Hecho interesante, las autorizaciones de sobrevuelo y de aterrizaje para estos aviones fueron concedidas por el ministerio de Defensa, cuando los vuelos de carga normales reciben sus autorizaciones de la autoridad de la Aviación Civil. Conforme al anexo 18 de la Convención de Chicago sobre la aviación civil internacional, el anexo III del reglamento del Consejo Europeo CEE #3922 y el manual de la Organización de la Aviación Civil Internacional, Doc 9284 (Instrucciones técnicas para la seguridad del transporte de mercancías peligrosas por vía aérea), ese tipo de autorización concedida a los aviones extranjeros registrados como aviones civiles indica que esas aeronaves transportan mercancías peligrosas. Esos vuelos son considerados como vuelos especiales y reciben la misma prioridad que los aviones presidenciales. Así pudo observarse, en la pista de Sofía, el cargamento de cajas de tipo militar como las que se utilizan para transportar armas y municiones. Cada avión transportó alrededor de 80 toneladas de carga.

Posteriormente otros aviones de carga tipo Airbus A330F y Boeing 777F pertenecientes a la compañía Etihad Cargo, de los Emiratos Árabes Unidos, comenzaron a llegar al aeropuerto de Sofía bajo el mismo régimen especial. Estos aviones despegaban de Abu Dabi. Desde junio de 2015 hasta mediados de agosto de 2015, los aviones de carga de esa compañía efectuaron 5 veces esos vuelos especiales de carga desde Sofía. El 19 de octubre, un Airbus A330F de Etihad Cargo aterrizó en el aeropuerto de Burgas, en Bulgaria, y después de embarcar su cargamento especial, despegó con destino a la Base Aérea de Al-Dhafra, aeropuerto de destino de todos los vuelos de la Etihad Cargo. En esta base aérea hay aviones franceses Rafale y aviones estadounidenses (como 5 aviones F-22) que bombardean los blancos del Emirato Islámico en Siria e Iraq.

Base Aérea de Al-Dhafra

En el informe anual sobre las exportaciones de la industria militar de Bulgaria, publicado en agosto de 2015, aparece, en la primera parte del año, una entrega de armas valorada en 85 millones de euros a Arabia Saudita. Desde agosto hasta finales de 2015, también hubo entregas de armas a Arabia Saudita por valor de 29 millones de euros. El gobierno búlgaro reconoció haber expedido, durante el periodo 2014-2015, permisos de ventas de armas que tenían como destino último los Emiratos Árabes Unidos, además de Arabia Saudita. En 2014-2015, Bulgaria vendió armamento a los Emiratos Árabes Unidos por un monto de 30 millones.

Un informe de la ONU detalla la lista de mercancías transportadas desde Bulgaria hacia Arabia Saudita por un Boeing 747 de la compañía aérea Saudia Cargo. El avión contenía 827 ametralladoras con sistemas de montaje sobre camionetas Toyota y 120 SPG-9. Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos están equipados con armamento moderno, de fabricación occidental, lo cual excluye que la compra de armas búlgaras de tipo soviético esté destinada a sus propios ejércitos. Un alto oficial de inteligencia del ejército búlgaro reconoció ante BIRN que ese armamento está destinado a «la oposición siria» y que es posible que parte de ese armamento haya llegado a Yemen. De la misma manera que las armas provenientes de Croacia y de Bulgaria recientemente descubiertas en el arsenal del Emirato Islámico.

El misterio de las camionetas Toyota en poder de Daesh

DEL COMUNICADO DE GINEBRA A LA RESOLUCIÓN #2254

Los términos de la Resolución 2254 confirman, en lo esencial, los del Comunicado de Ginebra adoptado hace 3 meses. Las dos mayores potencias militares del mundo llegan a un acuerdo para mantener la República Árabe Siria, mientras que los imperialistas —con Francia en primera fila— siguen empeñados en alcanzar su sueño de lograr un cambio de régimen mediante el uso de la fuerza. Pero el mundo ha cambiado mucho en los últimos años y parece difícil echar abajo el nuevo acuerdo, como ocurrió en 2012.

Moscú y Washington se plantean refundar las relaciones internacionales

Las relaciones Washington-Moscú

Estados Unidos y Rusia acaban de ponerse de acuerdo entre sí, por segunda vez, y de adoptar un plan de paz para Siria.

—La primera vez que lo hicieron fue durante la Conferencia de Ginebra, realizada en junio de 2012. Se trataba, en aquel momento, de restaurar la paz simultáneamente en Siria y en todo el Medio Oriente dividiendo la región en zonas de influencia entre Estados Unidos y Moscú. Pero aquel acuerdo fue saboteado de inmediato por la secretaria de Estado Hillary Clinton y su grupo de «halcones liberales» y de «neoconservadores». Así que, menos de 2 semanas después, Francia organizaba la reanudación de la guerra, durante la conferencia de los «Amigos de Siria» realizada en París, y posteriormente con la operación «Volcán de Damasco y Terremoto en Siria». A ese contencioso se agregó el golpe de Estado en Ucrania, a finales de 2013. Ambos acontecimientos dieron lugar a una suspensión casi total de las relaciones diplomáticas entre Washington y Moscú.

—La segunda vez fue durante la visita de John Kerry a Vladimir Putin en el Kremlin, el 15 de diciembre de 2015. A este encuentro siguieron de inmediato la reunión de la Alta Comisión de la oposición siria y la adopción de las resoluciones 2253, que prohíbe el financiamiento destinado a al-Qaeda y el Emirato Islámico, y 2254, que institucionaliza los esfuerzos desplegados en Ginebra y Viena por resolver la cuestión siria. Para sorpresa de todos, la Alta Comisión de la oposición eligió para encabezar su delegación al ex-primer ministro baasista Riyad Farid Hijab —proveniente de una tribu presente en Arabia Saudita. Para evitar errores de interpretación, el secretario de Estado Kerry declaró en el Kremlin que la opinión de Estados Unidos sobre el presidente Assad no impedirá el voto de los sirios. El propio Kerry afirmó después en el Consejo de Seguridad de la ONU que el «proceso político no propone escoger entre Asad y el Emirato Islámico sino entre la guerra y la paz».

La retirada de los consejeros militares iraníes había comenzado poco antes de la reunión del Kremlin.

Rusia se ha puesto en sintonía con el Comunicado de Ginebra. Este prevé, en efecto, integrar elementos de la oposición a una especie de gobierno de unión nacional de la República Árabe Siria. Para demostrar que no está luchando contra los opositores políticos —aunque algunos de ellos se han constituido en grupos armados— y que el blanco de sus bombardeos aéreos son los terroristas, Rusia ha llegado a un acuerdo con el Ejército Sirio Libre y con su padrino, que es Francia. A pesar de que ese «ejército» no ha llegado nunca a tener en el terreno la envergadura que le atribuyen los medios de prensa atlantistas y de que de hecho no existe desde finales de 2013, 5.000 combatientes salidos de no se sabe dónde están colaborando ahora tanto con las fuerzas armadas rusas como con el ejército de la República Árabe Siria en la lucha contra al-Qaeda y contra el Emirato Islámico, una sorprendente puesta en escena cuando se sabe que el Ejército Sirio Libre supuestamente estaba implantado en el sur y ahora aparece combatiendo en el norte de Siria.

Mucha agua ha pasado por debajo de los puentes desde el fiasco de la Conferencia de Ginebra de junio de 2012. Varios protagonistas han sido eliminados y la correlación de fuerzas incluso se ha invertido.

—El presidente Obama parece haber recuperado parte de su poder y haber logrado cerrar el proyecto de la «primavera árabe». Logró deshacerse sucesivamente del general David Petraeus (haciéndolo arrestar, esposado y todo, en noviembre de 2012), de Hillary Clinton (en enero de 2013) y del general John Allen (quien fue obligado a dimitir hace solamente 2 meses, en octubre de 2015). Obama también purgó su administración —incluyendo el Consejo de Seguridad Nacional— con la eliminación de varios miembros de la Hermandad Musulmana. Pero Jeffrey Feltman sigue siendo el número 2 de la ONU. Y desde allí redactó para Siria un plan de capitulación total e incondicional y retrasó las negociaciones de paz en espera de que se produjese la derrota del ejército de la República Árabe Siria.

En junio de 2013, la Casa Blanca obligó al emir de Qatar, Hamad al-Thani, a abdicar y forzó a su primer ministro, Hamad bin Jassem bin Jabr Al Thani, a retirarse de la vida política. Pero este último se convirtió en copresidente de la Brookings Intitution en Doha, mientras que el nuevo emir, Tamim, siguió financiando la Hermandad Musulmana y sus organizaciones terroristas hasta que se produjo la crisis diplomática con su vecino saudita, en marzo de 2014.

A pesar de las advertencias de la Defense Intelligence Agency (DIA, el servicio de inteligencia del Pentágono), el grupo de David Petraeus logró, a mediados de 2014, manejar el desarrollo de una organización que había creado, en 2004, con el coronel James Steele, el coronel James Coffman y el embajador John Negroponte, bajo la denominación de «Emirato Islámico en Iraq» y la utilizó para realizar una limpieza étnica en una parte de ese país con vista a su futura división. Esta operación tuvo el apoyo de varios países (Arabia Saudita, Chipre, los Emiratos Árabes Unidos, Francia, Italia, Israel, Qatar, Turquía y Ucrania) y transnacionales (ExxonMobil, KKR, Academi).

—La Casa Blanca logró eliminar de la dirección saudita tanto al clan del difunto rey Abdalá como el del príncipe Bandar bin Sultan, dejando la dirección del reino únicamente en manos de los príncipes Muhammad bin Naif y Mohammad bin Salman, bajo la autoridad del nuevo rey Salman. Esta nueva distribución de los papeles debilita el poder saudita pero hace posible un cambio de política.

Muhammad bin Naif

—El acuerdo 5+1 firmado con Irán consagró la renuncia de Teherán a su ambición revolucionaria, de manera tal que ahora se hace posible llegar a un modus vivendi con los sauditas, aunque el episodio yemenita está complicando esa tarea.

—El presidente turco Recep Tayyip Erdoğan se ha ganado la enemistad simultánea de Washington y de Moscú. Sin embargo, al ser Turquía miembro de la OTAN, la Casa Blanca se ve obligada a ser muy prudente, tanto más cuanto que Ankara se ha aliado con Kiev, otro escenario de guerra importante para la estrategia global de Estados Unidos.

—La correlación de fuerzas entre Washington y Moscú ha ido invirtiéndose poco a poco, entre junio de 2012 y septiembre de 2015. La OTAN ha perdido su ventaja, tanto en materia de misiles intercontinentales como en la guerra convencional, de manera que Rusia ha pasado a ser la primera potencia militar del mundo.

Así que… se han invertido los papeles. En 2012, el Kremlin tenía intenciones de alcanzar una posición de igualdad ante la Casa Blanca. Hoy en día, es la Casa Blanca la que se ve obligada a negociar en el plano político después de haber perdido la supremacía militar.

Como muestra del cambio que se ha producido, la Rand Corporation, think-tank emblemático del complejo militar e industrial, acaba de publicar su propio plan de paz para Siria. En octubre de 2014, este poderoso grupo de reflexión ya había puesto al establishment estadounidense en estado de shock al afirmar que la mejor salida para Washington sería la victoria de Asad. La Rand Corporation está proponiendo ahora un alto al fuego que permita justificar la presencia de representantes de la oposición y de los kurdos en el futuro gobierno sirio de unión nacional.


La oposición a la nueva redistribución 
mundial de las cartas

No por ello ha desaparecido la oposición política contra Barack Obama. Por ejemplo, el Washington Post lo acusa de haber capitulado ante Rusia en lo tocante al cambio de régimen en Siria.

En 2012, la oposición del clan Petraeus-Clinton a la paz podía interpretarse como una voluntad de explotar al máximo la superioridad militar de Estados Unidos. Hoy en día, ante el desarrollo de las nuevas armas rusas, ya es algo que simplemente carece de sentido. Por esa razón, la única interpretación posible es que ese grupo apuesta por provocar rápidamente un enfrentamiento mundial, sabiendo que los occidentales todavía cuentan con alguna posibilidad de ganar, algo que ya resultará totalmente imposible cuando China también sea capaz de alinear su propio ejército.

Al igual que en el momento de la Conferencia de Ginebra, Francia se apresuró a intervenir en cuanto se adoptó la resolución 2254. El ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, volvió a declarar que, aunque todos los grupos de oposición estén autorizados a participar en la transición siria, el presidente sirio Assad sí tenía que ser el único excluido, idea que contradice los principios del Comunicado de Ginebra y de la Resolución 2254.

En 2012, la posición francesa podía interpretarse como un deseo de cambiar el régimen reemplazando el gobierno del Baaz por un gobierno de la Hermandad Musulmana, dando así continuidad al derrocamiento de los regímenes laicos árabes (la llamada «primavera árabe»), o como un intento de «hacer que el ejército sirio se desangrara» para facilitar el predominio de Israel en la región, o simplemente como una ambición de recolonización. Pero, en este momento, todo eso ha dejado de ser posible en la medida en que para alcanzar esos tres objetivos habría que pasar por una guerra contra Rusia.

Francia está manipulando la cuestión siria por cuenta de los halcones liberales y de los neoconservadores estadounidenses. Y está haciéndolo con el apoyo de los sionistas mesiánicos que, como Benjamín Netanyahu, consideran que tienen el deber religioso de precipitar la llegada del Mesías provocando el enfrentamiento escatológico.


¿Paz en Siria o guerra nuclear?

Sería extremadamente sorprendente que los halcones liberales, los neoconservadores y los sionistas mesiánicos lograsen imponer su política a los Dos Grandes. Pero será difícil alcanzar un resultado definitivo antes de enero de 2017 y la llegada de un nuevo presidente a la Casa Blanca. Sabiendo esto, es más fácil entender el aparente respaldo de Vladimir Putin a Donald Trump, quien parece el mejor ubicado para cerrarle el camino a su amiga Hillary Clinton.

En realidad, todo está listo para concluir una paz que permita a los perdedores mantener la frente alta.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article189698.html#nh14

Las operaciones militares que se preparan en Siria y sus alrededores...

La prensa occidental habla poco sobre las operaciones militares en Siria y cuando lo hace es para afirmar, sin ofrecer la menor prueba, que la coalición encabezada por Estados Unidos bombardea exitosamente a los yijadistas del Emirato Islámico mientras que Rusia mata civiles inocentes. De hecho es difícil formarse una idea sobre la situación actual, sobre todo porque cada bando se prepara con vista a un amplio enfrentamiento. Thierry Meyssan describe aquí lo que se prepara.

El silencio que rodea las operaciones militares en Iraq y en Siria no significa que se haya interrumpido la guerra sino que los diferentes protagonistas están preparándose para una nueva etapa.

Las fuerzas de la coalición encabezada 
por Estados Unidos

Del lado del Imperio subsiste la mayor confusión. Las declaraciones contradictorias de los dirigentes de Estados Unidos hacen imposible entender los objetivos de Washington, si es que los tiene. Lo más que se percibe es que Estados Unidos está permitiendo a Francia tomar la iniciativa al frente de una parte de la coalición, pero hasta en eso se ignora cuáles son los verdaderos objetivos.

Cierto es que Francia declara querer acabar con el Emirato Islámico como represalia por los atentados perpetrados el 13 de septiembre en París. Pero eso es lo que ya venía diciendo Francia antes de esos hechos. Y, más que algo real, sus declaraciones anteriores eran una simple cuestión de propaganda. Por ejemplo, el barco Mecid Aslanov, perteneciente a la compañía BMZ Group, de Necmettin Bilal Erdoğan [el hijo del presidente turco], salió el 9 de noviembre de 2015 del puerto de Fos-sur-Mer, en Francia. Ese barco acababa de entregar impunemente en Francia un cargamento de petróleo supuestamente extraído en Israel pero que en realidad fue robado en Siria por el Emirato Islámico. Nada permite suponer que ese estado de cosas haya cambiado y que debamos que tomar en serio las últimas declaraciones oficiales del gobierno de Francia.

Mecid Aslanov

Fos-sur-Mer en un mapa regional

El 4 de diciembre, el presidente francés François Hollande y su ministro de Defensa Jean-Yves Le Drian visitaron el portaaviones Charles-de-Gaulle, posicionado en aquel momento frente a la costa siria. Allí anunciaron, sin explicación alguna, un cambio de misión. Como ya lo había declarado anteriormente el general Pierre de Villiers, jefe de estado mayor de las fuerzas armadas francesas, el portaaviones francés fue enviado al Golfo Pérsico.

Jean-Yves Le Drian, 2014

Pierre de Villiers

El grupo aeronaval conformado alrededor del Charles-de-Gaulle se compone del grupo aéreo de ese portaaviones (18 aviones Rafale Marine, 8 aviones Super Etendard modernizados, 2 Hawkeye, 2 Dauphin y un 1 Alouette III). También incluye la fragata antiaérea Chevalier Paul, la fragata de lucha contra submarinos La Motte-Picquet, el navío de mando y reabastecimiento Marne, la fragata belga Léopold Ier y la fragata alemana Augsburg, así como —a pesar de que el ministro francés de Defensa lo ha negado hasta ahora— un submarino nuclear. Ese dispositivo incluye la Courbet (frégate), que se quedó en el Mediterráneo oriental.

Rafale M de la Aeronavale en el portaaviones norteamericano USS John C. Stennis (CVN-74)

Un Super Etendard en la cubierta del portaaviones francés Clemenceau (R 98) en julio de 1997

Un Alouette III de la Marina Francesa

El «Chevalier Paul» es una fragata de la clase Horizonte de la Marina Nacional francesa encargado en junio de 2009. Es el tercer barco de la Armada francesa que lleva el nombre del almirante del siglo XVII, «Chevalier Paul».

Fragata anti-submarinos F 70 La Motte-Picquet

La Leopoldo I, anteriormente HNLMS Karel Doorman

F213 Augsburg

Courbet

Esas fuerzas europeas fueron integradas a la Fuerza de Tareas 50 del NAVCENT, o sea la flota del Central Command estadounidense, que ahora comprende en total unos 60 navíos.


Las autoridades francesas han subrayado que el contralmirante René-Jean Crignola ha tomado el mando de esa fuerza internacional. Pero no precisaron que este contralmirante francés está bajo las órdenes del comandante de la Quinta Flota estadounidense, el vicealmirante Kevin Donegan, quien a su vez recibe órdenes del general Lloyd J. Austin III, comandante del CentCom.

Se trata, en efecto, de una regla absoluta del Imperio, el mando de las operaciones siempre está en manos de los oficiales estadounidenses, ya que los aliados no son más que peones. De hecho, exceptuando la relativa promoción del mencionado almirante francés, estamos ante la misma situación que en febrero pasado: una coalición internacional que supuestamente lucha contra el Emirato Islámico y que —durante todo un año— lo que ha hecho es realizar numerosos de vuelos de reconocimiento y destruir las instalaciones petroleras chinas (Iraq), pero sin haber tenido el menor efecto sobre su objetivo oficial: el Emirato Islámico. Tampoco en este sentido se vislumbra nada que haga pensar que van a cambiar las cosas.

La coalición anunció haber realizado nuevos bombardeos y haber destruido numerosas instalaciones del Emirato Islámico. Pero se trata de anuncios imposibles de verificar y tanto más dudosas cuanto que la organización terrorista no ha emitido ningún tipo de protesta.

Del movimiento de todo ese dispositivo podemos concluir que Francia puede aplicar su propia estrategia, pero que Estados Unidos se reserva la posibilidad de retomar el mando en cualquier momento.

Las fuerzas terroristas

En esta parte del trabajo podríamos hablar de las organizaciones terroristas. Pero sería fingir, como lo hace la OTAN, que esos grupos son formaciones independientes salidas de la nada con sus salarios, su armamento y todo su aprovisionamiento. Más seriamente, los yijadistas son mercenarios al servicio de Turquía, de Arabia Saudita y de Qatar —los Emiratos Árabes Unidos parecen haberse retirado enteramente de este dispositivo—, países a los que hay que agregar varias transnacionales como Academi, KKR y ExxonMobil.

Turquía prosigue su despliegue militar en Bachika (Iraq), en respaldo a los kurdos del presidente ilegítimo del gobierno regional kurdo de Iraq, Masud Barzani —a pesar de haber llegado al término de su mandato, Barzani se niega a dejar el poder y organizar nuevas elecciones. Ante la exigencia del gobierno iraquí de que retire sus soldados y blindados, Ankara respondió que envió esas fuerzas para proteger a los instructores desplegados en el marco de un acuerdo internacional anterior y se negó a retirarlas. Incluso envió más, incrementando sus efectivos hasta alcanzar la cifra de al menos 1.000 soldados y 25 tanques.

Iraq llevó la cuestión al Consejo de Seguridad de la ONU y a la Liga Árabe, donde nadie le ha hecho el menor caso.

Turquía y el ex-gobernador de Mosul, Atheel al-Nujaifi, querrían estar presentes cuando el Emirato Islámico sea expulsado de esa ciudad iraquí e impedir que esta pase a manos de las Fuerzas de Movilización Popular (al-Hashd al-Shaabi), muy mayoritariamente chiitas.


Atheel al-Nujaifi, gobernador de Nínive

Fuerzas de Movilización Popular, logo

Pero es evidente que todo el mundo está soñando: el presidente ilegítimo del gobierno regional kurdo de Iraq, Masud Barzani, cree que nadie cuestionará su anexión de los campos de petróleo de Kirkuk y de las montañas de Sinjar; el líder de los kurdos sirios Saleh Muslim se imagina que va a convertirse pronto en presidente de un seudo Kurdistán reconocido internacionalmente; y el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan supone que los árabes de Mosul no esperan otra cosa que ser liberados y gobernados por los turcos, como en tiempos del Imperio otomano.

Por otro lado, Turquía ha desplegado en Ucrania la brigada islamista internacional que creó oficialmente en agosto pasado. Cuando llegaron a Jerson, esos yijadistas, seleccionados en el teatro de operaciones sirio, fueron distribuidos en dos grupos. La mayoría han sido enviados a luchar en el Dombás, como miembros de las brigadas Cheikh Manur y Dzhojar Dudáyev. Mientras tanto, los mejores elementos se infiltraron en Rusia para sabotear la economía de Crimea y lograron cortar el servicio eléctrico de esa República durante 48 horas.

Por su parte, Arabia Saudita reunió a sus mercenarios en Riad para constituir una delegación con vista a las próximas negociaciones organizadas por el director de Asuntos Políticos de la ONU, el neoconservador estadounidense Jeffrey Feltman.

Los sauditas no invitaron a esa reunión a representantes de al-Qaeda ni del Emirato Islámico sino únicamente a grupos wahabitas que trabajan para Riad, como Yeish al-Islam [Brigada del Islam] y Ahrar al-Sham. O sea, teóricamente no había en esa conferencia «grupos terroristas» clasificados como tal por el Consejo de Seguridad de la ONU. En la práctica, sin embargo, todos los participantes en el encuentro de Riad luchan en el seno, en nombre o junto a al-Qaeda y el Emirato Islámico. En ese caso se halla el grupo que se identifica como Ahrar al-Sham, creado, justo antes del inicio de los incidentes en Siria, por la Hermandad Musulmana y por altos miembros de al-Qaeda provenientes del entorno de Osama bin Laden.

Actuando como ya venían haciéndolo antes de la intervención rusa, los participantes en el encuentro de Riad reclamaron una «solución política» que tendría que iniciarse con la dimisión del presidente sirio democráticamente electo Bashar al-Asad, para pasar después a una repartición del poder entre ellos mismos y las instituciones de la República Árabe Siria. O sea, aunque han perdido toda esperanza de ganar en el plano militar, siguen apostando por una rendición de la República Árabe Siria.

Los representantes de los kurdos de Siria no fueron invitados a esa conferencia, lo cual permite concluir que Arabia Saudita considera el proyecto del seudo Kurdistán como algo separado del futuro del resto de Siria. Es importante señalar, de paso, que el YPG acaba de crear un Consejo Democrático Sirio para reforzar la ilusión de que existe una alianza de los kurdos encabezados por Selah Muslim con los árabes sunitas y los cristianos, cuando en realidad están luchando entre sí en el terreno.

En todo caso, es indudable que Riad respalda los esfuerzos de Turquía por crear un seudo Kurdistán y expulsar del suelo turco a «sus» kurdos. En efecto, ya existen pruebas que demuestran que Arabia Saudita proporcionó ayuda logística para guiar el misil aire-aire que derribó el Su-24 ruso.

Y, para terminar, Qatar sigue simulando que ya no está implicado en la guerra, desde la abdicación del emir Hamad, hace 2 años. Sin embargo, siguen acumulándose las pruebas que demuestran las operaciones secretas de Qatar, dirigidas todas no contra Damasco sino contra Moscú. Ejemplos: a finales de septiembre de 2015, el ministerio de Defensa qatarí compró en Ucrania sistemas antiaéreos sofisticados Pechora-2D para que los yijadistas puedan convertirse en una amenaza para la aviación rusa y, más recientemente, Qatar organizó una operación bajo bandera falsa contra Rusia. En este último caso, Qatar adquirió, a finales de octubre de 2015 y también en Ucrania, 2.000 bombas de fragmentación OFAB 250-270, de fabricación rusa, que fueron utilizadas el 6 de diciembre contra un campamento del Ejército Árabe Sirio, para acusar a Rusia de haber cometido un error. Y, nuevamente, en la ONU, nadie ha hecho caso de las pruebas presentadas.

Las fuerzas patrióticas

La aviación rusa está bombardeando a los yijadistas desde el 30 de septiembre. Y tiene previsto continuar los bombardeos como mínimo hasta el 6 de enero. El objetivo fundamental es destruir los búnkeres que los grupos armados han construido así como la logística de dichos grupos. Durante esa fase, se ha visto poco cambio en el terreno, con excepción de un reflujo de los yijadistas hacia Iraq y Turquía.

El Ejército Árabe Sirio y sus aliados están preparando una amplia operación para principios de 2016. Se trata de provocar una sublevación de las poblaciones que actualmente se hallan bajo control de los yijadistas y de recuperar simultáneamente casi todas las ciudades del país —con la posible excepción de Palmira— para que los mercenarios extranjeros se vean obligados a replegarse hacia el desierto. Contrariamente a lo que sucede en Iraq, donde 120.000 sunitas y ex-miembros del Baaz iraquí se unieron al Emirato Islámico únicamente para vengarse de Estados Unidos —que los mantuvo al margen del poder para favorecer a los chiitas— son pocos los sirios que han aclamado el «Califato».

El 21 y 22 de noviembre, las fuerzas armadas rusas realizaron en el Mediterráneo una serie de ejercicios con el Ejército Árabe Sirio, provocando un cierre parcial de los aeropuertos de Beirut (en Líbano) y de Lárnaca (en Chipre). El 23 y el 24 de noviembre, el fuego de misiles rusos sobre posiciones del Emirato Islámico provocaba el cierre de los aeropuertos de ErbilSolimania (en Iraq). Al parecer, lo que en realidad sucedió es que las fuerzas armadas rusas pusieron a prueba la posible extensión del radio de acción de su dispositivo de interferencia de los sistemas de comunicaciones y mando de la OTAN. En todo caso, el submarino ruso Rostov disparó desde el Mediterráneo —el 8 de diciembre— varias andanadas contra instalaciones del Emirato Islámico.


Lárnaca en el mapa

Erbil y Solimania (Sulaimaniyah)

Rusia, que ya dispone de la base aérea de Hmeymim (cerca de Latakia), está utilizando también la base aérea del Ejército Árabe Sirio en Damasco y parece estar construyendo una nueva base en Shayrat (cerca de la ciudad siria de Homs). Altos oficiales rusos han estado además en el terreno en busca del lugar apropiado para abrir una cuarta base en el noreste de Siria, o sea cerca de Turquía e Iraq.

Y, finalmente, un submarino iraní llegó a las aguas cercanas al puerto sirio de Tartus.

Hezbolá, que ha demostrado su capacidad para la realización de operaciones comando durante la liberación del piloto del Su-24 prisionero de las milicias organizadas por el ejército turco, está preparando la sublevación de las poblaciones chiitas mientras que el Ejército Árabe Sirio —que cuenta en sus filas más de un 70% de sunitas— se concentra en las poblaciones sunitas.

El gobierno sirio llegó a un acuerdo con los yijadistas de Homs, que finalmente aceptaron unirse a él o salir de esa ciudad. La evacuación se desarrolló bajo supervisión de la ONU. Ello implica que Damasco, Homs, Hama, Latakia y Deir ez-Zor (ciudad) se encuentran ahora totalmente bajo control gubernamental. Quedan por liberar Alepo, Idlib y Raqqa.

Contrariamente a lo que afirman —sin pruebas— los medios de prensa occidentales, Rusia no tiene la menor intención de dejar el norte de Siria en manos de Francia, Israel y el Reino Unido para crear allí un seudo Kurdistán. El plan de las fuerzas patrióticas prevé la liberación de todas las zonas habitadas de Siria, incluyendo Raqqa, actual «capital del Califato».

Así que… la calma precede la tormenta.

Fuente: http://www.voltairenet.org/article189624.html